El Presidente Néstor Kirchner, paladín de la inseguridad. Más : esperando la renuncia de Aníbal Fernández
El Presidente Néstor Kirchner no es un hombre al que la inseguridad le preocupe. Al día de hoy, no se ha referido a este problema en ninguno de sus discursos, pues él y sus funcionarios piensan que es un problema "de los ricos" que merecen sufrir la violencia urbana. Su más reciente medida : reducir el presupuesto de Policía Federal y Gendarmería, con fines obviamente políticos. Repaso de la inacción del Ministro del Interior, Aníbal Fernández.
21 de Julio de 2010
La ciudadanía no debe dejarse engañar : a nuestro Presidente no le preocupa el tema de la falta de seguridad en todo el país. El mismo lo reconoce cuando jamás hace mención del tema.
Pero que no sorprenda que comience a hacerlo en vísperas de las próximas elecciones presidenciales. Desde la Casa Rosada se comenta que el primer mandatario se siente visiblemente atosigado por la cuestión, pero que no refiere a ella en sus discursos pues reconoce el mal timing para hacerlo.
Su razonamiento es : "como jamás hablé de la inseguridad, si lo hago ahora se notará que el comentario tiene motivaciones electorales. Y podría irme peor".
Los funcionarios de Néstor Kirchner no solo no se han preocupado de proporcionar más seguridad. Si no que, por el contrario, se han burlado públicamente de las víctimas de secuestros. Así lo hizo el propio Alberto Fernández, cuando criticó a Susana Garnil de la zona norte del conurbano, quien había sufrido en carne propia el problema de los secuestros.
Pero sin lugar a dudas, el peor de los ejemplos corresponde al -en teoría- mayor interesado en brindar seguridad : el inexistente Ministro Aníbal Fernández. Este personaje debería haber presentado su renunucia hace tiempo, ya que está involucrado en numerosos temas de oscura derivación.
Vale la pena destacar que Fernández, el favorito del Presidente para ocuparse de la seguridad de los argentinos, ha estado involucrado en cuestiones gravísimas de tráfico de drogas en tiempos en que era el Intendente de Quilmes, una de las localidades del sur más golpeadas por el flagelo, y que a su vez tiene gran incidencia en el crecimiento hasta límites inéditos la cantidad de homicidios en ocasión de robo.
Aníbal Fernández llegó a estar prófugo de la Justicia, y quienes conocen los intríngulis del episodio saben que el ahora ministro se ocultó en la casa de un conocido narcotraficante, a los efectos de evitar su captura.
Ya siendo ministro, tuvo un accionar más que dudoso en ocasión de la captura de dos policías federales que fueran sorprendidos in fraganti transportando kilos de cocaína en un patrullero en una ruta del norte argentino.
Por si todo esto fuera poco, investigaciones independientes continúan relacionándolo con el tráfico de estupefacientes en Quilmes, a través de su mano derecha y ex chofer -devenido en alcalde quilmeño- Sergio Villordo.
Hoy día, Aníbal Fernández se refiere más a temas políticos que a su labor al frente del Ministerio del Interior. Fernández es uno de los personajes más odiados por la ciudadanía argentina y nadie entiende cómo no ha abandonado su cargo todavía. Su permanencia en el Gabinete es una gran noticia para la oposición, y hasta el propio Kirchner sabe de los puntos de popularidad que ha perdido en manos de su charlatán funcionario. En forma reiterada debe humillarlo frente a sus colegas para que baje los decibeles de sus comentarios a los medios.
Hoy por hoy, las sospechas al respecto de la despreocupación de Kirchner por la violencia y la inseguridad urbanas se ponen de manifiesto como comprobadas, luego de conocida la noticia de que el primer mandatario ha recortado el presupuesto dedicado a la seguridad en $10 millones -8 millones de pesos restados al presupuesto de la Policía Federal, y 2 millones de pesos correspondientes a Gendarmería Nacional-.
Hace dos meses, Kirchner también había dispuesto una quita importante de fondos destinados a la ampliación y modificación de cárceles de todo el país, para reasignarlos a otra órbita con prioridades políticas más importantes.
Como dicen por ahí : a confesión de pruebas...
Mientras tanto, piqueteros, carteristas, homicidas, barrabravas y secuestradores continúan haciendo de las suyas en todas las ciudades de la Argentina. Las hordas de inadaptados tienen a los funcionarios kirchneristas como principales aliados, pocas dudas caben.
Para la ciudadanía es ya demasiado tarde. El Presidente está más ocupado con la evolución de su cáncer de colon y por las apostillas para las elecciones presidenciales de 2007.
Es nuestra obligación como votantes hacerle conocer nuestro desacuerdo al primer mandatario, en el próximo mes de octubre.
El Ojo Digital Política