ECONOMIA INTERNACIONAL: RILEY WALTERS

Australia, objetivo del comportamiento beligerante de la República Popular China

Quizás el lector haya oído o leído sobre la guerra comercial entre China y los Estados Unidos...

16 de Noviembre de 2020

 

Quizás el lector haya oído o leído sobre la guerra comercial entre China y los Estados Unidos de América pero, ¿habrá tomado nota sobre los problemas que Australia está teniendo hoy con Pekín? Las tensiones comerciales entre ambos países se han incrementado; aún cuando no se trata de una guerra comercial aún, se trata de otro ejemplo que ilustra sobre los modos empleados por la República Popular a efectos de ejercitar coerción, con la mira puesta en consolidar objetivos políticos.

China, Xi Jinping, Australia, Guerra comercial china contra AustraliaAustralia se ha convertido en el más reciente objetivo de China y de sus agresivas tácticas comerciales. A lo largo de los últimos seis meses, China ha puesto la mira en más de media docena de importaciones procedentes de Australia, implementando nuevas restricciones e hiriendo al mercado exportador australiano con acceso al gigante asiático.

China es el destino más importante para las exportaciones australianas, contabilizando US$ 175 mil millones, lo que alcanza al 34% de las exportaciones anuales de Australia.

China ha estado recurriendo a una serie de estratagemas, incluyendo medidas anti-dumping, onerosas inspecciones aduaneras, y desalentando el consumo de productos australianos. Esto ha terminado por afectar a vinos, productos cárnicos, madera, langosta, carbón y algodón. Las exportaciones australianas de cobre y azúcar también verán, próximamente, un aumento en las restricciones.

A diferencia del conflicto comercial sinoamericano, en donde China debió replicar ante las acciones de Washington, en este caso, China lidera un ataque comercial contra Australia.

En tal sentido, las acciones chinas parecen tener poco que ver con cuestiones de índole económica, relacionándose más con los objetivos políticos de Pekín -maniobra que dio inicio cuando China se opuso, durante el mes de abril, a un pedido australiano para que se llevaran a cabo investigaciones independientes sobre los orígenes del vector COVID-19.

Algunos han incluso sugerido que las acciones chinas, específicamente las medidas antidumping contra el vino australiano, podrían ser una réplica contra las medidas antidumping definidas por Canberra en perjuicio de las importaciones chinas de acero, papel y productos químicos específicos.

Sin embargo, los funcionarios chinos y su planteo para que se interrumpa la importación de carbón y algodón australianos dejan expuesto que muchas de las decisiones tomadas por Pekín no solo son políticas, sino que violan de manera flagrante el Acuerdo Comercial de Libre Comercio entre China y Australia, así como también los alcances de los textos consensuados en la Organización Mundial de Comercio (OMC).

El ordenar a firmas locales abstenerse de comprar determinados productos del extranjero es una clásica maniobra del gobierno chino, lo cual sugiere que se trató de un boicot contra productos de consumo. No obstante, la frontera entre el gobierno chino y las empresas de ese país son cada vez más tenues.

En 2012, un boicot ejecutado por China contra bienes japoneses siguió con una disputa territorial en 2017; el boicot chino contra productos Made in Corea del Sur siguió luego a una disputa de Pekín contra Seúl, a partir de decisiones tomadas por Corea del Sur en materia de Defensa.

Australia no es ajena a las tácticas comerciales chinas: en 2019, terminales portuarias chinas impusieron cupos de importación al carbón australiano.

Otra conocida estratagema china se vincula con las onerosas inspecciones aduaneras que obligan a las mercaderías a permanecer inmóviles en navíos o en puertos durante días, si no semanas. Más recientemente, funcionarios chinos afirmaron que la madera y las langostas procedentes de Australia deberían ser sometidas a controles por posibles plagas, y por llevar consigo minerales no deseados.

Cuando el conflicto comercial entre China y los Estados Unidos llegó a su cénit, era corriente que las frutas estadounidenses, la carne porcina y los vehículos debieran padecer esas rigurosas y frecuentes inspecciones.

La pasada semana, China ofició de anfitrión en la tercera Exposición Internacional de Importaciones, evento diseñado para alentar la concreción de más negocios de origen extranjero en territorio chino.

Durante la ceremonia de inauguración, el presidente Xi Jinping pidió que otros países firmaran más acuerdos de libre comercio con China. Asimismo, buscó persuadir a potenciales inversores, afirmando que China le abre las puertas a mayores importaciones de productos extranjeros.

Sin embargo, el régimen comunista anunció recientemente su estrategia, a la que llamó de 'doble circulación', la cual propiciará la eyección de más productos extranjeros de su mercado.

El empeoramiento de las relaciones comerciales entre Pekín y Australia certifica que, en la China de estas épocas, la política pasa por encima de todo.



Artículo original, en inglés

 

Sobre Riley Walters

Riley Walters es Asistente Investigativo en el Instituto Davis para la Seguridad Nacional y la Política Exterior en el think tank estadounidense The Heritage Foundation (Washington, D.C.). Es colaborador regular en el medio The Daily Signal.