Dice Joe Biden: '¡Nuestro trabajo está lejos de terminar!'
Recibí hace pocas mañanas un correo electrónico, ostensiblemente firmado por el presidente Joe Biden...
Recibí hace pocas mañanas un correo electrónico, ostensiblemente firmado por el presidente Joe Biden, que me obsequió un susto de novela. Se trataba del clásico pedido de dinero aunque, esta vez, el titular rezaba: '¡Philip, nuestro trabajo está lejos de terminar!', lo cual me sugirió que la Casa Blanca intenta hacer aún más daño al país en los próximos meses, del que ya le ha hecho. En la misiva, Joe declamó haber creado millones de puestos de trabajo y ampliado el acceso a los servicios de salud, entre otros logros menores apuntados durante sus poco más de dos años en la Administración. De alguna manera, esos pretendidos beneficios jamás me llegaron, mientras sigo preguntándome por los millones de inmigrantes ilegales que han saturado nuestra frontera sur, así como también en la guerra en Ucrania -que era evitable-, que por cierto está cerca de tornarse nuclear, y los aumentos de las tasas de interés y de los precios de la energía en nuestro propio país.
También en el frente doméstico, se asiste a la declaración de guerra de facto contra los que se presume son supremacistas blancos que, en apariencia, buscan derribar nuestra democracia para pararse encima del escritorio de Nancy Pelosi -pretendidamente también, porque están enojados y confundidos en razón de su falta de melanina. Cabe también preguntarse por la naturaleza de nuestra democracia en sí misma, con la corrupción exhibiendo su enorme cabeza en ambas estructuras partidarias, y la evidente reconversión de los poderes garantizados a nuestro aparato de seguridad nacional en un arma, con miras a influir criminalmente en nuestras elecciones nacionales.
Uno podría preguntarse si, acto seguido, se tolerará que me sienta yo aterrorizado a partir de los frecuentes correos electrónicos de Joe y Kamala, pero en realidad todo se debe a mi deseo de echar cada tanto una mirada a las payasadas incurridas por los miembros de ambos partidos políticos. En tal virtud, suelo enterarme de lo actuado por los Republicanos, que incluyen a peligrosas criaturas como el propio Donald Trump, y a los execrables senadores Lindsey Graham, Ted Cruz y Marco Rubio.
De tal suerte que, si Joe es capaz de recaudar toneladas de dinero de parte de sus cirqueros simpatizantes, ¿qué nos queda por ver previo a la elección presidencial de 2024? Pues, bien; el frente de la política exterior luce verdaderamente mal. La reciente -e infortunada- decisión de despachar una compañía de tanques Abrams de alto mantenimiento a Ucrania probablemente no altere el resultado de la guerra, e invita a Rusia a abrazarse a la reciprocidad. ¿Qué haría Joe si Vladimir Putin decidiera emplear su muy superior capacidad misilística para destruir, uno a uno, los tanques ni bien son entregados, posiblemente asesinando a consejeros militares estadounidenses que entrenan a los ucranianos en la actualidad?
La guerra que se desarrolla en Ucrania no es diferente a compromisos recientes en sitios tales como Afganistán, Siria, Libia e Irak, en donde -en esencia- intereses de seguridad nacional apócrifos han contribuído a respaldar intervenciones militares contra naciones que eran notoriamente débiles y que no representaban amenazas de magnitud. El Talibán, Basher al-Assad, Muammar Ghaddafi y Saddam Hussein jamás amenazaron a los Estados Unidos de América ni a sus intereses vitales. La ineptitud de la ex Secretario de Estado Condoleezza Rice la llevó a conjurar una imagen de artefactos nucleares iraquíes desplegados sobre territorio estadounidense y detonando sobre Washington, con el sólo objeto de edificar una ficción desde la cual justificar la raison d’etre para la guerra frente al público. Un par de millones de vidas perdidas y un puñado de billones de dólares malgastados después, resulta bastante difícil extrapolar beneficio alguno tras evaluarse la totalidad de aquéllas intervenciones.
Podría sugerirse que el problema con los Estados Unidos proviene de la creencia de que es y que debería ser el poder hegemónico mundial, sobre la base de algún destino manifiesto que nadie jamás se preocupa por describir realmente. El concepto de un 'orden internacional basado en reglas', ordenado por reglas sólo conocidas por Washington y por amigos especiales en sitios como Londres y Jerusalén, dejan a gran parte del resto del planeta rascándose la cabeza -intentando descifrarlas.
Existe el peligro real de que los Estados Unidos de América, como los Borbones en Francia, jamás olvide nada -pero que tampoco aprenda nada. Ni aún cuando es cierto que la ciudadanía estadounidense obtiene beneficio alguno de su sacrificio, Joe Biden sin dudas continuará con su eslogan de 'Nos queda mucho por hacer'; en este caso, en referencia al extremadamente riesgoso conflicto en Ucrania, 'Hasta que Kiev gane' y Rusia -presuntamente- sea repelida y debilitada. Si este escenario no tiene lugar hacia 2024, se arrojarán otros miles de millones de dólares en el agujero negro del despilfarro -y muchísimos más ucranianos y rusos (probablemente, junto con estadounidenses) morirán.
