Paraguay: frigoríficos versus ganaderos, controversia entre poderosos
En la República del Paraguay, viene registrándose una controversia...
30 de Julio de 2020
En la República del Paraguay, viene registrándose una controversia entre dos sectores importantes de la economía nacional. Los ganaderos reclaman a los frigoríficos que el precio de la carne que se les paga se sitúa por debajo de la cotización en alza en el mercado internacional.
La Asociación Rural del Paraguay (ARP) y la Asociación Paraguaya de Productores y Exportadores de Carne (Appec) consideran llamativo que los frigoríficos sólo ofrezcan pagar US$ 2,70 por kilo de ganado novillo. Por su parte, y en respuesta a lo antedicho, la Cámara Paraguaya de la Carne (CPC) que representa a los frigoríficos, refiere que están pagando menos, porque necesitan ser competitivos ante Brasil, en Chile y Rusia; además, afirman que pagan más de lo que sus pares en Brasil abonan a los ganaderos de ese país.
Los productores de carne van aún más lejos. Sostienen que se está ante una 'injusticia comercial' debido a que, siendo ellos más de 150 mil productores en el país -con un millón de personas que viven directa e indirectamente de la ganadería-, y siendo los frigoríficos apenas seis, entonces unos pocos distorsionan hoy los términos de la oferta y la demanda. Todavía más, subraya que, de las seis empresas (frigoríficos) que se dedican al faenamiento, solo una se lleva el 40 por ciento, la empresa Minerva, por lo que estiman se evidencia una distorsión del mercado.
Los ganaderos concluyen que se verifica la existencia de un oligopolio, en lo que respecta a los frigoríficos. Expuesto el tema, los ganaderos están en su derecho a quejarse acerca de los precios que les pagan los frigoríficos, aunque también es preciso hurgar a fondo en la cuestión.
Producción y competitividad internacional
A efectos de no afectar el funcionamiento de la economía de mercado -que tanto bien le está haciendo al sector productivo nacional-, es preciso no caer en un error en esta controversia. De darse un alejamiento en el análisis de la economía y el derecho, infortunadamente ninguno de los dos sectores saldrá ganando; antes, bien: todos ellos estarán perdiendo, por cuanto resultarán afectados todos los jugadores del sector cárnico en su competitividad internacional y, de ese modo, lo propio sucederá con la producción hasta el circuito de los precios, y con la calidad de la carne que llega a los consumidores.
Si se persiste que se está ante un caso de monopolio, entonces se estará dando lugar a situaciones que perjudicarán una solución viable para las partes. En efecto, si desde el vamos se considera que un lado está a favor de que los precios sean bajos para la gente, y del otro lado están los que sólo desean ganar a costa de los demás, es natural que esto se vea como una pelea entre buenos y malos, aunque la realidad consigne que no es así.
Tanto los frigoríficos como los ganaderos cuentan con motivos válidos. Y, como era de suponerse, se pretende elevar este caso ante los órganos estatales como el Ministerio de Agricultura y Ganadería, que de alguna manera habrá de mediar, e incluso expedirse. A su vez, esto conllevaría finalmente a que el tema se dirima en los tribunales. Sin embargo, y para evitar males peores -pues, como hemos dicho, está en juego toda la cadena de producción cárnica en el país-, uno entiende que es necesario echar mano de una mirada centrada en la economía y el derecho.
Sería un error que el caso suscitado tenga que ser dispuesto según lo establecido en la Ley 4956/13 de “Defensa de la competencia” y su Decreto Reglamentario. Y no lo digo porque desconsidere sobre la necesidad de preservar la competencia en el mercado sino porque, infelizmente, muchas de estas legislaciones son aplicadas para menoscabar a la propia competencia.
¿Monopolio y abuso de posición dominante?
El mismo concepto de abuso de posición de dominio en el mercado -figura calificada por el Derecho de la competencia para el correcto funcionamiento del mercado- contiene vicios analíticos que impiden ver el fondo de la cuestión. Al respecto, la Constitución Nacional del Paraguay, en su Artículo 107, Capítulo IX, Sección I, De los Derechos Económicos, sobre la libertad de concurrencia, refiere: 'Toda persona tiene derecho a dedicarse a la actividad económica lícita de su preferencia, dentro del régimen de igualdad de oportunidades. Se garantiza la competencia en el mercado. No serán permitidas la creación de monopolios y el alza o la baja artificiales de precios que traben la libre concurrencia'.
En el sentido expuesto, la libre concurrencia consiste en la libertad de trabajo, la libertad de ejercer el comercio o industria lícita, rechazando todo tipo de monopolios; de esto se desprende que ninguna práctica abusiva habrá de ser amparada por el ordenamiento jurídico. En consecuencia, dos interrogantes surgen de la disputa entre ganaderos y frigoríficos.
Primera pregunta: ¿nos encontramos ante un caso de monopolio o, en su defecto, de un oligopolio, en donde unos pocos (oligo) y polios (oferentes-vendedores), desde la conformación de frigoríficos, operan en contrario a lo establecido en la Constitución Nacional? Segundo: ¿se está ante un hecho violatorio de la Ley N° 4956 de Defensa de la Competencia, que en su Artículo 2° Inciso 2, reza: 'Se prohíbe el abuso de posición dominante, así como todas las prácticas, conductas o recomendaciones individuales o concertadas que tengan por efecto u objeto, limitar, obstaculizar, distorsionar o impedir la competencia existente o futura en el mercado relevante'?
Existe una tendencia errónea en la política económica, que afirma de que las empresas privadas en un momento dado se coaligan en poderosos grupos, para atentar finalmente contra la libre competencia, esto es, que pueden fijar precios y, de ese modo, perjudican al resto. La realidad es que, dada la existencia de una economía de mercado, resultan imposibles los monopolios u oligopolios, y la razón es que se basa en la libre competencia en el mercado, siempre abierto a que ingresen nuevos oferentes. Si se da un caso de monopolio u oligopolio es porque hay un poder capaz de otorgar privilegios a ciertos sectores, y ese poder deviene exclusivamente del Estado.
El monopolio rompe con la competencia, debido a que es creado y protegido por el mismo Estado, el cual no permite que rijan las reglas de juego naturales de la oferta y la demanda. Y este no es el caso con los frigoríficos en nuestro país. Igualmente, no se da el caso de abuso de posición dominante, conforme no se está ante una situación de conductas concertadas que tengan por objeto distorsionar los precios y la competencia. En cualesquiera de las dos situaciones señaladas, los ganaderos pueden y están en su absoluto derecho de contar, si así lo desean, con sus propios frigoríficos.
De no darse este análisis desde la economía y el derecho, esta controversia terminará en escenarios lamentables, como el de considerar a la carne como un 'producto estratégico' o de 'soberanía alimentaria' o como bien público por parte del gobierno y, de ahí en más, solo cabe el populismo con su resultado natural sintetizado en retroceso de la inversión, producción, de la comercialización, de las ventas, del transporte, y de los empleos y servicios que presta el sector cárnico del país.
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@ElCatoEnCorto
Sobre Víctor Pavón
Decano de Currículum UniNorte (Paraguay) y autor de los libros "Gobierno, Justicia y Libremercado" y "Cartas sobre el Liberalismo". Publica periódicamente en el Diario ABC Color, de Asunción.