Paraguay: el nuevo presidente representa oportunidades de cooperación estratégica para los Estados Unidos

Los méritos del Paraguay atrajeron la atención de Washington, mientras éste país ha visto llegar al gobierno a un nuevo presidente -interesado en promocionar la libertad económica, combatir la corrupción y construir alienzas con naciones democráticas. La República del Paraguay es un importante aliado de los Estados Unidos de América en el sur del continente, espacio en donde varias naciones están hoy alejándose de los EE.UU. y acercándose a China (además de celebrar modelos de gobierno socialistas).


Santiago Peña, ex ministro de finanzas que se abrazó a una clara victoria en la pasada elección presidencial de abril -por significativo margen- inauguró su período el pasado martes, como nuevo jefe de Estado.

En su discurso inaugural, Peña -de espectro político conservador, siendo un tecnócrata amigable para el mundo de los negocios y que supo visitar en su oportunidad las oficinas del think tank estadounidense The Heritage Foundation en el pasado-, subrayó la importancia de 'un liderazgo ético y firme', en tanto declaró que orientaría sus políticas públicas a la 'construcción de alianzas' con los Estados Unidos y con otros países democráticos durante los cinco años que permanecerá en el cargo.

En sintonía con su promesa de potenciar toda política pública que propicie libertad económica para esta nación mediterránea, el flamante presidente hizo énfasis -sin medias tintas- en su intención de combatir la corrupción estatal, en atraer a grandes inversores extranjeros, y en mejorar la calidad de vida promedio para las familias paraguayas.

Toda vez que aún resulta prematuro evaluar al detalle cómo la economía del Paraguay garantizará el curso de su progresiva transformación, lo cierto es que el país ha venido transitando una alentadora trayectoria -respaldado ello por condiciones económicas sólidas y dotadas de estabilidad. El nivel de deuda pública del Paraguay se encuentra entre los más bajos de la región, y Asunción también ha montado notorios esfuerzos en el combate contra la corruptela y la ineficiencia en el sector público. Paraguay continúa avanzando, anticipándose un 4.5% de crecimiento para su PBI durante 2023, de acuerdo a informes elaborados por el Fondo Monetario Internacional.

El empuje recurrente en pos de la liberalización económica y con miras a consolidar una mayor transparencia en el concierto gubernamental ha mejorado significativamente las ventajas competitivas del Paraguay. De acuerdo al Indice de Libertad Económica -desarrollado por Heritage Foundation-, la economía paraguaya es calificada hoy como 'moderadamente libre', habiendo cosechado un ránking global que la sitúa en el puesto #76 -muy por delante de la vecina Argentina, de Bolivia, y aún de Brasil.

Asimismo, resulta notable que el Paraguay ha sabido mostrarse en la vidriera internacional como un buen socio de los Estados Unidos de América en lo que concierne a las relaciones con el mundo. Asunción ha trabajado codo a codo junto a Washington en el esfuerzo antinarcótico, y también ha cooperado en los trabajos con miras a reducir el impacto de otras actividades ilícitas en zonas transfronterizas.

En el concierto internacional, es probable que Asunción, bajo la Administración Peña, desempeñe un rol aún más constructivo, forjando una sociedad más sólida junto a Israel y Taiwán -otros dos notables socios de Washington. Sin ambigüedad, esto hará que el Paraguay destaque aún más -como socio con el que los EE.UU. deberán trabajar con mayor cercanía, e imprimiéndole un carácter estratégico al vínculo binacional.

De tal suerte que las señales iniciales que ha emitido Peña son, sin lugar a dudas, prometedoras.

Benjamin Netanyahu -primer ministro israelí- congratuló a Peña el día de su victoria; ambos líderes reafirmaron su compromiso en torno al fortalecimiento del vínculo bilateral. Eli Cohen, canciller israelí -y enviado a la asunción del nuevo mandatario el 15 de agosto- también habló personalmente con Peña, quien aceptó una invitación para visitar el Estado de Israel en el término de un año, y comprometiéndose a reabrir la embajada del Paraguay en Jerusalén.

En relación a Taiwán, peña subrayó -durante su discurso- que el Paraguay y Taiwán 'no solamente son aliados, sino que también son hermanos'. William Lai, vicepresidente taiwanés, asistió a la asunción de Santiago Peña. Lai es también el candidato presidencial para los comicios de enero de 2024, en representación del espacio político oficialista (el Partido Progresista Democrático en Taipei).

Paraguay es la única nación de la América del Sur y una de apenas doce naciones en el mundo que mantienen relaciones diplomáticas con Taiwán -país que recientemente perdió su cercanía con Honduras, cuando Tegucigalpa decidió interrumpir el vínculo, bajo presiones de la República Popular China. 

Al insistir en que, bajo su presidencia, se construirán 'alianzas y un sistema de cooperación con visión geoestratégica, explorando la firma de acuerdos horizontales', Peña observó que el vínculo de su país con Taiwán 'es un ejemplo de ello, y del espíritu amistoso y cooperativo del Paraguay con naciones por las que guardamos un profundo afecto'.

Washington debería darle una especial bienvenida a esta interacción presente y futura entre dos aliados protagónicos de los EE.UU.; uno en el cuadrante Indo-Pacífico, y el otro, en América del Sur. La consolidación de una relación más amplia entre Paraguay y Taiwán interesa especialmente a los Estados Unidos de América, a la hora de obstaculizar el avance de la República Popular China.

China se ha esmerado en profundizar su vínculo comercial, diplomático y militar con la América Latina y con el Caribe durante años. Esta región es particularmente rica en recursos naturales, y ha desarrollado novedosos mercados para bienes manufacturados 'Made in China'.

Los Estados Unidos pueden -y deben- imponerse en esta competencia, que se caracteriza por su arista geopolítica y diplomática. Aún hay margen de tiempo para que Washington logre contrarrestar la maliciosa y manipuladora influencia de Pekín frente a terceros países -pero esta ventana de oportunidad se cierra rápidamente. Washington no podrá imponerse en la batalla de las ideas y de la diplomacia, sin adoptar una postura proactiva en este terreno.

Con ese criterio, Washington habrá de prestar especial atención a la recurrente interacción entre el Paraguay y Taiwán -colaborando con la optimización de la asociación estratégica entre los tres países.

Con todo, el Paraguay se ha convertido en uno de los socios más fiables de los Estados Unidos. Hace al interés del Congreso en Washington el darle la bienvenida al nuevo presidente Santiago Peña, trabajando mancomunadamente con su Administración en una serie de cuestiones críticas, vinculadas a la promoción de oportunidades, de libertades individuales y colectivas, y de genuina prosperidad.

Artículo original, en inglés