Pero más peligroso aún que una prórroga del status quo en Ucrania es la probabilidad de ocurrencia de una concatenación de desastres derivados de los compromisos nutridos por la Casa Blanca con otros regímenes extranjeros que, inevitablemente, conducirán a más desastres en materia de política de seguridad nacional. Estoy pensando, específicamente, en China-Taiwan, y en Israel -en su eterna lucha contra todo Oriente Medio. Podríase, también, agregarse la tensión con Corea del Norte en relación a su programa nuclear.
Existen informes al respecto de que Kevin McCarthy, nuevo Vocero de la Cámara de Representantes (Speaker of the House) planea un periplo a Taiwan, con miras a asegurarle al liderazgo político de ese país el respaldo ilimitado de los Estados Unidos de acontecer una hipotética agresión de la República Popular China. Al hacerlo, está reproduciendo la visita de Nancy Pelosi en julio de 2022, que dio lugar a un efecto no deseado -esto es, a una contraofensiva de Pekín. En cualquier escenario, la capacidad genuina de los Estados Unidos de disuadir a China es problemática, en tanto China es un socio comercial de magnitud que fabrica un alto porcentual de material que es comerciado aquí en los EE.UU. y en los mercados europeos. Por su parte, Taiwan no le da la bienvenida a una defensa estadounidense más agresiva de lo que son sus propios intereses, y la maniobra política sólo traerá más inconvenientes con Pekín. Así es que, ¿hacia dónde estamos yendo? Pues; Usted díganoslo, Joe.
Luego tenemos a Israel. El flamante gobierno israelí, otra vez tutelado por el primer ministro Benjamin Netanyahu, se ha inclinado crudamente más hacia la derecha, incorporando al movimiento extremista de los colonos, así como también a partidos que han conversado casualmente sobre la posibilidad de forzar a los palestinos fuera del territorio, o bien de exterminarlos -de ser necesario. La mitad de los israelíes vive cómodamente junto a árabes que cuentan pocos derechos cívicos, sin importar que estos últimos tengan nacionalidad israelí ni que muchos acepten la eyección forzada del país hacia Estados vecinos como Jordania o el Líbano. Los residentes árabes en Israel sólo contabilizan derechos legales limitados y, a contramano de la recurrente afirmación del lobby al respecto de que Israel es 'democrático', la realidad es que esta nación hizo del apartheid una cuestión legalizada cuando, en 2018, se declaró a sí misma un Estado-nación para judíos con 'derecho exclusivo de autodeterminación'.
Más recientemente, Netanyahu dejó en claro qué defiende su gobierno. Hacia fines de diciembre, expresó: 'El pueblo judío tiene el derecho exclusivo e inalienable a todo rincón de la Tierra de Israel. El gobierno promocionará y desarrollará asentamientos en todo sitio de la Tierra de Israel'. Explícitamente, se refería a Cisjordania y aún a Gaza, territorios de los que desde hace tiempo se presume se superponían a geografías pensadas para un futuro Estado Palestino.
El respaldo artificial y propagandístico para el nuevo gobierno israelí -alimentado por el racismo y por un nacionalismo de corte extremista en tándem- nada tiene de bueno para los Estados Unidos de América, en tanto es una fórmula para la creación de mayores problemas. Y la Casa Blanca ya se ha abrazado a la realidad política israelí. Tanto Biden como Thomas Nides, su Embajador en Israel, han compartido elogios para el flamante régimen. Asimismo, Washington ha profundizado recientemente los vínculos militares con el Estado de Israel, categorizándolo bajo un nuevo estándar en el CENTCOM (Comando Central de las fuerzas armadas estadounidenses) - esto es, elevando el status de la relación al de 'socio militar completo' (full military partner), en términos de desarrollo de estrategia y planificación. Esta definición se acerca al compromiso de la 'alianza militar total' que obliga a los EE.UU. a acudir en defensa de Israel, si es que un conflicto bélico se desata en la región -sin importar que sea Israel quien lo empiece. De igual modo, el Pentágono, por primera vez, tomó parte de un ejercicio militar conjunto a gran escala, que simuló un ataque contra la República Islámica de Irán.
Finalmente, si recibe Usted un correo electrónico firmado por Joe Biden, intitulado '¡Nuestro trabajo está lejos de completarse!', sea cauteloso. La palabra 'trabajo' observa parecidos notables con más derramamiento de sangre y guerras infinitas. Si Usted puede hallar un sitio en el cual no se vea afectado al momento de desatarse una guerra nuclear, no sería mala idea radicarse allí -ahora mismo. De otro modo, podrían presentarse algunos problemillas en el futuro inmediato. Tal como lo comentara este autor en un reciente artículo, la Agencia Federal de Administración de Emergencias (FEMA) está advirtiendo sobre la falta de refugios antinucleares suficientes en el país, así que habrá que planear cómo sumergirse en el propio sótano (si es que tiene Usted la suerte de contar con uno). Siga las instrucciones de su 'Guía para Actuar en Caso de una Detonación Nuclear'; y luego 'Métase dentro, quédese dentro, y preste atención a las noticias'. Sapiente consejo si Usted aún cuenta con suministro eléctrico, y si es que las estaciones de radio y televisión aún no han sido bombardeadas con dispositivos nucleares.
¡Muchas gracias, Joe Biden!
Artículo original, en inglés
Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.