El 2021 ya comparte problemas con Irán
Irán no desperdició tiempo a la hora de formular un tono tremendista en materia de política exterior...
Irán no desperdició tiempo a la hora de formular un tono tremendista en materia de política exterior, dejando en claro que el régimen en Teherán mantiene su compromiso de ampliar su programa nuclear y de hacer frente a las sanciones impuestas por los Estados Unidos.
En primer lugar, su núcleo paramilitar, conocido como el Cuerpo de la Guardia Islámica Revolucionaria (IRGC) confiscó, por intermedio de su armada, un buque surcoreano que transportaba material para la industria química que navegaba el Golfo Pérsico en cercanías del Estrecho de Ormuz -según se informara, por contaminación marítima, de acuerdo a las autoridades iraníes. El navío y su tripulación permanencen retenidos en ese país.
La IRGC ya ha confiscado busques en aguas internacionales por fuerza del litoral marítimo iraní, como metodología para tomar rehenes y utilizarlos como ventaja en disputas con distintos países o firmas privadas.
Las acusaciones sobre contaminación se convierten, finalmente, en un pretexto conveniente para disimular un intento de presionar a Seúl a efectos de liberar un aproximado de US$ 7 mil millones en activos iraníes congelados por Corea del Sur, a partir del esquema de sanciones estadounidenses. El hecho de que el secuestro del navío tuvo lugar poco después de la visita a Teherán de un canciller de relaciones exteriores surcoreano no es, en modo alguno, una coincidencia.
Pero el panorama es aún peor.
Acto seguido, Irán anunció que había procedido con el enriquecimiento de uranio, a una concentración del 20% de uranio 235, haciendo caso omiso del Plan Abarcativo de Acción Conjunta (JCPOA), firmado en 2015 por la Administración Obama -el cual consignó límites de enriquecimiento hasta el 3.67 por ciento.
Este accionar consigna una de las más peligrosas escaladas en el desafío nuclear iraní, desde que Irán se rehusó a cumplir con las restricciones planteadas durante 2019, luego de que EE.UU. abandonara el fallido convenio en 2018.
De manera recurrente, Irán violó las restricciones pautadas por el acuerdo, en lo que respecta al enriquecimiento de material fisible, en el despliegue de centrifugadoras avanzadas, en la cifra total de centrifugadoras operativas, en la locación de tales operaciones y, previamente, había llevado el proceso de enriquecimiento al 4.5 por ciento.
La ampliación del enriquecimiento de uranio hacia una concentración del 20% es significativa, por cuanto reduce notablemente la capacidad enriquecedora del país a efectos de obtener un arma nuclear. El Instituto para la Seguridad Internacional y la Ciencia estimó que, para comienzos del mes de noviembre, el tiempo con el que contaba Teherán para conseguir un arma nuclear se había reducido a tres meses y medio.
Este lapso de tiempo se reducirá aún más en los próximos meses, conforme Irán enriquecerá material al 20 por ciento, porque el alcanzar ese nivel representa, en la práctica, un 90% del trabajo requerido para contar con un arma nuclear.
Este esfuerzo exige mayor tiempo y dedicación si se busca enriquecer uranio natural al 20% (un 0.7% de concentración de uranio 235), al compararse la acción con pasar del 20% al 90% (que es un nivel adecuado para la construcción de armamento atómico).
Según se informara el pasado lunes, este proceso de enriquecimiento al 20% tiene lugar en la Planta de Enriquecimiento de Combustible en Fordow, instalación subterránea situada en una cadena montañosa de la Guardia Revolucionaria, en cercanías de la ciudad de Qom -al sur de la capital, Teherán.
De acuerdo al informe publicado por la Agencia Internacional de Energía Atómica en noviembre pasado, Teherán ha violado el convenio de 2015 de muchas maneras, todas las cuales podrían orientarse a la consolidación de su programa nuclear:
- El stock iraní de uranio de bajo enriquecimiento, aproximadamente de 2.400 kilos, es de doce veces la cantidad permitida bajo los considerandos del acuerdo nuclear.
- En su planta de enriquecimiento de combustible subterránea de Natanz, Teherán ha procedido con la instalación de centrifugadoras más avanzadas, lo cual habilita a este país para producir más material fisible utilizable en la construcción de bombas, más eficientemente.
- Asimismo, el régimen iraní sigue rehusándose a lidiar con las preocupaciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica en relación a sus actividades nucleares, sucediendo lo propio con materiales detectados en otros sitios no declarados.
Complementariamente, Irán continúa desarrollando sus programas de misiles balísticos y de misiles crucero, programas que ya son los de mayor magnitud y los más activos en Oriente Medio -vectors con potencial para transportar armas nucleares con alcance intercontinental.
Infortunadamente, no hay señales recientes al respecto de que el régimen en Teherán modifique próximamente su comportamiento negativo en materia de política internacional, ni aún con el cambio hacia un nuevo año calendario.
La dictadura iraní, aferrándose a la porfía, es fiel a su librillo: amenazas, toma de rehenes y extorsión. En respuesta, el gobierno de los Estados Unidos no debería intentar acercarse tibiamente a ese régimen; en lugar de ello, deberá mantener una política de máxima presión, hasta tanto Irán modifique su comportamiento.
Artículo original, en inglés
Analista senior en el Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Política Exterior en la Fundación Heritage. Ha desarrollado numerosos trabajos sobre asuntos relativos al Medio Oriente y sobre terrorismo internacional desde 1978. Es columnista en medios televisivos norteamericanos y ha testificado en comités del congreso estadounidense en relación a temáticas de seguridad internacional.