Estados Unidos: ¿el 'Dominio' del fraude electoral?
Casi dos semanas atrás, los argumentos que refirieron que la elección estadounidense de 2020 fue arreglada...
La preservación de los derechos constitucionales de los ciudadanos estadounidenses no debería depender de los buenos oficios ni de la ética deshonesta de un puñado de corporaciones de notables relaciones... las cuales han obstaculizado al Congreso, mientras que también le han mentido, y se han caracterizado por un juicio cuestionable cuando se trata el tema de la seguridad...
Senador Ron Wyden (Partido Demócrata; en representación del estado de Oregon)
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Casi dos semanas atrás, los argumentos que refirieron que la elección estadounidense de 2020 fue arreglada para favorecer al diseño electoral de la Convención Nacional Demócrata, Joe Biden, se toparon con un escepticismo casi universal. La pasada semana, sin embargo, eso puede haber cambiado.
En el artículo del pasado lunes 9 de noviembre, este autor examinó los problemas registrados con los totales devueltos por los votos emitidos por correo en los cinco estados clave o 'swing states', y los desafíos legislativos y legales que les competen, incluyendo los recuentos y la intervención de la Corte Suprema de los Estados Unidos de América contra la Suprema Corte del estado de Pennsylvania.
El sujeto del pretendido fraude electoral perpetrado por el Partido Demócrata ha cambiado ahora, para posarse sobre un examen de las máquinas que tabularon cada voto, presentando luego los resultados. Se presume que el votante crea que Joe Biden ha derrotado a Trump y que, al mismo tiempo, el partido de Trump perdió bancas en la Cámara de Representantes y en las legislaturas estatales. Esto es posible, pero altamente improbable.
Al día de redactarse este trabajo, el 17 de noviembre, y en preparación para un desafío legal de alcance multiestatal ante esas máquinas, la principal asesora legal de Trump -y e Fiscal Asistente de los Estados Unidos- Sidney Powell, declaró:
'Ellos necesitan investigar la probabilidad de que el 3% del voto total fue modificado en papeletas preelectorales, las cuales fueron recopiladas digitalmente, utilizando el programa Hammer y el software conocido como Scorecard. Luego, esto habría redondeado un masivo cambio en la votación'.
Aquí da inicio ese examen. Como se ha dicho, hay razones para la preocupación.
Las cifras no mienten. La evidencia acumulada hasta el día de la fecha sugiere que las máquinas son parte de ella, particularmente las comercializadas por la firma Dominion Voting Systems, Inc. Siendo que el tercer capítulo de esta cronología comienza, hoy resulta obvio que los activos de la campaña de Trump auguraban la ocurrencia de un fraude electoral. Desde entonces, muy rápidamente plantearon desafíos legales, a ser dirimidos aún, en los estados de Arizona, Georgia, Michigan, Pennsylvania, Wisconsin y Nevada. Sin embargo, el grueso de la noticia merodeó en torno de los votos emitidos por correo.
Desde la perspectiva de Donald Trump, al momento de redactarse esta pieza, 87.804 votos (WI-20.540; GA-14.045; PA- 53.219) son necesarios para dar vuelta los resultados. Michigan es el estado más duro y, según se ha informado, muestra a Biden a la cabeza, por una diferencia de 146.123 sufragios.
Lo que resulta interesante en relación a los números de cada estado -y a Arizona-, es que los resultados arrojados por las máquinas del sistema Dominion, son disputados. Allí donde los procedimientos vinculados a los votos por correo pueden aportar un cambio de, acaso, miles de votos, los problemas que surgen de las máquinas Dominion podrían derivar en centenares de miles de votos cambiados. O más.
Durante los últimos días, más evidencia ha surgido.
Previo a 2020: avisos
Días antes de los comicios de 2020, importantes titulares fueron escondidos bajo la alfombra. El 30 de septiembre, un informe publicado por el matutino Philadelphia Inquirer detalló que 'una laptop y numerosos pendrives' utilizados para programar las máquinas Dominion en Philadelphia, desaparecieron misteriosamente.
