Néstor Kirchner y los Fernández, los enemigos de los porteños
El kirchnerismo ha redoblado los ataques y los intentos de descrédito contra Mauricio Macri, líder de PRO y Jefe de Gobierno electo, pero el Presidente y sus ministros desconocen que, detrás de la ofensiva oficialista, crece la furia de los ciudadanos de Buenos Aires.
21 de Julio de 2010
Se presentó ayer el intendente electo, Mauricio Macri, en conferencia de prensa para "escrachar" al Presidente Néstor Carlos Kirchner por no querer ceder la administración de los fondos para la Policía Federal.
Extraños son los tiempos que corren en la política. Por momentos, Macri se vende como un político de raza y su tan criticada ingenuidad parece desvanecerse. Hasta el kirchnerista más acérrimo debe hoy reconocer que el intendente electo tiene la pelota en su lado de la cancha : el líder de PRO ha abofeteado sonoramente a Kirchner en ocasión del resultado electoral porteño, y vuelve a hacerlo ahora, cada vez que se refiere a las "promesas incumplidas" del primer mandatario. Dicho de otra manera -y mucho menos académica- : a Kirchner le duele sobremanera cada vez que Macri recuerda a los porteños acerca del engaño presidencial. Después de todo, una amplia mayoría de capitalinos está del lado del presidente de Boca en este tema. Y es obvio : nadie puede pretender que los votantes sean incoherentes frente a la opción por la que se han pronunciado en las urnas.
Y no le falta razón al nuevo Jefe de Gobierno : engaña el Gobierno Nacional a los porteños cuando dice que "las provincias no tienen por qué ceder el dinero a la Capital Federal y financiarle su policía". Lo correcto es que los estados provinciales ya han estado de acuerdo en ceder $900 millones de la coparticipación para financiar la operatividad de la Policía Federal. Es decir, no es dinero que no hayan estado aportando hasta hoy, más bien lo contrario. Y remata Macri : "¿por qué las provincias pueden administrar su propia policía y la Ciudad de Buenos Aires no?".
Las respuestas del oficialismo no se hicieron esperar : Aníbal Fernández y Alberto Fernández desperdiciaron, una vez más, su preciado tiempo en denostar a Mauricio Macri, tildándolo de cínico, mentiroso y prepotente. La improvisación parece hacerse agua la boca con algunos miembros del Gabinete Nacional. Los Fernández no han comprendido que, a partir de su discurso agresivo, agigantan aún más la figura de Macri. Pretenden brindar apoyo logístico a su jefe pero logran exactamente lo opuesto : encolumnar a un número cada vez más grueso de porteños contra la Administración. Pierde el Presidente cuando el de Interior y el jefe de Gabinete salen a defenderlo. Por estas horas, cualquiera percibe la furia de la ciudadanía contra el Gobierno Nacional. En cualquier charla de café. En la conversación trivial que cualquiera puede tener con un taxista o con el encargado de su edificio. Con el panadero. Con el mecánico. Haga el lector su lista.
La estrategia oficial parece ser una divisoria de aguas, y en esto no desentona con sus discursos previos la Administración Kirchner. Funcionarios de primera línea no solo han agredido gratuitamente a Macri, sino que han intentado presentar la discusión por la Policía Federal bajo el falso esquema del odio del porteño contra el Interior. Solo responderán positivamente a esta iniciativa los legisladores acomodados con el kirchnerismo. ¿Está el Presidente dispuesto a arriesgar a perder completamente la voluntad de los porteños, a cambio de mantener a un grupo de obsecuentes aliados políticos? O, por el contrario, ha resignado Kirchner el voto porteño para octubre y se ha decidido a apostarlo todo a la intención de voto del Interior? Encuestas preliminares ya exhiben que López Murphy vencería cómodo a Daniel Filmus en la elección para legisladores nacionales de Capital, que se desarrollarán el mismo día que las presidenciales. Persistir en la "campaña antiporteña" solo logrará incrementar esa brecha porcentual.
Falla el político promedio en comprender la mente del votante. El que vota solo quiere soluciones; en el paupérrimo estado que exhiben distritos como la Capital Federal, lo que menos atención concentra es el discurso político o el ataque ideológico. Los porteños quieren seguridad, detestan a los piqueteros y delincuentes y reclaman orden en el tránsito. En definitiva, que contraventores y marginales tengan su castigo y que este se haga efectivo. El Presidente y los Fernández parecen desdeñar los deseos del electorado y por momentos son presentados por los medios como los verdaderos enemigos de la Capital Federal -no sin razón-. Y allí hace su aparición Mauricio Macri para apuntar con el dedo hacia la Casa Rosada, al tiempo que dice : "desde allí no quieren darnos seguridad".
Con todos sus errores y su brumoso pasado, Macri acierta y sabe cuando poner el dedo en la llaga. Y Buenos Aires le cree.
Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Política