Rusia asiste a la infraestructura nuclear china, y los Estados Unidos no están preparados para contrarrestar ese apoyo
Los tomadores de decisión política se muestran cada vez más preocupados frente a la evidencia...
Los tomadores de decisión política se muestran cada vez más preocupados frente a la evidencia que remite a la recurrente cooperación entre los dos más importantes adversarios de los Estados Unidos de América: la Federación Rusa y la República Popular China.
Mientras que las conversaciones recientes se han enfocado en la asistencia letal que China proporciona a Rusia, a efectos de respaldar su agresión en Ucrania, un elemento potencialmente más peligroso de esta relación ha llegado al interés público: el respaldo ruso a la optimización de la infraestructura nuclear de Pekín.
China busca consolidar una significativa ampliación de su infraestructura atómica, como parte de su estrategia para reemplazar a los Estados Unidos como potencia global hegemónica. Recientemente, Pekín superó a los EE.UU. en sus cifras de lanzadores de misicles de largo alcance, probó novedosa tecnología nuclear y, ahora, proyecta contabilizar al menos una idéntica cantidad de armas nucleares que los EE.UU. -objetivo pautado para 2035, si es que no lo logra antes.
En tal ecuación, para China resulta crítico contar con el material nuclear necesario; en este caso, plutonio.
Históricamente, China operó dos centrales nucleares capaces de producir plutonio -de la clase necesaria para la construcción de armas. Ambas plantas, sin embargo, fueron clausuradas en 1984 y en 1989, respectivamente, dejando a China con stock apenas suficiente del material radiactivo. Al mismo tiempo, China mantuvo su histórica postura de 'disuasión mínima', resguardando un arsenal muy limitado de armamento nuclear.
En razón de sus nuevas ambiciones atómicas, China se ve hoy en la obligación de remediar su acceso limitado al plutonio. Como parte del citado esfuerzo, China ha estado construyendo reactores de nueva generación -dados en llamar CFR-600. Toda vez que China reafirma el propósito civil para estos reactores, éstos son, de todos modos, capaces de producir plutonio útil para el desarrollo de armas nucleares.
Al comparárselos con el clásico reactor nuclear que utiliza energía originada en procesos de fisión nuclear para obsequiar energía a un generador o bien para generar eletricidad, los novedosos reactores pueden ser diseñados para maximizar el output de plutonio, a partir de las reacciones de fisión. Por ese motivo, estos reactores son útiles para programas de construcción de armas atómicas.
Y aquí es donde Rusia hace su ingreso en escena.
Informes recientes han revelado que Rusia, mediando su corporación nuclear tutelada por el Estado, Rosatom, ha estado proporcionando combustible para los reactores chinos de nueva generación, Se estima que China ya ha adquirido más de 25 mil kilogramos de combustible, por un precio de US$ 384 millones, desde que los embarques procedentes de Rusia comenzaron a arribar, durante el pasado mes de septiembre.
La cooperación nuclear entre Rusia y China, sin embargo, no es del todo nueva. Puede rastrearse a la década de 1950, instancia en la que la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas aportó materiales y asistencia técnica al incipiente programa nuclear chino. Aún cuando tuvieron lugar tensiones entre ambos Estados durante la mayor parte de la Guerra Fría -factor que condujo a la interrupción de la asistencia atómica-, la misma fue retomada en el siglo XXI.
En esta oportunidad, las implicancias de la asistencia brindada por Rusia a los reactores chinos de plutonio son notoriamente significativas. En principio, prueban que, cuando el presidente ruso Vladimir Putin y su par chino Xi Jinping declararon una asociación 'sin limitaciones' durante febrero de 2022, se referían exactamente a eso.
Acaso peor: esta novedad consigna que, mientras más combustible Rusia proporcione, más plutonio podrá producir China. Y, mientras más plutonio produzcan los chinos, más armas nucleares podrán construir.
China ya se ha dedicado a multplicar el tamaño de su stock, buscando consolidar este objetivo en los próximos años; y se ha movido más rápido de lo que los Estados Unidos han podido anticipar. En 2020, el Pentágono había predicho que China duplicaría sus stocks de armas nucleares hacia el final de la década pero, en las postrimerías de 2022, ya lo había conseguido. Con ayuda rusa, China podrá acelerar ese desarrollo, incluso con mayor amplitud.
Dado el estado actual del cuadro geopolítico, cualquier incremento de la asociación entre la Federación Rusa -nación que cuenta con una significativa experiencia nuclear y abundancia de material atómico- y China -que aspira a convertirse en una superpotencia nuclear y contabiliza ingentes recursos financieros para invertir-, sobreviene con un alto riesgo.
Mientras tanto, conforme Rusia respalda los esfuerzos chinos en pos de desarrollar más armas nucleares para su arsenal, los Estados Unidos no cuentan hoy con la capacidad de producir la base de armamento nuclear con base de plutonio que precisaría para la construcción de nuevas armas, conocida esta variable como 'pozos de plutonio' o, en inglés 'plutonium pits'.
De hecho, los Estados Unidos de América son el único Estado con armamento nuclear que carece de esa capacidad.
El Departamento de Energía estadounidense encara hoy un proyecto para, a la postre, ser capaz de producir ochenta de estos pozos de plutonio por año. Sin embargo, la implementación del programa ha sido postergada, y no se completará hasta después de 2030. Y, aún entonces, inicialmente sólo producirá espacios para renovar y reemplazar las cabezas nucleares hoy disponibles (que han superado su ciclo de vida), antes que ampliar sus inventarios.
A efectos de evitar quedar detrás de la República Popular China, los EE.UU. necesitan consolidar progresos rápidamente en el proyecto de referencia.
Amén de si acaso Washington está preparado para admitirlo o no, queda hoy claro que necesitará competir en el escenario nuclear, para impedir que China gane posiciones y amplíe su ventaja competitiva atómica.
Al combinarse este factor con la amenaza consignada por una recalcitrante Russia, los Estados Unidos de América necesitan fortalecer notablemente sus perspectivas de disuasión nuclear, a efectos de garantizar que podrá retener una ventaja competitiva estratégica versus esta dupla de adversarios que, en cada oportunidad, se comportan de modo cada vez más hostil.
Artículo original, en inglés
Jack Kraemer se desempeña como periodista en el sitio web The Daily Signal, en Washington, D.C.
Patty-Jane Geller es analista de políticas públicas, con foco en disuasión nuclear y defensa misilística para el Centro para la Defensa Nacional en el think tank The Heritage Foundation, en Washington, D.C.