'Destruímos candidatos; pulverizamos candidaturas'
La nueva dialéctica: no sanciona ya el Mandatario, sino el Mandante. El crash del modelo vigente de 'marketing político'. Proscenio de conflicto asimétrico: la Belleza del Caos.
05 de Octubre de 2022
‘Destruímos candidatos; pulverizamos candidaturas y plataformas’, replicó -ceremoniosamente- el personaje. Titular de una muy activa cuenta en Twitter (la cual contabiliza más de 40 mil followers), había sido citado por el team de operadores políticos de un afamado aspirante a la presidencia, hoy visiblemente preocupado.
Tras un intrincado laberinto de idas y vueltas, el cónclave finalmente se llevó a cabo en un café situado en los extramuros de Barrio Parque -cuadrante operativo predilecto para los referentes del espacio nacional de alumbramiento vecinalista. Mediando una recíproca desconfianza, el encuentro había sido solicitado por el team partidario. Acaso con la intención de llevar una buena nueva al atribulado Jefe, la intención fue sondear al prolífico comentarista cibernético con miras a evaluar una eventual predisposición a recibir algún tipo de estipendio -conducente con la posibilidad de postear opiniones que pintaran bien al candidato, de cuerpo y cabeza.
Tras un intrincado laberinto de idas y vueltas, el cónclave finalmente se llevó a cabo en un café situado en los extramuros de Barrio Parque -cuadrante operativo predilecto para los referentes del espacio nacional de alumbramiento vecinalista. Mediando una recíproca desconfianza, el encuentro había sido solicitado por el team partidario. Acaso con la intención de llevar una buena nueva al atribulado Jefe, la intención fue sondear al prolífico comentarista cibernético con miras a evaluar una eventual predisposición a recibir algún tipo de estipendio -conducente con la posibilidad de postear opiniones que pintaran bien al candidato, de cuerpo y cabeza.
El rapport, sin embargo, no arrojó los resultados esperados. No hubo acuerdo ni firma; se convino el recíproco respeto de la confidencialidad -que, en la Argentina actual, no sería poca cosa. En cualesquiera de los casos, los febriles brokers politiqueros no se fueron con las manos vacías; al contrario. El tuitero de referencia les obsequió una invaluable hoja de ruta, útil para comprender la particular psiquis de los comentaristas de redes sociales -esos que hoy cobran forma de insoportable migraña que taladra impiadosamente el cerebro de todo el colectivo dirigencial. Comencemos, pues, por el diagnóstico compartido:
- Los modelos antiguos de comunicación política hoy crujen; su desmoronamiento es palpable. El final de su ciclo de vida, evidente.
- La pauta en medios mainstream ya no ofrece ROI -retorno sobre la inversión-; es dinero tirado al basurero. Los grandes diarios ven cómo su audiencia se diluye, o se muere de vieja; es game over para el formato papel. Tiene lugar un fenómeno similar con los célebres ‘almuerzos’ de Mirtha Legrand y otros ciclos: ¿US$30 mil, para llegar a qué target, uno de 60 años para arriba? Al menos el 75% del electorado se integra con ciudadanos sub-45. Estas personas ya no ven noticieros; mucho menos canales de aire. Huyen de la publicidad y de los discursos prearmados. Ni saben lo que es la radio, que sólo imaginan encendida en los asilos de ancianos. Mandan el móvil y la red social: seleccionan sus propios contenidos (customización); imponérselos es una batalla perdida desde el vamos. Los más jóvenes (sub-30) corren hacia Instagram, buscando evadirse de la realidad. Es una forma de rebeldía. Mandan la cultura de la imagen y el clip de pocos segundos de duración; es una sociedad líquida.
- En este contexto de rebelión, ya no es posible imponer el consumo de marcas, productos o políticos -que, en definitiva, son lo mismo; y ocupan espacios en una gigantesca góndola. El político o candidato es percibido, cada vez con mayor frecuencia, como un producto defectuoso. La propaganda (le llaman publinotas) que acompaña su promoción motoriza un profundo desprecio; en ocasiones, bronca. Esto ayuda a concluír que el rubro marketinero de la política ha firmado su certificado de defunción. Los contenidos que hoy se promocionan son diseñados por dirigentes y asesores, para terminar siendo leídos exclusivamente por ellos. Todo se muere en el consumo interno.
’Por qué hacemos lo que hacemos’
Acto seguido, el comentarista desarrolló los aspectos quizá más atendibles del intercambio, que hacen a la naturaleza comportamental del analista autodidacta.
- Muchos empezamos esta tarea como ejercicio de catarsis. El deporte nacional de putear al político solía llevarse a cabo en el café. Hemos trasladado ese diálogo hacia Twitter; se llega a un público más amplio. Twitter es el canal por excelencia; el Medio es el Mensaje.
