INTERNACIONALES : PHILIP GIRALDI | REALPOLITIK

¿Será 2023 peor que el 2022?

¿Estará dispuesto Joe Biden a destruir el mundo con tal de vencer a Rusia?

12 de Enero de 2023


Aún cuando uno se ha acostumbrado a ver al gobierno de los Estados Unidos comportarse irracionalmente en una escala épica, y sin atender siquiera a lo que pueda sucederle a los ciudadanos de a pie que nada tienen que ver con el circo de fenómenos que caracteriza al Partido Demócrata, lo cierto es que todavía uno puede sorprenderse -y, por qué no, preocuparse notablemente. Poco antes de finalizar el 2022, apareció un artículo en los medios masivos de comunicación, y éste fue ampliamente distribuído.

Ataque nuclear contra Estados Unidos, FEMA, Giraldi, Unz
La versión publicada por la web estadounidense Business Insider tituló: 'Un ataque nuclear tendría como probables objetivos a una de estas seis ciudades americanas -pero un experto advierte que ninguna de ellas está preparada'. Las ciudades enumeradas son Nueva York, Washington, D.C., Los Angeles, Chicago, Houston y San Francisco.

El texto intenta proporcionar información y consejos que podrían a uno permitirle sobrevivir a un ataque nuclear, repitiendo comentarios originados en numerosos 'expertos' en administración de emergencias y 'salud pública', quienes sugieren que una guerra nuclear sería catastrófica, aunque no necesariamente consignaría el fin del mundo conocido. Uno debería prepararse. Observa el artículo: 'esas ciudades se verían en problemas a la hora de ofrecer servicios de emergencia a los heridos. Asimismo, las urbes no cuentan con refugios antinucleares suficientes como para resguardar al público ante la radiación'. Las observaciones y los consejos son pueriles, por ejemplo: '¿Puede Usted imaginar a un funcionario público dedicándose a mantener intactos los edificios para que sean utilizados como refugios, cuando el mercado de bienes raíces tiene tantos problemas?'. De paso, es difícil de superar el consejo de la Agencia Federal para Administración de Emergencias (FEMA) y su 'guía de planificación ante una detonación nuclear' dirigida a ciudadanos corrientes de una ciudad que haya sido bombardeada: 'Métase en su casa; quédese allí; y espere noticias'. El Doctor Ron Paul se pregunta: '¿Acaso están locos? Hacen de cuenta que un ataque nuclear contra los Estados Unidos es una inconveniencia para la cual uno puede prepararse, como si se tratase de una tormenta de nieve o de un huracán'.

El texto de referencia argumenta que las seis ciudades serían objetivos primarios, por constituír centros vitales para la infraestructura. La onda expansiva de la detonación pondría fin a la vida de miles, o bien de millones de ciudadanos estadounidenses, siguiéndole a ello muchas otras muertes a consecuencia del envenenamiento por radiación; pero el artículo no hace méritos para explicar por qué Rusia, que cuenta con un liderato relativamente funcional, desearía iniciar una guerra nuclear con potencial para destruir al planeta entero. De igual modo, la lista de objetivos proporcionados por los 'expertos' es, en sí misma, un tanto extraña. De seguro, Rusia atacaría objetivos militares y gubernamentales como prioridad, a efectos de limitar cualquier posible réplica -en tanto buscaría pulverizar la capacidad de la Casa Blanca y del Pentágono a efectos de comandar y controlar la situación. Tales objetivos incluirían a San Diego y a Norfolk, mientras que serían de la partida las flotas estadounidenses en el Atlántico y en el Pacífico, como también lo serían las bases del Comando Aéreo Estratégico y el sitio de evacuación que el gobierno federal administra en Mount Weather, estado de Virginia.

