Avogadro: Mechas Mojadas
El jueves por la mañana, después de casi veinticuatro horas de debate en el H° Aguantadero y escenas de guerrilla urbana...
18 de Junio de 2024
Es posible confiar en las malas personas: no cambian jamás.
William Faulkner
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William Faulkner
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El jueves por la mañana, después de casi veinticuatro horas de debate en el H° Aguantadero y escenas de guerrilla urbana en sus inmediaciones, el kirchnerismo y su socio Martín Lousteau tuvieron que digerir un gigantesco sapo. Con la inestimable colaboración del habilísimo Jefe de Gabinete de Ministros, Guillermo Francos, en la negociación previa, una muy firme Victoria Villarruel, la Vicepresidente de la República que desmintió así su presunta falta de experiencia, les impidió rechazar la Ley Bases, y fracasaron en su ridículo remedo del ataque al Palacio de Invierno, aquél que en octubre de 1917 permitió a los soviets formar gobierno.
Las fuerzas federales, conducidas con quirúrgica eficacia por la Ministro de Seguridad, Patricia Bullrich, lograron contener a las hordas violentas que intentaron frustrar la sesión, con la colaboración interna de senadores tan indignos como el camporista Eduardo “Wado” de Pedro y el súbdito formoseño José Mayans. Hubo, simultáneamente, un triunfo en materia de inteligencia criminal, porque se confiscó en Entre Ríos un gigantesco cargamento de gelamón, un explosivo plástico que, de haber llegado a manos de los “jóvenes idealistas” (se vio a Fernando Vaca Narvaja, comandante de Montoneros, en la plaza esa noche) les hubiera permitido volar media ciudad y, además, se secuestró un enorme arsenal de ametralladoras, pistolas, fusiles de asalto, granadas y municiones.
No deja de ser comprensible esa tentativa de retrotraer la historia a los sangrientos años setenta, tan endiosados por el kirchnerismo, porque Javier Milei está completando el primer semestre con éxitos monumentales en materia económica, básicamente percibidos por la sociedad a través de la fuerte caída en el índice de inflación (que, a pesar de todo, sigue siendo altísima), a punto tal que ya no figura como la principal preocupación de la ciudadanía. Y si logra modificar el decadente y suicida rumbo que llevamos hace cien años, habrá puesto una definitiva lápida sobre los kioscos y latrocinios que tanto han enriquecido a políticos corruptos y empresarios prebendarios; si le sumamos otras buenas noticias, como la renovación del swap con China (cuyo pago hubiera puesto en claro riesgo a todo el programa económico), el giro de los US$ 800 millones y el encaminamiento del nuevo acuerdo con el FMI (que permitirá acceder a fuertes desembolsos para respaldar las reservas y estirar los vencimientos) que probablemente le permita terminar con el cepo, es evidente que ese proceso se está produciendo.
Y el peligro aumenta porque el Presidente se ha transformado en intérprete genuino de una sociedad que ha cambiado en todo el mundo; lo previmos (link) pero, sobre todo, lo demostraron las elecciones europeas y americanas de los últimos meses. En ese rol, se dio el lujo de increpar a los dueños de la economía global en Davos, donde fue aplaudido por sus víctimas, y hoy concita apoyo empresarial y político en todos lados.
En medio del diluvio de noticias que cae diariamente sobre la sociedad, pasó injustamente desapercibido un nuevo y sideral pasivo generado por el actual Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, cuando se desempeñaba como Ministro de Economía de Cristina Fernández. Ambos decidieron, para estafar a quienes habían adquirido bonos atados al crecimiento del PBI, adulterar las estadísticas oficiales del INDEC. Esta misma semana, una Cámara de Apelaciones británica confirmó el fallo que condena a la Argentina a pagar a los damnificados US$ 1.300 millones; si le sumamos los US$ 16.100 millones que adeudamos por la anti-estatutaria re-estatización de YPF, el absurdo reconocimiento de intereses punitorios en la renegociación con el Club de Paris, y la cancelación de la deuda con el FMI con fondos prestados al doble de tasa de interés por Hugo Chávez a Néstor Kirchner, tendremos mejor caracterizada la catástrofe que han representado para la Argentina los dieciséis años en que tamaños delincuentes ejercieron el poder.
En otro orden de cosas, me permitiré dar un consejo a Javier Milei. Ya es innegable que el Ministerio de Capital Humano se ha transformado en un problema de difícil solución, tanto por la hipertrofia de áreas a su cargo cuanto por la complicada administración de los problemas sociales más acuciantes. Sandra Pettovello, su cabeza, carece de la experiencia en gestión pública, y sufre diariamente la falta de colaboradores de su riñón y los palos en las ruedas de los quintacolumnistas que mantienen sus cargos relevantes. Entonces, ¿por qué no habilitarle la designación ad honorem de un grupo de calificados asesores que puedan asistirla en la toma de decisiones y evitarle los errores no forzados? Contra lo que suponen los libertarios más fanáticos, esas personas existen en otras formaciones políticas (en especial, en el PRO) y, es más, estoy seguro de que estarían dispuestos a asumir esas tareas por el bien del país.
Pese a todo lo bueno que sucedió en estos días, no podemos olvidar que por delante quedan enormes desafíos, el principal de los cuales es lograr que los tan agradables elogios que recibe el Presidente de los grandes empresarios globales se transformen en inversiones directas reales, indispensables para crecer y generar riqueza y empleo genuino. Si bien contribuirá en ese esfuerzo la sanción del régimen de incentivos (RIGI) incluido en la Ley Bases, los capitales externos (y también los argentinos) sólo se juegan cuando encuentran el atractivo de la seguridad jurídica. Y contra ella conspira, tal como afirmó nada menos que el Wall Street Journal, la insistencia en la inexplicada y, por ende, sospechosa pretensión de incorporar a la Corte Suprema al denostado Juez Ariel Lijo, cuyo pliego ya ingresó al H° Aguantadero para su aprobación.
