Riesgo País, la Bestia que la política argentina prefiere ignorar
Se trata de un tema árido, pesado; de compleja digestión. Es perfectamente comprensible que la dirigencia lo eluda...
14 de Noviembre de 2023
Se trata de un tema árido, pesado; de compleja digestión. Es perfectamente comprensible que la dirigencia lo eluda con las ya clásicas verónicas con que se sostiene el día a día autóctono. Pero nos animamos, y anotamos algunos tips.
1. Situación
A la hora de decidir una inversión, los analistas aconsejan revisar estos ítems, especialmente referidos al caso de un prestamista privado o institucional que se interesare en algún bien o servicio local con vistas a su ofrecimiento en el mercado internacional. La idea es responder con alguna seriedad mínima a la pregunta: ¿cuál es el nivel de competitividad del bien o servicio? La lista de puntos a revisar puede ser la siguiente, aunque no es taxativa:
a. Tasas de interés vigentes corrientemente para la actividad.
b. Carga fiscal que afecta a la actividad.
c. Precio de bienes y servicios básicos ofrecidos por la actividad privada o derivados de concesiones públicas controladas por el Estado (básicamente, energía e insumos intermedios requeridos).
d. Comportamiento histórico del Banco Central de la República, referido esencialmente a su nivel de independencia del poder político.
e. Injerencia hipotética del gobierno, tendiente a regular o alterar el régimen de transferencias de utilidades y remisión de capitales al socio prestamista, a su casa matriz o a cualquier otro destino que implique salida de activos.
Este estudio pormenorizado y otros que omitimos para no fatigar al lector, brindan un panorama del 'costo de producción', el que incluye análisis de riesgo.
Ahora, bien; el inversor en la actividad privada puede interesarse en el concepto 'riesgo país'. Es muy probable que incluya este asunto entre todos los que debe evaluar, debido a las siguientes razones:
1. El 'riesgo país' mide el riesgo de que un Estado tenga dificultades para la transferencia o el cumplimiento de sus obligaciones en el frente externo, por razones que excedan las habituales o corrientes. Este cálculo de probabilidades requiere una evaluación múltiple que, a los puntos señalados, agrega el nivel de consentimiento eventual de la opinión pública frente a una racionalización de las causas de la crisis y la justificación del default.
2. Una suspensión de pagos afectaría de inmediato las obligaciones estrictamente del Estado deudor, como a las de las empresas que pretendan realizar giros al inversor extranjero o su casa central en concepto de intereses y remesa de utilidades.
3. A criterio de determinar el nivel del riesgo, hacia los años noventa, J.P. Morgan elabró un índice que mide la diferencia de tasa de interes que pagan los bonos del Tesoro de los Estados Unidos de América contra el resto de los países. En otras palabras, y referido al caso argentino, el indicador mide la sobretasa que debe rendir un bono nacional frente al rendimiento de los títulos a diez años estadounidenses. Digamos, por ahora, que nuestro riesgo país es uno de los más altos del mundo, al comparárselo con el de 196 otros Estados. Atendamos, pues, a algunos ejemplos relativos a una encuesta de octubre del corriente año:
Argentina: 2.475
Brasil: 259
Uruguay: 122
Perú: 165
Mexico: 230
Colombia: 381
Filipinas: 105
Croacia: 35
Egipto: 817
Indonesia: 122
Panamá: 259
Polonia: 26
Rusia: 2.779
Ucrania: 2.686
Venezuela: 43.257
El temible EMBI
Los siempre activos chicos malos de J.P. Morgan (una divertida camiseta que repartía una agrupación política local tenía inscripta el nombre del banco) han elaborado el EMBI (Emerging Markets Bond Index), una virtual guía práctica para evaluar el riesgo país, particularmente en economías inestables, por razones estructurales o circunstanciales (desastres ambientales, conflictos bélicos, entre otros). Así, se recomienda indicar en cada caso:
1. El ingreso per cápita.
2.La evolucion del PBI (Producto Bruto Interno)
3. El ritmo inflacionario.
4. El balance Fiscal.
5. El balance Externo
6. El nivel de Deuda Externa (cumplimiento,moras,refinanciamiento)
7. El indicador de desarrollo económico.
8. El historial de defaults.
En la Unión Europea, la referencia base es la economía alemana. Para el continente americano, la de los Estados Unidos.
A efectos de complementar el análisis del riesgo país, se procede al estudio de los CDS (Credit Default Swap), esto es, la prima que se cobra en los contratos de seguro que cubren el riesgo de impago por parte del emisor de deuda.
