El error de Fauci acerca del uso de tapabocas, basado en la mala economía
Anthony Fauci ha admitido sus desvaríos, respecto de las recomendaciones acerca del uso del tapabocas.
11 de May de 2021
Anthony Fauci ha admitido sus desvaríos, respecto de las recomendaciones acerca del uso del tapabocas. Pues, bien; no exactamente.
A principios de mes, la anfitriona de la cadena MSNBC, Mehdi Hasan, reprodujo un clip del programa 60 Minutes del 8 de marzo de 2020, en el cual el director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas dijo, 'Ahora en EE.UU., las personas no deberían estar usando tapabocas'. Cuando se le preguntó si en ese entonces estuvo equivocado, especialmente considerando que los chinos y los coreanos del sur ya estaban usando tapabocas, Fauci de hecho ofreció una defensa de su singular cambio de opinión, aludiendo al famoso dicho de que “cuando los datos cambian, yo cambio de opinión”.
Según Fauci, el conocimiento de la primavera pasada jusiticaba su oposición al uso de tapabocas en la comunidad. Primero, había una ausencia de evidencia de que los tapabocas de hecho funcionan para reducir la transmisión del virus en ese entonces, dijo, al menos fuera de los ambientes hospitalarios. Segundo, los funcionarios de salud pública también pensaban que la transmisión asintomática o pre-sintomática del virus era algo raro.
Si el virus solo era esparcido por aquellos que tosen o tienen fiebre, muchos de los cuales podían estar aislándose en casa o en el hospital, entonces el uso de tapabocas en toda la comunidad sería en gran medida inútil. Solo cuando se volvió claro que los tapabocas sí ayudaban y que la propagación pre-sintomática y asintomática era común, Fauci dijo, tenía sentido fomentar que la gente use los tapabocas cuando sea necesario.
Al menos, ese es el relato oficial. Pero hay un problema obvio con el razonamiento de Fauci aquí. Una ausencia de evidencia acerca de la eficacia de los tapabocas e intuiciones acerca de cómo se propagaba el virus puede que haya justificado advertir a la gente que los tapabocas no eran una panacea o, de hecho, que su uso voluntario no debería ser visto como un sustituto del distanciamiento social. Pero dado que los tapabocas era un medio de costo extremadamente bajo con el potencial de mitigar el riesgo para los individuos, la relación riesgo-beneficio claramente favorecía una recomendación amplia de que estos sean utilizados.
“La ciencia”, en otras palabras, nunca justificó que Fauci le diga a la gente específicamente no usar tapabocas, en lugar de permanecer neutral. Esa oposición más dura últimamente provino debido al tercer argumento de Fauci— de que no lograr disuadir a la gente de utilizar tapabocas en ese entonces hubiese exacerbado la escasez en los mercados, dejando a los trabajadores de salud sin acceso a un importante equipo de protección personal.
La principal razón para que Fauci y el Cirujano General Jerome Adams desalienten el uso de tapabocas por lo tanto tuvo poco que ver con la ciencia. Este tuvo que ver con jugar a ser economistas. Aún así, su razonamiento económico fue defectuoso. Los mercados de tapabocas no son, ni nunca serán, estáticos y juegos de suma cero— en el que una creciente demanda del público “agota” los tapabocas para los trabajadores de salud.
Si los políticos no interfieren demasiado con las alzas de precios, los proveedores hubiesen aumentado rápidamente la producción o ingresado en el sector de producción de tapabocas quirúrgicos, como eventualmente vimos que sucedió. La creencia de que el uso de tapabocas era conveniente junto con los precios en alza hubiesen conducido a que se den innovaciones de menor escala también (como las personas que fabricaron tapabocas de tela en casa) o a que se encuentren otros medios de protección en el ínterin.
Si, es difícil observar las recientes olas aquí y en el extranjero a pesar del alto uso auto-reportado de tapabocas y concluir que los tapabocas son tan efectivos que los mandatos estatales de usar tapabocas deberían recibir mucha atención, como sucedió con la campaña de Joe Biden. De manera que el error de Fauci no puede ser mostrado como uno de los factores cruciales detrás del inicial costo en vidas perdidas en EE.UU. Pero las recomendaciones iniciales casi seguramente llevaron a que haya un uso voluntario más bajo de tapabocas de lo que hubiese sucedido de otra manera en esos meses iniciales, empeorando la transmisión comunitaria del virus desde el margen. Además, el posterior cambio de opinión de Fauci y Adams hizo que el uso voluntario de tapabocas luego fuera un asunto mucho más politizado de lo que necesitaba ser.
Al final de su argumentación en su defensa, Fauci definió a los desvaríos como una situación en la cual uno altera su postura sin que los datos subyacentes cambien. Lo que sucedió con los tapabocas, dijo, era que su postura evolucionó simplemente porque se materializó nueva evidencia. Esto era la ciencia en acción.
Pero el hecho pertinente subyacente que definió la postura de Fauci no era la incertidumbre científica, sino un juicio acerca de cómo operaban los mercados económicos. Cualquier buen economista le hubiese dicho a Fauci que su pesimismo allí estaba equivocado. Como con muchos otros errores durante esta crisis, levante la tapa de un error de sanidad pública y encontrará, debajo de ella, un error de razonamiento económico.
* El autor, Ryan Bourne, es es catedrático (fellow) R. Evan Scharf para la Comprensión Pública sobre la Economía, en el think tank estadounidense The Cato Institute.
* El autor, Ryan Bourne, es es catedrático (fellow) R. Evan Scharf para la Comprensión Pública sobre la Economía, en el think tank estadounidense The Cato Institute.