POLITICA ARGENTINA: SERGIO JULIO NERGUIZIAN

Milei-Macri / Massa-Cristina: la identidad estratégica legitima las concesiones programáticas

El abrazo televisado entre Javier Milei y Mauricio Macri (quien en la oportunidad se hizo representar...

28 de Octubre de 2023

 

El abrazo televisado entre Javier Milei y Mauricio Macri (quien en la oportunidad se hizo representar por Patricia Bullrich) constituyó la escena política más dramática de las últimas décadas. Lo que se sospechaba (o, mejor; lo que era un secreto a voces) en el sentido de que el ex presidente trabajaba para liquidar la coalición Juntos y forzar la simbiosis con el cólerico experimento de un sector del Sistema, se blanqueaba: se calculó que el estupor del espectador sería de tal magnitud que dejaría poco espacio para la indignación. Recordar las meticulosas descalificaciones y aún injurias que ambos se propinaron con creciente estusiasmo, desarrollo que llevaba el asombro a un umbral en el que la posibilidad de reacción quedaba anestesiada.
 
Javier Milei, Sergio Massa, Elecciones, Ajedrez
La apoteosis de la paradoja consiste en suponer que una derrota de la Opción Patricia en las Generales era la condición sine que non para justificar la jugada ajedrecística mayor, esto es, construir, por fin, un gran partido de derechas sin la sociedad siempre inestable con los radicales. La sorpresiva arremetida de Sergio Massa en los últimos metros (vía doping de subsidios y gratificaciones dinerarias varias) calzó perfecto en el plan maestro de Macri: si la Bullrich hubiera salido segunda detrás de Milei, éste hubiese despreciado la oferta societaria, ya que los votos justicialistas en el balotaje le alcanzarían para consagrarse. Si Massa hubiera salido segundo detrás de Milei, éste igualmente despreciaría todo acuerdo con  Juntos, convencido de que su diferencia aumentaría con el aporte espontáneo de los acólitos de Patricia.

Si la Bullrich hubiese ganado las Generales, el resultado arruinaría el sueño de Macri de volver a la arena como protagonista central, convencido como está de que le llevará pocos meses fagocitarse a Javier, al que ve como al joven exitoso y atropellado que no tardará en buscar la sombra protectora del expresidente y, naturalmente, abonar el peaje correspondiente.

Las arengas épicas del tipo 'acabar con el kirchnerismo', 'destruir al gobierno que nos ha llevado a esta decaencia' o 'Massa es cristinismo' constituyen el vector estratégico que puede fungir como realismo político para explicar el acuerdo aún brumoso y clandestino que une al León y al Pato. El precio del abrazo pasará por claudicaciones sorprendentes: ya no se hablará de volar el Banco Central, ni de romper relaciones con China -ni de abandonar la obra pública-, por la sencilla razón de que el Círculo Rojo ha hecho su fortuna y su prestigio de clase jugando al carry trade  que le habilitan la emisión frenética y el significativo atraso cambiario; porque la Sociedad Rural Argentina no está dispuesta a perder a su mejor cliente de granos y carnes; porque los empresarios más exitosos de Argentina han construído su imperio vernáculo como proveedores y licitantes del Estado bobo y corrupto.

 
Massa, deudor de Axel; Axel, deudor de Cristina
 
Siete puntos es la diferencia con la que Massa aventajó a Milei. De los 37 puntos que acumuló el Ministro-Candidato, el cuarenta por ciento se los proveyó la Provincia de Buenos Aires, más precisamente el conurbano bonaerense. Sergio Massa fue ungido por Cristina un viernes a la tarde, a horas del cierre de listas -y cediendo a la presión de la liga de gobernadores justicialistas, que creian que con el novato Eduardo De Pedro aceleraban hacia una catástrofe memorable. Massa había hecho sus primeros palotes en el liberalismo de la Unión del Centro Democrático (UCeDé); Wado de Pedro era un descendiente icónico de la 'juventud maravillosa' que apostó a la 'solución militar de la cuestion argentina'. El Gobernador Axel Kicillof garantizaba al kirchnerismo la plaza fuerte de la Provincia, como efectivamente lo demostraría en las Generales, con un triunfo contundente. Ahora, el joven gobernador puede soñar con romper la fatídica maldición de los gobernadores de Buenos Aires que jamás accedieron a la Primera Magistratura.

Sin embargo, Axel es, políticamente, hijo adoptivo de Cristina Kirchner; por lo tanto, habrá de aguardar serenamente en las antesalas del Palacio a que suene su hora de gloria. Massa es visualizado como una transición dolorosamente tolerada para obturar el retorno del macrismo, luego de la labor propiciatoria resumida en el legado de la gestión de Alberto Fernández. Aquí también el imperativo estratégico empuja a consentir estoicamente la candidatura de quien en 2013 fuera figura capital para impedir la reforma constitucional que debía habilitar la elección indefinida del Presidente de la República -por entonces, Cristina Fernández.

Un Massa Presidente negociará la deuda con el Fondo Monetario Internacional y jamás se animaría a patear el tablero de los compromisos internacionales. Intentará mejorar las relaciones con los Estados Unidos de América, y alineará a la Nación en el concierto Occidental, más allá de los imprescindibles coqueteos que simulan autonomía y cultivan la esperanza inalcanzable en la inmediatez de la utopía nac and pop.


 
Sobre Sergio Julio Nerguizian

De profesión Abogado, Sergio Julio Nerguizian oficia de colaborador en El Ojo Digital (Argentina) y otros medios del país. En su rol de columnista en la sección Política, explora la historia de las ideologías en la Argentina y el eventual fracaso de éstas. Sus columnas pueden accederse en éste link.