Francisco advirtió sobre la crisis de las religiones -pero no consolidó un modelo alternativo
En 1415, Gregorio XII renuncia al papado. Casi seiscientos años más tarde, se produce...
27 de Abril de 2025
En 1415, Gregorio XII renuncia al papado. Casi seiscientos años más tarde, se produce la siguiente abdicación: Benedicto XVI pierde el control administrativo de la Iglesia Católica, entra en pánico, y cede el sitial de Pedro. Se produce entonces un golpe de timón: para salir del atolladero, los obispos eligen al primer Papa no europeo en dos mil años. Alguien nacido en Buenos Aires es ungido para conducir a mil doscientos millones de católicos.

A poco de asumir, Francisco se manifiesta como un jesuita de ley. Es práctico, ejecutivo, tolerante, y audaz. Tiene claro el cuadro de situación, y no repetiría metodologías de supervivencia que comienzan a revelarse como obsoletos. La Europa occidental ha ingresado en un proceso irreversible de relativismo moral, escepticismo en la promesa de la redención, y de severa desesperación por capturar -por medio del placer- el tiempo fugaz y sin esperanza. América Latina es asediada por las iglesias evangélicas y el sincretismo que sostenía la fe es apropiado por organizaciones que ofrecen paz y prosperidad a cambio de una militancia distendida y no ritualista. Asia está apenas atendida: los regímenes políticos le ponen límites a la actividad de los católicos. La Federación Rusa sostiene la defensa de su Iglesía Ortodoxa dentro de un plan de control social más extenso. La República Popular China desconfía de las iglesias occidentales, en las que ve la mano del enemigo. Hinduístas y musulmanes habilitan un espacio mínimo para operar, cuando excepcionalmente lo permiten. El Africa parece un ámbito en el que los católicos pueden consolidar algún progreso, pero se trata de un proceso lento y engorroso, en donde la violencia despiadada se precipita, con frecuencia, sobre las congregaciones que buscan crecer.
Francisco actúa de manera tal que su táctica es perceptible. Veamos alguna de las herramientas que el sacerdote Jorge Bergolio administró:
- La religión, tal como se la entendió durante al menos veinte siglos de cristianismo, languidece lentamente. En su país natal, en los años sesenta, con veinte millones de habitantes, la concurrencia a las iglesias era diez veces superior de lo que se verifica en la actualidad -con cuarenta y cinco millones. Los casamientos religiosos se vuelven cada día más escasos: la libertad sexual está detrás del debilitamiento de la observancia sacramental.
- La Iglesia debe ampliar la base de sustentación en términos de feligresía. Ese objetivo sólo puede alcanzarse a través de una política que extreme la tolerancia hacia quienes, según el cánon, se ven impedidos de recibir ciertos sacramentos (como ser divorciados y parejas de homosexuales, vetados de la eucaristía unos, y del matrimonio, otros).
- Los jóvenes tienen sexo antes del matrimonio religioso. Las parejas informales -esto es, las que se saltean incluso el matrimonio civil- representan hoy el 50% de las uniones. La fornicación que sentenciaran las Tablas amerita una generosa indiferencia.
- La amenaza de la condena eterna, la excomunión y la noción de pecado mortal son argumentos persuasivos sutilmente abandonados. Es la hora de un Dios comprensivo y misericordioso que llama a todos, casi sin exclusiones. El deber supremo de un Papa consiste en mantener viva a su Iglesia hasta la hora imprecisable del Juicio Final: con ese objetivo, deberán sacrificarse -en cada momento histórico- los insostenibles flancos de algunos principios y dogmas. Esta renuncia -cuestionable en algún sentido, por blasfémica- puede ser disculpada porque persigue un Bien Superior.
