No al fútbol en la altura : Evo Morales y los países andinos contra la FIFA
La FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado) ha vetado el desarrollo de partidos de eliminatorias para el Mundial a más de 2,500 metros de altura. Naciones andinas han salido con los tapones de punta contra Joseph Blatter -titular de FIFA-, pero el personaje más pintoresco que ha tomado la causa como si de seguridad nacional se tratara, ha sido el polémico presidente boliviano, el ex dirigente cocalero Evo Morales.
21 de Julio de 2010
Curiosas conclusiones pueden extraerse frente a la decisión que posiblemente confirme la FIFA frente a la prohibición de jugar partidos en estadios situados a más de 2,500 metros de altura. La primera de ellas es que Latinoamérica sigue siendo candidata firme a quedar permanentemente relegada al subdesarrollo, a partir del evidente desorden de prioridades que caracteriza a los líderes regionales.
Tal es así como el presidente boliviano, Evo Morales, ex dirigente cocalero y militar, la ha emprendido contra Joseph Blatter y FIFA. Bolivia es hoy una nación que no termina de consolidarse como tal, que vuelve a estar sitiada por el resurgimiento del narcoterrorismo, y que está ciertamente al borde de la escisión política y nacional. Sin embargo, el líder boliviano ha decidido poner como prioridad de su gobierno el ataque contra la organización internacional que administra el fútbol profesional y sus referentes.
En su ignorancia, Morales no ha comprendido que las cuestiones futbolísticas son reguladas por las federaciones de cada país. Los gobiernos no pueden poner un pie en el espinoso tema del fútbol pues, no solo la FIFA hace caso omiso de las protestas de administraciones políticas, sino que el castigo más severo que la organización internacional puede tomar -si acaso ve que una federación local es presionada por un político o presidente- es la suspensión de la participación de ese país en el siguiente mundial de fútbol. Esta situación ya se observa en las protestas del titular del organismo de deportes colombiano, que, desde su posición como funcionario público, ha presionado a la federación de su país para que se oponga a la medida de la FIFA. A partir de esta inaceptable intromisión, FIFA se encuentra meditando algún tipo de sanción para Colombia y su seleccionado mayor.
El caso de Evo Morales es aún más grave, pues se trata nada menos que de un presidente. El problema es que Morales ha magnificado la cuestión y ha tetralizado al extremo el tema, llegando a la aseveración harto ridícula de que la decisión de la FIFA "viola los derechos humanos y castiga a quienes practicamos deportes en las montañas".
La normativa FIFA "afecta", entre otros, a los estadios ubicados en Quito (Ecuador), Bogotá (Colombia), Cuzco (Perú), Toluca (México) y La Paz (Bolivia) -esta última ubicada a tres mil 570 metros de altura sobre el nivel del mar-.
Con todo, el desarrollo de partidos en la altura no conlleva daños irreparables para la salud. Pero el reclamo de jugadores argentinos, brasileños, paraguayos y uruguayos -que se ha hecho notar desde hace décadas- no tiene relación con ese factor. El desgaste de presentarse a este tipo de partidos deja prácticamente agotado al jugador para su reincorporación a los torneos durante los días inmediatamente posteriores al match jugado en altura. En plena temporada de eliminatorias, para los países más poderosos -futbolísticamente hablando- de la América del Sur, es fundamental contar con los jugadores que se desempeñan en clubes de ligas europeas. Luego de disputarse un partido en estadios del estilo de La Paz o Quito, los profesionales "europeos" de las selecciones sudamericanas, no pueden rendir al máximo a su regreso al Viejo Continente y sus exigentes torneos. Todo ello redunda en un mal negocio para las fechas a desarrollarse en Europa, a la vez que el desgaste del jugador es excesivo de cara al siguiente compromiso internacional con su seleccionado.
Las federaciones de Colombia, Bolivia y Ecuador ya han iniciado una virulenta -aunque no menos desesperada- campaña para intentar llevar el tema incluso a los tribunales de la OEA (Organización de Estados Americanos). Funcionarios de las federaciones de estos países, aunque no lo hacen abiertamente, han acusado a sus pares de Argentina, Brasil y Uruguay como supuestos promotores de la medida contra el "fútbol de altura". Al margen de que no existen pruebas sobre esta mentada conspiración de federaciones poderosas, sobre lo que no existe duda es que bolivianos y ecuatorianos han utilizado y continúan utilizando la altura de sus estadios para lograr ventajas extradeportivas, lo cual constituye una táctica que tiene más de "viveza criolla" que de profesionalismo. El "jugador de las alturas" conoce a la perfección el manejo de variables tales como el rápido rodamiento de la pelota y la administración del oxígeno, a la vez que explota este conocimiento para obtener una clara ventaja deportiva adicional. Lo cierto es que, en ocasión de eliminatorias, las federaciones de los países en cuestión deciden la realización de partidos de local en estadios de altura, a los efectos de explotar el desacostumbramiento del equipo visitante a las condiciones atmosféricas locales. Los supuestos países "afectados" cuentan con estadios situados por debajo de los 1,500 sobre el nivel del mar y podrían perfectamente jugar en esas locaciones, pero no lo hacen. Aquí ya no se trata de "jugar en el estadio que sea" siempre y cuando esté dentro del territorio nacional de un país. Aquí se está tratando de ganar partidos en condiciones irregulares. Ya que no existe habilidad, se intenta ganar de otra manera. Es el argumento del mediocre.
La movida política ha quedado en manos de funcionarios nacionales y funcionarios de federaciones de Perú, Bolivia, Colombia y Ecuador. Los dignatarios de estas naciones hermanas intentarán generar un boicot en el próximo encuentro del 15 de junio que organizará la Confederación Sudamericana de Fútbol en Asunción del Paraguay, a la vez que intentarán hablar de "complot" de parte de argentinos y brasileños. Pero también buscarán apoyos regionales, como los contactos que ya se están haciendo con la federación chilena. La federación de fútbol del país trasandino, cuestionada por medios chilenos por la falta de planificación y los errores de parte de Harold Mayne-Nichols, ha errado el camino al decidir apoyar estos reclamos. Chile se aísla aún más del concierto sudamericano del fútbol.
En cuanto a la AFA (Asociación del Fútbol Argentino), conviene a sus intereses y a los del fútbol local manterse prescindente de la discusión ruidosa y sin sentido que defenderán las federaciones vecinas. También será necesario coordinar una acción conjunta con las federaciones de Paraguay, Uruguay y la poderosa CBF del Brasil, a los efectos de no intervenir en la discusión. De todos modos, se da por descontado que FIFA confirmará su prohibición para la altura, en tren de proteger la salud de los profesionales del balompié, ya harto castigados por los exigentes calendarios anuales.
Por Matias Ruiz para El Ojo Digital Internacionales