¿Interferencia electoral?

Una semana atrás, emergió una interesante historia, al menos brevemente, vinculada al modo en que las plataformas preelectorales de candidatos presidenciales de Nikky Haley y otros fueron atacadas durante los pasados once meses -por centenares de perfiles automatizados, denoninados popularmente 'bots', en Twitter y otras redes sociales. Llama la atención el hecho de que la actividad fue descubierta y dada a conocer en Associated Press por parte de una firma israelí de seguridad informática llamada Cyabra; la empresa también afirmó que la generación de 'bots' pareció originarse en tres redes distintas, bajo falsas cuentas de Twitter. Esas cuentas, en apariencia, fueron creadas en los Estados Unidos, y se cree que alguien está echando mano de aplicaciones de Inteligencia Artificial (AI) con una frecuencia cada vez mayor. El objetivo: crear perfiles del todo apócrifos de difícil detección por parte de filtros de seguridad y censores.


El artículo puso énfasis en que esos miles de perfiles electrónicamente generados habían sido programados para perturbar a Haley, a Ron DeSantis y a terceros, en general utilizando 'fake news' o supuestas filtraciones con información personal de carácter comprometedor -mientras que también la meta fue realzar las virtudes de Donald Trump. La intención aparente fue construir respaldo popular para Trump, explotando algoritmos de las redes sociales con el fin de alcanzar a audiencias más importantes -a expensas de otros aspirantes del Partido Republicano. Asimismo, se multiplican las preocupaciones entre ciertos Republicanos, en el sentido de que el esfuerzo en pos de dar vida a la campaña de Trump con impacto material en la discusión política general podría ser orquestada -y financiada- por intereses foráneos de magnitud que, en rigor, podrían vincularse a elementos criminales o a gobiernos extranjeros. Naturalmente, y conforme la operación fue expuesta por una compañía israelí, existe la posibilidad de que la historia sea, al menos en parte, una false flag -con el objeto de negar plausiblemente cualquier intento o involucramiento de Jerusalén, si es que el mismo pudiere desmostrarse.

En cualquier caso, el relato es de interés por propio mérito, aunque ha emergido en sintonía junto a otra historia de subversión internacional de mayor peso -también vinculada a Israel-, emparentada igualmente con elecciones y con modelos de cambio de régimen. Mientras que, ciertamente, EE.UU. podría ser considerado líder mundial a la hora de forzar a terceros países a suscribir a los valores políticos y morales que declama defender, Israel se ha convertido -subterráneamente- en la nación que más emplea subterfugios tecnológicos y ciberbélicos, particularmente en el dominio del Internet, con el objetivo de penetrar y provocar disrupción en las actividades de amigos y enemigos por igual. Cabe recordar la puesta en funcionamiento del virus de computadora Stuxnet contra Irán previo a 2010, y el despliegue -más reciente- de dispositivos para monitoreo de teléfonos móviles en la periferia de la Casa Blanca y de otros edificios federales en el área de Washington, D.C..

La capacidad israelí incluye, en apariencia, modelos que tienen por meta influenciar en comicios de terceros países, más que ningún otro gobierno. Resulta particularmente curioso que un grupo israelí de punta, bautizado como Team Jorge por su fundador Tal Hanan (foto), exhibe un expertise peculiar en actividades de hacking y de diseminación de información empleando falsas identidades y perfiles, en una maniobra muy similar con el desarrollo que perjudicó a candidatos del GOP. La organización de referencia ha sido expuesta en extensos artículos que supieron aparecer en una serie de publicaciones europeas -lo que, a su vez, condujo a investigaciones encubiertas sobre tales actividades. Sin embargo, es extraño que ningún medio de comunicación estadounidense se hizo eco del evento, ni aún cuando se registraron notorias similaridades con lo que estaba sucediéndole a los Republicanos.

La investigación determinó que el Team Jorge había trabajado para, en apariencia, una mayoría de clientes del ámbito privado, incluyéndose también en ese listado a organizaciones políticas, que recompensan generosamente los servicios especiales que contrata. Esas actividades -como decíamos, ahora expuestas- se suman a un abundante compendio de evidencias al respecto de que, en efecto, existen nebulosas empresas privadas en el orbe que explotan activamente herramientas de hacking y el poder de las redes sociales a criterio de manipular la opinión pública, y aún de redireccionar la intención de voto de determinados públicos.


Hanan, ex operativo de las fuerzas especiales israelíes, afirma que su firma -que él califica como legítima contratista- ha estado operando disimuladamente durante dos décadas, desde una oficina en Tel Aviv. Asimismo, el Team Jorge contabiliza seis subsidiarias en el extranjero, que han estado ofreciendo servicios tanto a compañías privadas como a partidos políticos. Hanan no tiene empacho en exhibir sus logros. Hizo alarde sobre ellos: 'Ahora, estamos involucrados en una elección en Africa (...) Contamos con un equipo en Grecia, y con uno en los Emiratos (...) Hemos completado 33 campañas presidenciales, 27 de las cuales arrojaron un resultado exitoso (...) La mayoría de las campañas, dos tercios de ellas, se sucedieron en el Africa'. Adicionalmente, Hanan afirmó haber 'trabajado' en América Latina, en los Estados Unidos, y en Europa. Dijo también que se había involucrado en dos 'proyectos de magnitud' en los EE.UU., aunque negó específicamente el haber interferido en la política estadounidense. Más allá de las geografías donde opera, el negocio del Team Jorge es prolífico. Tal Hanan relató a un cliente potencial que aceptaría pagos en diferentes monedas. Interferir en una elección cotiza entre los seis y los quince millones de euros.