No obstante, las preocupaciones en torno de Dominion ya habían comenzado a emerger.
La Constitución de los Estados Unidos de América otorga responsabilidad definitiva en la administración de los comicios a funcionarios estatales y locales, de tal suerte que los sistemas de votación y los protocolos varían, en una extensa geografía compuesta por miles de jurisdicciones. En parte por esta razón, se propició una investigación en 2019, por parte de los senadores Amy Klobuchar (Demócrata por Minnesota), Elizabeth Warren (D-Massachusetts.), Ron Wyden (D-Oregon), y de otros legisladores Demócratas, sobre los más importantes proveedores de máquinas digitales para comicios, entre ellos Dominion Voting Systems, Election Systems & Software, y Hart InterCivic. En conjunto, esas firmas regentean la distribución de un 92% de todas las máquinas utilizadas.
En ocasión de un acto de supervisión, el comité del senado le escribió a esas tres compañías, declarando en parte:
'Tenemos preocupaciones en torno de la diseminación y el efecto de la inversión de capitales privados ... incluyendo al rubro de la industria tecnológica electoral -parte integral de nuestro proceso democrático nacional... Estos problemas amenazan la integridad de nuestras elecciones, y prueban la importancia de que los sistemas electorales electrónicos sean sólidos, durables y no vulnerables frente a cualquier ataque.
El Comité reveló que las máquinas de Dominion eran vulnerables frente a ataques internos y ejecutados desde el internet. Dado que todas las máquinas computan los totales a través de módems inalámbricos, cualquier interferencia externa es posible. Preocupaciones adicionales fueron planteadas desde la cadena de noticias NBC, a comienzos de 2020.
En el estado de Texas, mucho antes de los comicios de 2020, Dominion Voting Systems y su software “Dominion Democracy Suite 5.5” fueron rechazados, en tres oportunidades. Surge de las conclusiones enumeradas en ese entonces:
'Los informes identificaron múltiples fallos de hardware y software, los cuales impiden que el Secretario de Estado de Texas determine que el sistema Democracy Suite 5.5-A satisface cada uno de los requisitos para votación... Específicamente, no es posible consignar que el sistema es apto para su propósito definido, ni que opera de manera eficiente y precisa, ni que sea seguro frente a manipulación fraudulenta o no autorizada'.
Un informe emitido durante 2019, desde el Centro Brennan para Asuntos Judiciales subrayó la falta de supervisión de parte del proveedor, incrementando las preocupaciones del congreso en torno de las máquinas en general, de acuerdo a The Associated Press.
Previamente, los intentos federales de regulación sobre las máquinas en 2018 fueron infructuosos, dado que los mismos fueron obstaculizados por funcionarios electorales estatales y por la Casa Blanca, bajo el argumento de que ello perjudicaría los derechos de los distintos estados.
Una medida prudente que contó con respaldo bipartidista (el Proyecto S. 2593, presentado por la 115a. edición del Congreso) no llegó a buen puerto. Presentado por el senador James Lankford (Republicano, por Oklahoma), el proyecto hubiese ordenado que las máquinas produjeran una impresión en papel, la cual hubiese permitido a funcionarios estatales confirmar los votos registrados electrónicamente. Lankford y Wyden dijeron entonces que su intención era reintroducir proyectos para que los votos se rastreen en papel impreso. No lo hicieron.
