Estados Unidos: la última prueba de Mike Pompeo
Todo ha terminado. Joe Biden ha sido confirmado como presidente de los Estados Unidos...
Todo ha terminado. Joe Biden ha sido confirmado como presidente de los Estados Unidos de América, mientras que su predecesor, Donald Trump, se ha retirado a la Florida. Trump se propone mantenerse como el motor principal del Partido Republicano, aunque muchos en el GOP verían con buena agrado que desaparezca por completo, privándolo de 'voz', y cercenando sus canales favoritos de comunicación en las redes sociales. Haim Saban, ciudadano israelí y principal aportante del Partido Demócrata, ha ido un paso más allá, recomendando que la totalidad de los medios tradicionales de comunicación de masas dejen de informar sobre Trump y sus actividades, en consecuencia, quitándole toda plataforma y ayudándolo a desvanecerse -políticamente hablando.
Previo al acto de transmisión del mnado, el cual tuvo lugar bajo un despliegue militar y policial sin precedentes, mucho sucedió en los alrededores de Washington, en tanto otros serios desarrollos en el concierto mundial no tuvieron la atención que merecían. El presidente Donald Trump fue impugnado por la comisión de 'delitos de magnitud y menores', al respecto del supuesto modo en que alentó la turbulencia registrada el 6 de enero en el edificio del Capitolio. Sin embargo, en la perspectiva de quien esto escribe, los recientes periplos y reuniones del Secretario de Estado Mike Pompeo podrían ser más perjudiciales aún para los intereses estadounidenses de largo plazo. Uno se pregunta por qué Pompeo se ha involucrado en una actividad tan frenética, siendo que la Administración que supo representar terminará por diluírse en los próximos días, aunque la respuesta es, quizás, un tanto obvia. Trump y Pompeo se proponen legarle a la Casa Blanca de Joe Biden un campo minado en materia de política exterior, bloqueando políticas de la flamante Administración -en razón de que le será difícil desentrañar las tomadas previamente.
Pompeo se ha mostrado ciertamente activo en cuatro áreas: Irán, China, Cuba y Yemén. Irán, como siempre fue el caso en la política exterior americana -liderada por Israel- para Oriente Medio, ha acaparado el foco principal. La Administración Trump se ha aferrado con frecuencia a las percepciones israelí y saudita respecto de la amenaza que Irán consigna para la región, aún cuando tales argumentos suelen respaldarse en intereses propios y una información de inteligencia deliberadamente apócrifa. Washington se retiró del acuerdo nuclear con Irán, firmado en 2015, y ha ampliado la guerra económica contra los iraníes durante los últimos tres años. Ha colaborado con los israelíes en la comisión de asesinatos y ataques aéreos, fundamentalmente contra objetivos civiles en Siria y el Líbano.
Durante las últimas dos semanas de Trump en el poder, mucho se habló sobre la posibilidad de un ataque militar estadounidense contra Irán. Las fuerzas armadas israelíes estaban en alerta, y se incrementaron los ataques contra Siria, con frecuencia utilizándose el espacio aéreo libanés. Un incidente en particular, fechado el 6 de enero, se respaldó en información de inteligencia estadounidense a efectos de concretar bombardeos en el seno de Siria, los cuales se cobraron la vida de 57 personas. Según se informó entonces, Pompeo compartió una cena pública en el conocido Café Milano de Washington, D.C., el día después de aquella carnicería, para conversar sobre el 'éxito' de la operación, con el jefe del Mossad, Yossi Cohen.
