Elecciones presidenciales de octubre : Cristina Fernández se lanza como candidata por el kirchnerismo, aunque con grandes probabilidades de perder
Cristina Fernández Wilhelm resultó confirmada, oficialmente, como la candidata para el disminuído Frente para la Victoria, de cara a las elecciones presidenciales de octubre de 2007. La noticia era ya conocida desde hace unos cuantos meses, a partir del cansancio evidente y la necesidad de abandonar el cargo que demostró, en reiteradas oportunidades, el Presidente Néstor Carlos Kirchner. Pero la candidatura de la Primera Dama ya le otorgó un lugar en el ballotage a la oposición, e incluso podría significar la derrota del matrimonio presidencial en las elecciones venideras. Comienza la publicación de encuestas apócrifas para beneficiar a Cristina.
21 de Julio de 2010
Se largó, finalmente y como se preveía, Cristina Fernández Wilhelm, en la carrera para intentar conquistar el sillón de Rivadavia en las elecciones presidenciales que se desarrollarán en la Argentina en octubre de 2007, dentro de apenas cuatro meses.
Ya amaneció empapelada la Ciudad de Buenos Aires, haciendo punta entre los centros urbanos de todo el país. Una vez más, la vieja política se responsabiliza por ensuciar el espacio público. Una vez más, retornarán los colectivos con militantes, barras bravas, gremialistas y simpatizantes, llevados a actos kirchneristas a precio de pancho y gaseosa vencidos. O, como ya se ha visto en recientes actos en Santa Cruz, a $100 por cabeza.
La vieja política incluso arrancó hoy desde temprano en los medios bajo el payroll del Gobierno Nacional. Baste decir que el Ministro del Interior -alias, "Ministro de la Inseguridad"- puso su voz en una conversación telefónica en el noticiero de la mañana en el canal TN, del Grupo Clarín, para lanzar las alabanzas de siempre hacia la Primera Dama, y rematando con la charada que nunca falta ; "Cristina es la candidata ideal para quedarse con el poder en octubre".
Porque, estaba visto, el Presidente Néstor Kirchner hace rato que venía confiando a sus íntimos que está agotado y extenuado, a partir de los vaivenes constantes de la política. El Presidente está harto de las presiones y extorsiones de gremialistas, de los problemas económicos y de la crisis energética. Está atribulado por la falta de respuestas que tiene su Administración para con el gravísimo problema del rebrote inflacionario. Mientras el INDEC manipulado y oficialista se ríe a carcajadas de la ciudadanía, reflejando un índice del 0,5% de crecimiento de precios para junio, ADECUA y otras organizaciones de defensa del consumidor hablan de un índice de precios que en junio creció a más del 4%. En todo el país han comenzado ya los apagones en industrias, comercios y también casas de familia. Desde la Casa Rosada han partido instrucciones claras para que la luz no se corte jamás en residencias del conurbano bonaerense y la Capital Federal, sitios donde se podrá "hacer la diferencia" en las próximas elecciones. Pero ya es demasiado tarde : en la Ciudad de Buenos Aires, los escaparates de las tiendas se apagan durante la noche. Los parques y paseos públicos vuelven a ser -corte de luz mediante- tierra de nadie, y se han transformado en un paraíso para asaltantes y oportunistas. Los edificios de oficinas se elevan hacia el cielo, oscuras, como si de lápidas en un lóbrego cementerio se tratara. Los empresarios están obligados, por presión oficial, a liberar a sus empleados en horarios tempraneros, a los efectos de ahorrar energía. Este es el legado de Néstor Carlos Kirchner para los argentinos... y para su señora esposa -si acaso le va bien en las próximas presidenciales-. Muchos políticos de la oposición ya lo dicen : "Kirchner lo hizo".
