INTERNACIONALES: PHILIP GIRALDI | REALPOLITIK

¿Lideró realmente Yevgeny Prigozhin una rebelión armada en Rusia?

¿O se trató acaso de algo completamente diferente?

15 de Julio de 2023


'Un acertijo envuelto en un enigma', es una cita resumida compartida en octubre de 1939, apenas un mes de comenzada la Segunda Guerra Mundial, por Sir Winston Churchill en un ciclo de radio -dirigido al pueblo británico. En aquel entonces, Churchill era First Lord del Almirantazgo. El comentario completo rezaba: 'No puedo anticipar a Usted la acción rusa. Se trata de un acertijo, envuelto en un misterio, encerrado a su vez dentro de un enigma...'. De alguna manera, aquella expresión vino a mi mente ni bien intentaba yo descifrar el significado el supuesto intento de golpe ejecutado por Yevgeny Prigozhin contra Rusia el sábado 24 de junio -desarrollo no esperado que potenció las energías de opinadores y funcionarios gubernamentales en todo el globo. Lo cual dio lugar a una catarata de artículos escritos y a incontables horas de comentarios en distintos medios de comunicación.

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Predeciblemente, la cháchara originada en funcionarios del gobierno de los Estados Unidos -como Antony Blinken, Secretario de Estado- es material de propaganda sin valor, conforme responde a la línea estándar que versa sobre la malvada Rusia y sobre el autócrata Vladimir Putin quien, en la perspectiva de Blinken, estaría en serios problemas debido a que Rusia vive en un caos diario por insistir con la guerra en Ucrania -diría el Secretario que Moscú está perdiendo. El presidente Joe Biden también aporta lo suyo, distanciando a los Estados Unidos del affaire Prigozhin, declarando enfáticamente que Washington no estuvo detrás del pretendido intento de golpe -aunque,
como Blinken, declaró después que Rusia estaba perdiendo la guerra en suelo ucraniano y que Putin se había vuelto 'una suerte de paria internacional'. En rigor, ambas afirmaciones pueden ser rápida y fácilmente refutadas.

Casi no se produjeron episodios de derramamiento de sangre en la maniobra inicial incurrida por unidades del consorcio mercenario llamado Grupo Wagner entre Rostov y Don, que sirve de base para el Comando del Sur del Ejército Ruso. Luego de ello, ya en camino hacia Moscú, no se conoció resistencia de parte de activos del ejército regular ruso -aunque se informó sobre varias aeronaves de vigilancia y de helicópteros que, tras monitorear el avance, fueron derribados. Sin embargo, más allá de estos desarrollos, un cambio extremo estuvo a punto de suceder, aún cuando ignoramos por qué y cómo todo ello tuvo lugar. El problema principal es que existen numerosas explicaciones para lo sucedido -y son plausibles-, pero que las mismas no pueden confirmarse, basándonos en el detalle de que nadie involucrado directamente en la génesis del episodio o en su ejecución ofreció respuestas sinceras a preguntas que, lógicamente, pudieran plantearse.

Consíderese por un momento los elementos que tomaron parte del drama. Conforme los hechos se sucedían, inicialmente Putin se dirigió a la tevé para denunciar la aparente marcha hacia Moscú de soldados del Grupo Wagner, en un ensayo de coup d’etat, lo cual convirtió a sus participantes en traidores frente al gobierno ruso. Prigozhin, no obstante, rápidamente rechazó esa caracterización, afirmando que estaba tutelando esa maniobra para enfrentar a ciertos generales en Moscú que estaban fracasando en su obligación de ganar la guerra contra Kiev del modo más veloz posible -como ejemplo, probablemente porque estaban intentando ahorrarse la posibilidad de cometer riesgos que hubiesen podido tornar al conflicto en interminable y acaso en imposible de ganar.

