Cuatro años más de inseguridad, impunidad, inflación y sumisión a Venezuela y Hugo Chávez. La soberbia de Alberto Fernández
Triunfó, finalmente, la fórmula de Cristina Fernández Wilhelm y el mendocino Julio Cobos, aunque las elecciones presidenciales no estuvieron exentas de los vicios típicos que arrastra la maquinaria electoral del Partido Justicialista. Se observó también una notable escasez de boletas de los candidatos opositores Roberto Lavagna y Elisa Carrió. No obstante, a nadie escapa que la todavía Primera Dama deberá enfrentar un escenario político, social y económico que roza lo inmanejable.
21 de Julio de 2010
¿Ganó las elecciones Cristina Fernández o venció, a la postre, el desgano generalizado? Lo dice bien claro el periodista Christian Sanz cuando se pregunta, entre otras, cosas, por la notable escasez de simpatizantes celebrando la victoria de la esposa del Presidente Néstor Kirchner. Aclaró el gobierno que no existió fraude en las elecciones, mucho antes de que nadie lo denunciara. Y remarcó Sanz sobre la falta de boletas de Carrió y Lavagna en numerosas mesas, fenómeno que se observó a nivel nacional. Imperdible artículo el de Christian Sanz, titulado "Preguntas sin respuesta, ¿Ganó Cristina?" y que puede ser accedido desde el portal PeriodicoTribuna.com.ar.
El fenómeno de la falta de boletas de los candidatos a alcanzar el ballotage fue más que evidente. Todos conocemos relatos de amigos, familiares o conocidos que observaron la falta y hasta se toparon con la negativa de autoridades de mesa para reponer el faltante. "Yo no me puedo levantar de aquí", disparó un fiscal en una mesa visitada por amigos de El Ojo Digital. "¡Ud. debe traerse la boleta desde su casa!", dispararía otra autoridad de mesa en otra escuela de la Capital Federal, ante la mirada atónita de uno de nuestros colaboradores. La arquitectura, de acuerdo a fuentes, ya estaba creada : "el kirchnerismo apostó fuerte por el desinterés generalizado de la población. Lo que parece casual, en modo alguno lo es. Ante la falta de autoridades de mesa, el oficialismo se las arregló para insertar a último momento sus colaboradores y estos llegaron al colmo de llevarse pilones de boletas de los opositores. Esta operatoria, sumada a la inversión puramente electoral que se ha venido haciendo en La Matanza y otras localidades del conurbano, más la asistencia permanente de las organizaciones piqueteras de siempre, garantizaron que la segunda vuelta no fuera posible. Finalmente, los votantes, cansados de tanto afiche y palabrerío, en su mayoría ni siquiera reclamaban por las boletas : votaron a Cristina Fernández (la boleta más visible y más conocida de las que quedaban en el cuarto oscuro) para irse rápido de allí y retomar la jornada dominical que le había sido robada por los políticos."
El voto a Cristina ha sido un voto sin pasión ni prejuicio. Considerar que la Primera Dama se impuso en las elecciones por mérito propio, sólo da lugar a carcajadas. Extraña sociedad la argentina, que ha expresado en forma importante sus reparos a la corrupción y al desmadre económico con que finaliza el gobierno de Néstor Kirchner, pero que ahora -por desinterés- le deja servidas las riendas del poder a la mujer de aquel. Indudablemente -y aunque suene crudo-, esta elección ha sido definida por masas de votantes sin el menor dejo de educación cívica y con un vacío educativo importante, muchos de ellos del conurbano bonaerense y de las provincias del interior argentino. Esas mismas masas que son mantenidas adrede en la ignorancia y en la necesidad por los aparatos políticos de costumbre que los mastican y luego los escupen. Lo ha hecho el PJ un sinnúmero de veces y hoy lo ha vuelto a hacer, disfrazado de un inexistente Frente para la Victoria. En esto consiste básicamente la "patria justicialista", la "patria piquetera" : en la explotación de la persona humilde para la consecución de objetivos económicos y de poder. Esta gente no lo sabe, pero con su actitud sumisa para con los punteros, solo está garantizando la eternidad de su decadencia. Cristina Fernández Wilhelm no solo no dedicará un segundo a la solución de sus problemas : los incrementará. No se puede esperar otra cosa de una candidata que está más preocupada por las arrugas de su frente que por el bienestar de la sociedad. El voto electrónico difícilmente termine implementándose en la Argentina. Sus críticos son siempre los primeros en beneficiarse del sistema corrupto que impera en este otrora gran país.
