Estados Unidos: en busca de enemigos
Lo que sucedió en el Capitolio de los Estados Unidos hace una semana fue, sin lugar a dudas, cuestionable...
Lo que sucedió en el Capitolio de los Estados Unidos hace una semana fue, sin lugar a dudas, cuestionable; pero -a entender de quien esto escribe- el daño más perdurable contra la forma de gobierno del país fue perpetrado en un sótano en Wilmington, Delaware, sitio en donde el presidente electo Joe Biden terminaba de unir las piezas que le faltaban a su equipo de política exterior y de seguridad nacional.
Las esperanzas en torno de que los Demócratas equilibrarían a su ala progresista de algún modo, dando marcha atrás con las políticas de 'Estados Unidos, primero' del presidente Donald Trump y Mike Pompeo, se extinguieron al conocerse el encumbramiento de Wendy Sherman y de Victoria Nuland, para los puestos número dos y número tres en el Departamento de Estado, para respaldar al Secretario de Estado designado, Tony Blinken.
Nuland es, acaso, el nombramiento sorpresa, conforme ella se desempeñó como la monstruo del cambio de régimen emparentado con la Administración Obama, cuando aquélla sirvió como Asistente en el Departamento de Estado. Ella fue la primer promotora de la flagrante política intervencionista en Ucrania, presentándose junto al senador John McCain en la Plaza del Maidán, ofreciendo galletitas a las turbamultas. Miles perdieron la vida cuando la turbulencia política emergida de una elección disputada mutó en un golpe de Estado, del cual también tomaron parte misteriosos francotiradores, para energizar la maniobra. El cambio de régimen fue financiado con US$ 5 mil millones, cortesía de los contribuyentes estadounidenses, y también perjudicó a Rusia -que comparte una extensa frontera y vínculos económicos con Ucrania. El golpe tenía, por cierto, la intención de reemplazar a un líder político amigo de Moscú, con alguien que no fuera tan amigable con el Kremlin. Sorprendentemente, en Moscú se percataron de la maniobra y replicaron retomando la posesión de Crimea -de mayoría rusa.
Nuland se volvió más conocida luego de ese episodio, tras mostrarse lo suficientemente tonta como para hablar a través de un teléfono móvil no encriptado, en una conversación referida a los modos en que Estados Unidos podría administrar más eficientemente una Ucrania post-golpe. Cuando su interlocutor objetó que la Unión Europea podría tener alguna opinión al respecto, acaso en un rol mediador frente al modo en que la política ucraniana pudiere desempeñarse, Nuland respondió: 'Al diablo con la UE' ('Fuck the UE'); lo cual podría ponderarse como Diplomacia I al estilo de los neoconservadores.
Victoria Nuland se ha mostrado muy activa en el gobierno y en el sector privado a modo de puerta batiente, desde que Obama partió de la Casa Blanca, ofreciendo entrevistas y escribiendo editoriales críticos contra el Departamento de Estado de Trump y las políticas que éste dispensaba. Ella supo desempeñarse como CEO del instituto New American Security, ingresó luego al Boston Consulting Group y, luego, en el Albright Stonebridge Group. En apariencia, su costumbre de mostrarse insanablemente errada en política exterior solo le ha servido para optimizar su CV en el establishment de línea dura de Washington. Su retorno al poder podría deberse, asimismo, al perfil de su esposo Robert, quien fue el primero de los neoconservadores en respaldar el eslogan 'NuncaTrump' (NeverTrump) en 2016, oportunidad en la que respaldó la candidatura de Hillary Clinton como presidente y habló a su favor en un evento para recaudar fondos en Washington, quejándose contra la tendencia 'aislacionista' que Trump le imprimió al Partido Republicano.
Wendy Sherman es menos conocida. Ella fue nominada para convertirse en Secretaria de Estado adjunta. En la actualidad, es consejera senior en el ya mencionado Albright Stonebridge Group, y senior fellow Belfer Center for Science and International Affairs de la Facultad Harvard Kennedy. Se la conoce como protegida de los Clinton y, en particular, de la ex Secretaria de Estado Madeleine Albright, quien alguna vez sentenció que la muerte de 500 mil niños iraquíes 'valía la pena'. Sherman conoce a Biden tras haber servido en la Administración Obama como Subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, cuarto puesto en importancia en ese Departamento, desde septiembre de 2011 hasta octubre de 2015. En tiempos de la Administración de Bill Clinton, sirvió como Consejera del Departamento de Estado de los EE.UU. y como Consejera Especial para el Presidente, y como Coordinadora de las Políticas sobre Corea del Norte. Bajo Obama, ocupó el rol de negociadora en jefe en el programa nuclear iraní. Fue alguna vez caracterizada como de línea dura, luego de su declaración 'Sabemos que la mentira es parte del ADN' de los iraníes, aunque fue particularmente cautelosa a la hora de asesorar a los israelíes en toda función que cumplía para el gobierno estadounidense. La Casa Blanca intentó, sin embargo, alcanzar un acuerdo, el cual fue firmado en 2015, en lo que se conoció como Plan Abarcativo de Acción Conjunta (JCPOA), pacto que, desde entonces, fue rechazado por la Administración Trump, y que Biden bien podría -o no- resucitar.
