El Talibán ha regresado; y ahora, ¿qué?
El Talibán ha vuelto al poder en Afganistán, tras tomar el control de Kabul.
04 de Septiembre de 2021
El Talibán ha vuelto al poder en Afganistán, tras tomar el control de Kabul. El Presidente afgano Ashraf Ghani ha huído, para aterrizar tiempo después en Dubai.
Mientras que la ofensiva del Talibán lleva meses, recientemente ha adquirido una fuerza que ha sorprendido al mundo. El presidente estadounidense Joe Biden se mantuvo firme en su decisión de retirar a los soldados, afirmando que los Estados Unidos habían consolidado sus objetivos principales hace más de una década, los cuales eran, en primer término, desmantelar a al-Qaeda y, en segunda instancia, encontrar a Osama bin Laden. Sin embargo, admitió el mandatario que las fuerzas de seguridad afganas se desmoronaron más rápido de lo esperado.
Mientras que la ofensiva del Talibán lleva meses, recientemente ha adquirido una fuerza que ha sorprendido al mundo. El presidente estadounidense Joe Biden se mantuvo firme en su decisión de retirar a los soldados, afirmando que los Estados Unidos habían consolidado sus objetivos principales hace más de una década, los cuales eran, en primer término, desmantelar a al-Qaeda y, en segunda instancia, encontrar a Osama bin Laden. Sin embargo, admitió el mandatario que las fuerzas de seguridad afganas se desmoronaron más rápido de lo esperado.
El Talibán ha estado ganando terreno constantemente a lo largo de los últimos años. El colapso de las fuerzas de seguridad afganas se debe a una serie de razones, tales como una falta de capacidad, corrupción, fuerzas de seguridad en competencia (además, respaldadas por la CIA) y una falta de recursos. La inteligencia estadounidense también advirtió a la Administración Biden sobre un eventual colapso. Aún así, nada de eso importa ahora.
Los afganos están huyendo por sus vidas conforme su país se desmorona, y los aeropuertos se han convertido en algo parecido a una zona de guerra. Ahora, muchos están observando más de cerca a Paquistán, que alberga a alrededor de 3 millones de refugiados afganos, conforme más refugiados intentan ingresar.
Qué implica para Paquistán
El involucramiento de Paquistán en Afganistán data desde la invasión soviética, cuando la inteligencia el país y la CIA proveyeron respaldo encubierto a los Muyahidín (milicianos guerrilleros musulmanes) que luchaba contra de los soviéticos. El movimiento Muyahidín ganó popularidad en una era post-soviética de inestabilidad y, eventualmente, mutó en el Talibán. Paquistán reconoció al Talibán como el gobierno de Afganistán, en 1996. Luego de que los EE.UU. invadieran Afganistán en 2001, Paquistán proveyó santuario al liderazgo Talibán, a la Red Haqqani, y a otros grupos militantes, todo lo cual ha sido documentado en el trabajo de relaciones exteriores del periodista Ahmad Rashid, en el del escritor de política y seguridad nacional Steve Coll y en el del profesor de relaciones internacionales Hassan Abbas, para nombras a tan solo unos pocos entendidos.
Aún así, Paquistán ha dicho repetidas veces que respalda el proceso de paz liderado por Afganistán. El proceso de paz afgano empezó aproximadamente cuando el Talibán y la administración de Donald Trump firmaron un acuerdo en febrero de 2020 y continuó —aunque lentamente— con las negociaciones entre el Talibán y el gobierno afgano.
De igual forma, la relación entre EE.UU. y Paquistán ha sido inestable desde hace algún tiempo. EE.UU. acusa a Islamabad de jugar para ambos bandos, al patrocinar y albergar grupos militantes como el Talibán y la Red Haqqani. Mientras que EE.UU. acusa a Paquistán de no respaldar su guerra en Afganistán, Paquistán acusa a EE.UU. de siempre utilizarlo y negarse a reconocer los sacrificios que ha realizado desde que empezó la Guerra contra el Terrorismo, en 2001. Paquistán pagó un precio alto por ser un aliado de EE.UU. en la manera de fatalidades civiles y ataques con drones. Sin embargo, Paquistán sostiene que su influencia sobre el Talibán, que EE.UU. percibe como algo poderoso, de hecho no es tan fuerte. El gobierno de Ghani también le pidió a Paquistán traer al grupo a la mesa de negociación y que reduzca la brutalidad de sus operaciones de agresión.
El Primer Ministro Imran Khan dice que es injusto culpar a Paquistán por la situación en Afganistán. Injusto o no, si Paquistán se niega a condenar la continua violencia del Talibán, perjudicará de manera permanente su propia reputación en el escenario mundial y el giro económico que está intentando desesperadamente. Dejando a un lado la moralidad, también está en el interés estratégico de Paquistán condenar abiertamente la manera en que el Talibán ha llegado al poder. Paquistán ha estado intentando mostrarle al mundo que no está tan estrechamente alineado con el Talibán como solía estarlo durante la década de 1990, y que no controla al grupo de ninguna manera. Si este realmente es el caso, la administración de Khan tiene la oportunidad de resaltar esta dinámica cambiada entre las autoridades paquistaníes y el Talibán.
Lo que el Talibán desea
El Talibán desea reconocimiento internacional —y en su búsqueda de este, el grupo ha estado ocupado presentando una imagen moderada, afirmando que permitirá que las mujeres trabajen y que las niñas vayan a la escuela. Para el Talibán, el reconocimiento es extremadamente importante dado que le permitiría al grupo tener soberanía sobre Afganistán, aunque esa soberanía implique la obligación de obedecer el derecho internacional. Por ejemplo: el Talibán tendría que respetar los derechos humanos, obedecer las normas del comercio internacional, renunciar a varias actividades ilícitas, y estar abierto a la diplomacia. Si el Talibán desea hacer algo de esto (y más), ello aún no queda claro.
La pregunta clave es: ¿reconocerá la comunidad internacional al Talibán? La respuesta no es tan sencilla. Rusia dijo que su reconocimiento del Talibán dependerá de las condiciones en el territorio. El objetivo estratégico de Rusia después de todo es asegurar que la inestabilidad de Afganistán se mantenga lejos de Asia Central y su puerta, un deseo que es compartido por los vecinos de Afganistán. Similar a Paquistán, Uzbekistán, Tayikistán, y Turkmenistán, todos están preocupados acerca del efecto derrame y por la consiguiente inestabilidad amplificada por el flujo creciente de refugiados —peor aún durante una pandemia. Irán también teme una toma de poder por el Talibán, que es notablemente anti-Shia. China ha sido un poco más sociable expresando que está abierta a tener 'relaciones amigables' con el Talibán. Paquistán no ha reconocido oficialmente al Talibán tampoco, pero está allanando el camino para hacerlo.
Por ahora, las cosas se están moviendo demasiado rápido como para predecir de manera precisa que sucederá en Afganistán. Pero una cosa es clara: los afganos inocentes están pagando el precio más alto.
* La autora, Sahar Khan, es académico titular en el Instituto dedicado a Defensa y Política Exterior, en el think tank estadounidense The Cato Institute, en Washington, D.C. Periódicamente, publica también en el sitio web en español de la referida organización.
* La autora, Sahar Khan, es académico titular en el Instituto dedicado a Defensa y Política Exterior, en el think tank estadounidense The Cato Institute, en Washington, D.C. Periódicamente, publica también en el sitio web en español de la referida organización.