La Ministra de Defensa Nilda Garré atravesó una verdadera pesadilla en su paso por el Congreso de la Nación. Las preguntas y consultas de parte de legisladores del radicalismo desnudaron no solo la carencia absoluta de Garré y su abierta inoperancia, sino que también revelaron la política inexistente de parte de la Administración Kirchner para con la aviación nacional.
Como ya se trató oportunamente en artículos anteriores de El Ojo Digital, el tráfico aéreo en la Argentina pasa hoy por su peor momento y prácticamente todos los días, la posibilidad de accidentes graves sobrevuela las pistas como si de la espada de Damocles se tratara. La crisis no se termina en la pobreza de materiales en la Fuerza Aérea Argentina. Continúa en la escasez de radares que puedan monitorear el intenso tráfico de los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque Jorge Newbery en la Costanera. Por su parte, los cielos del norte argentino son testigos de la tranquilidad con que narcotraficantes procedentes de países limítrofes se desplazan hacia pistas de aterrizaje clandestinas en suelo nacional, sin nadie que monitoree sus trayectorias, y los residentes de la Patagonia argentina conocen mucho de aviones militares de insigna extranjera que sobrevuelan territorio nacional con preocupante frecuencia.
Tal es así, que Garré pasó por un mal momento en su rendición de cuentas a la Comisión de Defensa, no solo por la pobreza argumental de su discurso, sino por el hecho de que el propio bloque oficialista se vio avergonzado de tener que llevar adelante la exasperante faena de su defensa. A tal punto que los senadores oficialistas de la Comisión de Defensa abandonaron la sesión. La excusa utilizada no viene al caso. Lo concreto es que la tarea de sostenimiento político de la Ministra de Defensa resultó irrealizable, aún para los más acérrimos legisladores oficialistas, que se retiraron, cabizbajos y hasta lamentando la poca pericia que demuestra en la conducción del ministerio bajo su cargo.
Al colmo llegó Nilda Garré cuando acusó a los medios de intencionalidad a los efectos de generar un clima de inseguridad aérea a nivel nacional para propiciar su caída. Por si el argumento utilizado no hubiera sido lo suficientemente ridículo, prosiguió luego la funcionaria, atacando a empleados del sector aeronáutico y acusándolos abiertamente de apagar las luces de uno de los aeropuertos y comunicar clandestinamente la noticia a los medios, en simultáneo con el Gobierno Nacional.
Sin embargo, la ineptitud de Garré llegó al hartazgo tras negar que el incidente en que un avión de LAN casi impacta en plena etapa de despegue contra un similar de Aeroméxico tenga que ver con el problema de la inseguridad aérea. Cabe destacar que el accidente -que hubiera arrojado un saldo de cientos de víctimas fatales- fue evitado por la habilidad y rapidez de reflejos de parte del piloto chileno. Fuentes en el Aeropuerto Ministro Pistarini -Ezeiza- comentaron a El Ojo Digital que este tipo de incidentes tienen lugar con notoria regularidad y que la mayoría no llegan a los medios. Como es lógico suponer, el Gobierno Nacional realiza un control exhaustivo de este tipo de informaciones, a los efectos de evitar el pánico generalizado. Los propios pilotos de aerolíneas extranjeras comentan -a su llegada a la terminal internacional- sobre la tremenda ineficiencia de los trabajadores de la torre de control, cuya gran mayoría no habla inglés correctamente, lo que hace imposible una adecuada comunicación, especialmente a través de los intercomunicadores. Los comandantes de las aerolíneas de otras naciones tampoco escatiman bromas al respecto del desempeño de los controladores argentinos.
La Ministra de Defensa es, ciertamente, la responsable directa del fracaso de la actual Administración en brindar seguridad en vuelos y aeropuertos. Claramente, la falta de visión del gobierno del Presidente Néstor Kirchner en este sentido, ha convertido a los cielos argentinos en un escenario idóneo para accidentes potencialmente históricos, que convertirían a la tragedia de LAPA en una anécdota divertida y digna de contarse a los niños. Es harto evidente que el primer mandatario argentino ha decidido no utilizar las reservas del Banco Central -que superan hoy los US$ 40 mil millones- para adquirir radares al extranjero. Las informaciones frente a esta delicada cuestión son elocuentes : el Presidente Néstor Kirchner teme la posibilidad de desequilibrios financieros derivados del desmanejo de la economía, por ello prefiere alquilar tales radares -operación que lleva más tiempo que una adquisición definitiva- y no tocar más fondos de los necesarios del Central, con el objetivo de mantener las reservas suficientes para respaldar al sistema frente a una crisis. El problema es que el habitante de la Casa Rosada ha preferido arriesgar la vida de millones de argentinos que se trasladan semanalmente por vía aérea, antes que comprometer fondos del Tesoro Nacional. Una ecuación que -dada la urgencia que atraviesa el sistema aéreo- no cierra.
Los detractores de Nilda Garré -quienes solo se esforzaban en promocionar el aparente problema que la funcionaria tendría con el alcohol- disfrutan ahora de los desaguisados derivados de su desempeño frente al problema de la seguridad aérea. Próximamente, El Ojo Digital referirá a una investigación propia que involucra a la ministra en una sucesión de oscuras operaciones inmobiliarias. Un tema sobre el cual la sociedad debe ser informada.