Y luego está Tony Blinken -en la primer fotografía en esta nota- quien, en apariencia, será el jefe de Sherman y de Nuland. Blinken es, en algunos aspectos, el hombre clave de Israel en Washington. Fue un firme defensor de la iniciativa para invadir Irak, y recomendó en su momento fraccionar a la derrotada nación en tres porciones. Respaldó la destrucción de Libia, y fue arquitecto de una política anti-Siria, promocionada por Barack Obama. En ocasión de conceder una entrevista en el Times of Israel, Blinken confirmó la posición de Biden en relación a una posible reducción de la asistencia a Israel si el Estado judío hiciere cosas que perjudicaran a los intereses estadounidenses. Blinken... 'reiteró la posición de Biden, al respecto de que no condicionaría la asistencia a Israel. El (Biden) se opone firmemente a eso. No vinculará la asistencia militar a Jerusalén a ninguna decisión política que tome; punto y aparte'. Dennis Ross, en general descrito como un abogado israelí, elogió a Blinken, por ser portador de '... un distintivo y emocional apego a Israel', refiriéndose a la cita permanente que Blinken hace sobre sus raíces judías y a su condición de refugiado. Ese fue, ciertamente, un reconocimiento nada ambiguo de parte de Blinken, al respecto de que tanto él como Joe Biden anteponen los intereses de Israel a los de los Estados Unidos de América.
La perspectiva personal de Blinken frente al apoyo irrestricto a Israel proviene, supuestamente, del hecho de que su suegro ha declamado ser un sobreviviente del Holocausto, relato qu personalmente ha invocado en numerosas oportunidades, en su discurso de aceptación del cargo el 24 de noviembre pasado. La entrevista del Times concluyó con Blinken afirmando: 'Una de las cosas que han dado forma al extendido respaldo que el vicepresidente ha ofrecido a Israel y a su seguridad es la lección del Holocausto. El cree firmemente que una patria judía segura en Israel es la garantía exclusiva de que, nunca más, el pueblo judío será amenazado con la destrucción'.
El infatigable defensor de Jerusalén, Tony Blinken, también ha sido 'instrumental' para aquellos grupos pro-israelíes en el gobierno estadounidense, como es el caso del Comité de Asuntos Públicos Israelí-estadounidense (AIPAC). Y, ahora que tenemos a Blinken como Secretario de Estado, las puertas se abrirán aún más para el lobby israelí, de lo que sucedió con Donald Trump. Y Nuland y Sherman, quienes también son de ascendencia judía y se confiesan como fervientes sionistas, serán de la partida.
Por fuera del Departamento de Estado, tenemos el caso de Avril Haines como Directora de Inteligencia Nacional (DNI). Haines es una ex oficial de la CIA y ex miembro del Consejo de Seguridad Nacional (NSC), directamente involucrada en la supresión de grandes porciones del contenido del informe clasificado que versó sobre el programa de torturas de la Agencia en prisiones clandestinas. Ella fue instrumental a efectos de garantizar que ningún oficial de la CIA fuese reprendido por sus crímenes de guerra, habiendo trabajado junto a John Brennan -consejero de inteligencia de Obama- con el fin de habilitar el infame programa de aeronaves no tripuladas o drones. Cuando Haines se desempeñaba como abogada de primer nivel para el NSC, Brennan era el guardián de la denominada 'lista de objetivos o kill list', compuesta por ciudadanos estadounidenses en el exterior que él revisaba junto al propio Barack Obama en las mañanas de cada martes. Fue Haines quien planteó las autorizaciones legales para lanzar ataques con misiles desde drones, aunque ella jamás fue tomada como responsable por ninguna de sus decisiones en tal sentido. Existen pocas dudas de que su comportamiento extremo se mantendrá, en su rol de Directora de Inteligencia. Al igual que Blinken, las credenciales de Haines como pro-israelí son más que sólidas.
Finalmente, está el jefe en persona, Joe Biden. El mismo se presenta como un sionista que también ha montado en el vagón de cola del odio anti-ruso. En una entrevista publicada en el New Yorker en julio de 2014, Biden es citado describiendo una reunión en Moscú con el entonces primer ministro Vladimir Putin. Biden diría: 'Yo tenía un intérprete y, cuand me mostró la oficina de Putin, dije "Es sorprendente lo que es capaz de hacer el capitalismo, ¿no es cierto? Esta es una magnífica oficina"; y se rió. Ni bien me dí vuelta, y estando cerca de Putin, señalé: "Señor Primer Ministro, miro a sus ojos, y no creo que Usted tenga alma". Presionado al respecto de si el relato contado por él mismo era cierto, Biden lo confirmó: "Rigurosa y totalmente cierto... Y él me devolvió la mirada, se sonrió, y dijo: "Nos entendemos el uno al otro"'.
Al igual que muchos otros relatos en la Playlist de Biden, ésta es una plausible fabricación, de acuerdo a otras personas que tomaron parte de aquel periplo. Lo cierto es que la reunión jamás tuvo lugar. ¿Se cree el propio Biden su veracidad? Más importante aún: ¿tiene por costumbre dirigirse a líderes extranjeros insultándolos, previo a mirar a sus ojos y discernir si acaso tienen alma o no?
La perspectiva de la Administración Trump sobre Rusia y China es irreparablemente antagonista, circunstancia que muy probablemente se vea prorrogada, e incluso empeore con los Demócratas en el poder. Por estas horas, ambos países son presentados por los tomadores de decisión en Washington como 'enemigos', y la estrategia de defensa nacional americana incluye también la intención belicista oficial de 'restaurar la ventaja competitiva de los Estados Unidos de América, neutralizando la capacidad de Rusia y de China de desafiar a los EE.UU. y nuestros aliados'. Y, el 25 de octubre de 2020, Biden así lo expuso -pública y claramente-, declarando: 'La mayor amenaza contra los EE.UU. ahora mismo, en términos de ruptura de la seguridad y de nuestras alianzas, es Rusia'.
Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.