Colombia: adicto o no

El escrito de nuestra Colega María Jimena Duzán es muy claro: ¿es nuestro presidente adicto o no? Por mi experiencia personal, no lo es. Pero, de acuerdo, a Duzán, sí. Corresponde desarrollar un poco más.

 

Conocí a nuestro presidente siendo yo aún subteniente de Caballería, allá por los años ochenta, cuando fue capturado por nuestras tropas en Facatativa. En ese momento, no parecía serlo. Unos añitos en la cárcel no le caían nada mal; se los merecía. Años más tarde, sin embargo, al terminar la década del noventa, mientras él era un Comandante, y mientras estuvo al frente de una cuadrilla de ese grupo, tampoco lo era. La historiografía del sobre nombre que le pusieron, alias 'El Cacas', no es para reírse, sino para preocuparse. Así lo bautizaron quienes querían hacerle daño, y a fe que lo lograron.

 

No se lo ve en televisión con la frecuencia que sus antecesores se mostraron; Petro no aparece en la pantalla con la asiduidad de sus precedentes. Y aparece con escasa frecuencia en la red de noticias y con lucidez, a la que no hay que quitarle nada. Sus carencias e inasistencias dejando plantado hasta el propio presidente estadounidense Biden; no tiene justificación ninguna y, en efecto, llaman a preocuparse por la salud de nuestro Primer Magistrado, de nuestro primer parlamentario y de nuestro Comandante de las Fuerzas Armadas, inclusive de la Policía Nacional.

 

Siendo nuestro Primer Magistrado, su salud es de importancia y, por lo tanto, es de interés nacional; no así es de interés nacional algún parlamentario o magistrado o algún mando militar, aunque a los tres ninguno calificaría para un próximo ascenso. Pero, con Petro, las cosas no son de ese calibre; pertenecen a otro.

 

Imaginemos por un momento que nuestro primer representante no asistiera a una reunión con el primer mandatario francés, Monsieur Macron. Y que, al otro día, apareciera muy cari chupado en la televisión internacional, de la cual hace no mofa sino ridiculez. Corre otro video en las pantallas, y ojalá no salga de estos límites, en la que se lo ve abrazando con mucho interés a una guerrillera. Ese es nuestro primer mandatario, primer magistrado y Comandante supremo de las fuerzas armadas.

 

Pero a eso hemos llegado con la capacidad de nuestros votos. Por eso y por mucho más, hay que defenestrar a ese, nuestro primer mandatario.