La marcha sobre Moscú deberá, en consecuencia, ser evaluada como una 'demostración de disenso' de acuerdo a Prigozhin. Y, para enredar aún más el guión, dos generales de carrera -Valery Gerasimov y Sergei Surovikin- no fueron vistos en público desde el pasado sábado, conociéndose informes no confirmados al respecto de que uno de ellos, Surovikin, ex comandante de las fuerzas rusas en Ucrania, había sido arrestado. Gerasimov representa al Ejército en el Estado Mayor, y es el actual comandante de las fuerzas en suelo ucraniano, mientras que Surovikin sirve como su Segundo. La cesión a Gerasimov fue una de las exigencias formuladas, supuestamente, por Prigozhin. Fuentes en la comunidad de inteligencia estadounidense están diciendo hoy que Surovikin conocía sobre la rebelión y su avance, lo cual sugiere que la CIA y el Pentágono también sabían de la misma. Y está el comentario compartido por el Mayor General Kyrylo Budanov -jefe de inteligencia de defensa ucraniano-, sobre que Kiev conocía de primera mano los planes de Prigozhin y sobre un plan marginal del Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB) para asesinarlo. De ser cierto parte de esto -o todo-, se sugiere que bien pudo existir una conspiración de agencias de inteligencia externas contra Putin o, cuando menos, que el Kremlin está procediendo hoy con precaución; esto es, enterándose de las declaraciones de sus generales para luego verificarlas, y asegurarse de que en modo alguno hayan aquéllos sido cómplices (ya fuere de la CIA, del gobierno ucraniano, o del propio Prigozhin).

De tal suerte que uno habrá de preguntarse si acaso los consejeros y los recursos de inteligencia de Putin fueron precisos a la hora de describirle el propósito de Prigozhin, o si el discurso sobre 'traición' fue una narrativa de cobertura diseñada para encubrir una secuencia de eventos bastante más compleja. ¿Conocían preventivamente, por ejemplo, los jefes de inteligencia de Putin que el 'golpe' (o, mejor dicho, la 'protesta armada') tendría lugar? De ser éste el caso, ¿permitieron que la misma ocurriera, asumiendo que no tendría éxito en su objetivo de conjuntarse con la ciudadanía rusa, contra el gobierno y contra la guerra? Y, si cabe lanzar un cuestionamiento o una alternativa más profunda y obscura, cabe preguntarse si todo el episodijo en realidad sirvió para que Prigozhin y Putin obtuvieran respaldo para alguna agenda aún sin determinar.

El consiguiente exilio de Prigozhin hacia Bielorrusia, a cambio de poner fin a su insurrección y de que se eliminasen todos los cargos acusatorios contra los supuestos insurgentes de Wagner, sugiere que la idea central de la maniobra no fue tan directa como pareció serlo en sus inicios. Mientras que denunció a los 'conspiradores del motín', Putin ejercitó una cuidadosa distinción entre aquellos individuos y entre 'la mayoría de los soldados y comandantes del Grupo Wagner' que 'también son patriotas rusos, leales a su pueblo, y leales a su Estado'. En efecto, y haciendo a un lado el rol desempeñado por Prigozhin, el Grupo Wagner fue fundado y liderado por ex oficiales de la inteligencia militar (GRU), y financiando y pertrechado con intervención del Ministerio de Defensa. Más allá de ello, los soldados de Wagner eran héroes; quienes emergieron victoriosos de la 'batalla de Bakhmut'.

Tiempo después, habrá que referirse al probable rol de los Estados Unidos de América -aunque fuera negado por Biden. El matutino Washington Post ha confirmado que la afirmación que reza que la CIA sabía de lo que se conoció como 'rebelión' -esto es, un plan para marchar hacia Moscú-, con varios días de anticipación. La Agencia presentó informes al núcleo conocido como La Banda de los Ocho en el Congreso, al respecto de lo que se esperaba que ocurriera -pero jamás compartió esas conclusiones con la opinión pública. Esto podría sugerir que algunos en los Estados Unidos -e, igualmente, en la Gran Bretaña- haya estado detrás del intento de golpe, ayudando a ponerlo en funcionamiento, quizás como una suerte de operación del tipo false flag (escenario sugerido por Putin en su discurso televisivo, en el cual apuntó obscuramente: 'Ellos *Occidente y Ucrania* buscaron lograr que los soldados rusos se matasen unos a otros, de forma tal que soldados y civiles murieran y, al final, Rusia perdiera, quebrándose nuestra sociedad y asfixiándose en un conflicto civil (...) Ellos se restregaban las manos, soñando con la posibilidad de vengarse por sus fracasos en el frente y en la llamada contraofensiva; pero erraron el cálculo').

