Estados Unidos: instancia totalitaria
El progresismo de los Demócratas busca imponer un despotismo a base de 'justicia social'.
Los Demócratas se han quedado con la presidencia de los Estados Unidos y con la mayoría en ambas cámaras del Congreso por apenas once meses ya, pero se has han arreglado para imponerle al país una transformación, de pies a cabeza. En réplica ante las recurrentes acusaciones en torno del 'terrorismo doméstico', numerosos ciudadanos estadounidenses comienzan hoy a creer que el país está, literalmente, fracturándose -mientras que un esfuerzo pequeño defiende el espíritu nacional o el sentido común. Mientras tanto, el empeño que pretende imponer una revolución en sectores como la educación o la salud (mandato de vacunación forzada mediante) multiplican la preocupación frente a que algo peor se cierne de cara a los tres años venideros.
El hecho de que el país se encuentra hoy en serios problemas es una perspectiva a la que suscribo y la cual comparto ni bien empiezo mis mañanas, tras revisar a consciencia los titulares de los servicios de noticias que he acopiado durante la noche anterior. En ocasiones, percibo que se otorga más espacio destinado a shows televisivos, a lo actuado por 'celebridades' y a eventos deportivos que a los desarrollos más importantes que hoy confrontan al pueblo estadounidense. Uno podría sospechar que un grueso de la audiencia no se preocupa por el verdadero estado de la nación y que, antes bien, asistimos a una planificada campaña de propaganda que parte de los medios de comunicación, diseñada para regalar pan y circo al tiempo que se esmera en reducir las opciones de la gente en numerosos aspectos de su vida diaria.
Tres semanas atrás, un artículo publicado en el New York Times, que por cierto es uno de los más insistentes y peores espectros entre los medios progresistas, titulaba: 'Advertencia de Encuestador a los Demócratas: Tenemos un Problema: focus groups confeccionados entre votantes del estado de Virginia remataron con la redacción de un memorando referido a lo que los Demócratas necesitarían para embarcarse en las elecciones de medio término o midterms'. El texto comienza consignando: 'Brian Stryker, encuestador para el Partido Demócrata, no trabajó para la campaña de Terry McAuliffe en la carrera para la gobernación de Virginia. Pero la estrecha derrota del Señor McAuliffe en un estado tradicionalmente progresista lo alarmó, y el mismo efecto tuvo lugar en casi todo político profesional del Partido Demócrata'.
Acto seguido, a Stryker le fue encargada la realización de una encuesta y de redactar un memo consignando lo que se hizo mal. 'Los participantes del estudio pertenecían a los suburbios de Washington, D.C. y de Richmond, portando el mismo perfil político: respaldaban a Biden en 2020 y habían votado por el Señor Youngkin en noviembre, o bien consideraban seriamente el apoyarlo'. El artículo del Times consiste, en su mayor parte, de referencias en torno de los puntos subrayados en el memorando.
He de confesar que he leído el artículo completo -rara vez me sucede con los contenidos del NYT-, para luego dedicar una estrepitosa carcajada. Después de todo, yo era un votante genuino de Virginia, involucrado en la campaña para derrotar a McAuliffe, debido fundamentalmente a su postura, que impedía involucrar a los padres en la educación de sus hijos, así como también debido a su cercanía con los Clinton. De inmediato, observé que las encuestas realizadas por Stryker se habían enfocado en los votantes progresistas de limusina del norte de Virginia y que residían en los alrededores de la capital, Richmond. Estos no necesariamente son votantes que pintaron a Virginia de azul Demócrata, mientras que sus posibilidades de enviar a sus hijos a escuelas privadas significó que la educación era un tema menos importante para ellos, de lo que lo era para el trabajador promedio que debe acogerse al sistema de educación pública. De tal suerte que las respuestas recogidas en la encuesta estaban, uno podría sugerir, dibujadas.
La mayoría de residentes de Virginia que conozco y que sufragaron contra McAuliffe lo hicieron en razón de una colección de motivos, por ejemplo, que los Demócratas habían castigado a los trabajadores blancos y a las clases medias y a los niños sin ventajas en virtud de su color de piel. Asimismo, esos votantes estaban respondiendo al incremento de los homicidios y a los episodios de saqueo que no fueron reprimidos, aspectos que fueron asociados con el respaldo oportunista del Partido Demócrata al fenómeno de Black Lives Matter (BLM). Por lo general, quienes residen en Virginia no se sienten ya seguros en las calles de sus localidades, y tampoco ven seguridad en las escuelas, debido a la tendencia de los Demócratas a desatender estas cuestiones. En particular, ha de atenderse a una pregunta planteada por el periodista del NYT a Stryker, y a la respuesta ofrecida:
'Periodista: ¿Qué motiva esta percepción generalizada de que los Demócratas están obsesionados con temáticas culturales?