La Iniciativa para Políticas Públicas Penn Wharton publicó un informe, el cual exploró los intentos de los legisladores con miras a evaluar en detalle a Dominion y a otras firmas dedicadas a tecnología electoral:
'Parte del desafío... es que resulta difícil compilar datos aún básicos sobre la industria. La misma ingresa un estimado de ganancias anuales en el orden de los US$ 300 millones... es dominada por tres firmas... y limita la cantidad de información disponible a la esfera pública al respecto de sus operaciones y desempeño financiero'
Sin embargo, Republicanos y Demócratas acordaron, en 2018, la elaboración de un proyecto ómnibus (Ley Pública 115-141) a efectos de dividir, entre los estados, US$ 380 millones en fondos para actualizaciones de software para los sistemas. Asimismo, la legislatura de Georgia aprobó un plan para invertir hasta US$ 150 millones en equipo tecnológico sobre el cual investigadores expertos en ciberseguridad dijeron que podía ser hackeable. El grueso de esos equipos fue aportado por la empresa Dominion.
De acuerdo al medio Business Insider, Georgia 'se convirtió en el único estado del país, el año pasado, en optimizar todo su sistema electoral, abonando US$ 106 millones a Dominion, firma con base en Denver, en concepto de máquinas nuevas, impresoras y escáners'.
El New York Times informó que algunos Demócratas en la Legislatura de Georgia se opusieron a la compra de equipos de Dominion, y que había 'algunas evidencias que certificaban que se llevaron a cabo serias maniobras de lobby y de ventas, a la hora de consolidar la adopción de esos sistemas en Georgia y en otros sitios'.
En la duramente disputada Georgia, al desarrollarse una prueba técnica en 2019, un artículo hoy eliminado del medio Atlanta Journal Constitution detalló un 'glitch' o 'error informático' aparecido en seis condados donde se desarrolló la prueba. El problema tuvo lugar en al menos cuatro de los seis condados en donde el nuevo sistema de votación fue probado, previo a ser empleado en todo el estado, durante las primarias presidenciales del 24 de marzo. Los problemas no fueron rectificados para la primaria, la cual fue reprogramada para junio, debido a la pandemia de coronavirus. Consigna el New York Times:
'Las elecciones primarias definitivas para Georgia del martes se vieron afectadas por un fallo completo de los nuevos sistemas de votación... Se informó que los resultados de las nuevas máquinas adquiridas por el estado, o bien mostraron falencias o bien no aparecían; se registraron filas de personas que debieron aguardar por horas en geografías de todo el estado de Georgia. Algunas personas se dieron por vencidas y se fueron sin votar... De manera predominante, distritos en donde la población afroamericana es mayoría, experimentaron algunos de los peores problemas.
¿Quién es Dominion?
Dominion Voting Systems es una firma con origen en Toronto, Canada, con oficinas centrales en Denver, Colorado. Es una de las tres firmas principales, entre las que comercian máquinas para elecciones en los Estados Unidos. Las otras dos son Election Systems & Software, y Hart InterCivic, siendo ES&C la principal, y Dominion la que le sigue inmediatamente en importancia.
Un documento de 2014 archivado en el estado de California consigna que Dominion fue fundada en 2003 en Canada, y que hacia 2009 se mudó a los Estados Unidos. Sus funcionarios principales registrados fueron John Poulos, CEO; Ian MacVicar, CFO (gerente financiero); y James Hoover, vicepresidente para administración de la línea de productos. Dominion Voting Systems declara trabajar junto a 1.300 jurisdicciones electorales, incluyendo a 9 de los 20 más grandes condados de los EE.UU..
Dominion desarrolló el software utilizado en Michigan, Georgia, y todos los estados hoy en disputa.
Como muchas corporaciones, Dominion compró influencia en el congreso. En abril del pasado año, Bloomberg informó que Dominion contrató a la firma de lobby Brownstein Farber Hyatt & Schreck. Nadeam Elshami, responsable de personal para Nancy Pelosi -Vocero de la Cámara de Representantes-, oficia de lobista para esa compañía.
A nivel estatal, Dominion se aferra al accionar de lobby de ocho firmas registradas para Georgia solamente. Se cuenta entre esos lobbistas a Lewis Abit Massey, ex Secretario de Estado de Georgia y perteneciente al Partido Demócrata; y a Jared Thomas, ex jefe de personal para Brian Kemp, Gobernador perteneciente al Partido Republicano.
