Mar del Plata, capital turística de la inseguridad y la basura. El mapa del delito marplatense y la connivencia entre policías y delincuentes. El desastre de Daniel Katz
Mar del Plata siempre es promocionada como la capital turística de la nación, especialmente para las temporadas veraniegas. Pero "La Feliz" es también un sitio peligroso donde punguistas, limpiavidrios, cuidacoches o "franelitas" y policías corruptos hacen de las suyas, como siempre, al amparo de las autoridades políticas salientes. La corrupción en las comisarías marplatenses y los "negociados" con los amigos de lo ajeno.
21 de Julio de 2010
Mar del Plata es conocida por la mayoría de los argentinos como el centro vacacional por excelencia, esa meta que está en el sueño de muchos y que se proyecta siempre sobre el horizonte del verano ideal de quienes han trabajado durante todo el año y que desean disfrutar de unas merecidas y bien ganadas vacaciones en la playa.
En los últimos diez años, "La Feliz" ha progresado enormemente, empujada en forma importante por el mismo boom inmobiliario que se vive en todo el país y también gracias a las inversiones destinadas al turismo. Lujosos hoteles, finos restaurantes y nuevos sitios para disfrutar la vida nocturna convergieron para configurar una suerte de renovada Mar del Plata. Todo ello ha jugado un rol preponderante a la hora de dejar atrás esa imagen "masiva" que siempre había caracterizado a la ciudad.
Pero Mar del Plata también esconde un lado oscuro y, como sucede con muchas ciudades argentinas, sufre el padecimiento de la inseguridad y la basura acumulada. La Feliz también se ha transformado en sinónimo de playas sucias y aguantadero circunstancial y permanente de punguistas, delincuentes comunes y peligrosos, cuidacoches o "trapitos" ("franelitas" les llaman aquí) y policías corruptos. Todo ello al amparo de la administración saliente del polémico intendente Daniel Katz, firme aliado del kirchnerismo.
Muchos dirán que el fenómeno de la inseguridad castiga a Mar del Plata exclusivamente en la temporada estival, pero ello sería faltar a la verdad. Durante todo el año, personajes marginales de toda forma y color se ensañan con los residentes locales, y hacen de las suyas con recalcitrante impunidad. Comenzando con el ejemplo de los cuidacoches y limpiavidrios, que en modo alguno han desaparecido, y que fueron desde siempre amparados por alcaldes de la talla de Elio Aprile y el denostado Daniel Katz. Por alguna razón, las sucesivas administraciones jamás se han preocupado por el problema, al tiempo que han colaborado para agravarlo. Los cuidacoches operan libremente en la zona céntrica de la ciudad, intimidan violentamente a automovilistas que se niegan a pagarles y, casi siempre, se ocupan de destruir los vehículos de aquellos que no dejan las monedas de rigor. Pero, lo que muchos marplatenses no comprenden, es por qué deben abonar el dinero necesario para el estacionamiento medido en la vía pública (que cobra el municipio) y al mismo tiempo se ven obligados a "colaborar" con las mafias de cuidacoches que pululan por el downtown marplatense. Para colmo, en cierta oportunidad, el municipio implementó una suerte de "blanqueo" para estos violentos, otorgándoles una credencial (algo similar a lo que intentó hacer Aníbal Ibarra en la Capital Federal). La explicación para este fenómeno tiene relación no solo con la pasividad comprobada de agentes de la Policía Bonaerense, sino con el simple hecho de que los uniformados participan del "negocio". Negocio que se observa jugoso durante todo el año y que incrementa sus dividendos en las temporadas veraniegas. A la postre, turistas y residentes padecen el cáncer que representan los "trapitos" por igual.
En el caso de las playas cercanas al centro, el flagelo podría calificarse de terminal. En su recorrida por la zona costera cercana al semiderruído Asilo Unzué, también conocida como Perla Norte , El Ojo Digital pudo presenciar como un grupo de furiosos dueños de vehículos recientemente destrozados increpaban a un "trapito". Al verse cercado, el oscuro personaje exhibió una importante cantidad de dinero que escondía entre su ropa. Profundizando, nuestro medio se hizo eco de declaraciones que explicaban en detalle la operación : los cuidacoches le señalan o "marcan" a los delincuentes, los vehículos de aquellas personas que bajan a las playas, para que puedan abrirlos y desvalijarlos sin apuro. Como contrapartida, los "franelitas" cobran una suculenta comisión. A posteriori, los policías a cargo de la custodia de la zona recaudan un porcentaje directo de los cuidacoches. El motivo es que la propia Policía tiene organizadas ciertas zonas liberadas para que los malvivientes trabajen a destajo, sin acoso. Quienquiera que visite las playas marplatenses comprobará la ausencia de agentes en donde trabajan los cuidacoches. La repartición a cargo de la custodia de la zona descripta es la Comisaría Distrital 1a. Mar del Plata, hoy a cargo del Capitán Darío Alberto Pérez.
