Final para las políticas laxas con el delito, y catástrofe para políticos en la California del Partido Demócrata
El estado de California supo convertirse en un distrito disfuncional, en donde las personas sin hogar...
El estado de California supo convertirse en un distrito disfuncional, en donde las personas sin hogar, el abuso de drogas y la criminalidad se han disparado.
En la reciente elección del 5 de noviembre, sin embargo, los votantes del Golden State decretaron haber tenido suficiente con el auge del delito.
Por abrumadora mayoría, los votantes del estado aprobaron la Propuesta 36a., medida que incrementará las penas contra quienes cometan delitos contra la propiedad, se abracen al consumo de drogas ilícitas, y se dediquen al robo de mercadería en comercios y supermercados. Hacia el cierre de los cómputos, la referida Propuesta cosechó más de un 70% de adhesiones.
En esencia, la resolución repudia a la Propuesta 47a., una medida que trataba a la delincuencia con suavidad -aprobada en 2014-, y que drásticamente había reducido las penalidades para una serie de delitos.
Pero aquella no fue la única caída del telón para los elementos más perniciosos del reformismo originado en la izquierda del estado.
De igual manera, los votantes descartaron al fiscal George Gascon, fiscal extremista del Condado de Los Angeles cuyas perspectivas laxas frente al delito ya lo habían depositado en dos intentonas previas para desalojarlo.
Esto fue lo que consignaron sobre Gascon los expertos del área legal en la Heritage Foundation, ni bien se conoció la derrota de los Demócratas:
El alcance de las políticas de Gascon fue sorprendente. Cada una de ellas enalteció los beneficios para criminales, ignorando o bien castigando a las víctimas. Ninguna sociedad civil, ni aún las que decidieron abrazarse a postulados progresistas extremos, toleraría por demasiado tiempo la degradación de la aplicación de las leyes y del orden, como fue el resultado de las definiciones del citado funcionario.
A lo largo de los años, Gascon había sido demandado judicialmente por docenas de fiscales colegas, incluso por haber generado un ambiente de trabajo hostil, por patrocinar venganzas personales en las oficinas públicas, discriminación, difamación, y otros. Gascon perdió en casi todas esas demandas, lo que terminó costándole millones de dólares al Condado de Los Angeles.
Hoy, Gascon es historia: debió partir.
Y eso no fue todo. La oleada anti-delitos golpeó también a San Francisco y sus zonas de influencia. London Breed, alcalde del Partido Demócrata, fue eyectado; será reemplazado por el candidato independiente Daniel Lurie, quien alimentó una plataforma de firmeza contra el crimen.
En el otrora profundamente azul Condado Alameda, distrito en el que los socialistas suelen superar en número a los Republicanos, los votantes se inclinaron por echar a la Fiscal de Distrito Pamala Price -simpatizante de izquierda, y miembro del Partido Demócrata.
Por su parte, los votantes de la vecina Oakland eyectaron a Sheng Thao, alcalde Demócrata que supo dirigir los destinos de la ciudad.
En apariencia, la mayoría de los californianos se hartaron del delito y del caos.
Por cierto, los sesgados medios de comunicación del estado, presentaron estos datos como si los votantes hubiesen sido engañados por una campaña de 'desinformación', basada en imágenes de una disparada de robos en comercios y mercados.
Como si acaso las personas no notaran que, al ingresar a una tienda, prácticamente todo se encuentra en estanterías con cerrojo -debiendo uno convocar a un supervisor para que abra los aparadores.
Así las cosas, el consejo para California y sus medios de comunicación corporativos es breve: el engaño que Ustedes han propiciado ya da resultado.
Los ciudadanos estadounidenses con un mínimo de sentido común ya no les creerán ni cuando los comunicadores afirmen 'Buenos días'. En lugar de intentar refutar a la ciudadanía que ve la realidad con sus propios ojos y de fabricar narrativas apócrifas, deberían probar con una dosis de humildad -cubriendo temáticas que genuinamente se vinculen al interés de las personas.
Lo interesante del particular es que la Propuesta 36a. cosechó un respaldo apabullante, en cada uno de los distritos que componen California.
Este desarrollo dice mucho: a pesar de que esta revuelta contra el delito es ampliamente popular, el régimen Demócrata que controla el estado buscó detenerla.
El gobernador Gavin Newsom, también del partido de Kamala Harris, intentó remover la Propuesta 36a. de las papeletas. En silencio, trabajó para que la misma fuera derrotada.
Precisamente, la vicepresidente Kamala Harris -que vota siempre en este estado- supo desempeñarse como senadora y como fiscal general después de haber trabajado como fiscal de San Francisco -en la víspera de los comicios, se rehusó a declarar si votaría a favor o en contra de la iniciativa.
En efecto, este es uno de tantos motivos que la llevó a perder catastróficamente la elección presidencial.
El desorden y la criminalidad han venido perforando la realidad californiana durante años. Correctamente, la ciudadanía del país ve al Partido Demócrata como el espacio que abrió la proverbial Caja de Pandora, desplegando un escenario de caos y disfuncionalidad. Desde el desborde fronterizo hasta la iniciativa en pos de desfinanciar a las fuerzas de policía -cuya autoría hoy risiblemente los miembros del partido niegan-, los Demócratas patrocinaron reformas al sistema judicial que derivaron en el crecimiento geométrico del delito y de la injusticia.
Algunos entendemos que lo sucedido en California es una señal frente a la tendencia nacional que comenzó a cambiar el color de numerosas ciudades, de azul a rojo.
Los estadounidenses se han hartado del tratamiento suave para los criminales. Nadie quiere se promocione una persecución política; sencillamente, los ciudadanos del país quieren, genuinamente, ley y orden.
Artículo original, en inglés
Jarrett Stepman se desempeña como colaborador y columnista en el sitio web The Daily Signal (Estados Unidos). Reside en Washington, Distrito de Columbia.