Hanan terminaría siendo expuesto por un equipo integrados por tres reporteros encubiertos, que disimularon ser clientes en potencia, durante la segunda mitad del año 2022. El relato apareció por primera vez en el matutino británico The Guardian, el pasado 15 de febrero -y fue luego levantado por el Daily Mail. Acto seguido, encontró acogida en la prensa francesa y germana. Los extensos textos investigativos revelaron el contenido de reuniones grabadas en secreto, en las cuales Tal Hanan comentó al detalle el modo en que sus servicios, que algunos describirían como 'operaciones clandestinas' o 'black ops', se hallaban disponibles para agencias de inteligencia, campañas políticas y firmas privadas que, en secreto, tuvieren el objetivo de manipular a la opinión pública. A efectos de demostrar el poderío de sus herramientas de hacking, Hanan se infiltró en las casillas de Gmail y de Telegram de numerosos operadores políticos de Kenia, pocos días antes de que se desarrollaran comicios presidenciales en la nación africana. Telegram, se supone, es un sistema de comunicaciones con seguridad high-end.

El servicio que más se demanda del Team Jorge es un sofisticado paquete de software, conocido como Soluciones Avanzadas para Impacto en los Medios (Advanced Impact Media Solutions, o AIMS). En la perspectiva de Hanan, el mismo puede otorgar control sobre miles de perfiles en redes sociales y aplicaciones; específicamente en Twitter, LinkedIn, Facebook, Telegran, Gmail, Instagram y YouTube. Algunos de los avatares del AIMS incluso exhiben otras cuentas que, a modo de respaldo, sirven para establecer sus respectivos bona fides, empleando tarjetas de débito o crédito, billeteras bitcoin y números de cuenta en Airbnb.

Team Jorge también se enorgullece de lo que podría describirse como una relación de negocios con la hoy notoria firma británica Cambridge Analytica. Cambridge Analytica ha quedado fuera de juego, pero llegó a participar de una elección en Nigeria junto al Team Jorge. Llegó a conocimiento del público tras haber robado información personal de 87 millones de usuarios. A continuación, alegó haber utilizado esa información para proporcionar asistencia analítica a las campañas presidenciales tanto de Ted Cruz como de Donald Trump, mientras que algunos creen que el servicio bien pudo haber influenciado los resultados de los comicios presidenciales subsiguientes en los EE.UU.

Durante demasiado tiempo, Israel ha funcionado como hogar para compañías dedicadas a la guerra cibernética, en razón del intensivo foco puesto por el gobierno local a la hora de desarrollar capacidades con el fin de atacar al pretendido programa nuclear iraní. Ahora, podría tener que hacer frente a una creciente presión internacional para tener que poner bajo control a ex empleados que fueron entrenados en el sector tecnológico castrense. El grueso de los empleados de Hanan son, de hecho, ex funcionarios gubernamentales. Las revelaciones en torno del Team Jorge sobrevienen junto a relatos que versan sobre cómo el poderoso spyware israelí Pegasus fue desarrollado y comerciado por NSO Group Technologies (firma de peso en el mundo de la inteligencia electrónica) a distintos gobiernos y usuarios. Según se informara, NSO invirtió ávidamente en una apuesta para convencer al gobierno de los Estados Unidos para que éste adquiera su avanzado spyware. Más aún: le pagó US$100 mil a una firma de consultoría tutelada por el General Michael Flynn previo a que éste fuera designado como Consejero de Seguridad Nacional para el ex presidente Trump. El software de la compañía, se dijo, fue utilizada en el concierto internacional por gobiernos que se proponían espiar a disidentes políticos y, en particular, a periodistas. Otros objetivos de Pegasus fueron activistas de derechos humanos y líderes religiosos, así como también políticos -incluyendo al presidente francés Emmanuel Macron.

Se ha registrado una fuerte reacción en las comunidades de las comunicaciones y las redes sociales, desde conocidas las revelaciones sobre el Team Jorge. Meta, titular de Facebook, de inmediato tomó medidas para identificar y dar de baja a identidades probablemente vinculadas a AIMS, en su plataforma. Se presume que otras compañías están siguiendo idéntico camino. El Team Jorge declama haber tenido un resonante éxito en sus esfuerzos desinformativos emparentados con elecciones pero, hasta tanto alguien no lleve a cabo un pormenorizado análisis forense de lo que se ha hecho -y cómo se ha hecho-, no se conocerá la verdad. Presuntamente, la firma ya ha destruído sus documentos más comprometedores. Lo que se sabe, sin embargo, es que el tóxico mix que componen los programas cibernéticos israelíes y la actividad privada de aquellos ciberguerreros que dejan el gobierno y luego ponen en práctica lo aprendido, es algo a lo que habrá que atender. Esta colección de actividades habrá de ser regulada o controlada de alguna manera; de lo contrario, la credibilidad de las redes sociales y los sistemas de comunicaciones que hoy unen a gran parte del mundo, será sometida a la sospecha. Y esto es, precisamente, lo que algunos observadores del tema deberán tener muy en cuenta, a la luz del proceso nominatorio que se lleva a cabo en el seno del Partido Republicano.


Artículo original, en inglés