El encuentro público con Cohen fue una señal de parte de la Administración Trump, al respecto de que los Estados Unidos respaldan la campaña de bombardeos israelí contra pretendidos objetivos iraníes en territorio sirio. Si Biden se propusiera modificar eso, debería hacerlo públicamente, lo cual lo llevaría a ganarse la ira de los amigos de Jerusalén en el Partido Demócrata y en los medios de comunicación. Y hay mucho más. El pasado martes, Pompeo ofreció un discurso en el que acusó a al-Qaeda y al gobierno iraní de ser 'socios en el terrorismo' -esto es, un 'eje' de acciones terroristas. Poco después, afirmó el ex Secretario de Estado que al-Qaeda cuenta con una 'nueva base' y un 'nuevo cuartel operativo' construído para esos fines en Teherán, afirmación que opera en contra de la información de inteligencia recopilada por funcionarios americanos del área de contraterrorismo -quienes afirmaron que no existía evidencia para respaldar semejante declaratoria. En rigor, la Comunidad de Inteligencia ha declarado, durante mucho tiempo, que al-Qaeda es fundamentalmente hostil al Irán shiíta, y que los iraníes tienen por costumbre retornar ese favor. En otras palabras, Pompeo o bien miente, o bien se ha propuesto manufacturar algo que funcionará como impedimento, si acaso Biden intenta mejorar los vínculos diplomáticos con Irán. Adicionalmente, Pompeo fue más allá, declarando que Irán es como un 'nuevo Afganistán' para al-Qaeda, sentencia que busca implicar que Teherán se ha convertido en base de operaciones y santuario para ese grupo. Tampoco hay evidencias que lo certifiquen.
Además, la Administración Trump ha incluído a Cuba en el listado de Estados patrocinadores de terrorismo, sin fundamento alguno, en apariencia recurriendo al planteo de cosechar apoyos en la furibunda colectividad de exiliados cubanos de la Florida. De tal suerte que la decisión de designar a los hutíes de Yemén como terroristas, funge como obsequio que ha de remitirse a los saudíes y a los Emiratos Arabes Unidos. Yemén acusa el impacto de la hambruna, y la designación de terrorismo evidenciará un duro golpe contra las importaciones de alimentos y medicinas, condenando a numerosos ciudadanos yemenitas a la muerte. El analista Daniel Larison opinea que la 'designación de los hutíes es, hasta la fecha, la peor cosa que ha hecho Pompeo como Secretario de Estado porque, si la decisión no puede ser revertida rápidamente, ello conducirá al deceso de decenas y, posiblemente, de centenares de miles de personas. Es necesario ser portador de una extrema crudeza para decidir sofocar la asistencia externa y las importaciones de un país azotado por la guerra y la hambruna, para luego inclinarse por sofocar a los sobrevivientes con más guerra económica. Esto es lo que ha hecho Pompeo, y no deberíamos olvidarlo'.
E, incidentalmente, los Estados Unidos nada tienen para ganar de la muerte de miles de personas en Yemén, aunque eso no sería todo. Pompeo también le ha abierto las puertas al surgimiento de nuevos problemas con China. Su decisión de aliviar las antiguas restricciones que iban en perjuicio de los contactos entre diplomáticos taiwaneses ha sido descrita por el Departamento de Estado como un firme gesto de respaldo por el gobierno democrático y 'aliado' en Taipei. Pone fin a más de cuarenta años de 'ambigüedad estratégica', la cual supo estar vigente desde el periplo de Richard Nixon a Pekín, reconociendo al comunismo de la República Popular de China como el único y legítimo gobierno, incluyéndose a Taiwan de manera solapada. El denominado principio de 'Una Sóla China' expresa que Taiwan y China son parte de la misma China, mientras que los EE.UU. reconocen, aunque no necesariamente defienden, el hecho de que la República Popular mantiene un histórico reclamo sobre Taiwan.
Más allá del esfuerzo por impedir cualquier modificación que Biden pudiere planificar sobre estas políticas, Pompeo también lleva consigo un motivo ulterior. Muchos creen que el ex Secretario de Estado gustaría de candidatearse a la presidencia en 2024. Necesitará contar con el apoyo de los israelíes y el de su poderoso lobby doméstico, el cual -nuevamente- se ha vuelto notablemente influyente en el Partido Republicano y en los medios. Este circuito exige se formulen duros términos -y acciones igualmente duras- a cualquier candidato, y Pompeo ya se esmera enérgicamente para satisfacerlo.
Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.