Más allá de Walter Bento: el hedor a perversión de la justicia
Mientras el Dr. Mariano Cúneo Libarona -candidato del presidente electo Javier Milei...
06 de Diciembre de 2023
Mientras el Dr. Mariano Cúneo Libarona -candidato del presidente electo Javier Milei a ocupar el Ministerio de Justicia- anticipó que se abstendrá de seguir adelante con el cuestionable proceso de juicio político contra la Corte Suprema patrocinado por el hoy languidenciente kirchnerismo, sería oportuno echar un vistazo al pleito llevado a cabo versus el magistrado federal de la Provincia de Mendoza, Walter Bento, quien recientemente fuera destituído por el Consejo de la Magistratura. La taxidermia sería oportuna, si de lo que se trata es de sintonizar con criterios tales como certeza, legalidad, igualdad y -tolérese la accidental ironía- justicia.
Ríos de tinta virtual han utilizado numerosos medios de comunicación para emprenderla contra el magistrado de referencia, allí donde la animosidad recurrida por bien identificados medios mendocinos resulta, cuando menos, llamativa. También extrañamente, aquellos canales no han destinado espacio alguno a eventos paralelos (léase: denuncias) que emergieran con el transcurso de las semanas y del desarrollo del juicio oral. En apariencia, el debate se exhibe hoy custodiado por conserjes interesados que franquean el acceso según convenga -o según lo dicten ciertas circunstancias.
Ya desde los albores del juicio oral, una nutrida colección de imputados en la causa formuló denuncias, tras haber sido víctimas de apremios, vejaciones y torturas a manos del fiscal Dante Vega (foto). Según supieron compartir fuentes entendidas en la materia, el objetivo buscado fue escenificar declaraciones 'guionadas' con el fin de comprometer al ahora ex magistrado federal; la consigna era otorgar la libertad a los involucrados, o bien ofrecerles garantías en pos de morigerar o bien mejorar sustancialmente su delicada situación procesal.
Por obra y gracia del misterio, ese compendio de declaraciones no ha hallado eco en la prensa tradicional, ni en la Tierra del Buen Vino ni en la Ciudad de Buenos Aires. La curiosidad deviene en un imperativo, por cuanto los testimonios de quienes las compartieron dieron origen y sustento al proceso. Traducido para el lector profano: las declaraciones juradas de los protagonistas utilizadas para amplificar los alcances de la denuncia contra Bento; otrora evaluados como testigos idóneos por el Fiscal Vega, hoy han perdido hasta el último atisbo de virtualidad, credibilidad e idoneidad. En los inicios, aquellas aserciones resultaron centrales para, a la hora del debate -instancia pura del juicio, en razón de que existe control de parte y contradicción- imputar al juez. Sin embargo, Vega pareciera haber descartado sin más ese material.
Uno de los pormenores más reveladores a efectos de desnudar el curso irregular del proceso se vincula a la brumosa naturaleza de los atestiguantes. Comenzando por Walter Bardinella Donoso, un condenado a doce años de prisión bajo cargos de contrabando de estupefacientes. El Dr. Dante Vega cimentó su caso en la declaratoria de este reo y en la de otros de abultado prontuario, como el de Diego Alejandro Barrera, condenado recientemente a prisión perpetua por el asesinato de Diego Aliaga en 2020. Este último había señalado a Walter Bento como el supuesto líder de una asociación ilícita. Mucho después, sin embargo, y sin registrarse la presencia de contraparte, el homicida rectificó las aserciones que formulara previamente ante la Fiscalía, tras confesar que faltó a la verdad desde el comienzo -coaccionado por su abogado, por el Fiscal interviniente y por algún elemento no identificado del Consejo de la Magistratura. 'Absolutamente toda la declaración del 5 de febrero fue manipulada por el fiscal Dante Vega y por Antonio Carrizo -su ex abogado-. Me obligaron a declarar en contra de Bento; es la primera vez que lo tengo a dos metros. Me obligaron, y lo tuve que hacer por mi familia', manifestaría Barrera, quien también apuntó contra el ex vicegobernador Carlos Ciurca, contra el ex ministro de Seguridad Leonardo Comperatore, y contra la Senadora Nacional Anabel Fernández Sagasti. No será necesario reflexionar con sofisticación para atender a la gravedad de la acusación, la cual fuera increíblemente soslayada por el tribunal -órgano que al menos debió sancionar una investigación de los hechos denunciados, y tomar alguna decisión respecto de la persona del fiscal que lleva adelante la causa. A los deponentes los une un hilo conductor: los 'testigos' centrales y de reparto coinciden en responsabilizar al Doctor Vega como responsable de las vejaciones y apremios. A la postre, las miradas expertas apuntan al Ministerio Público, al que en la teoría le compete demostrar genuino interés en el esclarecimiento de los desarrollos denunciados -en razón de que comprometen seriamente su reputación y credibilidad.
