Argentina: un 'Gran Salto hacia Adelante'... o al vacío
De Bajada del Agrio (Neuquén) al 'Teorema Salazar', con escala en la tropelía geopolítica.
06 de Marzo de 2023
El presente micropaper podría perfectamente servir de continuidad para el igualmente breve trabajo publicado hace ya más de ocho años en El Ojo Digital (‘Colonización…’), en donde se consignaba el vínculo entre la instalación que fuera bautizada como ‘Estación de Espacio Lejano’ que la firma estatal China Satellite Launch and Tracking Control General tutela en Bajada del Agrio (provincia del Neuquén) y el ecosistema de la defensa de la República Popular.
Sucede que el desarrollo de referencia representa un serio problema técnico-legal para el colectivo político doméstico, en razón de que el gobierno de la República Argentina no firmó un convenio (Ley 27.123) con una administración política extranjera, sino que lo hizo con su la superestructura castrense de un tercer país. Más condimento para sazonar el caldo: la estación ‘Espacio Lejano’ (originariamente, ‘Deep Space Station’) es una sub-entidad operada, en la práctica, por la Fuerza Estratégica de Respaldo del Ejército Popular de Liberación (y convendría dar fe al informe de la Rand Corporation estadounidense, desarrollado por su Project Air Force e intitulado ‘The Creation of the PLA Strategic Support Force and Its Implications for Chinese Military Space Operations‘).
Incidentalmente, China hoy estaría incurriendo en una reformulación de su tradicional concepto conocido como Tianxia (‘Todo Bajo el Cielo’), el cual emparentaba el alcance de la soberanía política con el mundo geográfico o, dicho más poéticamente, el ‘reino metafísico de los mortales’. En la perspectiva del Reino Medio, deviene en imperativo monitorearlo todo -también ‘más allá de la Tierra’. Una interesante pieza investigativa de Reuters -con fecha enero de 2019- exploró los vaporosos alcances del emprendimiento en suelo neuquino: mientras funcionarios argentinos se esmeran en no comentar sobre el asunto, en Washington gana fuerza la sospecha de que la estación situada en territorio argentino lleva a cabo actividades de tracking (rastreo) de satélites militares norteamericanos. La operatoria de los mismos es, por lo general, direccionada no por NASA como se cree habitual e ingenuamente, sino por la inextricable NRO, National Reconnaisance Office, con sus más notorias constelaciones de vehículos: NRO SIGINT, NRO GEOINT, y NRO Comms Relay.
Acto seguido, las consideraciones deontológicas habrán de ceder espacio a la realidad pura y dura:
- Si el gobierno de la República Argentina validó un acuerdo con las fuerzas armadas de una potencia extranjera que en los hechos libra un diferendo multinivel versus los Estados Unidos de América (llamado a amplificarse en el futuro inmediato), mal podría Buenos Aires vanagloriarse de una relación ‘amistosa’ con Washington.
- Ni la omisión ni el desconocimiento de las autoridades nacionales y/o provinciales sirven como atenuante a la hora de morigerar la tropelía geopolítica (menos aún cuando funcionarios electivos pertenecientes al oficialista Frente de Todos ofrecieron sus distritos para favorecer un avance estratégico de Pekín, en lo concerniente al desarrollo de infraestructura externa; vale citar como ejemplo las recientes declaraciones del gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella).
- Existe una intencionalidad explícita en el comportamiento oficial argentino, que abarca incluso al Ministro de Economía, Sergio Tomás Massa, promotor de una serie de convenios con Pekín -contaminados por un secretismo manifiestamente incompatible con los deberes y responsabilidades de cualquier servidor público. En ese brumoso marco de conversaciones, intervienen la explotación de litio y la eventual concreción de proyectos no especificados -a cambio de partidas monetarias para el Tesoro Nacional. Las tratativas con Oriente, en donde se afirma ganará protagonismo un team de íntimos del ministro de Hacienda (Gustavo Martínez Pandiani, Lisandro Cleri, Marco Lavagna y José Ignacio de Mendiguren), conflictúan ostensiblemente con las advertencias compartidas oportunamente por la General Laura Richardson (United States Southern Command).
Hace cuestión de horas, la espinosa temática de la tercerización de soberanía -alegremente incurrida por una creciente colección de dirigentes políticos locales- escaló, a partir de las acusaciones vertidas por la legisladora estadounidense María Elvira Salazar (Partido Republicano, en representación del distrito vigesimoséptimo del estado de Florida), en el sentido de que el gobierno argentino se proponía erigir, a instancias del Partido Comunista Chino, una línea de montaje para cazas multirol de cuarta generación JF-17 ‘Thunder’ en el territorio nacional -e inquiriendo sobre la trama a Daniel Kritenbrink, Secretario-Asistente en la Oficina para Asuntos del Asia Oriental y el Pacífico.
Toda vez que las presunciones de Salazar en torno de la ‘fábrica’ de JF-17s se aproximan al dominio de las elucubraciones infundadas y la fantasía, la legisladora del GOP se tomó también varios minutos para describir el riesgo consignado por la ‘Estación de Espacio Lejano’ -que genuinamente preocupa a quienes en verdad entienden el problema. Fundamentalmente, habrá de atenderse a un factor pertinente, esto es, que la representante floridiana comulga con lo que suele llamarse -cariñosamente- ‘Uniparty’. Ni más ni menos y someramente, el espectro político del Beltway que, exhibiendo aceitadas relaciones con los contratistas de la defensa, siempre alza la mano para anticipar -nunca accidentalmente- futuros interdictos entre los Estados Unidos de América y algún competidor. Así las cosas, el Teorema Salazar desarrolla sobre la incipiente amenaza argentina -apercibiendo de esta manera a Buenos Aires y conminando a tomar partido por el ‘lado correcto de la historia’.
En apariencia, las poco halagüeñas noticias provenientes del frente ucraniano impulsan hoy a los aficionados a la cetrería en Washington a concentrarse más en la República Popular China. En algún futuro, el imperativo de Pekín coincidirá con el despliegue de operaciones de denegación en perjuicio de la Séptima Flota en el Mar del Sur de China. Más temprano que tarde, los EE.UU. quizás procedan con su intención de estorbar a la industria de semiconductores del gigante asiático.
Las aguas de la geopolítica circulan con dinámica y vida propias; en ocasiones, agendas y conveniencia discurren siguiendo patrones alejados de toda lógica -aún de la realpolitik.
La interoperabilidad que afecta a ese conjunto de variables es en extremo compleja -amén de impredecible. Explicárselo a los iletrados y profanos tomadores de decisión política argentinos equivaldría a la más extraordinaria e imperdonable pérdida de tiempo.
Bajada del Agrio es ‘Fair Game’.
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@MatiasERuiz
Sobre Matias E. Ruiz
Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Publicidad. Es Editor y Director de El Ojo Digital desde 2005.