Por si todo esto fuera poco, las elecciones están a la vuelta de la esquina. Días atrás, Diario Clarín inquirió a Hermes Binner si acaso la inflación, la inseguridad y la crisis energética no afectarían al kirchnerismo en octubre. Binner se tomó un tiempo para responder, pensativo. Luego de unos segundos, dijo : "no hay tiempo; no queda tiempo para que el oficialismo se vea perjudicado y pierda las elecciones por eso". Hermes Binner no es kirchnerista; es un socialista de pura cepa, pero al estilo de la renovada izquierda europea, verdaderamente progresista, pero no en el devaluado sentido que se le da aquí al "progre". Pero en las palabras de Binner se observa, con claridad, que la crisis inflacionaria, la inseguridad y la escasez de energía terminarán por propinar un puntapié a cualquiera que se alce victorioso en octubre. Dicho de otra manera : quien gane la Presidencia deberá, sí o sí, tomar medidas de corte pragmático, aunque no menos violentas, como ser : permitir incrementos importantes -ya no hay tiempo para escalonarlos- en combustibles -incluyendo gasoil y GNC-, electricidad, teléfono y gas. En definitiva : todo aquello que el propio Kirchner no quiso hacer; todo lo que el primer mandatario pateó para adelante.
Mientras tanto, la Casa Rosada ha iniciado una renovada guerra de encuestas, esas mismas que ofrecen números inverosímiles en cada aparición : OPSM, Analogías, Rouvier, CEOP. Estas empresas -a las que no les interesa el país- continúan con su seguidilla de recolección de dineros del Estado a los efectos de dibujar complacientemente una imagen ganadora para Cristina Fernández. Las mencionadas encuestadoras ya erraron groseramente en ocasión de las elecciones porteñas, y ahora pretenden salir airosas de lo que asoma como un nuevo intento de manipulación de la opinión pública. Pero no les saldrá gratis : después de octubre, cuando, una vez más vuelvan a equivocarse desvergonzadamente con los índices de intención de voto, no volverán a tener trabajo. Y deberán soportar modificaciones -que seguramente vendrán, si acaso el kirchnerismo no triunfa- en materia de veda política y publicación de encuestas.
Ocurre que el Presidente Kirchner sabe que la elección presidencial está hoy en ballotage. Pero ha optado por el retiro, ya demasiado afectado por el cansancio físico y mental, y cree que podrá virar la situación a su favor, manipulando números, explotando groseros espacios de publicidad política en medios de comunicación afines, y, como ya se espera, agitando el fantasma del miedo, no sin mencionar, alguna que otra vez, la frase "Cristina o el caos". Porque, en resumidas cuentas, esta es la idea que se ha venido promocionando desde su llegada al poder : "somos la nueva política; el resto es el pasado, ese que no tiene que volver".
Saben Kirchner y sus acólitos que los pronósticos no son buenos, ni para él ni para la Primera Dama. Creer en las encuestas liberadas por el Gobierno Nacional, y que, para variar, son publicadas por Diario Clarín, equivale a considerar que a la ciudadanía no le interesan ni la inflación creciente, ni la inseguridad, ni la crisis energética. Kirchner deberá modificar su discurso, de cara a las presidenciales. Porque, como él mismo lo ha observado en ocasión de las elecciones capitalinas, ya nadie compra el falso slogan del crecimiento económico sostenido. Ni tampoco la recurrencia recalcitrante al latiguillo de los "derechos humanos", variable con la que se han beneficiado maliciosamente un puñado de políticos, militantes de derechos humanos, abogados y jueces. En la Ciudad de Buenos Aires, nadie compró. La realidad es otra : no se puede vivir con sueldos de mil quinientos pesos. Ni que hablar de la porción mayoritaria de la población del país, que cobra menos de $1,000. Ya nadie puede llevar una vida digna con esos salarios, carcomidos con precisión de termita a partir de una inflación anual que supera el 30%. Cualquier compra mensual de supermercado para una familia tipo alcanza los mil pesos. ¿Qué ecuación hace el Presidente cuando habla de crecimiento sostenido "a tasas chinas"? El colmo del desprecio del discurso político es decir que la crisis energética es consecuencia del crecimiento. Este error no equivale solamente a ver una fracción mínima del cuadro, evitando ver la fotografía completa. Esta sentencia no es otra cosa que una carcajada frente al sufrimiento de cualquier ciudadano. Este tipo de afirmaciones, junto con la, ahora más que nunca, falsa declaración acerca de la "popularidad elevada del Presidente" hace de la Administración Kirchner una de las peores de los últimos tiempos. En cualquier charla de café de esta ciudad, se advierte que crece el número de personas que recuerdan con nostalgia las oscuras épocas menemistas. Pero eso no es tan grave : a partir de los hechos de inseguridad, no falta aquel que intenta exaltar la figura del último gobierno militar. Cabe aquí realizar una observación : las ideologías reciben su tiro de gracia frente a la crudeza de la realidad. Aquí no valen las encuestas, ni los discursos de campaña, ni las palabras vacías.