Al repasar los párrafos del texto, vienen a la mente los primeros años de la Guerra Fría, instancia en la que se intentaba asegurar al público de que, de alguna manera, una guerra nuclear era un evento administrable. Era un época en la que los niños de las escuelas primarias ejercitábamos ocultándonos bajo los pupitres cuando sonaba la alarma de advertencia de ataque aéreo. Herman Kahn fue, por aquel entonces, el principal defensor de la escuela de pensamiento que planteaba que los Estados Unidos podrían sobrevivir a lo 'impensable' -como ser, una guerra nuclear. Kahn, quien sirvió en el Ejército de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial como telefonista (alejado de los combates), comenzó su carrera como estratega militar en la Corporación RAND. Kahn respaldó una política de disuasión, y argumentó que, si acaso la Unión Soviética creía que los Estados Unidos contaban con una devastadora capacidad de réplica, entonces Moscú jamás daría inicio a hostilidad alguna -factor que explicó en su paper, intitulado 'La naturaleza de la probabilidad de ocurrencia de la guerra y la disuasión' (The Nature and Feasibility of War and Deterrence). Los rusos debían creer que, aún un ataque masivo y perfectamente coordinado, garantizaría una medida en forma de réplica que también los pulverizaría a ellos. Adicionalmente, Kahn planteó su idea de un intercambio nuclear 'ganable', en su libro de 1960, que llevaba el título 'Al Respecto de la Guerra Termonuclear' (On Thermonuclear War), trabajo por el cual suele ser citado como una inspiración primordial para el personaje de la película clásica de Stanley Kubrick Dr. Strangelove.

La aparición del artículo del Business Insider, el cual invita a una discusión objetiva frente a la posibilidad de supervivencia ante una guerra nuclear, sugiere que los dementes han escapado, nuevamente, del hospital psiquiátrico, y que están siendo recompensados con empleos de primer nivel tanto en el gobierno como en los medios de comunicación. Mientras que uno continúa albergando la esperanza de que, de alguna manera, alguien se despertará de la siesta en la Casa Blanca, percatándose del imponente agujero negro en el que el pueblo estadounidense hoy se encuentra, y decida torcer por completo el actual curso de acción, podría atenderse a algo de luz al final de este túnel de oscuridad.


Mi preocupación fundamental remite a la red de relaciones que han venido sumiendo a nuestra nación en un estado de guerra permanente, a pesar del hecho de que, aún cuando la Guerra Fría llegó a término en 1991, ningún adversario ha amenazado en realidad la seguridad continental de los Estados Unidos de América. Hoy, el gobierno federal parece haberse involucrado en el negocio de cultivar riesgosas relaciones, con miras a justificar más gasto en Defensa y a poner siempre al país al borde del abismo de un conflicto que podría tener un fin catastrófico. La misión actual de los EE.UU. exige 'debilitar a Rusia' y, eventualmente, también a China, a criterio de resguardar su propio 'orden internacional basado en reglas'; proscenio tan hipócrita como ilegal, abrazado a anomalías tales como la recurrente ocupación militar de porciones de Siria para negar a ese país acceso a sus propios campos petroleros y a sus mejores tierras cultivables. Un reciente informe, originado en una investigación de cierta agencia humanitaria de Naciones Unidasha determinado que el pueblo sirio está sufriendo -e incluso muriendo de hambre-, como resultado de las sanciones estadounidenses implementadas por la Administración Biden; reprimendas prorrogadas contra toda racionalidad y en desmedro de la noción más elemental de humanitarismo.


En este momento, sin embargo, la más nutrida de las relaciones -aún más que la vigente con Israel- remite al involucramiento americano en la guerra subsidiaria peleada contra Rusia en pos de la defensa de Ucrania; factor que, con exactitud, es el que amenaza con volverse nuclear si acaso alguien pestañea en el momento equivocado. Miles de millones de dólares en asistencia directa, y otros miles de millones más en la forma de armamento removido de los arsenales europeos, Washington les ha enviado al régimen corrupto del presidente Volodymyr Zelensky. En el ínterin, Zelensky sigue trabajando con presteza para extraer más leche de la vaca, arrastrando a la Casa Blanca cada vez más cerca de una confrontación directa con Moscú.

