El Presidente, otra vez de espaldas a la sociedad
El Ministro del Interior, Aníbal Fernández, anunció que Kirchner no le pedirá la renuncia a Eduardo Lorenzo "Borocotó". Grave error del Presidente, quien ya está pagando los costos políticos en encuestas de opinión encargadas por el Gobierno.
21 de Julio de 2010
Luego de conocerse la noticia de que la jueza federal María Romilda Servini de Cubría habilitó a "Borocotó" para asumir en su banca de diputado por la Capital Federal, Aníbal Fernández anunció oficialmente que el Presidente no le pedirá la renuncia al cuestionado médico, ahora devenido en político del oficialismo.
Las últimas dos semanas se caracterizaron por fuertes rumores que daban cuenta del temor creciente de Servini de Cubría al recaer en sus manos la responsabilidad de fallar sobre la presentación de Mauricio Macri y PRO.
Como sucede en las democracias en donde el Poder Ejecutivo ostenta con orgullo la costumbre de "apretar" al Poder Judicial, los jueces que deben fallar sobre cuestiones de alta sensibilidad política se excusan o simplemente fallan en favor de los poderes de turno. Hoy día, la democracia argentina se debate entre legisladores que cotizan la "levantada de mano" a muy buen precio -en la época de Menem, el precio por cabeza era de $100,000-, y jueces cobardes o capitalistas de oportunidad.
Este escenario se reveló como nunca en la jornada de hoy, e idéntico proceder caracterizó a la jueza Servini en tiempos del ex presidente Carlos Menem, que al igual que Néstor Kirchner, se regodeaba con la posibilidad de avasallar permanentemente el accionar del resto de los poderes de la democracia.
La polémica por el caso de Eduardo Lorenzo "Borocotó" surgió luego de que, tras ser elegido por la ciudadanía de la Capital Federal como opositor dentro de PRO, el médico decidió pasarse a la vereda kirchnerista.
Entre las razones que llevaron a Borocotó a sumarse al oficialismo, la principal sería el otorgamiento por parte del Gobierno de una dádiva de poco más de dos millones de pesos, que vendrían a servir para liquidar las deudas de juego que el hijo del diputado ha contraído en reiteradas jornadas dentro del Hotel Conrad de Punta del Este. Tal es la información que surgió en el popular sitio web Seprin.com, que se encuentra abiertamente censurado por el Gobierno.
Inmediatamente después de pasarse al Frente para la Victoria, Borocotó se retrató fotográficamente con el Presidente, ocasión que significó un grosero error político de este último.
Luego del masivo rechazo que gatillara el episodio ante la opinión pública y de los partidos políticos, Kirchner -ideólogo de la "Operación Borocotó"- volvió a operar mediáticamente, pero esta vez para hacer aparecer como culpable a su Jefe de Gabinete, Alberto Fernández. El funcionario, de la mano de su conocida obsecuencia -que ya es tema de carcajadas en el mundo de la política-, no tuvo otro remedio que aceptar el trago amargo.
Precisamente, es el propio Alberto Fernández quien se encarga de recurrir a encuestas de opinión, cada vez que acontece algún episodio que amenaza con minar la imagen pública de Kirchner.
El comentario por estas horas es que, al igual que luego del apoyo oficial brindado a Ibarra, el affaire Borocotó le ha restado un importante porcentaje de popularidad al Presidente. Fernández es un hombre ducho en el manejo y control de medios -su agenda es muy cotizada según se cuenta-, y también domina con precisión de cirujano el timing de la publicación de las encuestas que encarga. Obviamente, la idea es sacar a la luz los resultados cuando los números son favorables, pero se ocultan cuando las noticias no son tan buenas. He aquí la razón principal por la cual hace tiempo no se conocen encuestas "oficiales" : los mismísimos encuestadores pagos por el Gobierno -Zuleta Puceiro, Analía del Franco, Artemio López y el histriónico e irreverente payaso de Braga Menéndez- están alertando a funcionarios al respecto de que ya es imposible dibujar los números.
La "nueva política" y el capitalismo en acción.
El Ojo Digital Política