Adicionalmente, ES&S cuenta con su propio esfuerzo de lobby, habiendo recurrido a Peck Madigan Jones y a la firma de lobby Vectre Corp. ES&S le pagó US$ 80 mil a Vectre, solamente en los últimos tres meses de 2018. De acuerdo al matutino Washington Post, Dominion también informó donaciones realizadas, de entre US$25.001 y US$50 mil, a la Fundación Clinton. ¿Por qué a la Fundación Clinton?
El sitio de noticias Truthout informó que, recientemente, Dominion 'fue adquirida por el fondo de cobertura neoyorquino Staple Street Capital'. Un miembro del comité ejecutivo de Staple Street Capital, William Earl Kennard, es ex embajador estadounidense ante la Unión Europea, y fue designado en ese puesto por el ex presidente Barack Obama. En 2018, Dominion anunció públicamente que había sido adquirida por su equipo de management, y por Staple Street Capital.
Resulta particularmente interesante que, el 6 de noviembre pasado, Deadline informara que Kennard fue designado en el comité de WarnerMedia, firma de la familia AT&T, la cual a su vez es titular de CNN.
Hace mucho tiempo ya, en 2012, Dominion obtuvo US$ 44 millones en ganancias. Ha fijado domicilio para operaciones de manufactura y desarrollo en Toronto; Belgrado, Serbia; Denver; Plano, Texas; y Baldwin Park, California. Documentación de 2020 lista como agente registrante a Cogency Global, estado de Florida. Sus directores listados: Hootan Yaghoobzadeh, de Staple Street Capital; Stephen Owens, también de Staple Street; y Benjamin Humphreys. Tanto Yaghoobzadeh como Owens exhiben un pasado común en la firma de inversiones Carlyle Group. En 2015, Carlyle era la firma de capitales privados más importante del globo.
'Glitches', o 'errores técnicos'
Más allá del informe sobre los problemas evidenciados en los votos por correo durante el desbarajuste postelectoral dos semanas atrás, los informes independientes que versaban sobre las irregularidades devueltas por las máquinas han compartido, en conjunto, serias preocupaciones en torno de Dominion y su software, el cual han bautizado como 'Democracy Suite 5.5.'. Todos estos problemas técnicos favorecieron a Joe Biden, nunca a Donald Trump.
En primer lugar, el martes, en horarios de madrugada, las máquinas de Dominion reportaron, erróneamente, una ventaja de 3 mil votos para el candidato Demócrata en el Condado de Antrim, Michigan. Después de realizarse un conteo manual de los sufragios, los funcionarios publicaron los resultados actualizados, exhibiendo estos que el actual presidente Trump había ganado el condado, con 9.783 votos, lo cual consignaba un 56.46% de los votos escrutados. Joe Biden se anotó 7.289 votos, o un equivalente del 42.07%. CNN 'lo pintó de azul' para Biden, previo a que el error fuera descubierto.
Con los resultados de las máquinas quedando matemáticamente desconectados del conteo manual, los funcionarios del Condado Antrim responsabilizaron al software elegido, informando que los totales contabilizados no cuadraban con los archivos de tabulación.
En el Condado Oakland, Michigan, de acuerdo al medio Royal Oak Tribune, otro glitch -tomado de un sistema de tabulación completamente distinto, Hart Intercivic- modificó más de 1.200 votos Republicanos, para favorecer al candidato Demócrata. Inicialmente, el cambio hizo que el Comisionado del Condado, Adam Kochenderfer, perdiera. Una vez detectado el glitch, y cuando los votos fueron atribuídos apropiadamente, Kochenderfer pasó de perder por cien votos, a ganar por más de 1.100. La firma Hart utiliza su software de propia autoría, bautizado como Verity. Once condados en Michigan utilizan los sistemas de Hart.
