España: al respecto de los rescates a empresas
Las ayudas estatales a las empresas privadas están, lógicamente, prohibidas en la Unión Europea...
11 de Septiembre de 2020
Las ayudas estatales a las empresas privadas están, lógicamente, prohibidas en la Unión Europea: en un mercado único, las firmas deben competir en condiciones de igualdad. The Economist apuntó: 'El restringir las ayudas públicas frustra a los políticos intervencionistas –que son muchos– pero resulta vital para impedir que los contribuyentes, los consumidores y los competidores paguen los costes de un mercado amañado'.
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El plan europeo, saludado con entusiasmo en todas partes, y por el cual Pedro Sánchez fuera bochornosamente aplaudido en la Moncloa, ha dado carta de naturaleza a estos rescates, y podemos predecir que se formarán colas para cobrarlo.
Los riesgos, sin embargo, son considerables, empezando porque aquí nadie rescata a los contribuyentes, que son los que pagarán el supuesto regalo europeo. Pero también corre peligro el mercado único y la posibilidad de tener empresas europeas competitivas: nunca las tendremos, si no hay economías abiertas.
Ahora, bien; ante la crisis, sólo parece viable el socialismo, y solo parece sencillo refutar los argumentos de sus variantes más carnívoras. Digamos, es evidente que la ultraizquierda populista aprovecha la situación para vender su habitual mercancía averiada: hay que nacionalizar empresas, aumentar considerablemente el gasto público, expandir el Estado, evitar que se fusionen CaixaBank y Bankia, etc. Edulcoran esto, alegando que solo lo van a pagar los ricos. El derrumbe de las expectativas electorales de Paulita Naródnika y sus secuaces revela el escueto respaldo que las trabajadoras se disponen a brindar a tamañas fantasías.
Algo más sólidas semejan a primera vista las viejas tesis del socialismo vegetariano hegemónico. Parece de sentido común que en una crisis no podemos ser liberales; que hay que actuar de inmediato para impedir que las empresas cierren y los empleos se pierdan; que si la gente no gasta, el Estado debe gastar en su lugar; y que los políticos y los expertos pueden manejar bien el dinero público, orientándolo a rescatar empresas solventes y a invertir en sectores de futuro.
Cuando caemos en la cuenta de que lo anterior son exageraciones, errores, mitos, caramelos envenenados, que pueden, y generalmente suelen, ser remedios peores que las enfermedades, ya es tarde. Se ha anudado la acostumbrada alianza entre políticos, burócratas, intelectuales, sindicalistas y empresarios no competitivos, y el resultado del amaño de los mercados es que, como siempre, aquí nadie la rescatará nunca a la principal perjudicada: usted, señora.
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@RodriguezBraun
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Sobre Carlos Rodríguez Braun
Es doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid y catedrático de Historia del Pensamiento Económico en la misma universidad. Sus artículos son publicados en el sitio web en español del Instituto Cato (Washington, D.C.).