Se trata de una acusación bastante directa sobre presunta responsabilidad, y se ha sugerido que Prigozhin bien pudo haberse reunido en secreto con oficiales de inteligencia ucranianos y de OTAN en Africa, geografía en la que Wagner también ha sabido operar. De ser ello cierto, quizás pudiera haber sido reclutado por la CIA o por el MI-6, o probablemente le fuera permitido cooperar con ellos después de haber consultado con Putin; esto es, en respaldo de algún objetivo aún no determinado (quizás embarazoso), ideado por los EE.UU. y por OTAN.

Adicionalmente, deviene en importante recordar que Prigozhin pudo haber mantenido lo que podría calificarse como un interdicto personal contra el generalato en Moscú, y también contra Putin. Muchos de los comentaristas sobre su 'rebelión' ignoran el hecho importante de que él es un hombre de negocios -y no un soldado. Es, en la práctica, un oligarca que hizo sus millones mayormente cortejando a los militares y al gobierno; en ocasiones, se lo ha calificado como 'el chef de Putin'. En función de esto, sus intereses primarios se centran en proteger sus activos e inversiones, entre los cuales el Grupo Wagner es sólo uno. Prigozhin se ha mostrado preocupado ante la manera en que su mano de obra ha sido explotada en un combate desilusionante que parece ir a ninguna parte -y él se ha quejado durante meses sobre una serie de asuntos que remiten al progreso de la guerra.

En relación a Wagner, Prigozhin estaba por ser removido el 1ero. de julio, cuando se suponía que Wagner firmaría un contrato que quedará bajo el control de facto del Ministerio de Defensa ruso; con lo cual al menos un tercio de sus activos fueron tranferidos hacia Bielorrusia -para fungir de contención contra una posible amenaza polaca-, aunque informes marginales refieren que los soldados no se han movido de sus bases situadas en Rusia y en Ucrania.

Más interesante es que Prigozhin, quien con firmeza se opuso a la firma de ese contrato, se encontraba en exilio en Bielorrusia y no fue visto durante muchos días después del intento de golpe, aún cuando el Kremlin ha revelado ahora que, en rigor, se reunió con Putin cinco días después del supuesto motín, en un cónclave de tres horas de duración. Allí, subrayó su lealtad, en tanto también tomaron parte del encuentro soldados de Wagner y oficiales activos del ejército regular ruso. Se conocieron, sin embargo, informes en torno a un probable y breve periplo de Prigozhin a su ciudad natal de San Petersburgo en Rusia, durante la semana pasada. La visita se caracterizó por cierto intrigante ángulo, en razón de que Prigozhin visitó la oficina del Servicio Federal de Seguridad (FSB), para hacerse de su pequeño arsenal de armas personales y de una gran cantidad de dinero en efectivo y de lingotes de oro, que le habían sido confiscados en su ampulosa residencia principal y en sus oficinas en la periferia de la ciudad, requisadas después de ser detenido él. Se hallaron también allí múltiples pasaportes y una extensa cifra de disfraces, junto con mazas -instrumento del que se ha dicho Wagner utiliza para asesinar a desertores, numerosos retratos del propio Prigozhin vistiendo distintos disfracecs, un caimán embalsamado, y 'una foto enmarcada sobre la que se ha dicho muestra las cabezas cercenadas de los enemigos [de Prigozhin]'. Durante una entrevista impromptu el pasado jueves, el presidente bielorruso Aleksandr Lukashenko declaró ante un grupo de sorprendidos periodistas que, en apariencia, Prigozhin permanecía en San Petersburgo, a pesar de la tregua que le garantizaría status de exiliado en Bielorrusia -garantizado por Lukashenko en persona-, quien opinó que, en su conocimiento, Prigozhin bien podría retornar a Moscú próximamente. Acto seguido, se especuló que Prigozhin ya ha retornado a Rusia para, de algún modo, cooperar en el desarme de su emporio de negocios. De ser cierto todo ello, algo muy extraño estaría sucediendo.

