De Frigerio a Massa: el retorno del desarrollismo mutante
En mayo de 1958, Arturo Frondizi llega a la presidencia, tras un acuerdo con Juan Domingo Perón.
23 de Agosto de 2022
En mayo de 1958, Arturo Frondizi llega a la presidencia, tras un acuerdo con Juan Domingo Perón. El cerebro de su plan de gobierno es Rogelio Frigerio, a quien su perfil le había hecho ganar el apodo de 'El Tapir' (y de quien su nieto es hoy figura de peso en la coalición Juntos). El diagnóstico -reservado- que elabora, señalaba:
1. El problema central de la economía argentina reside en el estrangulamiento de su balance de pagos. La dependencia de importaciones de materiales para la industria como acero, papel y combustibles son la prueba del subdesarrollo. En la composición de las importaciones, el 25% se destinaba a derivados del petróleo.
2. Es tal la gravedad de la crisis, que la expansión de la actividad productiva dependerá del ingreso de capital extranjero, y de un incremento en la tasa interna de ahorro, a través de la traslación de ingresos desde los sectores asalariados populares hacia los grupos de altos ingresos.
3. El plan diferencia dos fases iniciales; la primera impulsa un ajuste de salarios del 60%, a efectos de producir un shock de consumo. El mismo se complementará con una expansión de la oferta monetaria, en el orden del 45%, permitiendo que el déficit fiscal se aproxime al 5% del PBI.
Siete meses después de la asunción de la Primera Magistratura, Frondizi firma un acuerdo del tipo stand by con el Fondo Monetario Internacional, asumiendo los siguientes compromisos:
a) Elevar los encajes bancarios al 60% (efectivos mínimos retenidos)
b) Cancelación de líneas de crédito a tasa subsidiadas
c) Restricción del financiamiento del déficit fiscal por parte del Banco Central
d) Eliminación de la mayoría de los controles de precios
e) Una devaluación del peso, a fin de emparentar su valor al nivel del mercado libre de cambios
f) Desacoplar los ajustes salariales frente al incremento del costo de vida, con ventaja para este último
g) Reducción de gravámenes para la importacion de bienes, equipos e insumos para la industria
Para la misma época, se aprueba una nueva ley de inversiones extranjeras. Sus rasgos esenciales son la igualación de las mismas con los capitales locales y la liberación de transferencias de utilidades al exterior. En simultáneo, se obtuvieron importantes líneas de crédito con miras a 'reconstituir las deprimidas reservas del Banco Central'. Acto seguido, se dictan medidas con el objetivo de fomentar la industria automotriz, y se pone en marcha un plan de inversiones públicas en infraestructura -que involucra a las áreas de transporte, energía y comunicaciones.
Al siguiente año, las importaciones se incrementan en un 30%, coincidiendo este desarrollo con un estancamiento de las exportaciones, a las que no se las estimula prioritariamente. La devaluación de la moneda genera una fuerte traslación de ingresos hacia el sector rural: la carne aumenta su precio promedio, en un 250% interanual. El índice del costo de vida llega al 100% en el año. Las medidas implementadas pruducen una notable caída del déficit fiscal; el mismo, de un 7% del PBI, habrá de descender a lo largo de dos años, al 1,1%. La demanda global se respaldó en la inversión pública y privada: la capacidad instalada industrial creció a tasas notables; sin embargo, el consumo del sector privado declinó debido a la implementación del plan de gobierno ya que, con excepción de un solo año (1961), hasta 1963 el comportamiento del indicador fue decepcionante.
Previo a cumplir el gobierno tres años, la caída de los salarios reales encuentra su correlato en una pérdida del sector en la participación del ingreso nacional. El movimiento sindical se adelanta en el planteo de reclamos en pos de la recuperación del salario, advirtiendo que, en las bases, el descontento amenaza con la superviveincia de las direcciones burocratizadas. La atención del servicio de la deuda externa y un nivel de exportaciones estancado contribuyen a agravar el cuadro. El gobierno se empecina en sostener una cotización irreal del dólar, y la consecuencia es la pérdida creciente de las reservas internacionales.
El año 1962 es electoral. El frondizismo ha de cumplir los acuerdos con el justicialismo, ofreciendo elecciones sin proscripciones. Afloja las restricciones en materia salarial, gasto público y expansión monetaria. Desenlace inevitable: el Fondo Monetario Internacional declara ante el mundo que la Argentina ha incumplido el acuerdo stand by oportunamente firmado. De tal suerte que la traslación regresiva de ingresos que ha producido el aumento del poder de acumulación del capital y la empresa no ha podido sortear el costo social de la estrategia.
