¿Está incitando Pekín a la violencia en los Estados Unidos? Es hora de investigarlo
¿Quién está financiando a las turbamultas claramente organizadas a lo largo de los Estados Unidos?
¿Quién está financiando a las turbamultas claramente organizadas a lo largo de los Estados Unidos? Esta se ha vuelto una pregunta recurrente a lo largo de los últimos días, y la misma no comporta demasiadas respuestas.
El núcleo Black Lives Matter se ha mostrado como protagonista central en los disturbios del verano. En rigor, hasta un 95% de los episodios violentos han sido vinculados al activismo de Black Lives Matter, de acuerdo a informes recopilados por Armed Conflict Location y por Event Data Project, organización sin fines de lucro que examina los caracteres principales de los conflictos en todo el globo.
Grandes corporaciones, ligas de deportes profesionales y Hollywood, todos por igual, han exteriorizado su respaldo por la organización principal Black Lives Matter. Ahora, se sabe que una organización pro-China, Chinese Progressive Association, financia un núcleo hermano de BLM.
Black Futures Lab, desprendimiento de Black Lives Matter, y fundado por Alicia Garza, cuenta en su sitio web con un botón destinado a 'Donaciones' el cual, al recibir un click, explica: 'Black Futures Lab es un proyecto fiscalmente patrocinado por la Chinese Progressive Association'.
Conforme uno de los autores del presente texto (Mike González) escribiera en este artículo para el medio The Daily Signal, el núcleo Chinese Progressive Association es un socio de la República Popular China en los Estados Unidos. Este vínculo potencial entre el régimen comunista de Pekín y las turbas que destruyen las vidas de ciudadanos en los EE.UU. amerita que se lleve a cabo una investigación, tanto en el poder legislativo como en el poder ejecutivo.
Existe una razón por la cual los ciudadanos estadounidenses no cuentan aún con respuestas satisfactorias cuando emergen preguntas respecto de quién financia esta violencia organizada. Los citados grupos, sus organizadores y patrocinadores no desean que esa información llegue a dominio público. En tal virtud, crean múltiples núcleos y canalizan dinero a través de ellos.
Este es el motivo por el cual los expertos en política pública del think tank estadounidense Heritage Foundation han exigido que el Departamento de Justicia investigue y procese adecuadamente a estas organizaciones, bajo los considerandos del Acta RICO (Racketeer Influenced and Corrupt Organizations Act; creada inicialmente para combatir al crimen organizado en el andarivel federal.
A efectos de llegar al fondo del asunto y dilucidar la identidad de los financistas de la violencia, el gobierno federal habrá de unir los puntos. Cuatro de éstos son Black Lives Matter Global Network Foundation, la propia Alicia Garza, Black Futures Lab, y Chinese Progressive Association.
Una página en el sitio web de Black Futures Lab expresa que su fundadora, Garza, 'ayudó a crear Black Lives Matter en 2013', y cita:
Somos orgullosos simpatizantes de la Red Global Black Lives Matter, organización tutelada por sus miembros y con su propia declaración de principios, cuya misión es construir poder local e intervenir frente a la violencia perpetrada contra comunidades de afroamericanos por parte del Estado; somos también orgullosos simpatizantes del poderoso Movimiento por las Vidas de Afroamericanos (Movement for Black Lives), coalición de más de cincuenta organizaciones en representación de miles de afroamericanos en todo el país, los cuales se han unido para articular una agenda y perspectivas comunes.
El grupo Chinese Progressive Association, que patrocina a Black Futures Lab, vio su inicio en San Francisco, como una organización de izquierda, pro-China. Esta asociación continúa asociándose a China, y ha sido elogiada por el principal medio de comunicación del Partido Comunista Chino, China Daily, celebrando también su participación en las protestas vinculadas a BLM.
En 2010, el grupo Chinese Progressive Association patrocinó el izamiento de la bandera de la República Popular China en el City Hall Plaza de Boston, para homenajear la toma de China por parte del comunismo sesenta años antes.
El gobierno chino se ha involucrado explícitamente en la batalla de propaganda en favor de Black Lives Matter. A título de ejemplo, Zhao Lijian -vocero de la Cancillería china- declaró durante el verano estadounidense que la discriminación racial es un problema firmemente arraigado en los EE.UU.
El Partido Comunista Chino observa un particular interés a la hora de sembrar la discordia en los Estados Unidos, particularmente en este año, que es de naturaleza electoral. Robert O’Brien, consejero de seguridad nacional del presidente Donald Trump, declaró el pasado mes que el Partido Comunista Chino ha puesto en la mira a la infraestructura electoral estadounidense, mediando ataques cibernéticos.
La crítica antiestadounidense con base en cierto racismo sistémico no solo es hipócrita, sino que se convierte en una atractiva distracción frente a las recurrentes violaciones contra los derechos humanos, perpetradas por el Partido Comunista en Pekín, en particular al considerarse los padecimientos de los uigures y minorías musulmanas en la provincia china de Xinjiang.
En los Estados Unidos de América, el público tiene derecho a conocer quiénes se encuentran detrás de la violencia sistemática contra sus ciudades. Como nación soberana, EE.UU. deberá tomar los recaudos necesarios, si acaso un gobierno extranjero invierte esfuerzos en infligir daños contra nuestro país.
El gobierno de los Estados Unidos debería, entonces, unir los puntos e investigar el alcance y la magnitud del respaldo proporcionado por el Partido Comunista Chino al núcleo Black Lives Matter. Ya es hora de conocer algunas respuestas.
Artículo original, en inglés
Ries se desempeña como senior fellow de investigaciones, en el think tank estadounidense The Heritage Foundation, en Washington, D.C.