La privatización podría rescatar al sector energético sudafricano, corrompido por la política
A pesar de contar con vastas reservas de carbón, Eskom -la firma sudafricana estatal...
A pesar de contar con vastas reservas de carbón, Eskom -la firma sudafricana estatal que también es la más grande en el continente- fracasa a la hora de proporcionar energía, operando a apenas el 50% de su capacidad.
Sudáfrica supo contar con un sector energético de correcto funcionamiento y que solía ser la envidia del Africa. Sin embargo, la rampante corrupción del Estado y su conocida incompetencia a la hora de administrar bienes fungieron como motores de un paupérrimo desempeño en la compañía y, ahora, las interrupciones del servicio son un problema para los residentes y la economía del país.
La obvia solución consiste en ofertar en concurso las plantas alimentadas por carbón -y otras- a firmas privadas, permitiéndoles luego que compitan para ofrecer energía a la red. El ofrecimiento de ganancias en la forma de incentivo podría derivar en un desempeño superior. No obstante, la privatización de plantas de energía no es algo políticamente popular para la alianza de partidos que componen el Congreso Nacional Africano, el Partido Comunista y un puñado de organizaciones sindicales.
En diciembre, André de Ruyter, CEO de Eskom, quien buscó reducir el problema de la corrupción en Eskom, debió ser trasladado a un hospital para ser tratado por envenenamiento con cianuro -el ejecutivo fue envenenado, mientras bebía una taza de café en su oficina. Cuando un directivo investiga episodios de corrupción -involucrando el sabotaje interno de parte de proveedores que pretenden contar con más trabajo-, desde luego que muchas personas no lo verán con buenos ojos.
El incidente sobrevino un día después de que Ruyter había puesto su renuncia a disposición, llamada a volverse efectiva el 31 de marzo. Ahora, el desarrollo está siendo investigado como un intento de homicidio.
Desmond Lachman, senior fellow en el American Enterprise Institute y ex funcionario del Fondo Monetario Internacional, nos comentó vía correo electrónico:
Eskom se encuentra saturada de corrupción, y ha sido administrada pésimamente durante los últimos 25 años. Sudáfrica hoy sufrece la peor serie de interrupciones en el servicio eléctrico de que se tiene registro, lo cual por supuesto afecta notoriamente -y de forma negativa- a la economía. Los problemas de Eskom son emblemáticos frente a todo lo que ha venido sucediendo en los últimos treinta años de liderazgo político del Congreso Nacional Africano, consorcio que ha sido asociado con corrupción y con un Estado incompetente.
La Comisión Zondo elevó una serie de informes con detallados episodios de corruptela en el sector público del país; 'captura del Estado', le llamaron -tal como reza la interpretación del Banco Mundial, esto es, cuando firmas privadas se conjuntan con el Estado para obtener ventajas financieras. El magistrado Raymond Zondo integra hoy el principal tribunal del país.
Luego de llevarse a cabo investigaciones y audiencias entre 2016 y 2022, los informes y pruebas adjuntas totalizaron un petabyte de información -equivalente a miles de millones de páginas de texto impreso, de acuerdo a la Autoridad de Fiscalización Nacional. El trabajo incluyó 533 páginas sobre Eskom en dos apartados diferentes, que pueden revisarse aquí, y aquí.
Se ha argumentado que Eskom designó a tres miembros de la familia Gupta -y a aliados- en su directorio, patrocinados por el ex presidente sudafricano Jacob Zuma, quien ahora se esfuerza por salir de prisión. Los informes alegaron que se desviaron fondos de Eskom hacia la familia Gupta, y a sus amigos políticos.
El sexto volumen -y definitivo- aconsejó procesar judicialmente a los Gupta y a ex funcionarios de Eskom, responsables por ejecutar contratos fraudulentos. Algunos de los integrantes de la familia Gupta se han radicado en Dubai, esperando ser extraditados a Sudáfrica para hacer frente a proceso judicial.
Las interrupciones del suministro de electricidad se han vuelto moneda corriente en la vida de Sudáfrica, e incluso su ocurrencia es predecible, categorizada esa anticipación como Etapa 1 (en donde se recorta la energía durante dos horas, en un lapso de cuatro días seguidos), llegando a la Etapa 8 (esto es, propiciar cortes durante doce horas, cada veinticuatro). La ciudadanía ha mostrado ya su furia, pero intenta acostumbrarse al fenómeno.
Numerosos sudafricanos cuentan hoy con una aplicación para teléfonos móviles que informa sobre los cortes, con precisión. Sin embargo, algunas interrupciones son impredecibles, en razón del robo de cables de transporte de energía o de roturas -evento que deja a incontables familias sin la posibilidad de prepararse la cena, impidiéndose también el empleo de computadoras para que los niños hagan la tarea.
