Ecuador: en Carondelet, una tumba para enterrar a la democracia

Leónidas Iza lo declara públicamente: su intención es derrocar al Gobierno. El objetivo ha sido el mismo, desde las acciones de violencia desatadas en octubre del 2019, para lo cual ha construído, paso a paso, una agenda y un liderazgo. En su libro 'Estallido', donde es coautor con dos escritores mariateguistas, lo explicó.

El primer paso en su ardua tarea era tomarse la CONAIE, y así lo hizo. Acto seguido, debía incorporar bajo su dirección al brazo político del organismo, esto es, el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik -Nuevo País, aunque no pudo consolidar esa meta. Las discrepancias con los asambleístas que no querían someterse y las fuertes fisuras dentro del mismo movimiento indígena, constituyeron un tropezón en sus ambiciones de lograr su comunismo indoamericano.

Asimismo, Iza debía continuar con la lucha en las calles, a través de movilizaciones. Estas buscaban unificar al movimiento, pero no lo conseguía; sin embargo, y con buen instinto, ha aprovechado las condiciones del país, la caída de la popularidad del presidente, el descontento social, entre otras, para convocarlas. Es por eso que en este último paro esperaba dos acciones que desencadenen la unidad y, en consecuencia, acercarse a su objetivo de tomar el poder. Sus detonantes: una víctima mortal como resultado de los enfrentamientos o la detención de dirigentes.

Ocurrió lo segundo. No hay duda que la detención de Iza fue una decisión política acertada, pues nadie puede estar por encima de las leyes. No obstante, el dirigente no lo esperaba, como lo demuestra el video de su captura, donde recurre a justificativos que más dan a entender temor que esencia de liderazgo. Pese a ello, el dirigente indigenista a aprovechó la oportunidad que el gobierno supo obsequiarle, y logró la unidad del movimiento para reclamar su liberación, convirtiéndose en mártir en el proceso.

No caben dudas de que el recientemente liberado buscará ajustar cuentas con un gobierno caracterizado, desde el inicio, por un mal manejo y debilidad políticas. Los asesores gubernamentales están cavando en Carondelet la tumba para enterrar a su propia Administración, que contaba con todas las oportunidades y con el respaldo popular para torcer favorablemente el rumbo del país, pero que administró el Estado con improvisación y jamás tomando contacto con la realidad.

En tal contexto, el gobierno ecuatoriano continúa desconectado del país y de las agendas que portan los diferentes actores sociales. El asesoramiento político estratégico ha resultado pésimo, por no decir inexistente, en virtud de que jamás se han tomado con la debida seriedad las intenciones ocultas de dirigentes indígenas, gremiales o políticos.

Por su parte, el movimiento indígena ha pulverizado el diálogo, y se propone imponer su agenda. La CONAIE radicalizará sus protestas, particularmente durante la semana del próximo 20 de junio, instancia en la que buscará materializar su verdadero objetivo: provocar la caída de otro presidente.