Cuando se trata la espinosa cuestión del robo de autoestéreos, todos saben perfectamente cómo funciona el circuito : las radios robadas se comercializan casi siempre en la Galería 2001, en la calle Buenos Aires, en intersección con Belgrano y Rivadavia, frente al casino. Tenemos el relato de un conocido de nuestro medio -residente en Mar del Plata-, que adquirió un equipo de radio de última tecnología y que luego le fuera sustraído de su auto. Recorriendo la Galería, vio su misma unidad en venta por mil pesos. Debió "recomprarlo" dado que, para conseguir el mismo modelo, hubiera tenido que viajar nuevamente a Estados Unidos, de donde lo importó oportunamente. Estos locales bajo mención operan con un aceitado sistema de facturas apócrifas o "truchas" para intentar blanquear los objetos hurtados. Idéntico modus operandi utilizado en la calle Libertad, en la Ciudad de Buenos Aires, con los equipos de radio sustraídos.
Dado que los eventos que se describen en el presente artículo son bien conocidos por el marplatense promedio desde hace tiempo, cabe preguntarse si acaso el Capitán Pérez desconoce el escenario que tiene lugar bajo su comando. ¿Cómo no pensar que la Policía garantiza el "trabajo" de cuidacoches, ladrones y piratas del asfalto? ¿Y qué sucede con los sucesivos intendentes y funcionarios municipales? ¿Se ha preocupado alguno por lo que ha sucedido históricamente con la seguridad en Mar del Plata o han invertido su tiempo en cuidar de sus propios intereses?
Pero el problema de los "franelitas" y ladrones de autos trasciende al macro y microcentro marplatense. Los barrios de Los Troncos y Playa Grande son conocidos por los residentes como las áreas más peligrosas para dejar el automóvil estacionado, sin importar del horario de que se hable. Los cuidacoches de estas áreas de la ciudad no son tan violentos como los del centro, pero operan de forma más solapada : saludan cordialmente a los dueños de automóviles al llegar, pero también le marcan el camino a los ladrones de vehículos o de autoestéreos. Situaciones bizarras en las que el dueño del vehículo retorna, lo encuentra desvalijado y, sin la menor vergüenza, los franelitas se acercan para pedirles monedas por haberles "cuidado" el auto, son comunes.
En Los Troncos y Playa Grande, el concepto "zonas liberadas" también es vox pópuli. Lo mismo ocurre cuando se conversa sobre la connivencia entre cuidacoches y policías. Misteriosamente, la custodia policial desaparece de las cuadras de esta zona de la ciudad por las noches, para que los delincuentes puedan hacer de las suyas. Los marplatenses conocen bien de esta situación, por lo cual muchos de ellos se trasladan a estos barrios de a pie o en taxi para ahorrarse la preocupación de encontrar o no sus vehículos al regreso de cenar. Precisamente, porque ya han debido pagar por la "comodidad" de trasladarse sobre ruedas y haberse encontrado con sorpresas desagradables al finalizar la velada. En tren de apercibir a las autoridades policiales, sirve destacar que la comisaría que cumple funciones en estos barrios es la Comisaría Distrital 9ª. de Mar del Plata, hoy bajo la dirección del Capitán Víctor Alberto Monteiro, sita en la calle Almafuerte 752.
Vale la pena mencionar un par de dolorosas coincidencias con la inseguridad en la Capital Federal : en la zona céntrica de Mar del Plata, los denominados "motochorros" también operan con impunidad. Siempre al acecho, estos individuos se encuentran siempre a la espera de transeúntes desprevenidos que porten maletines o portafolios, que luego arrebatarán con violencia. El otro ilícito que no puede quedar sin referencia es el de las salideras bancarias, cuyo epicentro ha sido, históricamente, la zona céntrica de La Feliz. Los turistas deben saber que Mar del Plata no es el lugar ideal para realizar transacciones o importantes retiros de dinero de sucursales bancarias. Mucho menos en el centro de la ciudad. Normalmente, estos marginales operan en grupos de dos o tres personas, bajo el mismo sistema que se observa en otras ciudades del país. Quien hace de "campana" se ubica dentro del banco, haciéndose pasar por un cliente más, cuando en realidad, su tarea consiste en observar o "marcar" al objetivo. Una vez localizada la víctima, el delincuente abandona el edificio y alerta a sus secuaces por Handy o teléfono celular. Por lo general, otros dos malhechores esperarán al objetivo o víctima a bordo de una moto. Lo seguirán por no más de dos cuadras y luego darán el golpe. Todo termina en menos de un minuto. Sin embargo, y de acuerdo a lo investigado por El Ojo Digital, este método de salidera bancaria se ha exportado hacia los mejores barrios de Mar del Plata. Se han conocido casos de personas que han hecho retiros importantes de dinero o cobros de efectivo a partir de operaciones inmobiliarias, que luego fueron visitados en sus casas por delincuentes armados y encapuchados que solicitan a la víctima entregue el monto exacto retirado. Todo lo cual requiere, necesariamente, de una tarea previa de inteligencia y también de un "entregador" que trabaje en la sucursal bancaria donde se efectuó la operación. En estos casos, la participación de policías o retirados es más que plausible : es evidente. Ellos mismos se exhiben a partir de su proceder, métodos de comunicación, códigos, lenguaje técnico, etc. Es importante destacar, asimismo, que en numerosos casos, la propia víctima comenta detalles sobre las operaciones bancarias realizadas. Las personas mayores son los objetivos ideales de quienes cometen estos ilícitos pues son más manipulables psicológicamente y presentarán menor resistencia que víctimas de menor edad.
