El descascaramiento
De regreso de Canadá y México, el director convocó a un almuerzo de trabajo, en Mancini. "Cuerdas de guitarra a la calabresa", y el Malbec de "Ricardo Santos".
21 de Julio de 2010
Jorge Asís.- Kirchner chocó nomás la calesita.
Sin abusar de la autorreferencia, es perceptible que el kirchnerismo se descascara. A mi criterio, con una excesiva precipitación, bastante perjudicial para la república. Por ausencia de alternativas habrá -intuyo-, que apuntalarlo. Es decir, habrá que evitar que se llegue, por los caminos del escándalo, hasta el fondo. Sobre todo porque no existe, más allá del Fondo, Nada.
A lo sumo, mientras se instala, con atinadas fundamentaciones, la idea de la insolvencia moral, sumada a la idea de la incapacidad gestionaria, habrá que conformarse con la frivolidad de algún cambio cosmético. Con la caída, insignificante e insuficiente, de cualquier Madaro. Algún fusible que permita, al menos, simular que se trata de la atendible irregularidad sectorial de una parte. Y nunca del todo.
Para su propia preservación, la sociedad debe ignorar que nadie, en el descenso del desgobierno que se descascara, puede comerse alguna aceituna, ni siquiera ninguna galletita express, sin la autorización de la máxima, exclusivamente única, autoridad.
El epílogo que se percibe, en la debacle cotidiana de Santa Cruz, resulta, comparativamente, paradisíaco. Si es que alcanzan, siquiera a imaginarse, cuál es el destino que le aguarda, al kirchnerismo, en la santacrucificada Buenos Aires.
En el santacrucificado orden nacional. Habrá que sorprenderse, otra vez, con la previsible desbandada. De los actuales aliados, los peronistas culposos, rehenes pragmáticos y sin arrojo. O de los colonizados Radicales Kash. Colaboracionistas del oportunismo, aferrados a los estigmas de la Caja.
Pronto sacarán número para abrirse.
Ya florecen, a no dudarlo, una multiplicidad de cruzados antikirchneristas. Críticos de los 44 minutos del segundo tiempo.
Colaboracionistas que, desesperados para despegarse de la portación de malaria, van a producir el amontonamiento de otra Puerta 12. Dispénsenme de la incomodidad de hacer nombres. Pero la lista es casi interminable.
Entonces les sugiero que presten atención al espectáculo de los garrocheros que emprenden el retorno. Capitalizados por otra decepción que puede habilitarles próximos gestos reclamatorios. Y deseos previsibles de colocarse, otra vez, ante las ventanillas que se abran. Con el corazón dispuesto, y las medialunas enarboladas.
De manera, colegas y amigos, que el gobierno, paulatinamente, se descascara. Como una pared del yeso más vulgar. Asistimos, históricamente, con el descascaramiento, a las vísperas del post-kirchnerismo.
Insisto: El poder en la Argentina está vacante. Para aquel que se atreva y se la banque.
De todos modos, como también dije, hay que apuntalar, con tubos de oxígeno, a la inflamación descubierta del kirchnerismo. Porque mientras se descascara, puede desmoronarse sin el menor recato ni atisbos de piedad. Y sin que exista la menor alternativa real de recambio.
Si la decadencia del imperio romano pudo mantenerse durante más de dos siglos, perfectamente podemos otorgarles, a la devaluación de los precarios pegoteados, otros cuatro años. O al menos cinco meses, apenas una anécdota.
Oberdán Rocamora.- Jefe, confieso que su repentina moderación me anonada.
Pensé que, de Canadá, podía haberse vuelto con algo menos original. Si hasta vine a Mancini, le aseguro, preparado para que me ilustre acerca de la "identidad quebecoise". Y de otras tantas monotonías conceptuales de la francofonía que tanto lo entretiene.
Sin embargo me sorprende porque nos dice, con las sinuosidades de su característica perversidad, que tenemos que salir a apuntalarlos. Al kirchnerismo, justamente. A aquello que, con nuestras irreconocidas informaciones anticipadas, contribuimos, desde el Portal, a descascarar, como dice.