Se desconoce aún la estrategia de la oposición de cara a las presidenciales de octubre de 2007. No obstante, continúa observándose un desinterés absoluto de los referentes opositores para intentar competir seriamente en las próximas elecciones. Saben que a la Administración Kirchner "se le viene la noche". Si no es en las urnas, será a la luz de la falta de luz. Bajo los cacerolazos que surgirán a partir de los inevitables cortes programados de energía y de la creciente violencia urbana que cada día se lleva nuevas vidas inocentes. Esas mismas que, en la versión bizarra de la democracia argentina, nadie defiende.
Mauricio Macri juega a hacerse el interesante y está en pleno derecho de hacerlo. Roberto Lavagna aún enrojece de envidia por el resultado obtenido en la Capital Federal por el presidente de Boca. Elisa Carrió se resiste a reconocer que es una referente política sin respaldo social ni futuro. Ricardo López Murphy parece el único convencido de que puede ganar en octubre. Ramón Puerta considera que el país entero olvidó su huída cobarde de la Casa Rosada, poco tiempo después de la caída de Fernando de la Rúa. Así y todo, para Cristina, octubre se convertirá en un infierno. Habrá de recurrir al fraude o a la repartija de prebendas, pensiones graciables y electrodomésticos si quiere ganar algo entre el nutrido bloque de votantes de la provincia de Buenos Aires. Necesitará de todo el dinero oficial -el del Estado, es decir, el dinero de todos los argentinos- para imponerse. Y es muy probable que ni siquiera le alcance. El hecho de que, a partir de este mismo momento, Elisa Carrió, Ricardo López Murphy, Roberto Lavagna, y el candidato sorpresa del PRO tengan participación asegurada en la primera vuelta presidencial, ya torpedea cualquier expectativa seria desde la Casa Rosada. Cualquiera de estos candidatos está en claras condiciones para humillar al kirchnerismo en octubre. Solo es cuestión de tener paciencia y esperar a que caiga la crisis.
Y todavía resta develar la sorpresa que se cocina desde PRO, el partido de Mauricio Macri. Gusta el presidente de Boca de poner nerviosos a Kirchner y sus allegados. Por eso juega con su, hasta hoy, subestimado discurso. "Mientras gobierne el Presidente Kirchner, al menos hasta octubre..." o "me voy de la Casa Rosada, porque si no, me quedo acá..." son algunas de sus perlillas. De importancia en la escala de Richter es el tembladeral que se percibe en la Casa de Gobierno. Tanto es así que el propio Néstor Kirchner tiembla cuando alguien juguetea por allí con la posible candidatura de Gabriela Michetti para la presidencial. ¿En qué se basa este temor? Simple : el Presidente y sus ministros ya entendieron que no se puede competir en más elecciones con la campaña sucia utilizada hasta hoy. Capital Federal ha probado que ese oscuro recurso es un boomerang. De modo que, si Michetti llegara a intentar la aventura, no la podrían correr con frases del estilo "Michetti estafa a la ciudadanía porque ella se comprometió a ser Vicejefa de Gobierno". El ataque solo reforzaría la embestida opositora.
Las recientes elecciones porteñas ya se han encargado de destruir en mil pedazos el mito de la popularidad presidencial. Si así hubiera sido, ¿por qué no triunfó el candidato Daniel Filmus -que gozó de todo el apoyo presidencial- con total holgura? Sencillo : porque las encuestadoras de opinión han mentido desde el arranque.
El ciudadano medianamente inteligente debe hacer caso omiso de las encuestas de opinión. Ya le han mentido en reiteradas oportunidades. En octubre será, verdaderamente, la ciudadanía la que decida.
El Ojo Digital Política