- Las religiones en Occidente sólo sobrevivirán si transmutan en sistemas filosóficos destinados a tornar menos angustiosa la vida humana en el planeta. A efectos de alcanzarse ese propósito, habrán de soslayar los asuntos que indagan en la escatología y los misterios teológicos. El tema de la paz mundial y el hipotético desastre ecológico planetario son temas que la religión debe abordar para seducir e incorporar, prescindiendo de la amenaza y del terror del castigo eterno.
- Todos las personas son hijos del mismo Padre; ergo, si se desea el bien de aquéllas sin exclusiones, la Iglesia habrá de reclamar por la libertad de culto, y abandonar el auxilio económico exclusivo. Esta actitud solidaria con el distinto opera como instrumento de captación más eficaz que cualquier forma de sectarismo.
- Una abrumadora mayoría de los ocho mil millones de habitantes de la Tierra son pobres. Vale decir que viven por debajo de los estándares de calidad de vida que corresponden al estado de evolución de la sociedad humana contemporánea. La Iglesia debe recuperar su rol de dadora de esperanza a quienes tienen pocas razones para albergar alguna. En consecuencia, es hora de izar la bandera de la cuestión social, ya que la solidaridad con los pobres no sólo reinvindica el rol histórico de una iglesia para los excluídos: es también la única estrategia para sumar adherentes en cantidad y fidelidad suficientes como para desafiar la expansión del materialismo ateo.
Francisco empleó sus doce años de papado para reorientar a su iglesia. Aplicó una consolidada planificación nacida del marketing: en períodos de crisis -verificadas en la escasez de interesados en el producto-, deben hallarse nichos del mercado, escasa o deficitariamente atendidos. Una mentalidad abierta y tolerante equivale a una ampliación de la oferta: divorciados, comunidad LGBT+, pauperizados, víctimas de adicciones, y todos aquellos que no recibían asistencia por parte de una iglesia atrapada por el dogmatismo hermético y la salvación por medio de la virtud.
Francisco empleó sus doce años de papado para reorientar a su iglesia. Aplicó una consolidada planificación nacida del marketing: en períodos de crisis -verificadas en la escasez de interesados en el producto-, deben hallarse nichos del mercado, escasa o deficitariamente atendidos. Una mentalidad abierta y tolerante equivale a una ampliación de la oferta: divorciados, comunidad LGBT+, pauperizados, víctimas de adicciones, y todos aquellos que no recibían asistencia por parte de una iglesia atrapada por el dogmatismo hermético y la salvación por medio de la virtud.
Al abandonar la condena de algunos comportamientos y hacer pública su preocupación por los sectores vulnerables, el discurso de Francisco engarzó, sin mayor esfuerzo, en el pensamiento políticamente correcto instalado por las burguesías controladoras de los aparatos de producción de bienes y servicios occidentales. En los hechos, la idea de abandonar toda forma de límites físicos o morales, la consolidación del relativismo y el abandono de convicciones innegociables, constituyen el núcleo del concepto de aldea global y el de la homogeneización de conductas a nivel planetario.
El probable que la estrategia Francisco constituyera, en el plano teórico, el camino más idóneo con miras a preservar a la Iglesia Católica de la voracidad de nuestros tiempos. En los hechos, sin embargo, la intención de mantener equidistancia frente a los sectores reaccionarios de la burocracia romana, tanto como de las tendencias que pretenden hacer de la Iglesia una ONG de objeto meramente terrenal, han rendido magros frutos.
Quien lo suceda heredará la misma disyuntiva que atormentó a Jorge Bergoglio: cambiar para sobrevivir; evolucionar sin traicionar el legado cristiano recibido el año 33 de nuestra era.
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@Atlante2008

Sobre Sergio Julio Nerguizian
De profesión Abogado, Sergio Julio Nerguizian oficia de colaborador en El Ojo Digital (Argentina) y otros medios del país. En su rol de columnista en la sección Política, explora la historia de las ideologías en la Argentina y el eventual fracaso de éstas. Sus columnas pueden accederse en éste link.