De todos modos entiendo la madurez de su postura editorial. Digna de un comunicador con cosmovisión estratégica. Pero no me pida que la comparta.
Yo hago periodismo, no me interesa ocuparme de tareas de apuntalamiento. Ni me dedico a enyesar.
J.A.- Usted, Rocamora, me conoce más que Osiris y Carolina. Sabe que conmigo se puede disentir. De ningún modo piensen que deseo frenarlos en sus ímpetus investigativos, ni atenuar la magnitud de sus producciones. Constituye, para mí, como director, una satisfacción profesional leer que los grandes medios, aunque carezcan de la nobleza elemental de citarnos, desarrollen, varias semanas después, lo que publicamos primero aquí. Me conformo con que lo sepan nuestros miles de visitantes.
Más aún, a usted quiero felicitarlo, Rocamora, por dos de sus últimos innumerables aciertos.
Uno es especulativamente evaluativo. Fue el primero en instalar que, en una segunda vuelta entre Macri y Telerman, el gobierno lo va a apoyar a Macri.
A lo mejor tampoco es cierto. Lo gravitante es que periodísticamente fue cierto, y hoy lo repiten todos. Hasta los mismos protagonistas. Desde Olivera, al que usted llama Clark Gable, o Errol Flyn, o Angelito Magaña. Hasta el propio Macri, que se congratula por anticipado por el eventual apoyo que aún no existe.
El otro hallazgo, Oberdán, es informativo. Tiene que ver con la cena que nos narró en ?El Ablande?, en la entrega número uno de El Descalabro.
La comida inexplicable del doctor Bisordi con los Kunkel. Junto a Monseñor Baseotto. Y con don Adolfo Vázquez, y con ese tal Rodolfo Álvarez. El que, según Bisordi, fue el encargado de apretarlo, en nombre de los Kunkel.
Dos semanas después leo, por Internet y desde Montreal, sobre la comida, en los diarios. Y hasta en el texto de recusación del propio doctor Bisordi. Al que, como usted anticipó, iban a escracharlo el 28.
Macri también choca la calesita
O.R.- Le agradezco, Jefe, su generosidad, bastante inusual en el cretinismo del medio.
Lo del apoyo del gobierno a Macri fue una deducción, con alguna base informativa.
Le cuento que, si no reacciona a tiempo, Macri también va a chocar la calesita. La calesita de la oposición.
Ocurre que la sociedad le asignó, a Macri, a su pesar, el rol de principal opositor.
Una representación que lo supera. Y que se arriesga a desperdiciar. Tal vez tiene que escuchar más a los atorrantes del tablón que al dulcificador ecuatoriano. Aunque parezca, más bien, boliviano.
Si Telerman, alias Enrique Serrano, decide apretar el acelerador de la crítica a Kirchner, a Macri se lo lleva puesto. Incluso sin llegar, siquiera, en la virulencia, a los extremos integristas de la señora Carrió.
En realidad se lo pueden llevar puesto a Macri, entre los dos, la señora Carrió y Telerman. Como a una media.
El manoseo ético
En cuanto a la comida, transcurrió en la casa del doctor Sambucetti. Es el Defensor Oficial de Casación. Es sobrino del Cardenal Primatesta. Barquina, como lo llamaba, a Primatesta, su amigo El Trucho.
El doctor Sambucetti se disgustó conmigo porque conté que sirvió, como postre, un helado sin imaginación. Pobre, Sambucetti es un buen tipo que no quiere ni aparecer nombrado.
Teme, razonablemente, que resulte perjudicial para su carrera.
Porque Sambucetti, alias Mirtha Legrand, armó la comida con los Kunkel, padre e hijo, con Baseotto y Bisordi, sólo para ayudar a encontrar alguna solución. Para que no se armara este alboroto, que también se les desbordó y ya no tiene retorno. Aunque usted los quiera apuntalar, no hay manera. El tsunami del papelón los arrastra.
