Argentina: golpista y falsario
La ciudadanía no percibe su importancia, agobiada como está por el cúmulo de crisis (económica, social y sanitaria)...
17 de Enero de 2022
El buen ciudadano es aquel que no puede tolerar en su patria un poder que pretenda volverse superior a las leyes.
Cicerón
* * *
La ciudadanía no percibe su importancia, agobiada como está por el cúmulo de crisis (económica, social y sanitaria) que la afecta, pero la semana nos ha dejado un montón de temas que las agravan en extremo. En el podio, figuran la explosión que tendrá lugar cuando llegue marzo sin firmarse acuerdo alguno con el FMI y la solidaridad con los peores dictadores. Pero, por la gravedad institucional que reviste, comenzaré por el golpismo del MemePresidente y lo falsario de su discurso.
Para tener claro cuánto desprecia el oficialismo la Constitución Nacional y la división de poderes que la misma instituye, basta recordar qué uso higiénico dio a las reiteradas resoluciones de la Corte Suprema -de carácter nacional- que ordenaron al entonces Gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner, reponer en sus funciones al Procurador General, Eduardo Sosa. La reciente sentencia que confirmó la inconstitucionalidad de la composición del Consejo de la Magistratura –el órgano que propone y destituye a los jueces- que había impulsado Cristina Fernández en 2006, significó para ésta una dura derrota en el campo donde se juega su único interés: la impunidad; asimismo, fracasó en sus esfuerzos por “democratizar” la Justicia y cambiar el régimen de designación y la duración del mandato del Procurador General.
Los mismos que durante el gobierno de Mauricio Macri aullaban exigiendo su destitución y que se fuera en helicóptero, hoy vuelven a convocar a la sedición contra otro poder de la República. Para ello, están convocando a una marcha hacia el Palacio de Justicia para exigir la remoción de los ministros de la incómoda Corte; hay antecedentes ya que, en 2003, el ya Presidente Kirchner echó a escobazos y por televisión a los jueces que la integraban, con la cómplice tolerancia de una sociedad siempre hipócrita. Al sumarse al vil sicario Juan Martín Mena, Viceministro de Justicia, y a los sediciosos jueces José María y Alejo Ramos Padilla en el apoyo a ese disparate, la marioneta que nos gobierna incurrió en el delito de instigación a un golpe de Estado y obliga a la inmediata actuación de los fiscales.
El innegable castigo que recibió el Gobierno en las recientes elecciones y la consecuente merma en sus capacidades legislativas, hace que la probabilidad de que obtenga los votos necesarios para avanzar con sus proyectos contra el Poder Judicial resulta claramente nula. Entonces, ¿qué objetivo tiene esa marcha anunciada, además, con tanta anticipación? ¿Intentarán Luis D’Elía y sus barrabravas, más los militantes de algunos gremios ultra-kirchneristas, tomar el Palacio e incendiarlo, como ya hicieron con una comisaría en La Boca? ¿Actuarían las fuerzas de seguridad federales (PFA, GN, PSA y PNA), a las órdenes hoy de Aníbal Fernández, en defensa del edificio o ésta quedaría sólo a cargo de la Policía porteña? ¿Qué pasaría si las organizaciones de abogados y los partidos de oposición convocaran a sostener esa defensa? ¿Estará buscando el oficialismo tirarle algunos muertos a Horacio Rodríguez Larreta, Jefe de Gobierno de la Ciudad y, por elevación, a la oposición?
En otro orden de cosas, mientras Martín Guzmán intenta con desesperación obtener el apoyo de los mayores accionistas (los Estados Unidos y el Japón) del FMI, Cristina Fernández ordenó al MemePresidente dinamitar cualquier progreso en la materia; se vio claramente con la asunción de Alberto Fernández como Presidente de la CELAC y con la re-re-toma de posesión de Daniel Ortega en Nicaragua, siempre acompañados por los asesinos dictadores de Cuba, de Venezuela y del Vicepresidente de Irán, acusado de organizar la voladura de la AMIA y matar a 85 argentinos. El Fiscal Alberto Nisman, asesinado impunemente hace ya siete años, debe estar revolviéndose una vez más en su tumba.