Las fuerzas federales, conducidas con quirúrgica eficacia por la Ministro de Seguridad, Patricia Bullrich, lograron contener a las hordas violentas que intentaron frustrar la sesión, con la colaboración interna de senadores tan indignos como el camporista Eduardo “Wado” de Pedro y el súbdito formoseño José Mayans. Hubo, simultáneamente, un triunfo en materia de inteligencia criminal, porque se confiscó en Entre Ríos un gigantesco cargamento de gelamón, un explosivo plástico que, de haber llegado a manos de los “jóvenes idealistas” (se vio a Fernando Vaca Narvaja, comandante de Montoneros, en la plaza esa noche) les hubiera permitido volar media ciudad y, además, se secuestró un enorme arsenal de ametralladoras, pistolas, fusiles de asalto, granadas y municiones.
No deja de ser comprensible esa tentativa de retrotraer la historia a los sangrientos años setenta, tan endiosados por el kirchnerismo, porque Javier Milei está completando el primer semestre con éxitos monumentales en materia económica, básicamente percibidos por la sociedad a través de la fuerte caída en el índice de inflación (que, a pesar de todo, sigue siendo altísima), a punto tal que ya no figura como la principal preocupación de la ciudadanía. Y si logra modificar el decadente y suicida rumbo que llevamos hace cien años, habrá puesto una definitiva lápida sobre los kioscos y latrocinios que tanto han enriquecido a políticos corruptos y empresarios prebendarios; si le sumamos otras buenas noticias, como la renovación del swap con China (cuyo pago hubiera puesto en claro riesgo a todo el programa económico), el giro de los US$ 800 millones y el encaminamiento del nuevo acuerdo con el FMI (que permitirá acceder a fuertes desembolsos para respaldar las reservas y estirar los vencimientos) que probablemente le permita terminar con el cepo, es evidente que ese proceso se está produciendo.
Y el peligro aumenta porque el Presidente se ha transformado en intérprete genuino de una sociedad que ha cambiado en todo el mundo; lo previmos (link) pero, sobre todo, lo demostraron las elecciones europeas y americanas de los últimos meses. En ese rol, se dio el lujo de increpar a los dueños de la economía global en Davos, donde fue aplaudido por sus víctimas, y hoy concita apoyo empresarial y político en todos lados.
En medio del diluvio de noticias que cae diariamente sobre la sociedad, pasó injustamente desapercibido un nuevo y sideral pasivo generado por el actual Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, cuando se desempeñaba como Ministro de Economía de Cristina Fernández. Ambos decidieron, para estafar a quienes habían adquirido bonos atados al crecimiento del PBI, adulterar las estadísticas oficiales del INDEC. Esta misma semana, una Cámara de Apelaciones británica confirmó el fallo que condena a la Argentina a pagar a los damnificados US$ 1.300 millones; si le sumamos los US$ 16.100 millones que adeudamos por la anti-estatutaria re-estatización de YPF, el absurdo reconocimiento de intereses punitorios en la renegociación con el Club de Paris, y la cancelación de la deuda con el FMI con fondos prestados al doble de tasa de interés por Hugo Chávez a Néstor Kirchner, tendremos mejor caracterizada la catástrofe que han representado para la Argentina los dieciséis años en que tamaños delincuentes ejercieron el poder.
En otro orden de cosas, me permitiré dar un consejo a Javier Milei. Ya es innegable que el Ministerio de Capital Humano se ha transformado en un problema de difícil solución, tanto por la hipertrofia de áreas a su cargo cuanto por la complicada administración de los problemas sociales más acuciantes. Sandra Pettovello, su cabeza, carece de la experiencia en gestión pública, y sufre diariamente la falta de colaboradores de su riñón y los palos en las ruedas de los quintacolumnistas que mantienen sus cargos relevantes. Entonces, ¿por qué no habilitarle la designación ad honorem de un grupo de calificados asesores que puedan asistirla en la toma de decisiones y evitarle los errores no forzados? Contra lo que suponen los libertarios más fanáticos, esas personas existen en otras formaciones políticas (en especial, en el PRO) y, es más, estoy seguro de que estarían dispuestos a asumir esas tareas por el bien del país.
Pese a todo lo bueno que sucedió en estos días, no podemos olvidar que por delante quedan enormes desafíos, el principal de los cuales es lograr que los tan agradables elogios que recibe el Presidente de los grandes empresarios globales se transformen en inversiones directas reales, indispensables para crecer y generar riqueza y empleo genuino. Si bien contribuirá en ese esfuerzo la sanción del régimen de incentivos (RIGI) incluido en la Ley Bases, los capitales externos (y también los argentinos) sólo se juegan cuando encuentran el atractivo de la seguridad jurídica. Y contra ella conspira, tal como afirmó nada menos que el Wall Street Journal, la insistencia en la inexplicada y, por ende, sospechosa pretensión de incorporar a la Corte Suprema al denostado Juez Ariel Lijo, cuyo pliego ya ingresó al H° Aguantadero para su aprobación.
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@EGAvogadro
Sobre Enrique Guillermo Avogadro
Abogado. Columnista de temas políticos de Argentina, y colaborador en otros medios nacionales. Sus artículos completos pueden repasarse en el blog del autor, o en el enlace http://www.elojodigital.com/categoria/tags/enrique-guillermo-avogadro.