Avogadro: Vientos y Mariscales
Mi emocionado abrazo a los grandes vencedores del domingo, Javier Milei y Victoria Villarruel, a los que sumo...
24 de Noviembre de 2023
Yo me conformaría con que el corazón de los argentinos tuviera tres cosas: honestidad, responsabilidad, solidaridad.
Dr. René Favaloro
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Mi emocionado abrazo a los grandes vencedores del domingo, Javier Milei y Victoria Villarruel, a los que sumo, sin dudar, a Mauricio Macri y Patricia Bullrich, que consiguieron reencausar hacia los libertarios a gran parte de los votantes de JxC y garantizar su triunfo con el aporte de miles de fiscales. Gracias a Dios, la Argentina se encamina a la reconstrucción de la mano de la austeridad en la conducción del Estado, la libertad de los ciudadanos y la seguridad jurídica para permitir las inversiones esenciales.
La resonante victoria del candidato libertario fue la constatación de que en América, finalmente, los pueblos han despertado y los vientos soplan en contra del Foro de San Pablo y su pretensión de extender el “socialismo del siglo XXI”, el proyecto populista y autoritario que, en su hora, organizó Luiz Inácio Lula da Silva con la complicidad de Néstor y Cristina Kirchner, Evo Morales, Hugo Chávez y Rafael Correa; aún lo integran Daniel Ortega (Nicaragua), Miguel Díaz-Canel (Cuba), Xiomara Castro (Honduras), Gustavo Petro (Colombia), Nicolás Maduro (Venezuela), Luis Arce (Bolivia), Andrés López Obrador (México) y, pese a su vocación democrática, Gabriel Boric (Chile). Ese huracán ya se llevó puestas esas ansias con la derrota en la Constituyente chilena, el triunfo de la oposición colombiana en las elecciones municipales, la victoria de Daniel Noboa sobre el correísmo en el ballotage ecuatoriano y ahora en la Argentina, mientras que resultaban imposibles quimeras en El Salvador, Paraguay y Uruguay, países que ya habían rechazado el progresismo empobrecedor que, durante muchos años, habilitó la fundación de Unasur y otros conglomerados regionales sectarios.
El resultado del domingo constituyó el mejor escenario, al menos por ahora, para Cristina Fernández, porque consiguió retener la crucial Provincia de Buenos Aires y varios municipios clave y, a la vez, impedir que el Aceitoso la convirtiera en víctima de un inevitable matricidio. Pero la monumental golpiza que recibió el peronismo en todo el país (en el feudo de Axel Kicillof triunfó sólo por un lastimoso 1,47%) fue de tal magnitud que, por ser la gran e indisimulable responsable, no se le permitirá eludir el pago de la factura que siempre el famoso movimiento presenta a sus mariscales derrotados. En breve veremos una nueva configuración del poder en el PJ, pues los gobernadores de ese signo serán, aunque sea a desgana, mucho más colaborativos con el nuevo Presidente que quienes aún militan en el kirchnerismo duro, fascista y ladrón.
El connotado círculo rojo, formado por los empresarios “expertos en mercados regulados”, aspiraba y apostaba a un triunfo de Sergio Massa para conservar los zoológicos y bañeras en los cuales tanto tiempo cazó y pescó (las ensambladoras de Tierra del Fuego son un ejemplo paradigmático) siempre en perjuicio de una sociedad que toleró su genética corrupción, pagando altos precios por sus productos malos, escondido detrás de fórmulas de nacionalismo berreta y proteccionismo absurdo. Resulta cómico ver cómo sus integrantes se rasgan ahora las vestiduras frente a las propuestas de libertad que trae Milei, anunciando la pérdida de puestos de trabajo (que fueron incapaces de generar pese al cierre casi total de la economía) si se vieran obligados a competir.
Y, ¿dónde estaban los eternos y absurdamente enriquecidos dirigentes sindicales mientras el trío de los Fernández² y Massa arrasaba la economía, destruía salarios y jubilaciones, nos llevaba al borde de la hiperestanflación, la pobreza bien medida al 50%, la indigencia al 15% y desaparecía a la clase media que antaño era su clientela? Hoy, ya antes de que asuma Milei, se muestran espantados y profieren amenazas sólo porque ven peligrar sus privilegios de casta. La misma actividad preventiva están desplegando los gerentes de la pobreza, acosados por la probabilidad de verse desplazados de su papel de intermediarios en la cadena de la felicidad de los planes.
A algunos, como Pablo Moyano y otros energúmenos se les soltó la cadena, en especial a Pablo Biró, que se siente dueño de Aerolíneas Argentinas y menta a muertes en la calle, por lo que ya fue denunciado penalmente por el Fiscal Carlos Stornelli. Y tal como suponíamos, Massa ha empezado a recorrer el mismo camino, acusado por María Eugenia Talerico y Daniel Sabsay, con razón, de administración fraudulenta por la forma en que dilapidó dinero público para sostener su candidatura.
Lo realmente positivo es que Milei, que está dando permanentes muestras de autoridad y honestidad, pese a ser el Presidente con menor apoyo legislativo propio de la historia dispondrá de la colaboración de gobernadores, diputados y senadores del PRO y del peronismo republicano para obtener las leyes que necesitará para sacarnos de estas arenas movedizas que, hace tantos años, engullen nuestro destino.