Respuesta: Probablemente, no nos hayamos enfocado en la economía, como debimos hacerlo. Creo que algo de eso refiere que los votantes entienden que no hablamos de cosas que no se vinculan a la economía. Parte de ello es, también, una reacción natural: hacemos frente hoy a una economía que ellos perciben como muy difícil. Es duro para ellos pensar que hemos solucionado problemas, cuando ven que hay tantos'.
Sin gran habilidad, Stryker elude responder a la pregunta, porque el problema es que, en efecto, el Partido Demócrata está 'obsesionado con temáticas culturales', razón por la cual están dispuestos a convertir a la educación pública en una 'satisfactoria pérdida de tiempo' que muchos padres desprecian, al tiempo que se obliga al contribuyente a financiar ese ataque. McAuliffe perdió la elección cuando declaró que los padres no debían interferir en la educación de sus hijos, tras decir que demasiados maestros de escuela eran blancos. No obstante, resulta extraño que Stryker se mostrara incapaz de percatarse que no era la economía lo que llevó a los votantes a rechazar a Stryker; no percatándose tampoco de que citar a la economía no era una respuesta a la pregunta. Acaso el personaje estaba hablándole al público equivocado.
Uno sólo puede tener la esperanza de que los Demócratas acentúen su caída hacia el otoño de 2022, pero los opinadores que viven del contenido que se presenta en los medios de comunicación insisten en sus ataques. Otro texto reciente ha sido publicado por Max Boot, recalcitrante neoconservador que suele portar un divertido sombrero para diferenciarse de otros neoconservadores. De origen judío y nacido en Rusia, inevitablemente, Boot ha explotado las redes de rigor para hallar un hogar en el mundillo de opinadores del extremadamente progresista matutino Washington Post, aún cuando, en alguna oportunidad, simula ser un conservador. Su pieza fue intitulada: 'Los Demócratas van camino a perder en 2022 y en 2024. Si así ocurriere, Estados Unidos podría ver perder a su democracia'.
Boot está preocupado, porque las encuestas muestran que Joe Biden y su partido están viendo desmoronarse sus niveles de aprobación, mientras que los Republicanos ascienden en la consideración ciudadana. Boot describe al GOP como 'extremista y autoritario', pero le otorga algún crédito por mostrarse más alerta frente a los asuntos de importancia; mucho más de lo que lo percibe Stryker. En simultáneo, Boot observa que los Demócratas están padeciendo de un 'extremismo progresista', recordando cómo, recientemente, visitó 'su alma mater, la Universidad de California en Berkeley, oportunidad en que sus amigos le relataron los excesos de la 'cultura de la cancelación' o 'cancel culture', la nula predisposición de muchos progresistas de hacer frente al delito y al problema de las personas sin hogar, el daño provocado por las clases vía Zoom, y la insistencia en los mandatos para que los niños porten tapabocas. Estos son reclamos y quejas recurrentes que parten de los propios progresistas en una de las ciudades más progresistas de los Estados Unidos. Los Demócratas viven en el Mundo de Nunca Jamás, si insisten en desmerecer aquellos planteos, calificándolos de meros ataques de los Republicanos. Idéntica preocupación le ha hecho pagar costos a los Demócratas en Nueva Jersey y Virginia -donde podrían tener peores noticias el año que viene (...) Biden necesita concentrar sus ataques en los activistas de extrema izquierda que se proponen desfinanciar a las fuerzas de policía, boicotear a Israel y dividir a los estadounidenses conforme a su raza o color de piel'.
Sin embargo, Boot sigue alimentando su propia ceguera, no atendiendo a lo que está sucediendo en los Estados Unidos, cuya fractura es fogoneada por el partido político de su preferencia, cuando fueron los Demócratas quienes introdujeron el mandato de vacunación forzada; fueron ellos quienes abrieron la frontera Sur para el ingreso ilimitado de inmigrantes ilegales; ellos mismos promocionaron una división racial y étnica; ellos son quienes insisten en agitar el sable contra Irán, Rusia y China; ellos siguen resistiendo el arresto de saqueadores y criminales en distintas ciudades para luego ser evitar que sean procesados; los propios Demócratas son quienes restringen la libertad de expresión y la libertad de asociación; insisten en perseguir al periodista Julian Assange; y si insisten en la persecución y el señalamiento de ciudadanos que protestan contra la destrucción de la escuela pública, tildándolos de 'terroristas domésticos'. Si Max Boot realmente se propone identificar a quienes portan tendencias totalitarias y a quienes amenazan a la democracia americana, lo único que tiene que hacer es mirar a sus amigos del Partido Demócrata.
Cuando finalmente lo haga, podrá aprovechar la oportunidad para explicárselo todo a Brian Stryker.
Artículo original, en inglés
Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.