Lajes Field (Azores), destacamento crítico en una era de competencia entre potencias
En su rol de potencia de proyección global, Estados Unidos se caracteriza por sus intereses -también globales.
En su rol de potencia de proyección global, Estados Unidos se caracteriza por sus intereses -también globales. En la actualidad, esos intereses están siendo desafiados de manera directa por competidores como China y Rusia. El hacer frente a estos desafíos de modo efectivo exige atención y un particular resguardo por la red de alianzas estadounidense -la cual consigna su mejor activo en una era de competencia entre potencias. Asimismo, se impone el echar mano de una mirada estratégica, en relación a las fuerzas desplegadas en el exterior y a instalaciones militares de importancia central.
Una de ellas, dado su alto valor estratégico, es Lajes Field, base de la Fuerza Aérea de Portugal que Estados Unidos opera desde la isla de Terceira, en las Azores -un grupo de nueve pequeñas islas en el medio del Océano Atlántico. Su locación ha probado su valía desde la Primera Guerra Mundial, y continúa siendo un componente vital en la presencia y despligue estadounidense en el exterior.
A lo largo de la década pasada, una combinatoria de presiones presupuestarias, relajación de las percepciones y una mirada miope, llevó a serios retrocesos en la presencia americana en Lajes Field. Mientras que, durante la Guerra Fría, Lajes llegó a contar con un aproximado de tres mil soldados en ese sitio, hoy apenas quedan allí 178 miembros de la Fuerza Aérea estadounidense.
Conforme lo ha referido un informe reciente del think tank estadounidense Heritage Foundation en Washington, D.C., el valor de Lajes no ha disminuído, pese a las citadas reducciones:
La base sigue siendo un importante nodo de tránsito y logística. Contando con la mayor pista de aterrizaje en Europa, Lajes continúa respaldando todos los despliegues de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en el exterior. En marzo de 2020, una fuerza de tares compuesta por aviones B-2 arribó a Lajes, en camino a su inicio de operaciones en suelo europeo. En mayo de este año, seis F-35s de la fuerza aérea americana llegaron a Lajes en ruta desde los Emiratos Arabes Unidos, luego de un despliegue de seis meses en respaldo de la Operación Inherent Resolve. Asimismo, Lajes es el segundo depósito de combustible más importante de los EE.UU. en el exterior, y el mayor en toda Europa.
Amén de facilitar el despliegue de activos estadounidenses, Lajes Field sirve hoy día como base para los sistemas meteorológicos y de comunicaciones empleados por las fuerzas armadas americanas. Sin embargo, la cobertura satelital más eficiente para las comunicaciones y para el pronóstico del clima han reducido la importancia de los sistemas desplegados en tierra.
Además de su importancia funcional, Lajes Field también llena un vacío estratégico. El desafío consignado por potencias rivales requiere de una presencia de avanzada de magnitud, la cual nutre las opciones de los tomadores de decisión en Washington frente a un mundo peligroso; en simultáneo, obstaculiza las chances de naciones rivales a la hora de ocupar vacíos económicos y de seguridad que pudieren detectar.
Rusia, por ejemplo, continúa representando una formidable amenaza tanto para los Estados Unidos como para los intereses estadounidenses en Europa. A pesar de sus problemas económicos, Rusia sigue priorizando la reconstrucción de sus fuerzas militares, y del financiamiento para sus operaciones en el exterior. En particular, la modernización naval rusa no deja de priorizar a su fuerza de submarinos.
En parte, esto llevó al Vicealmirante Andrew Lewis -comandante de la recientemente botada Segunda Flota de la Armada de los EE.UU.- a expresar, durante febrero pasado, que él ya no considera a la Costa Este de los Estados Unidos como un teatro de operaciones 'no desafiado'.
En efecto, el incremento de la presencia rusa en lo que hace a submarinos en el Océano Atlántico y en el Mar Mediterráneo, incluyendo su presencia terrestre en Libia, subraya el destacado respaldo representado por la base de Azores, con una locación idónea a efectos de monitorear la actividad de submarinos rusos en la mitad del Atlántico.
Además de la presencia incremental de Rusia en este Océano -y que podría ser más alarmante- es el hecho de que China se ha involucrado cada vez más en la economía de Portugal, durante la pasada década.
Este factor, combinado con el declarado interés chino al respecto de inaugurar una presencia en las Azores, debería llevar a que tomadores de decisión estadounidenses consideren a Lajes Field bajo una perspectiva de largo plazo sobre este archipiélago, explorando modos creativos de seguir utilizando a Lajes Field. Estados Unidos, de igual manera, deberá incrementar su sociedad con Portugal, y con el pueblo de las islas Azores.
China sigue invirtiendo en la economía portuguesa, y ha demostrado interés en adquirir acceso a ciertas porciones de Lajes Field que Estados Unidos ya no utiliza. Pekín también ha demostrado interés en desarrollar una presencia en esas islas -ostensiblemente, para propósitos científicos y de desarrollo de negocios.
La presencia americana en Lajes Field opera como barrera frente a cualquier futuro involucramiento de China en las Azores y, probablemente, demostrará ser un activo que mejor ilustra los intereses estratégicos de seguridad nacional estadounidenses en la competencia de largo plazo frente a Pekín. Sin embargo, y a criterio de maximizar esta ventaja, el Departamento de Defensa -en consulta con Portugal, aliado de Washington- debería considerar novedosos formatos para utilizar la base Lajes Field de manera más extensiva.
El esfuerzo tendiente a garantizar que el teatro de operaciones del Atlántico permanezca seguro frente el avance de potencias rivales exigirá la manutención de sólidas relaciones de Washington con sus aliados, una presencia de avanzada más robusta, y una mirada de índole estratégica. Los tomadores de decisión en los Estados Unidos harían bien en reconocer la recurrente importancia de Lajes Field, al tiempo que deberían posar su mirada hacia adelante: veinte o treinta años en el futuro.
Una presencia robusta en la referida área es una sana inversión.
Artículo original, en inglés
Es Analista de política exterior en la Fundación Heritage, en Washington, D.C. Su trabajo es publicado también en el sitio web The Daily Signal.