Ya en Georgia, los votantes no podían emitir votos vía máquina; esto sucedió durante un par de horas en los condados Morgan y Spalding, después de que las máquinas se colgaran, según informaron funcionarios estatales. En respuesta a las demoras, el Juez del Tribunal Superior W. Fletcher Sams, extendió el horario de votación, hacia las once de la noche.
Las compañías 'cargaron algo durante la noche, lo cual no es normal, y ello provocó el glitch', informó Marcia Ridley, supervisora en el Comité Electoral del Condado Spalding. Ridley señaló que un representante de Dominion la llamó por teléfono durante la mañana del martes, luego de que los trabajadores destacados al proceso comenzaran a evidenciar problemas con los equipos, y el representante le dijo que el problema se debió a un upload de datos realizado a las máquinas en horarios tardíos del martes por la noche. Diría Ridley:
'Esto es algo que ellos nunca hacen. Jamás los he visto actualizar nada el día previo a la elección'.
Hay una razón para explicar la observación de Ridley. Por ley del estado de Georgia, se supone que las máquinas sean certificadas para uso idóneo, por parte del estado, antes del día de los comicios. ¿Cómo fue, entones, posible que Dominion actualizara los equipos durante la noche del martes?
El asunto podría estar lejos de llegar a su fin en Georgia. Trump ya ha interpuesto una medida cautelar, por estatuto del estado, que reza: 'Estos fallos en la tabulación son un desperfecto mecánico que, bajo los considerandos de la MCL 168.831-168.839, exigen una 'elección especial' en los precintos afectados'. La palabra clave aquí es 'precintos'. En plural.
En el Condado Oakland, en Michigan, los errores registrados en las máquinas Dominion derivaron en una declaración errónea de un candidato Demócrata como ganador para la carrera a Comisionado, por una diferencia de 104 votos -para terminar el episodio en una confirmación de la victoria del aspirante Republicano, tras detectarse el error.
Más importante aún, los informes del estado de Wisconsin informaron que el Condado Rock parecía haberse dado vuelta entre el presidente Trump y Joe Biden. Un total de 9.516 le fueron quitados a Trump, para ser cifrados a favor de Biden. De probarse solamente como certero este informe, entonces el cambio de 19.032 votos sería irregular en propio derecho, y lo propio sucedería con la ventaja informada para Joe Biden, por 20.540 votos en Wisconsin. A su vez, lo propio sucedería con sus votos electorales.
Pennsylvania y sus veinte votos electorales también son materia contenciosa. Las máquinas Dominion están siendo utilizadas en los condados Armstrong, Carbon, Clarion, Crawford, Dauphin, Delaware, Erie, Fayette, Fulton, Luzerne, Montgomery, Pike, Warren, y York.
Kristin Phillips-Hill (Republicana, por el Condado York; senadora en la legislatura estatal) declaró haber comenzado a recibir llamados ni bien los puestos de votación abrieron el martes por la mañana, cuando las máquinas comenzaron a exhibir reseteos y a provocar demoras.
Phillips también subrayó otro problema: 'Si, por ejemplo, un voto es rechazado, si se votó más de una vez por el comisionado del condado, y el voto es rechazado, entonces la persona no tiene forma de saber que su voto fue invalidado. Y esto no es aceptable', agregó.
En virtud de las demoras adjudicadas a las máquinas Dominion, los funcionarios electorales de Pennsylvania admitieron que, si los votos no podían ser escaneados de inmediato por las máquinas, entonces esas papeletas serían almacenadas, para ser contabilizadas luego, en 'cajas de emergencia, que serán escaneadas en los sitios de votación'.
Esos votos 'almacenados' no siempre eran escaneados. El Partido Republicano de Pennsylvania debió interponer una demanda judicial, para garantizar que la totalidad de los votos del Condado York fueran computados. Estos habían sido almacenados en maletas, rápidamente adquiridas por Dominion, pero ninguno de los votos allí almacenados fueron contabilizados o escaneados.
