Las negociaciones de Biden en torno a los rehenes sólo lograrían incrementar las amenazas de Irán
Según se ha informado, la Administración Biden llegó a un acuerdo para que se disponga la liberación...
Según se ha informado, la Administración Biden llegó a un acuerdo para que se disponga la liberación de cinco rehenes de nacionalidad iraní.estadounidense retenidos por Irán, en lo que podría consignar el preludio de un convenio aún más perjudicial -vinculado al programa nuclear de Teherán.
Bajo el convenio de referencia, los Estados Unidos garantizarían la liberación de una cifra no especificada de agentes que responden a Irán o de violadores de sanciones retenidos en prisiones americanas -en simultáneo con la puesta a disposición de US$ 6 mil millones iraníes en Corea del Sur, congelados por pedido de los EE.UU..
El acuerdo por lo rehenes es peligroso, por cuanto recompenaría al hostil régimen iraní tras haber secuestrado a ciudadanos de los Estados Unidos, en tanto incentivaría a Teherán y a otros regímenes que operan por fuera de la legislación internacional, para tomar a más personas como rehebes en el futuro.
Peor aún, la recompensa de US$ 6 mil millones también consignaría un pago anticipado por un convenio 'informal, y no escrito' a través del cual, ingenuamente, el presidente Joe Biden aspiraría a desactivar las crecientes tensiones en torno del avance nuclear conseguido por Teherán -al menos hasta la elección presidencial de 2024.
El Departamento de Estado de Biden ya garantizó, subterráneamente, un alivio en las sanciones implementadas contra Irán, habilitando a Irak para que le transfiera US$ 2.76 mil millones en pago por importaciones de energía.
Asimismo, la Administración Biden relajó la implementaciones de sanciones y nada hizo frente a las exportaciones de crudo a China y hacia otros destinos. Hoy día, Irán exporta 1.5 millones de barriles de petróleo diarios a la República Popular, la cifra más alta desde 2013.
Envalentonando a una dictadura
Si el novedoso acuerdo emergente continúa con la presente trayectoria de tolerancia, el efecto neto será la consolidación de un envalentonamiento de la dictadura iraní; el mismo llenará sus arcas con miles de millones de dólares en la forma de alivio de sanciones, le obsequiará poder para reprimir con violencia a su propio pueblo, y ampliará la amenaza representada por sus misiles, aeronaves no tripuladas, organizaciones subsidiarias, y aún su programa nuclear.
Un acuerdo firmado por debajo de la mesa hará nada para neutralizar los peligros de la decisión iraní de acelerar sus esfuerzos de enriquecimiento de uranio, su progreso en el área de misiles balísticos, y de acciones terroristas respaldadas por su Estado. En esencia, el convenio funcionaría como un soborno para comprar algo de tranquilidad a lo largo del camino hacia la campaña presidencial estadounidense.
Bajo el trato presente, el cual los funcionarios iraníes calificaron de 'cese al fuego político', Irán acordaría no enriquecer uranio más allá de un 60% de pureza. Supuestamente, Teherán también detendría los ataques vía fuerzas subsidiarias contra fuerzas estadounidenses en Siria e Irak, ampliaría la cooperación con inspectores nucleares internacionales, y se abstendría de comerciar misiles balísticos y aeronaves no tripuladas armadas a la Federación Rusa.
No obstante, Irán se vería forzado a reducir sus stocks de uranio enriquecido, estimado por la Agencia Internacional de Energía Atómica en 4.385 kilogramos en distintos niveles de pureza -muy lejos del límite de 300 kilogramos tipificado por el convenio nuclear de 2015.
A cambio, se espera que los Estados Unidos morigeren las sanciones que han asolado a la economía iraní, se abstenga de confiscar buques que tansporten las exportaciones ilícitas de crudo de Teherán, y que descarte la puesta en marcha de resoluciones punitivas en Naciones Unidas o en AIEA -relativas éstas al incumplimiento iraní e sus compromisos de no proliferación nuclear.
A la postre, la Administración Biden considera hoy habilitar una cifra de US$ 20 mil millones en sanciones contra Teherán, a cambio de un intercambio limitado, temporario -y fácilmente reversible- de acciones meramente simbólicas a definir por el régimen teocrático.