Habrá que hacer sacrificios extremos, pero tiene detrás de sí los catorce millones de votos que obtuvo el domingo pasado; y cuenta ya con gente capaz y experimentada en muchas áreas de gobierno, especialmente en seguridad (narcos y “mapuches”, ¡teléfono!) y defensa por si los repugnantes especímenes que se adueñaron del Estado –sobre todo de la educación pública- y sus empresas quisieran repetir sus pasadas “proezas”.
La resonante victoria del candidato libertario fue la constatación de que en América, finalmente, los pueblos han despertado y los vientos soplan en contra del Foro de San Pablo y su pretensión de extender el “socialismo del siglo XXI”, el proyecto populista y autoritario que, en su hora, organizó Luiz Inácio Lula da Silva con la complicidad de Néstor y Cristina Kirchner, Evo Morales, Hugo Chávez y Rafael Correa; aún lo integran Daniel Ortega (Nicaragua), Miguel Díaz-Canel (Cuba), Xiomara Castro (Honduras), Gustavo Petro (Colombia), Nicolás Maduro (Venezuela), Luis Arce (Bolivia), Andrés López Obrador (México) y, pese a su vocación democrática, Gabriel Boric (Chile). Ese huracán ya se llevó puestas esas ansias con la derrota en la Constituyente chilena, el triunfo de la oposición colombiana en las elecciones municipales, la victoria de Daniel Noboa sobre el correísmo en el ballotage ecuatoriano y ahora en la Argentina, mientras que resultaban imposibles quimeras en El Salvador, Paraguay y Uruguay, países que ya habían rechazado el progresismo empobrecedor que, durante muchos años, habilitó la fundación de Unasur y otros conglomerados regionales sectarios.
El resultado del domingo constituyó el mejor escenario, al menos por ahora, para Cristina Fernández, porque consiguió retener la crucial Provincia de Buenos Aires y varios municipios clave y, a la vez, impedir que el Aceitoso la convirtiera en víctima de un inevitable matricidio. Pero la monumental golpiza que recibió el peronismo en todo el país (en el feudo de Axel Kicillof triunfó sólo por un lastimoso 1,47%) fue de tal magnitud que, por ser la gran e indisimulable responsable, no se le permitirá eludir el pago de la factura que siempre el famoso movimiento presenta a sus mariscales derrotados. En breve veremos una nueva configuración del poder en el PJ, pues los gobernadores de ese signo serán, aunque sea a desgana, mucho más colaborativos con el nuevo Presidente que quienes aún militan en el kirchnerismo duro, fascista y ladrón.
El connotado círculo rojo, formado por los empresarios “expertos en mercados regulados”, aspiraba y apostaba a un triunfo de Sergio Massa para conservar los zoológicos y bañeras en los cuales tanto tiempo cazó y pescó (las ensambladoras de Tierra del Fuego son un ejemplo paradigmático) siempre en perjuicio de una sociedad que toleró su genética corrupción, pagando altos precios por sus productos malos, escondido detrás de fórmulas de nacionalismo berreta y proteccionismo absurdo. Resulta cómico ver cómo sus integrantes se rasgan ahora las vestiduras frente a las propuestas de libertad que trae Milei, anunciando la pérdida de puestos de trabajo (que fueron incapaces de generar pese al cierre casi total de la economía) si se vieran obligados a competir.
Y, ¿dónde estaban los eternos y absurdamente enriquecidos dirigentes sindicales mientras el trío de los Fernández² y Massa arrasaba la economía, destruía salarios y jubilaciones, nos llevaba al borde de la hiperestanflación, la pobreza bien medida al 50%, la indigencia al 15% y desaparecía a la clase media que antaño era su clientela? Hoy, ya antes de que asuma Milei, se muestran espantados y profieren amenazas sólo porque ven peligrar sus privilegios de casta. La misma actividad preventiva están desplegando los gerentes de la pobreza, acosados por la probabilidad de verse desplazados de su papel de intermediarios en la cadena de la felicidad de los planes.
A algunos, como Pablo Moyano y otros energúmenos se les soltó la cadena, en especial a Pablo Biró, que se siente dueño de Aerolíneas Argentinas y menta a muertes en la calle, por lo que ya fue denunciado penalmente por el Fiscal Carlos Stornelli. Y tal como suponíamos, Massa ha empezado a recorrer el mismo camino, acusado por María Eugenia Talerico y Daniel Sabsay, con razón, de administración fraudulenta por la forma en que dilapidó dinero público para sostener su candidatura.
Lo realmente positivo es que Milei, que está dando permanentes muestras de autoridad y honestidad, pese a ser el Presidente con menor apoyo legislativo propio de la historia dispondrá de la colaboración de gobernadores, diputados y senadores del PRO y del peronismo republicano para obtener las leyes que necesitará para sacarnos de estas arenas movedizas que, hace tantos años, engullen nuestro destino.
Habrá que hacer sacrificios extremos, pero tiene detrás de sí los catorce millones de votos que obtuvo el domingo pasado; y cuenta ya con gente capaz y experimentada en muchas áreas de gobierno, especialmente en seguridad (narcos y “mapuches”, ¡teléfono!) y defensa por si los repugnantes especímenes que se adueñaron del Estado –sobre todo de la educación pública- y sus empresas quisieran repetir sus pasadas “proezas”.
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@EGAvogadro
Sobre Enrique Guillermo Avogadro
Abogado. Columnista de temas políticos de Argentina, y colaborador en otros medios nacionales. Sus artículos completos pueden repasarse en el blog del autor, o en el enlace http://www.elojodigital.com/categoria/tags/enrique-guillermo-avogadro.