Arizona también está informando problemas. Declama el sitio web de Dominion: 'Arizona: 'Sirviendo a 2.2 millones de votantes del Condado Maricopa, con nuestro Democracy Suite 5.5...'.
En efecto; Condado Maricopa. El condado disputado en donde, en la semana de publicado este texto, Rae Chornenky, presidente del Partido Republicano de Arizona, fue forzada a renunciar, luego de rehusarse a firmar el Comprobante de Certificación para las máquinas Dominion.
Preocupaciones que se acumulan
La dificultad fundamental a la hora de evaluar el potencial fraude electoral por parte de Dominion, y posiblemente a sus contrapartes, reside en tener que ir más allá de cada incidente, para establecer la existencia de un fraude sistémico. Un mecanismo de seguridad sobre el que Dominion y otros proveedores hacen alarde es que, mientras los votos podrían expresar sus decisiones en una pantalla touch, una papeleta con un código de barras es impresa, y allí el votante puede confirmar la opción elegida previo a imputarse el voto en la máquina. Sin embargo, y de acuerdo al medio US News story, aquí hay un problema:
'Las máquinas registran los votos en códigos de barras, pero el ojo humano no puede descifrar ese código. Esto es un problema, dicen los investigadores: los votantes podrían terminar con un impreso que claramente visualice la identidad de los candidatos elegidos. Sin embargo, en oportunidad de un ataque informático, los códigos de barras nunca reflejarán lo que votaron. Debido a que los códigos de barra son lo que se tabula, los votantes jamás sabrán si sus papeletas beneficiaron a uno u a otro candidato'.
Estos códigos de barra son críticamente importantes a la hora de sopesar el fraude electoral. También son de gran interés para Ray Lutz, de la organización Citizen's Oversight, con base en California.
Para aquellos que no conocen a Lutz y a Citizen’s, su organización se ha ganado un enorme respeto en todo el estado de California por, entre otros ejemplos, promover la clausura de la Estación de Generación Nuclear de San Onofre (SONGS) y, acto seguido, por haber expuesto visualmente el fraude en la primaria de California de 2016, que certificó como ganadora a Hillary Rodham Clinton en desmedro de Bernie Sanders. Lutz no es un extraño a la hora de recurrir a los tribunales en la defensa del bien público.
A tal efecto, un mes previo a los comicios de noviembre, Lutz anunció el lanzamiento de un nuevo software para chequeo de software electoral, el cual bautizó como AuditEngine. En respuesta a una solicitud de información, Lutz dijo entonces:
'Aún estamos recopilando información. Podríamos interponer una demanda en Carolina del Norte, para contar con los registros de tabulación de votos. Asimismo, estamos estudiando muy seriamente lo que sucede en Pennsylvania'.
Hace pocos días, Lutz dio a conocer un comunicado de prensa:
'Las imágenes electrónicas de las máquinas pueden propiciar cambios en las papeletas de voto, perdiéndose mágicamente votos, o hallando nuevos en el recuento. Hoy, Citizens’ Oversight... envió una solicitud para contar con esas imágenes... Al preservarse las mismas, podemos garantizar que el recuento de las papeletas en Georgia sean equivalentes a las imágenes de los votos computados en la noche del martes, y que no sean modificados por activos pertenecientes a alguna campaña inescrupulosa'.
Conforme Citizen’s eche una mirada más detallada a Georgia y posiblemente a Pennsylvania, mientras que otros se ocuparían de los estados en disputa, la probabilidad de que ello conduzca a un cambio masivo en favor de Trump -en cada estado- es una proposición difícil. No obstante, en la era del ciudadano-investigador, el trabajo de una fuente anónima suele atraer atención, tanta que luego se superponen medios alternativos que tomen su información, y lo propio puede suceder con los miembros de la campaña de Donald Trump.