También lo enviará a Pekín, con la excusa de los Juegos Olímpicos, quizás para reunirse con Xi Jinping y estrechar vínculos comerciales y militares; eso irritará a la Administración Biden, que ha boicoteado el evento por las violaciones contra los derechos humanos en China. Que esa conducta esquizofrénica del Gobierno, que logra siempre quedar mal con todos, se deba al exclusivo propósito de salvaguardar el capital simbólico de la PresidenteVice ante su base electoral, a la cual los Fernández² han vendido el falso relato del desendeudamiento para liberarnos del yugo de los acreedores y la perversidad del FMI al pedir un ajuste, resulta aún más criminal por el costo que el default implicará para los más pobres.
La llegada de Guzmán se debió a la influencia que, sobre la emperatriz pingüina tiene Joseph Stiglitz, que esta semana ponderó el presunto “milagro” que habría obrado el MemePresidente. El crecimiento del 10% de la economía durante 2021, fue sólo un pobre rebote, y Fernández ha llevado la pobreza al 50%, la inflación a un porcentaje aún mayor con cepos, precios y tarifas congeladas, y el Banco Central se ha quedado sin reservas, pese al monumental aporte que hizo el campo y a los US$ 4.500 millones en DEG que recibió del FMI; proponer “santificarlo” sólo se explica por el pago que recibe Stiglitz y su ignorancia respecto a la realidad argentina.
El único verdadero éxito del Gobierno ha sido, precisamente, convertir a la Argentina en un páramo cada vez más parecido a la Venezuela de Nicolás Maduro, donde –como dijo Leonardo Padura- “faltan todas las cosas, y lo único que sobra es el tiempo” y el Estado es el único factor de crecimiento y desarrollo, lo cual ha llevado a la creciente miseria, la aguda escasez, los cortes de energía y el hambre pavoroso, que se han transformado en casi perfectos instrumentos de control y dominación social.
Para tener claro cuánto desprecia el oficialismo la Constitución Nacional y la división de poderes que la misma instituye, basta recordar qué uso higiénico dio a las reiteradas resoluciones de la Corte Suprema -de carácter nacional- que ordenaron al entonces Gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner, reponer en sus funciones al Procurador General, Eduardo Sosa. La reciente sentencia que confirmó la inconstitucionalidad de la composición del Consejo de la Magistratura –el órgano que propone y destituye a los jueces- que había impulsado Cristina Fernández en 2006, significó para ésta una dura derrota en el campo donde se juega su único interés: la impunidad; asimismo, fracasó en sus esfuerzos por “democratizar” la Justicia y cambiar el régimen de designación y la duración del mandato del Procurador General.
Los mismos que durante el gobierno de Mauricio Macri aullaban exigiendo su destitución y que se fuera en helicóptero, hoy vuelven a convocar a la sedición contra otro poder de la República. Para ello, están convocando a una marcha hacia el Palacio de Justicia para exigir la remoción de los ministros de la incómoda Corte; hay antecedentes ya que, en 2003, el ya Presidente Kirchner echó a escobazos y por televisión a los jueces que la integraban, con la cómplice tolerancia de una sociedad siempre hipócrita. Al sumarse al vil sicario Juan Martín Mena, Viceministro de Justicia, y a los sediciosos jueces José María y Alejo Ramos Padilla en el apoyo a ese disparate, la marioneta que nos gobierna incurrió en el delito de instigación a un golpe de Estado y obliga a la inmediata actuación de los fiscales.
