Colombia: purgando la Rosa
Purga es un vocablo de origen médico, que significa evacuación intestinal.
03 de Julio de 2020
Purga es un vocablo de origen médico, que significa evacuación intestinal. No se menciona, pero se entenderá cual es el producto de tal procedimiento. La connotación política del término, de acuerdo a Wikipedia, proviene desde el siglo XVII, pero fue consolidado por el comunismo, con la histórica Gran Purga estalinista y los Juicios de Moscú en los años treinta, del siglo pasado. Ciento de miles de rusos fueron asesinados, confinados a los gulags soviéticos, encarcelados y puestos bajo vigilancia policial. Lo propio sucedió en el régimen maoísta de China (1966, cerca de 30 millones muertos por hambre); el castrista (1959 y 1989) y el orteguista (1998 y 2018), para citar casos cercanos.
La Purga fue, ha sido y es el procedimiento estándar comunista a efectos de consolidar el poder, utilizando el aniquilamiento y su consecuente terror, la estigmatización y el escarnio público de opositores y críticos. El resultado es un absolutismo y un dogmatismo en nombre del 'pueblo', que convierten a los partidos comunistas en un sarcófago del pensamiento, en una momia política, en una hilacha moral.
La Purga fue, ha sido y es el procedimiento estándar comunista a efectos de consolidar el poder, utilizando el aniquilamiento y su consecuente terror, la estigmatización y el escarnio público de opositores y críticos. El resultado es un absolutismo y un dogmatismo en nombre del 'pueblo', que convierten a los partidos comunistas en un sarcófago del pensamiento, en una momia política, en una hilacha moral.
En Colombia, la doctrina del partido consagra la combinación de todas las formas de lucha (curul y fusil, por ejemplo) y las purgas como parte de su ADN. Está el caso del ELN: en 1967, una disidencia al interior de la camarilla de esa organización terrorista destituyó a su jefe, Víctor Medina Morón, por 'revisionista'. Medina Morón era secretario del partido comunista de Santander y, en 1968, junto con Julio César Cortés y Heliodoro Ochoa, fueron ejecutados por traidores. En 1969, otros 'desviacionistas' fueron también ultimados.
Las FARC no se quedan cortas en eso de purgar; su prontuario es doloroso y aberrante. Los acuerdos de La Habana presupusieron el tránsito de la acción política armada a la actividad política civilizada. Pero la ridícula la imagen de alias Timochenko, antes posando de duro, en camuflado y con fusil AK-47 al hombro, exigiendo el poder a cambio de su fusil y ahora nombrado senador, con un perrito chihuahua en brazos como cualquier burguesa vedette de tercera, genera no pocos resquemores. Entonces, el partido que él preside, el de la muy espinosa Rosa Roja, ensalzado como el nuevo futuro de la paz en Colombia, aplica la metodología comunista del control absoluto, sin derecho a chistar, por parte de la nomeklatura y la camarilla cupular. En enero de este año, la desubicada holandesa Tanja Nijmeijer, alias Martín Batalla y otros, acusaron a la dirección de este exiguo partido de 'burocratismo, falta de autocrítica, revanchismo y beneficio personal'. Y abandonaron sus filas, seguramente temiendo ser acusados de traidores y convertirse en víctimas de algún tipo de purga. Aunque, en apariencia, la purga iba a aplicarse contra el fulano que paseaba en catamarán por el mar cubano y chupaba cigarro con fruición, como cualquier explotador capitalista. Lo salvaron agentes de seguridad del Estado, que dudo él quiera cambiar ahora.
El mes pasado, alias Benedicto González, de la cúpula farciana, también huyó del partido. Dio a conocer una carta en la que, con 'decencia política y ética revolucionaria' (?), señaló a Timochenko, Lozada y Alape como autores de una 'purga interna'. El temor que se percibe entre quienes huyen de la troika timochenquista es el de un asesinato en las sombras, como el de tantos reinsertados ejecutados por sus propios ex compañeros, fusilamientos abonados a unas fantasmales águilas negras o al narcotráfico, motor de la revolución chavista, cuando no al Ejército o a la Policía.
Los comunistas, virtuosos de la mentira, víctimas de oficio y homicidas embozados, saltan como fieras rabiosas al cuello del poder y sólo lo sueltan en caso de fuerza mayor. Tienen la sangre fría de un asesino en serie, y la palabra caliente de un encantador de serpientes. Su vida es una sola tragedia que los consume en su odio, mendacidad y venganza. Los comunistas colombianos, los narcoterroristas del eln y las farc, no escapan a esa ley de selección 'natural' marxista-leninista.
Y las purgas están a la orden del día. Como en Venezuela.
Las FARC no se quedan cortas en eso de purgar; su prontuario es doloroso y aberrante. Los acuerdos de La Habana presupusieron el tránsito de la acción política armada a la actividad política civilizada. Pero la ridícula la imagen de alias Timochenko, antes posando de duro, en camuflado y con fusil AK-47 al hombro, exigiendo el poder a cambio de su fusil y ahora nombrado senador, con un perrito chihuahua en brazos como cualquier burguesa vedette de tercera, genera no pocos resquemores. Entonces, el partido que él preside, el de la muy espinosa Rosa Roja, ensalzado como el nuevo futuro de la paz en Colombia, aplica la metodología comunista del control absoluto, sin derecho a chistar, por parte de la nomeklatura y la camarilla cupular. En enero de este año, la desubicada holandesa Tanja Nijmeijer, alias Martín Batalla y otros, acusaron a la dirección de este exiguo partido de 'burocratismo, falta de autocrítica, revanchismo y beneficio personal'. Y abandonaron sus filas, seguramente temiendo ser acusados de traidores y convertirse en víctimas de algún tipo de purga. Aunque, en apariencia, la purga iba a aplicarse contra el fulano que paseaba en catamarán por el mar cubano y chupaba cigarro con fruición, como cualquier explotador capitalista. Lo salvaron agentes de seguridad del Estado, que dudo él quiera cambiar ahora.
El mes pasado, alias Benedicto González, de la cúpula farciana, también huyó del partido. Dio a conocer una carta en la que, con 'decencia política y ética revolucionaria' (?), señaló a Timochenko, Lozada y Alape como autores de una 'purga interna'. El temor que se percibe entre quienes huyen de la troika timochenquista es el de un asesinato en las sombras, como el de tantos reinsertados ejecutados por sus propios ex compañeros, fusilamientos abonados a unas fantasmales águilas negras o al narcotráfico, motor de la revolución chavista, cuando no al Ejército o a la Policía.
Los comunistas, virtuosos de la mentira, víctimas de oficio y homicidas embozados, saltan como fieras rabiosas al cuello del poder y sólo lo sueltan en caso de fuerza mayor. Tienen la sangre fría de un asesino en serie, y la palabra caliente de un encantador de serpientes. Su vida es una sola tragedia que los consume en su odio, mendacidad y venganza. Los comunistas colombianos, los narcoterroristas del eln y las farc, no escapan a esa ley de selección 'natural' marxista-leninista.
Y las purgas están a la orden del día. Como en Venezuela.
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@JohnMarulandaM
Sobre John Marulanda
Licenciado en Filosofía e Historia de la Universidad Santo Tomás de Aquino, y Abogado de la Universidad de la Gran Colombia, Marulanda se desempeña como consultor internacional en seguridad y defensa. Es Coronel (R) del Ejército de Colombia.