La metodología de esta investigación es profunda, pero necesitará ser corroborada por expertos. Sin embargo, la persona que da a conocer este análisis obtuvo la misma información que fuera capturada por el New York Times la noche de la elección, de parte de Edison Research. Se trata de la misma información que fue utilizada para la cobertura electoral por parte de ABC News, CBS News, CNN y NBC News. El informe proporciona una cautelosa y probable metodología, así como un listado de votos que se dieron vuelta en cada estado, de Trump hacia Biden, y lo propio sucederá con los sufragios simplemente eliminados, por las máquinas Dominion. Sus resultados exhiben discrepancias -en ocasiones, importantes- en cada estado, y particularmente en Georgia y Pennsylvania donde, de probarse, los resultados terminarían dándose vuelta para favorecer a Trump.
Conectando los puntos, hacia la Caja de Pandora
Para el lector que gusta de mirar más allá de la 'Negativa Plausible' y conectar los puntos en torno a las alternativas, días antes de la elección del 3 de noviembre, el Teniente General del Ejército de los EE.UU., Thomas McInerney (R) compartió sus propias sospechas, en sintonía con las planteadas recientemente por Sidney Powell -hasta hoy, miembro del equipo legal de Donald Trump.
McInerney consignó que el Almirante James Aloysius ('Ace') Lyons Junior le advirtió, en 2018, justo antes de su muerte, que había en marcha un complot para perpetrar fraude durante las elecciones de 2020. Lyons sirvió como Comandante de la Flota Estadounidense del Pacífico entre 1985 y 1987. También escribió una columna, informando que Seth Rich fue el ciudadano que ofició de informante con miras a exponer la tropelía de la filtración de los emails del Comité Nacional Demócrata en 2016, evento que quitó a Hillary Rodham Clinton de la ecuación, historia que luego el Washington Times eliminó.
McInerney, aún cuando previamente fue censurado por respaldar las afirmaciones sobre las 'armas de destrucción masiva' presentes en Irak, decribió al detalle dos operaciones encubiertas regenteadas por la CIA, clasificadas como Hammer y ScoreCard. Ambas fueron diseñadas por la Agencia Central de Inteligencia, luego de ocurridos los eventos del 11 de septiembre de 2001.
Este autor verificó la existencia de ambos programas.
'The Hammer' es un programa de contrainteligencia para funciones de monitoreo, utilizado para efectuar acciones de espionaje sobre actividades desarrolladas en redes protegidas (como ejemplo: en máquinas para votación), sin ser detectadas. 'Scorecard' es una aplicación destinada a la manipulación de votos, que modifica los mismos mediando transferencia de datos.
Para agregar credibilidad a los argumentos de los mencionados, está el informe desarrollado previamente por Alan Jones y Mary Fanning, 'The American Report' y publicado el 17 de marzo de 2017. Las afirmaciones compartidas en el informe son un espejo de las enumeradas por Lyons y McInerney, y remiten a la información proporcionada por la persona que diseñara tanto el programa Hammer como ScoreCard. Se trata de Dennis Montgomery, quien a la postre se convertiría en informante.
Montgomery afirmó que Hammer y ScoreCard fueron diseñados por él mismo, bajo la supervisión del Director de Inteligencia Nacional (DNI), James Clapper, y la del entonces Director de la CIA, John Brennan. En un artículo posterior, The American Report une los puntos entre Brennan y Clapper, vinculándolos a Christopher Krebs, actualmente director de la Agencia para Ciberseguridad e Infraestructura (CISA). Será valioso apuntar que es Krebs quien, en años recientes, fue el player principal en Seguridad Interior a la hora de negar cualquier argumento sobre fraude electoral, siendo también vocero de los medios tradicionales de comunicación o mainstream media (MSM) en la materia. En las últimas horas, Krebs fue despedido por el presidente Donald Trump.