En efecto, podría presuponerse que muchos de los intereses comerciales de Prigozhin y del Grupo Wagner estarían siendo hoy capturados por el Estado ruso. Ciertamente, Andrey Kartapolov -miembro del Parlamento ruso- ha sugerido que el contrato en disputa fue la razón primaria para el 'motín' del líder de Wagner. Asimismo, se han conocido afirmaciones al respecto de la amnistía y los cambios en la titularidad de los activos de Prigozhin, y de que tendrá lugar una investigación sobre las operaciones internas de Wagner -incluyendo el gasto desprolijo de dinero originado en el Ministerio de Defensa, lo cual en apariencia benefició a Prigozhin directamente, y quizás exageradamente. El asunto de las cuestiones personales también abre las puertas para la posibilidad de que Prigozhin claramente estuviera jugando su propio juego, en un intento por mantener su status y beneficios como director y titular del Grupo, volviéndolo posiblemente (y, como se dice en la jerga) un doble o un triple agente, dependiendo ello de cuántos niveles y variedades de contactos él estuviese manipulando.

Un aspecto que Prigozhin ha dejado en claro -de acuerdo a múltiples fuentes- es su reclamo al respecto de que la guerra en Ucrania rápidamente debería arribar a su final, implicando ello que el pueblo ruso estaría cansándose del conflicto. En efecto, él ha desafiado los motivos por los que Rusia fue a la guerra en primer lugar, así como también ha protestado por su ejecución. El Coronel Douglas McGregor -del Ejército de los EE.UU.- opina que Putin deberá repensar si acaso puede continuar con su destrucción metodológicamente lenta del Ejército Ucraniano, o si de habrá de acelerar las cosas -lo cual conducirá a más muertes-, poniendo fin al proceso y evitar turbulencias entre la opinión pública rusa, mientras que el Ministerio de Asuntos Internos (MVD) hoy monitorea incluso posteos en redes sociales y encuestas del Internet tuteladas por ciudadanos rusos de a pie, para determinar los niveles de respaldo popular. Fuentes ucranianas -naturalmente poco confiables- afirman hoy que diecisiete de las cuarenta y seis regiones de Rusia han respaldado a Prigozhin.

Finalmente, ¿cuál es mi perspectiva? Entiendo que la CIA ha llegado a la conclusión de que el 'golpe' como se llevó a cabo fue una 'operación para desviar' (deception operation) ejecutada inter alia por Prigozhin y Putin para avergonzar a las agencias de inteligencia occidentales que bien pudieron haber contactado a Prigozhin con el fin de inducirlo a marchar sobre Moscú. Amén de ello, si acaso Prigozhin cambió de opinión al respecto de cómo proceder -ante la posibilidad de quedar expuesto a la inteligencia rusa-, o porque en rigor jamás buscó cumplir con el acuerdo, es imposible saberlo hoy. ¿Existió una mano oculta occidental y de OTAN en los desarrollos? Casi seguro que así fue, aunque el modo exacto de describirlo no queda claro -y probablemente jamás se conozcan detalles.

El hecho de que el lado ruso desechara los cargos contra Prigozhin sugiere, en primer término, que hubo numerosas maniobras tras bambalinas con miras a producir un resultado que no aumentara la amenaza de la marcha sobre Moscú, pudiendo llevar ello a la remoción del gobierno de Putin. La narrativa del golpe aún tiene demasiadas patas en los medios occidentales y estadounidenses, que predeciblemente buscan freír a Putin, y también sobran comentarios en medios rusos. Será interesante ver qué pudiera emerger en las próximas semanas sobre el particular
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Artículo original, en inglés


 

Sobre Philip Giraldi

Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.