Asimismo, sin energía, las pequeñas empresas y los granjeros ven interrumpirse los procesos de refrigeración, con lo cual deben rematar los productos perecederos. Las personas llegan, por ejemplo, a sus sitios de trabajo, para descubrir que no hay energía; en consecuencia, no pueden trabajar. Con frecuencia, los servicios municipales de agua potable también registran cortes del servicio, por cuanto las bombas carecen de suministro eléctrico. Acto seguido, las cloacas vierten su contenido al mar -con lo cual se disparan las infecciones por Escherichia coli, obligando este factor al cierre de playas.
La seguridad alimentaria también se encuentra bajo amenaza. Astral Limited, principal criadero de pollos del país, no puede hacer frente a la demanda debido a los cortes de energía. Esto afecta directamente a cadenas de comercialización de alimentos como KFC, y lo propio ocurre con el abastecimiento de carnes en los mercados.
Como resultado de la corrupción y la malversación, Eskom contabiliza 45 mil megavatios de capacidad en carbón, que resultaría suficiente como para abastecer al país, de no ser porque las plantas de energía se encuentran pésimamente mantenidas y son mal administadas. La generación de megavatios adicionales exige esfuerzos para, sistemáticamente, reparar estaciones de energía -comenzando con las plantas mejor equipadas y siguiendo hasta ejecutar arreglos en las más deficientes en materia de equipos.
El mantenimiento requiere de una cantidad administrada de interrupciones, mientras las plantas quedan fuera de servicio para ser reparadas. Depositar al país entero en la denominada Etapa 2 -esto es, reducir la oferta de energía en 2 mil megavatios, seis veces durante el día, dos horas por corte- permitiría que las instalaciones sean reparadas. Pero, debido a que padecer cortes es impopular, los operadores suelen ejecutar reparaciones en pequeñas secciones, haciendo a un lado las que precisan de acciones más completas.
De igual modo, la ejecución de esos trabajos precisa de personal entrenado para su realización -y el staff calificado ha mermado durante el transcurso de los años. Los trabajadores más capaces suelen ser importados de terceros países, a efectos de completar reparaciones en las plantas, en el tiempo más breve posible.
La red eléctrica nacional aún evidencia estado operacional, pero sus distintas fases acusan serios problemas. No se trata de obtener energía de recursos renovables para aportarlos a la red; sí se trata de generar electricidad desde las propias plantas.
Amén de la energía producida por el carbón, la energía hidroeléctrica y las redes de gas natural funcionan al máximo en horarios de alta demanda. Eskom también opera Koeberg, la única central nuclear en toda Africa. No obstante, esta planta -que ya contabiliza 39 años de edad- requiere mantenimiento periódico de parte de la compañía francesa Framatome.
Tal como se comentara previamente, la solución consiste en ofrecer en concurso las plantas de energía a firmas privadas, permitiendo que éstas ofrezcan cuotas de energía a la red. Acto seguido, el proceder con ese programa requiere respaldo político, el cual de momento es inexistente.
En lugar de ello, Cyril Ramaphosa -presidente sudafricano- se entretiene en la cubierta de un navío que se hunde, mudando Eskom a la órbita del Ministerio de Energía.
Seis meses atrás, el presidente le encargó al Comité Nacional para el análisis de la Crisis Energética que ajuste el tamaño de distintos ministerios, a efectos de confeccionar un plan que ponga fin a los cortes de energía. El comité anunció que buscaría reducir la burocracia, habilitando a generadoras independientes de energía que se conecten a la red más rápidamente. La decisión llegó luego de que el Programa de Productores Independientes de Energía Renovable -programa que busca suplementar la oferta de energía a base de carbón con otra respaldada en energía eólica, de biomasa, e hidroeléctrica- fracasara debido a la escasez de líneas de transporte eléctrico.
Lachman -analista del AEI estadounidense- comentó: 'Las chances de que se produzca una reforma creíble en Eskom se acercan a cero, mientras el Congreso Nacional Africano siga tutelando las decisiones políticas; así se ha visto con las enormes dificultades intrapartidarias que el presidente Ramaphosa está teniendo, a la hora de intentar ordenarlo. Las probabilidades de que Eskom sea privatizada estando allí el CNA son aún más bajas, en razón de que esto atenta contra la tradicional antipatía que el Congreso Nacional Africano demuestra ante los mercados'.
Paradójicamente, Sudáfrica recurre a firmas privadas bajo una modalidad diferente: pidiéndoles que comercien energía para que la misma sea integrada a la red. Las más importantes operaciones mineras han debido construir su propia capacidad de generación, por lo general nutrida por el caro diésel -y esas estructuras rara vez se utilizan. El comercio de ese excedente a la red agrega capacidad adicional, pero no es sustituto para la confiabilidad que aportaría la reparación completa de la infraestructura existente.
Aún cuando numerosos delegados del CNA exhiben preocupación ante la posibilidad de que los problemas de Eskom les cueste la elección en 2024, ningún partido político ha incluído en su campaña propuestas para solucionar los problemas de energía. Ningún espacio partidario ha sumado la problemática a su manifiesto. La privatización, finalmente, podría ayudar al sector y rescatar la economía nacional. Pero la corrupción ya ha logrado que esa solución se torne políticamente imposible.
Artículo original, en inglés