Joe Biden desordena Oriente Medio
El modo de lograrlo es fracturar a Siria.
La pendulante masa de observadores que sigue expresando su preocupación frente a la catastrófica esencia de la política exterior de los Estados Unidos de América bajo la presidencia de Joe Biden se ha percatado del modo en que el escenario ucraniano es utilizado como cobertura para intervenciones y otras tropelías en otras geografías del globo.
Un informe reciente, por ejemplo, revela que la Administración Biden ha decidido 'restablecer una presencia militar estadounidense recurrente en Somalia, a efectos de patrocinar un combate más efectivo contra al-Shabaab', a pesar del hecho de que 'no se conoce de autoridad constitucional alguna que autorice al presidente Biden a desplegar tropas en Somalia, ni a arrojar bombas sobre ese país'. De igual modo, al-Shabaab tampoco representa una amenaza contra ciudadanos estadounidenses, ni contra los genuinos intereses de Washington.
Sin lugar a dudas, el énfasis sobre Ucrania comporta cierta coherencia, conforme la misma es particularmente peligrosa y podría conducir a un escenario de devastación nuclear, en la que la intervención americana no sólo fue no deseada, sino que nunca respondió a intereses nacionales concretos. Tendrá lugar una escalada del conflicto, si la Casa Blanca se mantiene empeñada en el curso actual. Fuentes del gobierno ucraniano ahora afirman que los Estados Unidos estarían preparándose para destruir a la flota rusa del Mar Negro, con miras a poner fin al bloqueo de los puertos ucranianos. El comandante de las fuerzas estadounidenses en Europa, el General Christopher Cavoli, parece confirmar el informe, al referirse a la preparación de 'opciones militares' para asistir a Ucrania en sus exportaciones de granos.
Uno podría sugerir que semejante maniobra podría ser más que suficiente para dar inicio a una Tercera Guerra Mundial, que ciertamente -y de forma veloz- se tornaría en nuclear. Algunos incluso consideran que tomar una medida deliberada de ese calibre escalaría, inevitablemente, en la destrucción del planeta tal como lo conocemos, y que la decisión sería un error de política exterior de parte de la Administración del presidente Biden. Sin embargo, estoy seguro de que los guerreros de Foggy Bottom -el Departamento de Estado- se mostrarían en desacuerdo, señalando que nada haría recular más rápidamente a Vladimir Putin que una oleada de misiles Harpoon mientras disfruta del té en su desayuno.
Y, por cierto, hay mucho más. Siempre lo hay. El foco que los Estados Unidos y los medios de comunicación realizan sobre Ucrania, combinado ello con los desconcertantes tropiezos con origen en la Casa Blanca han oscurecido lo que está sucediendo en otros cuadrantes del planeta, sitios en donde Washington ejercita sus bíceps, acaso jactándose de que una o dos guerras administrables ayudarán con los rátings electorales de cara a noviembre.
Y siempre está Israel. El ejército y la policía israelíes se han dedicado, recientemente, a ejecutar a adolescentes palestinos con rigor diario, eventos que vienen de la mano con el homicidio de la periodista palestino-estadounidense Shireen Abu Akleh, un mes atrás. Benny Gantz, Ministro de Defensa de Israel, visitó Washington dos semanas atrás, para reunirse inter alia, a efectos de expresar algún tipo de condolencia por el asesinato de Abu Akleh, aunque ello consignaría una interpretación incorrecta sobre la relación bilateral. En realidad, cuando Israel grita 'Salte!', la Administración Biden replica: '¿Qué tan alto, patrón?'.
También en Oriente Medio, y en un tema vinculado a Tel Aviv, el Departamento de Estado se involucró en un problema, con el voto unánime -por parte del parlamento iraquí- del 26 de mayo pasado, que determinó convertir en ilegal a 'cualquier esfuero de normalización de vínculos con el Estado de Israel'. Foggy Bottom reaccionó con presteza, en contraste con su torpe involucramiento en la mayoría de los temas; pero aquí Tel Aviv estaba en el medio, con lo cual no se trataba de un asunto relacionado con 'la mayoría'. El comunicado del Departamento de Estado rezó: 'Los Estados Unidos se muestran profundamente perturbados por la aprobación, por parte del parlamento iraquí, de una legislación que criminaliza los vínculos con Israel, al tiempo que la medida pone en jaque a la libertad de expresión y propicia un ambiente de antisemitismo...'. Pues, así es; la antigua acusación sobre antisemitismo resurge.
Finalmente, emergen numerosos relatos interesantes sobre Siria, que continúa siendo un polvorín porque Tel Aviv se ha propuesto mantener su capacidad de bombardear con total libertad a cualquier objetivo que presuma de 'terrorista', o bien conectado con su archienemigo Irán. El bombardeo israelí ha acelerado su regularidad desde iniciado en conflicto en Ucrania, y rara vez es informado por los medios de comunicación en los Estados Unidos. Sin embargo, y nuevamente, hay más cuestiones vinculadas al involucramiento americano. En primer lugar, Rusia reaccionó frente a la condena israelí de la invasión ucraniana. Un ataque israelí, perpetrado la semana pasada contra objetivos en territorio sirio, fue repelido con misiles S-300, disparados por sistemas defensivos controlados por soldados del ejército ruso. Hasta ahora, Moscú se había abstenido de intentar derribar aeronaves de combate israelíes, pero este desarrollo fue una clara advertencia sobre lo que podría sobrevenir, de insistir Israel con sus ataques.