2022
Cuando a Don Juan Manuel de Rosas le es ofrecida la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires, pone como condición que el pueblo vote el otorgamiento de la suma del poder público. Su argumento se fundamenta en el hecho de que la crisis evidencia una insondable gravedad, al punto en que sólo quien disponga de un acopio total del nivel de decisión podrá evitar las discrepancias violentas que obstaculizarían la ejecución eficiente de un plan de pacificación de los espíritus.
Ni siquiera el primer ministro de economía de la Administración Fernández, ignorado a la hora de pedir la cabeza de un secretario de Energía (y no por voluntad del Presidente), ni la estrella fugaz encarnada en la Sra. Silvina Batakis, lograron el disfrute de una saludable libertad de movimiento. Cuando la negada amenaza del iceberg tornóse en frígida realidad, le fue confiado el timón de la economía a un abogado, cuyo mérito inicial radica en el hecho de haber aceptado el ofrecimiento, a sabiendas de que el puesto, en la Argentina, implica altas chances de inmolación en medio del estrépito de la maldición colectiva. El riesgo implícito estriba en el fin de la ardua carrera política de quien ha exhibido altas dotes del don de ubicuidad y habilidades propias del amable componedor. Su intuición política le ha indicado que, careciendo de la suma del poder de decisión económico, le estará vedada la eficiencia y, por lo tanto, prontamente integrará la nutrida lista de los sorpresivamente eyectados del fangoso organigrama.
El flamante ministro sabe, al menos, lo que sigue:
1. Necesita colaboradores que lo auxilien en materia que cree conocer, por haber cursado en Derecho, Economáa Política y Política Económica Argentina para abogados.
2. Cumplir el acuerdo con el FMI es una de las patas que garantizan la estabilidad pretendida.
3. Fungiendo como ministro no peronista de un gobierno neo-peronista, no podrá soslayar: a) que la caída del consumo interno no podrá cruzar mínimos críticos; b) que La Confederación General del Trabajo habrá de ser asociada al plan estratégico, para lo cual será preciso que sus planteos sean formulados moderadamente, y que las amenazas sean sutiles; c) que sólo la producción agropecuaria es genuinamente competitiva en el mercado mundial. Otras exportaciones requieren protección bajo la forma de subsidios financieros o de estímulos fiscales, por lo general gravosos, y particularmente intolerables cuando se está al borde del precipicio; d) Complementariamente, el kirchnerismo habrá de aceptar que el costo del modelo de saneamiento podría conducir a una derrota electoral en 2023, y que este mal será ciertamente menor al comparárselo con otras tragedias -fácilmente representables.
4. No habrá sitio para ideas geniales ni para arrebatos de suprema originalidad en las recetas disponibles; es decir, viables. En consecuencia, todo el empeño habrá de concentrarse en la recuperación de la confianza de los mercados, y en la previsiblidad del curso de los acontecimientos planeados.
5. El kirchnerismo deberá aceptar -sin resistencias escandalosas- que, en la hipótesis de una gestión exitosa, el Ministro de Economía debe ser el candidato de la coalición conocida como Frente de Todos, el año próximo.
La mayoría de los argentinos carga con la sensación de asistir a una sucesión de frenéticos déjà vus. En una versión criolla del mito del eterno retorno, la historia toma la forma de un ciclo de reencarnaciones de situaciones -y de personas.
Rezan los principios fundantes de la religión budista que la cadena cesa cuando el individuo se libera del karma que lo sujeta al sufrimiento.
Entre nosotros, una enérgica pulsión nos lleva a creer -una y otra vez- que el tormento aún tiene la posibilidad de cesar en su empecinamiento.
La mayoría de los argentinos carga con la sensación de asistir a una sucesión de frenéticos déjà vus. En una versión criolla del mito del eterno retorno, la historia toma la forma de un ciclo de reencarnaciones de situaciones -y de personas.
Rezan los principios fundantes de la religión budista que la cadena cesa cuando el individuo se libera del karma que lo sujeta al sufrimiento.
Entre nosotros, una enérgica pulsión nos lleva a creer -una y otra vez- que el tormento aún tiene la posibilidad de cesar en su empecinamiento.
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@Atlante2008
Sobre Sergio Julio Nerguizian
De profesión Abogado, Sergio Julio Nerguizian oficia de colaborador en El Ojo Digital (Argentina) y otros medios del país. En su rol de columnista en la sección Política, explora la historia de las ideologías en la Argentina y el eventual fracaso de éstas. Sus columnas pueden accederse en éste link.