Ecuador: la dolarización como herramienta para el cambio
En la Argentina, un proceso de dolarización de la economía podría darle inmediatos resultados al país...
14 de Abril de 2021
En la Argentina, un proceso de dolarización de la economía podría darle inmediatos resultados al país:
1. Se resolvería el problema de la inflación, alcanzando rápidamente la estabilidad monetaria (algo similar a lo sucedido con la hiperinflación de 1989-91, resuelta entonces por la Ley de convertibilidad);
2. En simultáneo, las tasas de interés nominales se reducirían a un dígito;
3. Al eliminarse el riesgo de devaluación, las tasas de interés reales también se verían reducidas (estudiar el caso de El Salvador);
4. En consecuencia, sobrevendrían mayores inversiones, generadoras de empleo -las cuales, a su vez, permitirán recuperar la economía y emprender un proceso de crecimiento genuino.
Se dirá, acaso, que la dolarización es condición necesaria -aunque no suficiente- para alcanzar el crecimiento real. Se dirá también que será lícito analizar el caso de Ecuador a efectos de comprender este punto, pues esa nación andina decidió dolarizar su economía veinte años atrás, aún cuando no ha compartido milagro económico alguno.
Mi respuesta es que quizás el milagro esté allí, pero no ha podido observarse.
Ecuador contó, a lo largo de dos décadas, con gobiernos populistas que bien podrían haber convertido al país en otra Venezuela. Sin embargo, ello no ocurrió. Rafael Correa primero, y sus delfines después, chocaron de frente con la imposibilidad de imprimir dinero con miras a expandir el tamaño del estado, imponiendo procesos hiperinflacionarios sobre el Ecuador. Correa atacó la dolarización en diversas ocasiones, como aquel sistema que contenía sus intenciones, y eso debe ser visto como el primer milagro económico del Ecuador.
La dolarización resistió a los populismos. Ahora, los ciudadanos ecuatorianos han elegido como presidente del país al único postulante que prometió mantener el esquema. No sólo eso: el mandatario electo -el banquero Guillermo Lasso- prometió una modernización financiera como metodología para acompañar la dolarización, amén de liberalizar los mercados y propiciar reducciones de impuestos con el fin de atraer capital privado internacional.
La dolarización implica importar una institución monetaria que el propio país no pudo obsequiarse a lo largo de su historia. Con ello, sobrevienen otros desafíos, pues deben coexistir equilibrio fiscal, apertura económica y condiciones favorables a la inversión -las cuales requieren de múltiples reformas de mercado.
Numerosos estudios originados en el mundo de las ciencias políticas prueban que, al ser gobernado un país por populismo extremo -Venezuela o Ecuador-, la economía ingresa en un círculo vicioso de pobreza, indigencia, e inflación -la cual se ve profundizada en cada elección por la dependencia de gran parte del pueblo en las cajas de comida que los propios gobiernos reparten. Ecuador ha logrado quebrar ese círculo; la dolarización, a la postre, ha sido esencial en este cambio que este país está iniciando.
Está claro que, de momento, todo se trata de expectativas. Existen también incontables ejemplos de fracasos en la historia latinoamericana. Sin embargo, es menester ser optimista: en la primera jornada tras los comicios, los mercados han compartido su optimismo.
La dolarización, mientras tanto, es subestimada en la Argentina. Hoy, es difícil no pensar en qué hubiera sucedido, de decidir Carlos Saúl Menem -durante su segunda administración- o Mauricio Macri dolarizar la economía nacional.
La historia bien pudo ser otra.
La historia bien pudo ser otra.
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@AdrianRavier
Sobre Adrián Ravier
Es Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y profesor de Macroeconomía en la Universidad Francisco Marroquín. Publica periódicamente en el sitio web en español del think tank The Cato Institute y medios nacionales.