También relacionado con Siria, resulta irónico que los Estados Unidos hayan acusado a Rusia de crímenes de guerra en Ucrania mientras que, en simultáneo, Washington mantiene su ocupación ilegal de suelo sirio. En donde también ostenta su propio de crímenes de guerra. La pasada semana, el Pentágono anunció que había completado su investigación sobre un ataque perpetrado en Siria el 18 de marzo de 2019, que puso fin a la vida de presuntos guerrilleros de ISIS, así como también de civiles -y en donde otras quince personas resultaron heridas. John Kirby, secretario de prensa del Pentágono, declaró que el Departamento de Defensa había determinado que el ataque aéreo 'no violó las leyes de la guerra, ni las reglas de combate'. Ni el comandante a cargo de fuerzas terrestres ni nadie involucrado en el episodio 'actuaron inapropiadamente, ni lo hicieron con intención maliciosa', como tampoco 'buscó deliberadamente poner fin a la vida de civiles'. En una investigación previa, concluída en diciembre pasado, el Pentágono declaró: que 'no tomaría a nadie como responsable por el ataque con drones de agosto pasado, que mató a diez civiles, incluyendo a siete niños. Una revisión sobre el particular concluyó que se trató de un 'trágico evento', resultado de un 'proceso de ejecución con errores'.
Adicionalmente, se conocen informes de alta confiabilidad, que citaban que los Estados Unidos estarían aprestándose para ejecutar una partición de facto de Siria, a efectos de crear un Estado separado de Damasco, liderado por aliados kurdos; ello se implementaría en el cuadrante noreste del país, se encontraría bajo la protección de Washington, e incluiría una guarnición para el despliegue permanente de soldados estadounidenses. Una maniobra de este tenor ciertamente constituiría un acto ilegal, en tanto también consignaría un perturbador precedente para los pretendidos 'crímenes de guerra' sobre los que Washington acusa a Moscú tras buscar particionar Ucrania. Es interesante el hecho de que la planificación del desarrollo no haya sido informada en los medios de comunicación tradicionales, con lo que se corrobora que la crisis ucraniana funge de cobertura para episodios que tienen lugar en otros sitios, a modo de telón de fondo; Ucrania ofrece a los Estados Unidos oportunidades para involucrarse en, por ejemplo, Oriente Medio, para defender a aliados impresentables como Israel o Arabia Saudí.
Irónicamente, cuando los Estados Unidos intervinieron inicialmente en Siria, Washington declaró que el objetivo era combatir al grupo terrorista Estado Islámico (ISIS); Washington cooperó íntimamente con un bloque subsidiario de al-Qaeda, mientras que Israel tenía un acuerdo similar con el propio ISIS. Kurdos, ISIS y al-Qaeda, según se cree, se han involurado en el hurto y posterior comercio de crudo sirio. Ahora, los Estados Unidos, que también se han estado robando el petróleo, buscan consolidar una presencia permanente para apuntalar su control de los recursos pertenecientes a Siria.
No es poca cosa que la planificación, por parte de Washington, de crear una suerte de sub-Estado o de región autónoma en el noreste de Siria fuera revelada, ni más ni menos, por la número tres del Departamento de Estado, Victoria Nuland, en oportunidad de desarrollarse una conferencia en Marruecos. Nuland, principal fuerza motriz detrás del cambio de régimen en Ucrania durante 2014, describió al desarrollo en Siria como una 'actividad de estabilización'. La flamante entidad incluiría a la principal zona productora de crudo siria, que hoy día está siendo explotada por Washington y por sus 'aliados' -y también incluiría a grandes porciones de tierras cultivables.
Washington ya ha implementado un compendio de sanciones excepcionalmente punitivas contra los territorios sirios bajo control de los rusos y del presidente Basher al-Assad, incluyendo las sanciones secundarias englobadas en el Acta César para la Protección Civil Siria. Estas últimas reprenderán a cualquier persona o entidad que busque eludir las restricciones interpuestas por Washington. James Jeffrey, ex embajador americano ante Siria, lo puso en los siguientes términos: 'Y, por cierto, hemos acelerado el aislamiento y las presiones con sanciones sobre Assad; hemos fortalecido nuestro objetivo de no ofrecer asistencia para la reconstrucción; y el país está desesperado por tenerla. Usted verá lo que ha ocurrido en Siria, verá lo que le ha sucedido a su economía. Así que, la estrategia ha sido muy efectiva...'. Agregó el ex funcionario: 'Mi trabajo es depositar a los rusos en una trampa de la que no puedan escapar'.
A criterio de eludiar las sanciones en vigencia, el novedosos microestado deberá contar, por lo tanto, con una viabilidad económica garantizada para convertir a su territorio en libre de sanciones; asimismo, habrá de convocar a la inversión extranjera para desarrollar asentamientos fundamentalmente habitados por kurdos, en sociedad con los Estados Unidos. Una 'licencia general' deberá emitirse, a efectos de facilitar inversiones y otras actividades económicas. Los EE.UU. comprometerán US$ 350 millones al proyecto, el cual está siendo ejecutado con la cooperación de las autoridades de Turquía, que controlan a sus propias milicias allende la frontera. El grupo Al-Tanf obstaculiza la creación de un 'Eje de Resistencia' contiguo desde Irán hacia el Líbano y, a la postre, hacia Palestina; en consecuencia, manteniendo la 'seguridad israelí' en la región. Como suele ser el caso, los intereses israelíes siempre tienen prioridad, en la mente de los políticos de Washington.
Artículo original, en inglés
Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.