La OMS es un caos, pero Estados Unidos puede reformarla
El presidente estadounidense Donald Trump ha criticado con dureza a la Organización Mundial de la Salud...
El presidente estadounidense Donald Trump ha criticado con dureza a la Organización Mundial de la Salud, y a su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, durante meses. La insatisfacción del gobierno americano resultó en la decisión, tomada el pasado mes, a criterio de 'detener el financiamiento a la Organización Mundial de la Salud, mientras se lleve a cabo una revisión que evaluará el rol de la OMS tras encubrir y administrar la diseminación del nuevo coronavirus'.
Esta semana, Trump envió una carta a Tedros, amenazando con imprimirle un carácter de permanente e la interrupción del envío de fondos, y para notificarlo sobre la reconsideración que EE.UU. está haciendo sobre su membresía en el órgano, a no ser que la OMS se comprometa a implementar 'mejoras sustanciales en el plazo de los próximos treinta días'.
El mandatario estadounidense tiene razón al señalar que, si China se hubiese mostrado más transparente y cooperativa en la gestión de la crisis, numerosas vidas podrían haber sido salvadas, impidiéndose un daño económico de magnitud en los propios Estados Unidos de América, y en todo el globo.
De igual modo, Trump también acierta al referir que la Organización Mundial de la Salud se mostró demasiado predispuesta a aceptar las garantías ofrecidas por China, sin llevar a cabo mayor reflexión. También es correcto lo afirmado por el presidente estadounidense, en el sentido de que China se comportó con extrema lentitud a la hora de responder al comienzo del brote de COVID-19.
Por su parte, la OMS deberá ser tomada por responsable, y convenientemente reformada, a efectos de impedir que estos eventos vuelvan a tener lugar en el futuro.
El gobierno de los Estados Unidos ha subrayado esta necesidad a otros gobiernos, conforme fue demsotrado por el amplio respaldo recogido en la resolución, en la OMS, que convocó al órgano a trabajar en conjunto con otras organizaciones, a criterio de 'identificar la fuente zoonótica del virus, y su ruta de introducción a la población humana mundial'.
La referida resolución exige, asimismo, que la OMS inicie, en lo inmediato, 'una evaluación imparcial, independiente y abarcativa (...) que repase la experiencia y las lecciones aprendidas sobre la respuesta coordinada internacionalmente por la OMS en materia de salud, frente al COVID-19'.
Acertadamente, Estados Unidos se propone capitalizar sobre los hechos que certifican la incorrecta gestión de China y de la OMS frente a la enfermedad, presionando por la implementación de reformas. De ser ejecutadas correctamente, la evaluación independiente aprobada esta semana deberá consignar un estupendo inicio para apuntalar la campaña de reformas a la que la Administración Trump aspira.
Estados Unidos celebró esa evaluación independiente, y deberá concentrarse en maximizar el impacto cosechado. Inmersas en un mar de dudas, China y la OMS buscarán demorar la puesta en marcha de esa investigación, en todo lo que les sea posible. Estados Unidos habrá de insistir en acciones inmediatas.
Específicamente, EE.UU. habrá de insistir en que la OMS dé inicio al proceso dentro de la ventana de oportunidad de treinta días -mencionada por Trump en la misiva-, incluyendo una selección de individuos que llevarán a cabo esa pesquisa, garantizándose la provisión de documentación desde la OMS, y el comienzo efectivo de las operaciones.
En particular, Estados Unidos deberá utilizar su influencia para garantizar que la evaluación sea genuinamente imparcial, y que sea ejecutada por personas íntegras, capaces de resistir a cualquier presión proveniente del personal de la OMS, de Estados-miembro, o de organizaciones no-gubernamentales afiliadas que, con toda probabilidad, acompañarán el ejercicio.
Compartiendo su cuota de coherencia, Estados Unidos habrá de conducir su propia evaluación de las reformas que gustaría de ver adoptadas, y buscar apoyos en otros Estados-miembro, a criterio de reparar las Regulaciones Internacionales sobre Salud, y de poner al día el financiamiento y la estructura de la OMS. Todo ello, con el fin de preparar mejor al mundo para la eventual ocurrencia de una nueva pandemia.
En consecuencia, Estados Unidos necesitará reclutar a otras naciones, asistirlas para que comprendan los efectos perniciosos de la inacción, y explicar por qué las reformas propuestas contribuirán a solucionar los problemas que la OMS dejó traslucir en su tratamiento de la pandemia.
Finalmente, Estados Unidos deberá tomar a esa evaluación por lo que es: un medio desde el cual lograr que terceros países se inscriban en el listado de reformas propuestas por Washington.
La OMS es una organización internacional; en consecuencia, la puesta en marcha de reformas exigirá el respaldo de otras naciones. La gran mayoría de Estados-miembro se ha movido con más lentitud que los Estados Unidos, en tanto Washington dependerá de los resultados retornados por la evaluación, para justificar debidamente las reformas y cambios que propone para la Organización.
La frontera que Estados Unidos ha determinado en el calendario agregará presión, a efectos de que la comunidad internacional actúe. Sin embargo, Washington habrá de emplear esa presión para cosechar simpatías de parte de otros gobiernos, frente a las críticas planteadas a la OMS. Este es el camino correcto para replicar a China.
Si la OMS no acepta reformas, entonces Estados Unidos no tendrá otra opción que retirarse, y buscar establecer una organización alternativa que habrá de lidiar con futuros escenarios de pandemia.
No obstante, ese sendero no sería escaso en desafíos, y podría no llevar al éxito. Es preferible consolidar apoyos para reformular a la Organización Mundial de la Salud, aún cuando lleve más tiempo que treinta días.
Artículo original, en inglés
Es analista de temas internacionales en la Fundación Heritage, en Washington, D.C. Schaefer se dedica al análisis extensivo de una serie de temáticas de política exterior, con foco en los programas de Naciones Unidas sobre afiliación y fondos. Con frecuencia, se presenta en medios de comunicación estadounidenses para comentar sobre el accionar y las actividades de la ONU. Sus trabajos también son publicados en el sitio web estadounidense The Daily Signal.