John Brennan, James Clapper y Krebs son, todos ellos, discípulos del Comité Nacional Demócrata, y han exhibido a viva voz su desdén público por Trump, a lo largo de los últimos cuatro años. Tras todo esto, Sidney Powell consideró creíbles los informes en torno de Hammer y ScoreCard, declarando en Fox News:
'... explica mucho de lo que estamos viendo... Todos esos distritos deberán ser revisados en función del glitch de software, y ello modificaría dramáticamente los resultados de la votación en Michigan. Lo propio está sucediendo en otros estados. Hemos visto que centenares de miles de votos se contabilizaron exclusivamente para el Señor Biden, lo cual es estadísticamente imposible, si ha uno de referirse a lo matemático. Todo lo que puede ser documentado está siendo archivado por nosotros, para ser luego remitido a una corte federal'.
Como si el asunto no fuera motivo suficiente como para motorizar preocupaciones de índole bipartidista frente a los comicios de 2020, hace poco se reveló que un pendrive fue hallado, en ocasión de una auditoría realizada en el Condado Fayette, Georgia; el mismo contabilizada 2.755 votos, la mayoría de ellos para Trump. La novedad se conoció poco después de que 2.600 votos no computados fueran hallados en otra tarjeta de memoria en el Condado Floyd, Georgia, sufragios cuya mayoría iba para el presidente Trump.
En Georgia, el margen actualizado le otorga a Biden una ventaja de 12.929 votos.
Algunos observadores podrían notar que no parece haber reflejos de pánico en la campaña de Donald Trump, y lo propio se ve en su equipo legal, el cual hasta hoy se ha movilizado de manera metódica en los tribunales, y anunciando un flujo estable de violaciones y eventos.
Ciertamente, Trump se ha anotado el rechazo contra alguna de sus presentaciones judiciales, pero no fue así en los casos de mayor importancia, como es el tema de la intervención de la Corte Suprema de los Estados Unidos en desmedro de la Corte de Pennsylvania; asunto aún pendiente hasta la certificación final de los votos. Solo entonces, habrá margen para acciones legales futuras.
Conforme se sugiriera en el primer artículo de esta serie, intitulado -en inglés- 'Trump’s (64Day) Election End Game' (El Juego Definitivo de Donald Trump, de 64 Días de Duración), el presidente en ejercicio continúa desempeñándose en su juego de largo plazo, al menos hasta el 6 de enero, fecha pautada para la reunión del Colegio Electoral en Washington, D.C. Desde publicado aquél texto, el objeto del Colegio Electoral ha sido examinado en todos los medios del país, y fue evaluado primero con escepticismo, luego como una probabilidad.
Lo que debería ser más importante, de ocurrir que la suma de estos argumentos termine consolidando una verdad sustanciosa, es que el problema del fraude electoral de 2020 deberá convertirse en un tema de importancia bipartidista, y rápido.
Tal como lo sugerimos en nuestra pieza anterior, 'Of Color Revolutions, Foreign… and Domestic, aquí en español', el advenimiento de la propia revolución en color para los Estados Unidos podría estar a la vuelta de la esquina, convirtiéndose en la amenaza nacional más significativa desde la guerra civil. La alternativa de atender al asunto meramente desde lo legal y como prerrogativa de un solo partido político, logrará que los leales a ese partido pierdan la perspectiva al momento de considerar los hechos. Ello solo conducirá a fracturar a los Estados Unidos, de peor manera.
A efectos de impedir esa eventual revolución, a la cual los Demócratas ya han bautizado como 'Púrpura', deberá tener lugar la conformación de una comisión investigadora integrada por ambos partidos, cuya faena trascienda la lealtad al propio espectro, y priorice el objetivo de salvar al país. No a Joe Biden; tampoco a Donald Trump. Deberán presentarse cargos criminales contra aquellos involucrados en este intento por eludir el proceso electoral estadounidense.
Y la acusación deberá leer: Traición.