En rigor, y de acuerdo a numerosos informes, la guerra ya ha comenzado, con los Estados Unidos y sus aliados notoriamente dedicados a herir a la economía rusa y, en el proceso, a su objetivo de deshacerse del presidente Vladimir Putin. La 101a. Aerotransportada ya ha sido desplegada en Rumanía, en cercanías de territorio ucraniano, para 'advertir' al Kremlin, mientras que, recientemente, el Pentágono ha reconocido que ya existe personal militar americano en Ucrania, a contramano de las desmentidas compartidas por la vocero de la Casa Blanca. Asimismo, los británicos también han revelado que cierto elemento de su personal entrenado en Operaciones Especiales está presente en el terreno. Otros informes apuntan que más tropas estadounidenses estarán en camino próximamente, ostensiblemente para 'rastrear el armamento' que le está siendo despachado a Zelensky -esto incluye a las baterías de misiles Patriot (algunas de las cuales podrían incluso ser desplegadas en Polonia, miembro de OTAN, para ofrecer cobertura aérea sobre Ucrania occidental). Esto sería un acto de guerra definitivo en la perspectiva de Rusia, que supo advertir que semejante maniobra significaría que los Estados Unidos y sus aliados se han 'convertido, efectivamente, en parte' de la guerra en Ucrania, y que habría 'consecuencias'. 'Consecuencias', significa escalar la situación.

La misión de estos soldados 'rastreadores' podría consignar una respuesta ante los informes que rezan que armas proporcionadas por OTAN han sido comerciadas ilegalmente -bajo modalidades vinculadas a corrupción- a terceros países, por mano de los ucranianos. Las distintas iniciativas estadounidenses podrían, en conjunto, dar lugar a una veloz escalada del conflicto, completándose con soldados estadounidenses muertos que llegarían en bolsas para cadáveres al país. Esto ya confirmaría un involucramiento directo de los EE.UU. en el interdicto pero, en este punto, debe decirse que es Moscú quien está moderando su accionar, al no poner directamente la mira en OTAN y en los 'consejeros' americanos que ya se encuentran activos, como se dijo, en suelo ucraniano.

Complementariamente, crece la sospecha de que los Estados Unidos han 'autorizado' (o otorgado 'luz verde') preventivamente a ataques con misiles crucero, ejecutados por Ucrania contra objetivos militares claramente situados en territorio ruso. Desde registrados esos ataques, la Casa Blanca ha declarado que Ucrania 'cuenta con permiso' para atacar a Rusia y que, básicamente, la Administración Biden ha admitido que el desequilibrado Zelensky tiene el derecho de tomar las decisiones que juzgue convenientes, y que lidere una guerra mayormente financiada por los Estados Unidos -una fórmula para el desastre, si las hay. Es sabido ya que Ucrania recibe información de inteligencia de primer nivel, proporcionada tanto por los EE.UU. como por otros Estados-miembro de OTAN. Los ataques de precisión contra Rusia sugieren que el ejército ucraniano recibió las coordenadas para probables objetivos, algo que Washington podría proporcionar pero que habría hecho más allá de las capacidades genuinas de Ucrania -país que no cuenta con capacidades de monitoreo satelital. De ser cierto que la Casa Blanca se ha involucrado en una escalada del conflicto, pues entonces estaríamos hablando de una maniobra en extremo peligrosa, que invitaría a una réplica del Kremlin.

Sin lugar a dudas, algunos idiotas en Washington -mayormente neoconservadores- siguen sopesando la guerra versus Rusia como si se tratase de una cruzada libertaria. Rick Newman, el columnista financiero más importante de Yahooobserva cómo 'los halcones del presupuesto en el Congreso se preocupan ante la posibilidad de otorgar a Biden permiso para enviar un paquete adicional de US$ 38 mil millones en asistencia financiera para Ucrania, para ayudar a Kiev a derrotar a los rusos invasores'. Concluye Newman: 'Y tienen razón: US$ 38 mil millones no son suficientes. Deberían ser US$ 50 mil millones. O, al menos, US$ 100 mil millones, Mientras más, mejor; hasta que el trabajo se complete'.

El apariencia, el belicista Rick no comprende que Rusia ya ha dejado en claro que, si eventualmente se viera a sí misma al borde de la derrota vía force majeure, empleará armamento nuclear. Pero ni el Congreso ni la Casa Blanca parecen comprenderlo tampoco, en virtud de que tanto Republicanos como Demócratas hacen a un lado el verdadero peligro con el que hoy debe lidiar el pueblo estadounidense.

¿Guerra nuclear? Claro que sí. Simplemente, ocúltese Usted en su sótano -si es que lo tiene- y sintonice las noticias.



Artículo original, en inglés


 

Sobre Philip Giraldi

Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.