Las acusaciones injustas a Elisa Carrió. Alberto Fernández y la "compra" de legisladores del ARI
Luego de las elecciones presidenciales del 28 de octubre, el Gobierno Nacional se dedicó a atacar a Elisa Carrió desde dos frentes, el primero con la intención de borocotear (adquirir) a algunos diputados del ARI.
21 de Julio de 2010
La tarea de la borocotización de legisladores ajenos está a cargo de la Diputada Lidia Naim, esposa del intendente de San Martín Ricardo Ivoskus, quien fuera reelecto y hace un año se pasó al Frente para la Victoria, habiendo integrado antes el ARI.
Naim es hija de los hermanos del mismo apellido, dirigentes de la UCR que dominaban la interna de ese partido y que estaban alineados con Ricardo Balbín y César García Puente.
A través de ese contacto, intentaron borocotear a Carlos Raimundi -quien también pertenece al tronco radical- con el argumento de que el gobierno kirchnerista es progresista.
Eduardo Macaluse y Marta Maffei son tentados actualmente por Hugo Yasky, secretario general de la CTA y ex secretario del gremio docente, al cual pertenecen Macaluse y Maffei. El tiempo dirá si se pasan al oficialismo.
El otro argumento del gobierno apunta a las ganancias mensuales de Lilita Carrió. Ella demostró que gana 10 mil pesos, $6,000 como directora del instituto Anna Arendt y los otros 4 por donaciones de 4 diputados nacionales, entre los cuales se encuentra Adrián Pérez. Esta semana, dijo Carrió que a Arturo Illia los radicales le habían comprado una casa, algo que es cierto.
Hay que recordar que Hipólito Irigoyen, quien fuera dos veces Presidente de la República, murió muy pobre en su casa de la calle Brasil, su única propiedad. Marcelo Torcuato de Alvear -presidente entre 1922 y 1928- dilapidó tres herencias y falleció a fines de la década del 30, dejando solamente una mansión en San Isidro a su esposa portuguesa, la soprano Regina Pacini. El caso de Arturo Illia ya fue comentado y Ricardo Balbín -quien fue más de 20 años presidente del Comité Nacional de la UCR- atendía en un piso gigante en el edificio del café Tortoni, propiedad de su hermano Armando.
Balbín murió en la pobreza más absoluta; nunca trabajó, sino que lo hacía su hermano, quien lo mantuvo.
Alberto Fernández, ignorante supino y que viene cobrando en la administración pública desde 1986 hasta ahora, y que ostenta un patrimonio millonario, no puede comprender la honestidad dedicada a la política que caracterizó a Irigoyen, Alvear, Illia y Balbín.
Elisa Carrió, si bien todavía no está al nivel de los anteriores líderes radicales, proviene de esa historia de honestidad personal e intelectual en la cual se entiende que a los líderes hay que mantenerles un nivel de vida razonable como un alquiler de un departamento no muy grande y antiguo, la compra de libros y kilos de helado en Freddo, Volta y Pérsico.
A Carrió se la puede acusar de soberbia, de personalista, de armar estructuras donde ella es la figura principal, pero nadie en su sano juicio puede discutir su vasta cultura, su inteligencia y su honestidad.
Alberto Fernández es, desde hace 25 años, profesor de derecho penal, por lo cual debería conocer muy bien los capítulos del Código Penal dedicados a los delitos contra la administración pública.
Por Guillermo Cherasny, Brokersdata.tv