El innegable castigo que recibió el Gobierno en las recientes elecciones y la consecuente merma en sus capacidades legislativas, hace que la probabilidad de que obtenga los votos necesarios para avanzar con sus proyectos contra el Poder Judicial resulta claramente nula. Entonces, ¿qué objetivo tiene esa marcha anunciada, además, con tanta anticipación? ¿Intentarán Luis D’Elía y sus barrabravas, más los militantes de algunos gremios ultra-kirchneristas, tomar el Palacio e incendiarlo, como ya hicieron con una comisaría en La Boca? ¿Actuarían las fuerzas de seguridad federales (PFA, GN, PSA y PNA), a las órdenes hoy de Aníbal Fernández, en defensa del edificio o ésta quedaría sólo a cargo de la Policía porteña? ¿Qué pasaría si las organizaciones de abogados y los partidos de oposición convocaran a sostener esa defensa? ¿Estará buscando el oficialismo tirarle algunos muertos a Horacio Rodríguez Larreta, Jefe de Gobierno de la Ciudad y, por elevación, a la oposición?
En otro orden de cosas, mientras Martín Guzmán intenta con desesperación obtener el apoyo de los mayores accionistas (los Estados Unidos y el Japón) del FMI, Cristina Fernández ordenó al MemePresidente dinamitar cualquier progreso en la materia; se vio claramente con la asunción de Alberto Fernández como Presidente de la CELAC y con la re-re-toma de posesión de Daniel Ortega en Nicaragua, siempre acompañados por los asesinos dictadores de Cuba, de Venezuela y del Vicepresidente de Irán, acusado de organizar la voladura de la AMIA y matar a 85 argentinos. El Fiscal Alberto Nisman, asesinado impunemente hace ya siete años, debe estar revolviéndose una vez más en su tumba.
También lo enviará a Pekín, con la excusa de los Juegos Olímpicos, quizás para reunirse con Xi Jinping y estrechar vínculos comerciales y militares; eso irritará a la Administración Biden, que ha boicoteado el evento por las violaciones contra los derechos humanos en China. Que esa conducta esquizofrénica del Gobierno, que logra siempre quedar mal con todos, se deba al exclusivo propósito de salvaguardar el capital simbólico de la PresidenteVice ante su base electoral, a la cual los Fernández² han vendido el falso relato del desendeudamiento para liberarnos del yugo de los acreedores y la perversidad del FMI al pedir un ajuste, resulta aún más criminal por el costo que el default implicará para los más pobres.
La llegada de Guzmán se debió a la influencia que, sobre la emperatriz pingüina tiene Joseph Stiglitz, que esta semana ponderó el presunto “milagro” que habría obrado el MemePresidente. El crecimiento del 10% de la economía durante 2021, fue sólo un pobre rebote, y Fernández ha llevado la pobreza al 50%, la inflación a un porcentaje aún mayor con cepos, precios y tarifas congeladas, y el Banco Central se ha quedado sin reservas, pese al monumental aporte que hizo el campo y a los US$ 4.500 millones en DEG que recibió del FMI; proponer “santificarlo” sólo se explica por el pago que recibe Stiglitz y su ignorancia respecto a la realidad argentina.
El único verdadero éxito del Gobierno ha sido, precisamente, convertir a la Argentina en un páramo cada vez más parecido a la Venezuela de Nicolás Maduro, donde –como dijo Leonardo Padura- “faltan todas las cosas, y lo único que sobra es el tiempo” y el Estado es el único factor de crecimiento y desarrollo, lo cual ha llevado a la creciente miseria, la aguda escasez, los cortes de energía y el hambre pavoroso, que se han transformado en casi perfectos instrumentos de control y dominación social.
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@EGAvogadro
Sobre Enrique Guillermo Avogadro
Abogado. Columnista de temas políticos de Argentina, y colaborador en otros medios nacionales. Sus artículos completos pueden repasarse en el blog del autor, o en el enlace http://www.elojodigital.com/categoria/tags/enrique-guillermo-avogadro.