En todos los casos, los Estados Unidos de América son la referencia que estima en cero la probabilidad de incumplimiento. Se trata de un absoluto y, por lo tanto, parcialmente ficcional, aunque útil para la elaboración de un cuadro que opera por comparación de las economías nacionales. En realidad, los EE.UU. son la nación más endeudada del planeta, con un déficit equivalente a un mostruoso 126,43% del PBI.
La evaluación de todas las variables apuntadas retorna una tasa específica para cada economía. Un bono argentino con vencimiento en 2030 rinde un 29%, anual mientras que uno uruguayo sólo 4.2%. En los hechos, esta comparación consigna que la Argentina tiene cerrado el mercado de financiamiento internacional, tanto por parte de bancos como de organismos multilaterales.
Cuando se determina una cifra en concepto de riesgo país, debe tenerse presente que cien puntos básicos representan un 1% de sobretasa por encima del rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense. Nuestro índice de 2.475 unidades refiere que los bonos argentinos son considerados de tan alto riesgo que sólo encontrarían comprador si se los remunera con una de las tasas más alta del mundo para semejantes operaciones. Un índice de 2.475 significa un 24,75% por encima del bono de los Estados Unidos, que paga 4,25.
Es decir,29 % .
Consejos de las calificadoras
Tres empresas de proyección planetaria, en razón de la influencia global de sus dictámenes, como son Moody's, Standard & Poors y Fitch sugieren analisis complementarios a los ya apuntados, si se trata de determinar con precisión el índice que tanto nos atormenta:
1. Incumplimiento o cumplimiento irregular de los compromisos de deuda como fundamento de impericia o negligencia administrativa. Se trataría de una suma de medidas erróneas que terminan concentrando tensión política y social de suficiente intensidad como para concluir con un quebranto en toda la línea de las obligaciones del frente externo.
2. Probabilidad de que el poder político instale la idea de la conveniencia de proceder a una ola de nacionalizaciones, estatizaciones o expropiaciones que comprometan la inversión extranjera.
3. Restricciones burocráticas crecientes tendientes a dificultar la repatriación de capitales, dividendos e intereses de las empresas extranjeras.
4. Incremento progresivo de la fiscalidad como injerencia tendiente a producir una meta-confiscación del patrimonio de esas mismas empresas.
5. Probabilidad de que se establezcan reglas preferenciales para las empresas locales en detrimento de las extranjeras.
6. Convulsiones sociales que concluyan por alterar los derechos de propiedad que amparan la inversión extranjera, o bien reduzcan el flujo de caja generados por las mismas.
7. Ambiente de alta conflictividad social, manifestada o aún en estado latente, que permitan suponer que el gobierno fomenta tal condición para en su momento justificar medidas perjudiciales para la inversión extranjera.
En pocos días más, la Argentina elegirá un presidente. Quienquiera sea el ungido, deberá ingresar al sórdido laberinto donde lo espera la Bestia sedienta de ofrenda.
No hay para elegir: sin recuperación (aún cuando la misma sea lenta pero progresiva) del crédito internacional, es altamente probable que el mejor programa desfallezca por falta del oxígeno vital. Sin embargo, dos alternativas sombrías aún pueden imaginarse en medio de la confusión presente: una consistiría en buscar refugio en alguna potencia interesada en hacer pie en este punto del planeta, para encándalo del regente del patio trasero, a cambio de concesiones oscuras y camufladas. La otra pasa por la tentación de malvinizar la cuestión y arrojarnos a una nueva aventura, tan demencial como la que costara el martirio de cientos de argentinos hace más de cuarenta años.
No hay para elegir: sin recuperación (aún cuando la misma sea lenta pero progresiva) del crédito internacional, es altamente probable que el mejor programa desfallezca por falta del oxígeno vital. Sin embargo, dos alternativas sombrías aún pueden imaginarse en medio de la confusión presente: una consistiría en buscar refugio en alguna potencia interesada en hacer pie en este punto del planeta, para encándalo del regente del patio trasero, a cambio de concesiones oscuras y camufladas. La otra pasa por la tentación de malvinizar la cuestión y arrojarnos a una nueva aventura, tan demencial como la que costara el martirio de cientos de argentinos hace más de cuarenta años.
Se presume improbable, pero las chances aumentan en un país en el cual la norma invariable son la sorpresa y los ojos abiertos del asombro.
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@Atlante2008
Sobre Sergio Julio Nerguizian
De profesión Abogado, Sergio Julio Nerguizian oficia de colaborador en El Ojo Digital (Argentina) y otros medios del país. En su rol de columnista en la sección Política, explora la historia de las ideologías en la Argentina y el eventual fracaso de éstas. Sus columnas pueden accederse en éste link.