POLITICA: LA ESTRATEGIA DE NESTOR KIRCHNER PARA POSPONER LOS AUMENTOS

Aumentarán las naftas un 20% luego de las elecciones

El Presidente Néstor Kirchner ha dado febriles instrucciones a sus ministros para que los aumentos en las naftas -que se saben inevitables- tengan lugar solamente luego de las elecciones de octubre. Los directivos de las petroleras ya dieron cuenta del desajuste de los precios, y sostienen que el atraso es del 40% promedio. Los aumentos tendrán lugar inmediatamente luego del acto eleccionario, para no "afectar" el caudal de votos hacia el oficialismo.

21 de Julio de 2010
Sabido es que por estas horas, el Presidente Néstor Kirchner y sus funcionarios se encuentran visiblemente preocupados por las proyecciones relativas a las elecciones de octubre. El escenario que la actual Administración enfrenta se ha complicado sobremanera en los últimos meses, con la inseguridad resaltando en los medios como nunca antes, los piqueteros politizados tomando la Ciudad de Buenos Aires cada vez que se lo propone, y la inflación que se hace notar en supermercados y almacenes, luego de cada fin de semana. Si bien es cierto que, para fines de año, la Administración Kirchner habrá engrosado las cifras de nuevos pobres en la Argentina en un millón de personas, no es menos verdadero afirmar que los verdaderos problemas recién comienzan. Al panorama de pobre aceptación que encuestadores oficiales y no oficiales prevén para el oficialismo en octubre, se suma un nuevo factor que podría derribar inclusive el escaso espectro de esperanzas que el Presidente tiene para con su futuro político : un aumento de las naftas que ya nada podrá evitar, y que será importante. La estrategia del Gobierno en este sentido fue amenazar constantemente a las petroleras locales con la posibilidad de incrementar violentamente las retenciones a las exportaciones de crudo, ante cualquier escenario de aumento del combustible en los surtidores. Tal estrategia fue la correcta en sus comienzos, pero al momento actual se revela que su aplicación dejó al Gobierno sin "efecto sorpresa" para castigar a las petroleras locales, además de que su efecto inmediato es paralizar inversiones a nivel nacional. Es así como Néstor Kirchner se haya envuelto en una paradoja -pasible de describirse como la serpiente que quiere devorar su propia cola-, ya que necesita de inversiones genuinas -e importación de bienes de capital-, pero jamás logrará este objetivo aplicando mayores retenciones al sector. Al final de la partida, el Presidente se posiciona él mismo como rehén de su propia táctica, dado que pone a las empresas en condición de responderle "Señor Presidente, las inversiones necesarias para el crecimiento del país -especialmente en materia energética- jamás llegarán si los precios del crudo no pueden actualizarse". De esta manera, Kirchner promociona un crecimiento de la inversión en el país, cuestión que es pura fantasía, ya que el empresario que quiere aumentar su producción es severamente penado por consumir más gas y energía, triplicando sus costos en este rubro. El crecimiento en la Argentina se ha "planchado" y cualquier información contraria a esta realidad es, sencillamente, una falsedad, pues la industria ha llegado al límite de su capacidad instalada y precisa de inversiones voluminosas para proyectar un futuro de crecimiento. De aquí que la ciudadanía argentina tendrá que aprender a distinguir al verdadero enemigo : demonizar a las empresas petroleras equivale a demonizar al empresariado nacional -inclusive Pymes-, y finalmente, el resultado será incrementar aún más los ya insoportables niveles de desempleo, pobreza y luego indigencia. La trampa está planteada, y el oficialismo no ha podido -ni podrá- salir de ella. El discurso agresivo del Presidente y su Primera Dama no persigue otro fin que alcanzar una "victoria digna" en las elecciones de octubre. El objetivo es salir indemne de lo que ya se percibe como un auténtico papelón. Es así como Kirchner ha instruído -con la paranoia que lo caracteriza- a sus obsecuentes ministros para que aprovechen cada situación mediática para continuar demonizando a quienes "aumentan los precios", especialmente las compañías petroleras. No tiene importancia que los incrementos de precios finales para las naftas y el gasoil tengan lugar inmediatamente luego de las elecciones. El objetivo es que no ocurran antes, para no afectar el caudal de votos del Frente para la Victoria. La improvisación del Presidente y sus "experimentados" ministros ha llegado al punto de creer que -buena elección mediante-, podrán continuar controlando los embates de oposición y ciudadanía, a través de más control de prensa y "dibujado" de encuestas. Pero tales herramientas han llegado ya al final de su vida útil. La ciudadanía no ve soluciones y entiende desde hace tiempo que Kirchner debe dejar de seguir dando excusas y de posicionarse como piloto de tormentas. Durante los próximos días, sin dudas no se harán esperar nuevos exabruptos del casi saliente ministro Aníbal Fernández, arengando a seguir al Presidente, cueste lo que cueste. Pero Fernández no tiene mucho tiempo más de vida : su situación no es la mejor, ya que está gravemente comprometido por investigaciones que la Justicia está llevando adelante en Quimes y que lo involucran en causas relacionadas con el tráfico de drogas. En su momento, Aníbal Fernández estuvo prófugo de la justicia bonaerense, y muchos televidentes recuerdan cuando el ministro se asustó y evitó presentarse a un debate con Ricardo López Murphy en el programa de Mariano Grondona, Hora Clave. Mientras tanto, Julio de Vido -Ministro de Planificación- insiste en los medios con frases ya inverosímiles, al respecto de que "no habrá aumentos". Pero altos ejecutivos de las petroleras Esso y Repsol YPF ya han deslizado intenciones de sus respectivas empresas para actualizar los precios de las naftas y el gasoil en la Argentina. Tal desajuste llega al 40%, pero los incrementos -de acuerdo a fuentes consultadas- tendrán lugar escalonadamente, y comenzando no mucho tiempo después de las elecciones. Se esperan incrementos en una primera fase, del 20%, que con el tiempo irán acercándose al 40% reclamado. A pesar de los anuncios atropellados del Presidente Kirchner y su círculo, en la Casa Rosada ya se conoce a la perfección el hecho de que tales incrementos serán inevitables, y el único objetivo ahora es "tirar la pelota para adelante". Luego de octubre, los argentinos deberán hacerse cargo -una vez más- de los errores cometidos en actos eleccionarios previos, en donde creyeron en anuncios grandilocuentes de estadistas de dudoso y oscuro origen. El primer mito urbano que caerá por su propio peso, luego de terminadas las elecciones, es aquel que rezaba que el Presidente tenía índices de aprobación por encima del 70%. ¿Cómo se explicaría -si el Frente para la Victoria promedia un 30% en las urnas- aquel 70% de aprobación que falsamente promocionaban encuestadores a sueldo, encolumnados detrás del Diario Clarín, Página 12, Revista 23, La Razón, etc.? No sólo las encuestadoras tendrán que dar las explicaciones correspondientes, sino que también deberán hacerlo los medios arriba mencionados. Y, Duhalde mediante, la democracia habrá ganado un interesante round : como correctamente se expresara Mauricio Macri en las últimas horas, "sería peligroso darle más poder a Kirchner". Con una distribución de votos más pareja entre el PJ, el Frente para la Victoria, la UCR, el Socialismo y el resto de las fuerzas democráticas de la Argentina, se habrá logrado poner un freno a la violencia política y de discurso generada desde el Presidente Kirchner, así como también se logrará poner un coto a las peligrosas ambiciones de un Presidente para quien, todo el que opina distinto, es un conspirador.
El Ojo Digital Política