No viaje por Aerolíneas Argentinas
El Ojo Digital tuvo la oportunidad de visitar el aeropuerto de Ezeiza el día viernes 18 de mayo, fecha en la que los empleados de Aerolíneas Argentinas decidieron incrementar las sesiones de sus asambleas, en protesta por la negativa que recibieron de la empresa frente a su pedido de incremento salarial de un 25%. Hacia poco después de mediodía, las filas para realizar el check-in en las terminales de Aerolíneas eran interminables : los empleados se habían negado a continuar trabajando.
Los turistas extranjeros eran los primeros que expresaban su incredulidad ante la suspensión de las tareas. Trascendió luego que incluso el día jueves 17, numerosos vuelos habían sido suspendidos, dejando a cientos de pasajeros varados y sin que la compañía les ofrezca la permanencia en un hotel de la Ciudad de Buenos Aires.
Pero ocurrió lo impensable, y se comprobó finalmente que la tradicional paciencia y pasividad de los argentinos comienza a transitar la vía del agotamiento. Frente a lo extenso de la espera y la falta de explicaciones de parte del personal, numerosos pasajeros comenzaron a gritar a viva voz y a insultar a los empleados -muchos de los cuales se burlaban de los reclamos-. Al grito de "¡Vayan a trabajar!" y "¡Vagos!", la situación estuvo cerca del desborde, frente a las claras intenciones de muchos turistas de apalear a los empleados de la aerolínea. Al cabo de poco tiempo, los encargados de entregar las tarjetas de embarque procedieron con su labor, temerosos de la furia de los irritados pasajeros. Incluso fue testigo silencioso del episodio el realizador Fernando "Pino" Solanas, quien tampoco pudo ocultar su furia con los trabajadores de Aerolíneas Argentinas. Por otro lado, cabe destacar que la Policía Aeronáutica nunca se hizo presente, a pesar de que el riesgo de incidentes fue comprobable.
La situación de Aerolíneas Argentinas es hoy la peor en la historia de la compañía. De aquella posición de liderazgo que tenía en la región latinoamericana, nada queda.
Viajar por Aerolíneas Argentinas debe ser hoy la última de las alternativas para cualquier pasajero. Turistas que deben hacer trasbordos y hombres de negocios que cuentan con cada minuto, deberían seleccionar cualquier otra línea aérea como alternativa.
La cuestión no tiene ya que ver con la pésima atención y servicio recibidos de parte del personal en tierra y sobrecargos. El tema reviste mayor importancia aún debido a que, de acuerdo por lo investigado oportunamente por El Ojo Digital y a través de la recopilación de investigadores independientes, las aeronaves de Aerolíneas, a pesar de ser relativamente nuevas, suelen sufrir de pobrísimos servicios de mantenimiento y que muchas veces suelen ser realizados a desgano, con el consiguiente riesgo para el pasajero.
Tratando exclusivamente el tema de la puntualidad, la compañía también deja demasiado que desear. Está 100% garantizado que el turista o viajero llegará tarde a su destino si su opción es Aerolíneas Argentinas, y todo esto si acaso su vuelo no llega a suspenderse. El personal que se desempeña en la compañía sufre hoy el mal que se observa en numerosos gremios nacionales : un abierto desprecio por el trabajo. Esta situación se comprueba en lo ocurrido con las medidas de fuerza de la semana pasada : mientras que el personal argentino de LAN Chile y LAN Argentina se esforzó en suspender atención al cliente y cancelar vuelos, del otro lado de la Cordillera, nada de esto sucedía y los vuelos que programdos hacia la Argentina no sufrieron inconveniente alguno.
Esta situación no solo habla de una cultura nacional que ya no valora la obtención de un empleo, sino que también se revela la pobre calidad de las instituciones -particularmente en la Justicia- a la hora de limitar el efecto devastador de las huelgas. Precisamente, hoy el país se encuentra virtualmente paralizado por paros demenciales que alcanzan a todo rubro -subterráneos, trenes, telefónicos- y cuyos modus operandi terminan perjudicando a la mayoría de la población de bien que trabaja y que descree de métodos violentos.
Los reclamos salariales en los casos mencionados no pueden en modo alguno ser considerados justos, dado que los haberes percibidos son más elevados que el resto del mercado laboral -y ni hablar del triste ejemplo que siempre constituyen las jubilaciones-.
Los reclamos relacionados con incrementos de salarios tienen hoy más que ver con la necesidad de "empatar" los porcentajes obtenidos por otros gremios en otros rubros.
Como siempre, el perjudicado siempre termina siendo el pasajero o usuario de los servicios. Es poco probable que, en víspera de elecciones, el Presidente Néstor Carlos Kirchner y sus ministros dediquen su tiempo a poner orden en los reclamos. Por el contrario, el primer mandatario argentino no escatimará energía en pedir de rodillas que se vote a sus candidatos -entre los que podrían estar él mismo o su señora- en las próximas elecciones.
El Ojo Digital Política