- La replicación de nuestros contenidos es más rápida, en sintonía con las necesidades aggiornadas del consumidor de noticias, motivado por la instantaneidad. Los titulares de los diarios envejecen velozmente, igual que su audiencia y su vetusta metodología propagandística.
- Destruímos candidatos; pulverizamos candidaturas y plataformas. Tenemos capacidad para desmentir y aniquilar operaciones de prensa, de un sólo golpe; y lo comprobamos a diario. Aplicamos idéntico método para celebrities y periodistas. En el caso de estos últimos, el archivo es un valioso instrumento para licuar su credibilidad: exponemos sus inconsistencias, y los sometemos a escrutinio. Después, decidirá el público en dónde hubo sobre, o dónde no lo hubo.
- Para el político, la compra o el alquiler de tuiteros no es un sendero viable; mucho menos, aconsejable. Quienes revelan su preferencia, por lo general quedan expuestos rápidamente. Y hasta ahí llegó su crédito. Esto no es La Nación, ni Clarín, cuyos cuadros periodísticos están tarifados. La pauta aquí no funciona; más bien genera el efecto contrario.
El nuevo horizonte de Caos
Sabrá el lector extraer sus propias conclusiones. A priori, no obstante, podría certificarse que la dinámica del intercambio en las comunicaciones se ha visto ostensiblemente modificado. Si bien esto consignaría una obviedad para el analista con visión multidimensional, no lo es tanto para un colectivo político anclado en una perspectiva contaminada por la bidimensionalidad, creyente de las ‘balas mágicas’, y aferrado a una herrumbrada metodología reflexológico/conductista -manual de procedimientos que ordena que los resultados pueden comprarse, o tarifarse.
Así las cosas, los cuadros dirigenciales proceden hoy con un librillo anticuado, declaradamente insuficiente para lidiar con una ciudadanía rebelde. Por momentos representados por voceros que no siempre portan identidad, esos ciudadanos buscan ser parte de una conversación que, durante mucho tiempo, les fue vedada. Cobra aquí empuje y sentido la peyorativa calificación de ‘Casta’, esto es, una élite autodesignada para monopolizar presupuestos y los alcances del diálogo político-social.
El problema es que esas élites han perdido el control del flujo informativo a manos de actores que se movilizan en un teatro de operaciones híbrido, no-lineal, vaporoso y asimétrico, en el cual no resulta sencillo identificar genuinamente a oponentes ni a enemigos. Otrora, el comportamiento de estos actores ha sido analizado incluso desde la óptica de la biología molecular -a modo de asignarles un criterio operacional para, de ese modo, bocetar modelos predictivos.
¿Se trata de enjambres integrados por simples personas de a pie, por activos de contrainteligencia, o se trata de otra cosa? Si de swarming se trata, será lícito citar a Juan Pablo Allegritti (Las Redes Secretas del Poder; 2009 -Martínez Roca):
’Un patrón determinante a tener en cuenta es el patrón marcial de guerrillas del swarming (enjambre). La idea de que el swarming -comprometiendo a un adversario desde todas las direcciones simultáneamente, con fuego o con fuerza- es uno de los cuatro tipos de doctrina que ha tenido más aproximación. Las otras formas son la refriega caótica, la fuerza bruta masificada, y la maniobra ágil. Cada forma ha tenido un requisito diferente de información; las refriegas requieren lo mínimo, las maniobras que necesitan más masividad y el swarming dependen completamente de comunicaciones robustas y rápidas. Mientras todas las formas han ido girando en torno de la historia, las refriegas y la masividad parecen haber sido dominantes a nivel táctico (…) Fricción, fragor e incertidumbre, son también contemplados por los requisitos de comando y control (C2) en la toma rápida de decisiones para ejecutar una conflagración’.
Varias páginas más tarde, el mismo autor lanzaría la advertencia:
’Pero, cuidado: existe la remotísima eventualidad a futuro (…) de que la gran asimetría hegemónica que persigue la élite mundial se convierta en un “fiasco isométrico” (que significa fracaso de iguales proporciones, derivado como respuesta ante la misma agresión perpetrada), o en una “reversible descompensación del poder” como secuela acarreada por la propia globalización, que termine fortaleciendo a los enemigos de la misma, por cuanto la fuga de información estratégica global puede impulsar un cambio transformador en las psiquis de los estrategas no-alineados. Las maquinaciones intempestivas pueden promover, como contrarréplica, desgracias desconcertantes’.
Alternativamente, el lector podrá repasar el remarcable estudio desarrollado por Thomas Elkjer Nissen, intitulado ‘El Rol de las Redes Sociales en las Estrategias Híbridas’ (para el Centro de Excelencia en Comunicaciones Estratégicas de la OTAN).
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@MatiasERuiz
Sobre Matias E. Ruiz
Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Publicidad. Es Editor y Director de El Ojo Digital desde 2005.