Perturbadora caída en el comercio bilateral entre los Estados Unidos y China
En ocasiones, se dice que China es el líder del mundo en el sector manufacturero, pero Estados Unidos...
En ocasiones, se dice que China es el líder del mundo en el sector manufacturero, pero Estados Unidos es su principal consumidor. Cuando se reduce el intercambio comercial entre los dos gigantes, no es bueno para ninguno de ambos. Como tampoco lo son los aranceles interpuestos contra ese intercambio comercial.
Han transcurrido ya poco más de dos meses desde que China comenzó a clausurar su actividad económica doméstica (restringiendo viajes al exterior, cerrando cines, limitando la actividad de trabajadores en sus fábricas, etcétera) con miras a detener el avance y la amplificación del coronavirus.
Nuevas estadísticas originadas en los Estados Unidos certifican hoy los efectos negativos que el coronavirus tiene en el intercambio comercial sinoamericano, ahora que tanto la demanda y la oferta para bienes comerciados a nivel mundial han acusado el impacto, y con EE.UU. reduciendo significativamente su propia actividad económica.
De enero a febrero pasados, el monto del comercio en bienes entre EE.UU. y China disminuyó en US$ 10.9 mil millones -cifra que mayormente se explica a partir de la declinación en la cantidad de productos que se importan desde la República Popular.
Un retroceso en las exportaciones chinas implica malas noticias para los productores estadounidenses, y remite también a un escenario de reducción de importaciones -negativo también para los consumidores en los Estados Unidos de América.
Aún cuando el comercio de una variedad de bienes se ha visto reducido, el mayor retroceso en lo que se importa de China se vincula a máquinas destinadas a procesamiento de datos y ciertos tipos de teléfonos. La mayor reducción en exportaciones hacia China se evidenció en soja, máquinas para la manufactura de semiconductores, y aeronaves para uso civil (y sus refacciones o repuestos).
Sin embargo, no todos los bienes comerciados con China han observado un retroceso. Ha aumentado el comercio de sorgo, paladio (metal emploeado en convertidores catalíticos para automóviles, y implantes dentales), magnesia (químico utilizado, a veces, en la producción de antiácidos), circuitos integrados, y repuestos para insumos destinados a diagnótico médico.
Pero, computándose el comercio con China, el intercambio total de los Estados Unidos con el mundo fue de US$ 15 mil millones menos en febrero, comparándose con enero pasado. El comercio de servicios en EE.UU. se redujo en US$ 3.1 mil millones, verificándose los mayores retrocesos en viajes y turismo. Una reducción se ha registrado también en importaciones y exportaciones, lo cual resulta perturbador.
Hay en Washington quienes gustarían de ver que el comercio bilateral se precipite aún más, pero ello es improbable. Los ciudadanos estadounidenses continuarán beneficiándose con el comercio bilateral cifrado en cientos de miles de millones de dólares en bienes cada mes -incluyendo a China en esa ecuación.
No obstante, la declinación en las cifras de importaciones y exportaciones son una señal de un horizonte económico preocupante.
El costo de los aranceles
Desde que llegó al poder, el presidente Donald Trump inició una guerra comercial contra China, la cual arrojó como resultado la implementación de más elevados aranceles sobre el comercio de centenares de miles de millones de dólares en bienes.
Esto derivó en impuestos adicionales por US$ 48 mil millones en perjuicio de los consumidores estadounidenses, y en una disrupción de la cadena de producción en los Estados Unidos. Otras importaciones también han acusado el impacto de aranceles adicionales.
Un acuerdo de Primera Etapa (Phase One), cuya meta planteaba reducir los decibeles de la guerra comercial entre ambas naciones, fue consolidado a comienzos de enero, ni bien el coronavirus comenzaba a acelerar su amplificación en China. En esa instancia temporal, se encontraba vigente un esquema de aranceles punitivos sobre los insumos médicos y numerosos productos químicos.
Desde entonces, la Administración Trump dio lugar a mayores exenciones en los aranceles que encarecían la importación de ese tipo de productos.
Se conocieron, acto seguido, informes al respecto de que la Administración Trump pondría en pausa la recolección de aranceles, durante 90 días, a criterio de permitir que las firmas privadas se concentrasen en la producción de bienes esenciales, pero el propio Trump ha negado la veracidad de esa información.
Instantánea del comercio entre los Estados Unidos de América y China
En 2019, Estados Unidos y China arribaron a un intercambio de bienes por un total aproximado de US$ 560 mil millones -lo cual convirtió a China en el cuarto mayor socio comercial de los EE.UU., detrás de la Unión Europea (US$ 656 mil millones), México (US$ 621 mil millones), y Canada (US$ 619 mil millones). Asimismo, la Unión Europea es el principal socio comercial de China, ubicándose los Estados Unidos en el segundo puesto.
China es responsable por el 13% del total del comercio internacional estadounidense, y del 2.6% del PBI americano. Para la República Popular China, comerciar con los Estados Unidos representa el 12% de su comercio internacional total, y el 3.8% de su PBI.
La economía doméstica china continúa luchando para recuperarse de los efectos nocivos del coronavirus. Y, mientras sus principales socios comerciales en el concierto mundial están reduciendo su actividad económica, la economía de China no retornará a su cauce normal.
En los primeros dos meses del año, las grandes firmas en China vieron una reducción del 40% en sus ganacias netas. Una estimación ha sugerido que la economía china se contraería en un 10% de su PBI durante el primer trimestre (esto es, en los meses de enero, febrero, marzo y abril).
No sería sorpresivo que el comercio bilateral entre los Estados Unidos y la República Popular China (así como también el comercio total de los EE.UU. con el mundo), continúen retrocediendo durante el próximo mes de mayo.
Artículo original, en inglés
Riley Walters es Asistente Investigativo en el Instituto Davis para la Seguridad Nacional y la Política Exterior en el think tank estadounidense The Heritage Foundation (Washington, D.C.). Es colaborador regular en el medio The Daily Signal.