Aparte, también Sambucetti prestó su departamento de Cerviño para otra reunión, aunque ya sin helados. Con Bisordi y Álvarez, el supuesto apretador. Al que, por una falla informativa, describí como un "sexagenario bien conservado". Me corrijo: Álvarez es septuagenario. Y para colmo niega ser un emisario de Kunkel, el que después de mi artículo dejó, según mis fuentes, de atenderle el teléfono.
También Álvarez asegura que sólo quiso ayudarlo a Bisordi, para destrabar su situación. Conciente que el juez vive de su sueldo, que no hizo fortuna. Porque es inusualmente honesto y no puede irse sin su jubilación.
Dice Álvarez, en su descargo, que sólo se limitó a transmitirle a Bisordi, en confianza, una advertencia.
Que se la repitió también a Bisordi, la advertencia, en el Bar Arrufat, de Santa Fe y Ecuador. Y por última vez en el cafetín de Diagonal Norte y Esmeralda. Le dijo Álvarez que podían ir, los de Hijos, a escracharlo.
Y fueron, nomás, los Hijos, a escracharlo, el 28, a Villa Pueyrredón o por ahí. Cumplen.
Carolina Mantegari.- En lo personal, porque los chicos son de mi generación, y porque me conmueven con sus dramas, me da lástima que los Hijos sean tan manipulados.
Lo más grave, por resultar funcionales a un gobierno al que sus padres, a mi criterio, hubieran combatido.
O.R.- Muy fuerte lo tuyo, Carolina.
Osiris Alonso D?Amomio.- Es explicablemente fuerte la aseveración de Carolina.
Porque en realidad, la cuestión artificialmente ética es lo único rescatable que le queda al kirchnerismo.
Al margen de la enfática bonanza económica, que ya retrocede.
Sobre todo con la aparición, vagamente tergiversada, de la inflación.
Y quedó sepultada, para siempre, la idea de la transparencia en la Justicia.
Y está desaparecida, implacablemente, la idea de un gobierno decente, innovador.
Peor que "más de lo mismo". La ficción del progresismo se demuele, si asiste a la dilucidación del melodrama del manoseo ético.
Para ser defendible por la izquierda franca, por la izquierda auténtica, lo único que le queda a Kirchner pasa por el tráfico, redituablemente arbitrario, de los derechos humanos. Que le sirve, precisamente, de manto. Por lo tanto, simultáneamente reduce a las organizaciones de la especialidad, a las que basan su legitimidad en la defensa. Al rol, particularmente ingrato, del preservativismo funcional.
Final con compañeros y Titina
O.R.- Interrumpo las profundas reflexiones, y antes que se largue el jefe con la identidad quebecoise, por mi adicción informativa más pueril.
De aquella cena de Sambucetti tengo también dos detalles jugosos para contarle.
Primero, que Kunkel no respondió nunca más los llamados de Álvarez, el transmisor de advertencias.
Álvarez lo busca a Kunkel por Corrientes, lo busca por Florida, como a Titina. Y no lo puede hallar.
Segundo, fue una severa recriminación de Adolfo Vázquez, aquel ex miembro de la Corte, a "Titina" Kunkel, al que conoce de los años de la militancia. En los bandos contrarios de la superstición peronista.
Conste que tienen, los compañeros Vázquez y Kunkel, una aceptable relación personal. Consecuencia de los misterios movimentistas.
Cuentan que Vázquez lo respeta a Kunkel, porque lo considera un adversario que fue de frente. Y porque se la bancó. Por los códigos viriles del peronismo, los que a Carolina Mantegari, admirablemente, le causan tanta perplejidad.
En medio de la comida, o acaso en la sobremesa, fue que Vázquez, de pronto, le dijo a Kunkel:
?¿Por qué no me aceptaron la renuncia cuando se las presenté?
Si yo quería irme. Si no quería saber nada con ustedes, y por eso les renuncié.
¿Qué necesidad tenían de humillarme? ¿De tirarme por la ventana?
Pasa que fusilar a un compañero les daba miserables réditos en las encuestas?", reprochaba Vázquez a Kunkel, mientras Monseñor Baseotto, silenciosamente, antes de partir, los bendecía.
Desgrabación a cargo de Carolina Mantegari,
Continuará
Manténgase conectado.
Jorge Asís Digital