Argentina, el peor sujeto de crédito en el mundo
El 22 de mayo pasado, la Argentina incumplió el pago de intereses de su deuda soberana.
El 22 de mayo pasado, la Argentina incumplió el pago de intereses de su deuda soberana. Con eso, el país cayó en default (incumplimiento o cesación de pagos) de su montaña de US$65 mil millones de deuda externa. Por si ello no hubiese sido suficiente, las provincias argentinas son adictas a la deuda, y están enterradas en endeudamiento también. La Provincia de Buenos Aires ya está en default, y Córdoba, La Rioja, Salta, Río Negro, y Chubut también han indicado que esperan reestructurar su deuda, de igual manera.
Esta no es la primera vez que la Argentina ha quedado mal con sus acreedores. Se trata de la novena vez. Tampoco es éste el default más cuantioso de la Argentina. De hecho, el país fijó el récord mundial cuando incumplió con US$95 mil millones de deuda externa en 2001. La consecuencia es evidente: la Argentina es, por lejos, el peor sujeto de crédito del mundo.
Pero no siempre ha sido así. la República Argentina, con una masa territorial que es cinco veces la de Francia, fue alguna vez relativamente rica. Cuando el Banco Central de la República Argentina (BCRA) fue establecido en 1935, el ingreso per capita de la nación era aproximadamente el mismo que el de los Estados Unidos de América. Hacia 1946, cuando Juan Domingo Perón llegó a ser presidente de la república por primera vez, la brecha de ingreso por persona entre los Estados Unidos y la Argentina se había ampliado, quedando la segunda rezagada.
Con Perón, llegaron: el peronismo (en más de un sentido, una variante del fascismo), la búsqueda de la autarquía económica, y un Estado de bienestar clientelar, una combinación de que incluso un país rico no podría asumir, y que, incluso luego de que Perón fue eyectado del poder, dejó un legado de populismo económico del que la nación sudamericana -hasta ahora- no ha podido escapar. El resultado fue que el país se desplomó en los índices económicos. Hoy, el ingreso per cápita estadounidense triplica al argentino.
Cuando nos referimos al peor sujeto de crédito del mundo, no hablamos o escribimos acerca del desarrollo económico. En cambio, nos referimos a su involución económica.
La Argentina es uno de esos países raros que alguna vez fueron ricos, pero se han vuelto pobres. En el corazón de la desastrosa economía argentina, están su banco central y la moneda que esta institución produce. De hecho, el peso es venenoso. Las evidencias del veneno contribuído por el peso son demasiado numerosas como para ser contadas. A efectos de enumerar tan solo unos cuántos de los colapsos más notables del peso argentino, cítense los años 1952, 1958, 1967, 1975, 1985, 1989, 2001, y 2018/19. Las grandes devaluaciones del peso han estado, por supuesto, asociadas a cada crisis.
Con esas devaluaciones, el peso de la deuda argentina explota, y a ello le siguen los defaults. A criterio de apagar los incendios asociados que surgieron de los incumplimientos, Buenos Aires regularmente ha sonado la alarma en el cuerpo de bomberos, que es el Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero esto no ha funcionado. En reiteradas oportunidades, el FMI ha empeorado las cosas, porque el organismo siempre falla a la hora de comprender que el BCRA y el peso son lo que enciende e instiga el fuego en la Argentina. Conforme lo consignara Robert Barro, de la Universidad de Harvard, quien supo decir que el FMI le recordaba a la novela de ficción Fahrenheit 451, de Ray Bradbury, 'en el que la misión del departamento de incendios es iniciar los fuegos'. El fundamento de Barro para llegar a esa conclusión son sus propias investigaciones extensas. Su evidencia acusatoria ha hallado que:
- Una mayor tasa de participación de préstamos del FMI reduce el crecimiento económico.
- Los préstamos del FMI reducen la inversión.
- Una mayor participación en los programas del FMI reduce el nivel del Estado de Derecho y de la democracia.
Nuevamente: por si estos datos no fueran lo suficientemente negativos, habrá que referir que las naciones que toman parte de los programas del FMI suelen ser reincidentes. Los programas del FMI no proveen curas; crean adictos. Considere el lector a la Argentina: desde que se unió al FMI en 1956, ha convocado a los bomberos del organismo unas veintidós veces.
¿Cuándo y cómo terminará el más reciente fiasco de la deuda argentina? A principios de este mes, la República Argentina y sus acreedores acordaron extender las negociaciones por otros diez días, y más extensiones podrían estar en el horizonte. Respecto de cómo podrían terminar esas conversaciones, el valor neto presente de recuperación que está siendo ofrecido a los acreedores por parte del gobierno en Buenos Aires es de 46 centavos sobre el dólar. El dinero inteligente piensa que esa cifra podría terminar estando más cercana a los 50 centavos. Eso es lo que los sujetos de créditos irresponsables hacen; le imponen quitas a sus acreedores.
A efectos de acabar con la interminable pesadilla monetaria argentina, el BCRA, junto con el peso, deberían ser clausurados y guardados en un museo.
El peso argentino debería ser reemplazado por el dólar de los Estados Unidos de América. Es decir que el gobierno argentino debería hacer oficialmente lo que todos los ciudadanos argentinos hacen en épocas de problemas: dolarizar.
Profesor de Economía Aplicada y co-director del Institute for Applied Economics, Global Health, and the Study of Business Enterprise en la Universidad Johns Hopkins en Baltimore. El profesor Hanke es también Académico Titular en el Cato Institute en Washington, D.C.; profesor distinguido en la Universidad Pelita Harapan en Jakarta, Indonesia: Asesor Titular en la Universidad Renmin del Instituto de Investigación Monetaria Internacional en Beijing, China; Consejero Especial para el Centro de Estabilidad Financiera en New York; miembro del Consejo de Asesoría Internacional del Banco Nacional de Kuwait (presidido por Sir John Mayor); miembro del Consejo de Asesoría Financiera de los Emiratos Arabes Unidos y editor contribuyente de la revista Globe, Asia.