Asimismo, el estruendoso silencio de la Procuraduría General no habrá de pasar desapercibido. En simultáneo, es menester recordar que el letrado Mariano Cúneo Libarona, al momento de renunciar a la defensa del ex magistrado, se explayó con contundencia contra el Fiscal Dante Vega. Por su parte, éste llegó a acusar al futuro titular de la cartera de Justicia de buscar obstaculizar la investigación que se le siguió a Bento -aún adjudicándole un rol destacado (el de 'coordinador') en la asociación ilícita de referencia. Acto seguido, y sin siquiera aguardar una terminante determinación de responsabilidades en el proceso oral, el Consejo de la Magistratura avanzó raudamente en la destitución del juez, pese a la sólida posición esgrimida por el Doctor Javier de la Fuente. El letrado estimó que el magistrado debía ser suspendido hasta el final del juicio penal.
Por obra y gracia del misterio, ese compendio de declaraciones no ha hallado eco en la prensa tradicional, ni en la Tierra del Buen Vino ni en la Ciudad de Buenos Aires. La curiosidad deviene en un imperativo, por cuanto los testimonios de quienes las compartieron dieron origen y sustento al proceso. Traducido para el lector profano: las declaraciones juradas de los protagonistas utilizadas para amplificar los alcances de la denuncia contra Bento; otrora evaluados como testigos idóneos por el Fiscal Vega, hoy han perdido hasta el último atisbo de virtualidad, credibilidad e idoneidad. En los inicios, aquellas aserciones resultaron centrales para, a la hora del debate -instancia pura del juicio, en razón de que existe control de parte y contradicción- imputar al juez. Sin embargo, Vega pareciera haber descartado sin más ese material.
Uno de los pormenores más reveladores a efectos de desnudar el curso irregular del proceso se vincula a la brumosa naturaleza de los atestiguantes. Comenzando por Walter Bardinella Donoso, un condenado a doce años de prisión bajo cargos de contrabando de estupefacientes. El Dr. Dante Vega cimentó su caso en la declaratoria de este reo y en la de otros de abultado prontuario, como el de Diego Alejandro Barrera, condenado recientemente a prisión perpetua por el asesinato de Diego Aliaga en 2020. Este último había señalado a Walter Bento como el supuesto líder de una asociación ilícita. Mucho después, sin embargo, y sin registrarse la presencia de contraparte, el homicida rectificó las aserciones que formulara previamente ante la Fiscalía, tras confesar que faltó a la verdad desde el comienzo -coaccionado por su abogado, por el Fiscal interviniente y por algún elemento no identificado del Consejo de la Magistratura. 'Absolutamente toda la declaración del 5 de febrero fue manipulada por el fiscal Dante Vega y por Antonio Carrizo -su ex abogado-. Me obligaron a declarar en contra de Bento; es la primera vez que lo tengo a dos metros. Me obligaron, y lo tuve que hacer por mi familia', manifestaría Barrera, quien también apuntó contra el ex vicegobernador Carlos Ciurca, contra el ex ministro de Seguridad Leonardo Comperatore, y contra la Senadora Nacional Anabel Fernández Sagasti. No será necesario reflexionar con sofisticación para atender a la gravedad de la acusación, la cual fuera increíblemente soslayada por el tribunal -órgano que al menos debió sancionar una investigación de los hechos denunciados, y tomar alguna decisión respecto de la persona del fiscal que lleva adelante la causa. A los deponentes los une un hilo conductor: los 'testigos' centrales y de reparto coinciden en responsabilizar al Doctor Vega como responsable de las vejaciones y apremios. A la postre, las miradas expertas apuntan al Ministerio Público, al que en la teoría le compete demostrar genuino interés en el esclarecimiento de los desarrollos denunciados -en razón de que comprometen seriamente su reputación y credibilidad.
Asimismo, el estruendoso silencio de la Procuraduría General no habrá de pasar desapercibido. En simultáneo, es menester recordar que el letrado Mariano Cúneo Libarona, al momento de renunciar a la defensa del ex magistrado, se explayó con contundencia contra el Fiscal Dante Vega. Por su parte, éste llegó a acusar al futuro titular de la cartera de Justicia de buscar obstaculizar la investigación que se le siguió a Bento -aún adjudicándole un rol destacado (el de 'coordinador') en la asociación ilícita de referencia. Acto seguido, y sin siquiera aguardar una terminante determinación de responsabilidades en el proceso oral, el Consejo de la Magistratura avanzó raudamente en la destitución del juez, pese a la sólida posición esgrimida por el Doctor Javier de la Fuente. El letrado estimó que el magistrado debía ser suspendido hasta el final del juicio penal.
Tras bambalinas, es sabido que el proceso político impulsado por activos del ecosistema político Unión por la Patria en perjuicio de la Corte Suprema de Justicia carece de peso específico, quedando expuestos aquellos cuya intencionalidad es atentar contra las instituciones y los Poderes del Estado. Alternativamente, el juicio seguido contra Bento debiera revisarse, con el objeto de que las herramientas constitucionales no vuelvan a ser manipuladas en el futuro, mediando fines espurios o fraudulentos.
Si a resultas del proceso penal el ex magistrado Walter Bento es hallado culpable, entonces la destitución consignaría el sendero correcto. Lo cual no es equivalente a proceder con un juicio de destitución que luego fenezca con su inocencia: en tal sentido, el daño habrá sido consumado. En cualquier escenario, la opinión entendida del circuito de los abogados que estudian el caso más allá de la superficie observa unanimidad: el Consejo de la Magistratura, sencillamente, se apuró.
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@MatiasERuiz
Sobre Matias E. Ruiz
Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Publicidad. Es Editor y Director de El Ojo Digital desde 2005.