En cuanto al resto de la sociedad, debe decirse que, con raras excepciones, los argentinos seguimos sin aprender a votar. Siendo la queja el deporte nacional, llama la atención cómo esta y las charlas de café entre amigos que intentan solucionar los problemas del país, se disocian tanto del sufragio. "Voté a cualquiera, total, ya me quería ir de ahí". Quienes han puesto su voto por Cristina Fernández, ya sea por apuro o por las razones que fueran, deben comenzar a considerar que, con ese simple acto, han dado una cuota de apoyo a la inseguridad que todos los días destruye familias enteras y que la televisión repite con inusitada cadencia por estos momentos. El voto ha Cristina convalida el maltrato y el ninguneo que la Administración Kirchner ha proyectado sobre las víctimas de delitos violentos, en el nombre de los derechos humanos de los delincuentes. El voto a Cristina convalida la monumental estafa de los cientos de millones de dólares que el kirchnerismo santacruceño remitió al exterior y que jamás hizo retornar. El voto cristinista garantiza que la corrupción del gobierno que se termina, junto con sus protagonistas, jamás será puesta en tela de juicio. Referentes polémicos de la talla de Luis D Elía, Julio de Vido, Ricardo Jaime, Felisa Miceli y su bolsa de dinero, Aníbal Fernández -figura decorativa en el tema de la inseguridad, si las hay-, y otros tantos, jamás serán investigados. Casos como el que involucró a importantes funcionarios del gobierno con la empresa sueca Skanska, pasarán rápidamente al olvido. Ignotos piqueteros en busca de publicidad intentarán, queriendo emular a D Elía, destruir comisarías de la Policía Federal, bloquear empresas o simplemente querrán aportar descontrol al orden público. Episodios en donde muy probablemente volverán los palos y las capuchas.
En el orden internacional, el voto a la Primera Dama no deja de convalidar la relación con el nuevo dictador venezolano, Hugo Chávez Frías, de comprobada relación con la guerrilla de las FARC y cuya "revolución bolivariana" amenaza seriamente la democracia en el subcontinente. Chávez terminará por quedarse con gran parte de la torta del negocio petrolero argentino, a la vez que continuará financiando a personajes siniestros de mirada torba y que gustarían de derribar a cualquiera que se acomode en el sillón de Rivadavia. Después de todo, la Argentina continúa siendo envidiada, desde las sombras, no solo por poderes lejanos sino también por los vecinos. A este respecto, Chávez no es sino un adelantado, un verdadero pionero que le ha ganado la partida a chinos, estadounidenses y británicos. Muchos se han burlado de los análisis que el Coronel Seineldín publicara hace más de diez años. Por estas horas, los críticos no hacen sino darle la razón.
Para Cristina Fernández Wilhelm, el apoyo de Hugo Chávez será más importante de lo que ha sido para Néstor Carlos Kirchner, pero mayormente a nivel económico. Como ya lo hemos destacado en artículos anteriores, la primera dificultad que deberá enfrentar Cristina serán los aumentos indiscriminados de precios, no importa que se trate de artículos de primera necesidad o combustibles sin plomo. Este tipo de naftas llegarán a tres pesos por litro para antes de las Fiestas, como ya está sucediendo en casi todo el interior. El desmadre está a la vuelta de la esquina, y amenaza con llevarse puesto el entusiasmo de unos pocos, ese grupo reducido de personas que se pasea por Balcarce 50, creyendo ingenuamente que su felicidad es la misma de toda la sociedad.
Hay que decirlo : el voto a Cristina también aprueba alzas desmesuradas de combustibles, alimentos, tarifas de electricidad, gas, teléfono y transporte. El dólar será empujado artificialmente hasta los $3,40 por unidad, y el propio mercado se encargará de llevarlo un poco más hacia arriba. En los últimos días, el Banco Central ha debido liquidar reservas verdes pues la presión sobre el dólar se incrementa, como en las peores épocas de la Argentina. Mientras el resto del mundo utiliza el dólar para empapelar paredes y acumula euros, en la Argentina sucede exactamente lo opuesto. Las señales son preocupantes pero solo la porción de la sociedad argentina que reside en áreas urbanas -y que vapuleó a Cristina en Córdoba y la Capital Federal- adquiere verdadera dimensión del problema.
El voto kirchnerista-cristinista también garantiza el buen vivir de sindicalistas como Hugo Moyano, que se divierten presionando a hipermercados y empresarios en general, a cambio de favores de toda forma y color.
Periodistas y empresarios se han sumado a la new wave Wilhelm, olvidando su responsabilidad social y arrojando los principios al basurero. Duele leer las nuevas columnas del otrora prestigioso Joaquín Morales Solá. Aunque no sorprende ver la manera en que el Grupo Clarín -con el único objetivo de garantizar jugosos negociados- se ha subido al tren del Frente para la Victoria. ¿El interés general y el bien común? Bien, gracias.
Inquilinos e interesados en visitar los bancos para obtener nuevos créditos serán los primeros en despotricar contra la victoria de la Primera Dama. Especialmente a partir de aquí, nadie deberá esperar créditos baratos y deberán postergar sus fantasías sobre la casa propia por cuatro años más.
Mientras tanto, el Jefe de Gabinete, Alberto Fernández, ha dado la primera muestra de lo que vendrá, calificando de "soberbios" a los ciudadanos de la Capital Federal, pues votan "como si vivieran en una isla" y rechazan al kirchnerismo. Tal vez el análisis que debió hacer el funcionario no debió ser tan complicado : a los porteños no se los puede atropellar con discursos populistas y de odio hacia el capital, las pymes y los negocios. Otro gran ejemplo lo han dado los cordobeses quienes, iluminados por el trago amargo del fraude electoral, supieron magnificar el valor de su voto. Los santafesinos intentaron hacer lo propio pero su esfuerzo no alcanzó, tachado con grueso marcador por el accionar que los punteros de siempre ejecutaron sobre las masas no pudientes, que en aquel bello distrito, siguen pesando.
Concluyendo, las posibilidades de que Cristina Fernández Wilhelm salga adelante con un milagro que se decida a poner orden sobre el desastre que deja su esposo, son escasas. Si se produjera, bienvenido será.
Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Política