Luces de advertencia
Ciertos detalles emergentes sobre el convenio propuesto han disparado las alarmas, en torno a múltiples aspectos que hacen a las negociaciones.
En primer lugar, antes que el 'acuerdo nuclear sólido y duradero' prometido por la Administración Biden al llegar ésta a la Casa Blanca, el convenio resultando no sería vinculante, sería más débil que el anterior, y podría ser rápidamente descartado por Teherán -si lo juzgare conveniente.
En un segundo orden, la Administración Biden se muestra predispuesta a eludir ilegalmente al Congreso, al garantizar a Teherán un alivio en las sanciones y sin permitir que los legisladores revisen el citado convenio -conforme lo estipulado en el Acta para la Revisión del Acuerdo Nuclear con Irán, legislación fechada en 2015 que exige que el presidente ponga a disposición los detalles de ese eventual trato al cuerpo legislativo.
Michael McCaul (Representante por el estado de Texas) y presidente del Comité de Asuntos Exteriores, escribió una misiva el pasado 15 de junio. En la misma -dirigida a Joe Biden-, le advertía sobre la necesidad de supervisión de parte del Congreso: 'He de conminar a esta Administración a que recuerde que la legislación estadounidense exige que cualquier arreglo, convenio o entendimiento con Irán habrá de ser sometido al Congreso, en conformidad con INARA -el Acta para la Revisión del Acuerdo Nuclear con Irán'.
Con toda probabilidad, el régimen extremista de Teherán no modificará su comportamiento a partir de los miles de millones de dólares ofrecidos por Biden; como se comprobó luego del pago de rescate ofertado por la Administración Obama, en momentos en que Biden oficiaba de vicepresidente del país.
En energo de 2016, cuando el convenio nuclear fue puesto en funciones oficialmente, la Administración Obama garantizó la liberación de cuatro ciudadanos estadounidenses, en parte liberando a siete ciudadanos iraníes y transfiriendo US$400 millones en efectivo a Irán. Tiempo después, Teherán capturó nuevos rehenes.
Aún cuando, inicialmente, el Departamento de Estado negó la existencia de cualquier vínculo entre el pago y la liberación de los prisioneros, un vocero del gobierno admitiría poco después que los pagos fueron uso como 'poder de negociación', con miras a garantizar la liberación de aquellas personas.
Si el acuerdo de la era Biden en pos de liberar rehenes consigna un nuevo esfuerzo para congraciarse con el predatorio régimen iraní para que éste se inscriba en un acuerdo nuclear mediando el disimulado pago de un rescate, ello comprometería seriamente los intereses de segurida nacional de los Estados Unidos de América -alentando a que se multipliquen futuros prisioneros, y exponiendo a ciudadanos estadounidenses a riesgos mayores.
Limitaciones
En apariencia, la Administración Biden se apresta a firmar un convenio legalmente no vinculante junto a un régimen despiadado y carente de principios, cuya única finalidad es mantenerse en el poder y exportar su revolución islámica.
Tras más de dos años de negociaciones, se asiste a un novedoso y fallido convenio nuclear -patrocinado por una Administración que sucumbe ante expresiones de deseos, a la hora de intentar congraciarse con una dictadura implacable y de naturaleza hostil.
Antes que resultar ello en una réplica efectiva frente al desafío nuclear iraní y la recurrencia de ataques terroristas contra las fuerzas armadas de los EE.UU., sus socios y aliados en la región -sin mencionar el incremento de esas actividades en el hemisferio occidental-, el trato resultante recompensaría al agresivo régimen de Teherán con miles de millones de dólares (tras el alivio de sanciones). Esto sólo contribuirá a envalentonar al citado régimen, habilitándolo para perpetrar más agresiones en el futuro.
Esta suerte de acercamiento pondrá en jaque los intereses de seguridad nacional estadounidenses en el largo plazo, en lugar de promocionarlos. Si Biden está decidido a transitar este camino, entonces el Congreso habrá de actuar para defender a los Estados Unidos de América.
Artículo original, en inglés
Analista senior en el Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Política Exterior en la Fundación Heritage. Ha desarrollado numerosos trabajos sobre asuntos relativos al Medio Oriente y sobre terrorismo internacional desde 1978. Es columnista en medios televisivos norteamericanos y ha testificado en comités del congreso estadounidense en relación a temáticas de seguridad internacional.