Ante este dantesco escenario de inseguridad, la respuesta de la Policía es siempre la misma : falta de recursos para atender la necesidad de los ciudadanos, en el caso de los delincuentes que violentan vehículos, y carencia del marco legal necesario para reprimir la actividad, cuando se habla de los "franelitas" o "trapitos". Pero los marplatenses saben que en su ciudad, la mayoría de las cosas funciona definitivamente mal. En los últimos años, muchos porteños han optado por radicarse en esta bella ciudad, ya sea para trabajar o para vivir sus días más tranquilos. Muchos coinciden en que la policía de la provincia de Buenos Aires es mucho menos confiable que la Policía Federal, que tiene a su cargo la vigilancia de las calles porteñas. La Policía Bonaerense genera demasiada desconfianza y el mecanismo de purgas implementado por el ex ministro León Arslanián claramente no ha sido suficiente. Y eso que el trabajo del ex funcionario costó a los bonaerenses unos dos millones de dólares aproximadamente, convenientemente depositados en las arcas del mencionado.
Otro problema relacionado con la falta de seguridad se refiere a los limpiavidrios, que también se ha transformado en endémico en Mar del Plata. La actividad está prohibida en la ciudad, pero ello no impide a muchos jóvenes hacerse de algunas monedas extra trapeando parabrisas ajenos sin consultar, e insultando o amedrentando a automovilistas (especialmente mujeres). Solo en este caso podría aceptarse la respuesta de las autoridades policiales en el sentido de que no se cuenta con personal suficiente para perseguir a los infractores. Pero, aún cuando se los sorprendiera in-fraganti, los uniformados no tienen el poder para detenerlos.
Finalmente, está la cuestión de la falta de higiene que sufre Mar del Plata. Escenario que empeora groseramente al llegar el verano. Mar del Plata también es la capital turística de la basura acumulada. Incontables kilos de basura se acumulan en todas las esquinas del siniestro centro marplatense, aunque este problema también alcanza a las playas. Los balnearios de La Feliz están hoy más sucios que nunca, obviamente por la cantidad de personas que no tienen el hábito de recoger y llevarse sus propios desperdicios, pero también gracias a la inacción del municipio marplatense, que ha suspendido la limpieza de las playas por tiempo indeterminado. Hoy, no se observa personal que haga el antiguo "peinado" de la arena para levantar la basura. Esta se va acumulando, día tras día. Por lo pronto, nadie comprende la decisión de la Municipalidad de suspender las acciones de limpieza de los balnearios. Los barrios sufren también este problema, y tal vez el sitio ideal para comprobar esta falta de higiene sea la terminal de ómnibus, que, para completar el negro panorama, se encuentra también saturada de punguistas y cuidacoches de actitud agresiva y mirada torba. Todo un vistazo rápido al infierno.
En "La Feliz", la mayoría de los residentes culpa del desastre generalizado al ex intendente Daniel Katz, cuyo aliado político Sergio Fares recientemente perdiera las elecciones a manos de Gustavo Pulti, de Acción Marplatense. Katz se caracterizó por una pasividad pocas veces vista en un funcionario municipal, y su trabajo estuvo siempre respaldado por el ex presidente Néstor Carlos Kirchner, quien le remitió prácticamente todas las partidas necesarias requeridas. Katz no solo se benefició de los dineros de los gobiernos provinciales, sino que, increíblemente, dejó la ciudad con un déficit impresionante sobre el que Pulti no ha dejado de hacer mención. La única vez que se realizaron obras importantes de infraestructura en Mar del Plata en los últimos veinte años fue en ocasión de los Juegos Panamericanos de 1995 y luego en la reciente Cumbre de las Américas de Mar del Plata, que los residentes locales sufrieron a partir de la violencia y los destrozos. Y, vale destacar, los fondos en esta última ocasión fueron derivados por el Gobierno Nacional y solo sirvieron para embellecer la ciudad. Millones de pesos quedaron como excedente de aquellas partidas, y Katz destacó que el sobrante dinerario sería almacenado para futuras obras. Pero esas obras jamás vieron la luz. Del excedente nunca se volvió a saber. El ex intendente kirchnerista también dejó un tendal de proyectos sin iniciar, como ser, la nueva terminal de ómnibus -que se hubiera acoplado con la estación de trenes local- y que los marplatenses recuerdan risueñamente como "el proyecto de la estación Ferro-automotor". Otra iniciativa cajoneada por Katz es el del emisario submarino.
Mientras tanto, el propio Gustavo Pulti, intendente electo, se refirió en varias oportunidades a los 27 procesos que hay en el fuero penal económico y que pesan -cual Espada de Damocles- sobre la saliente administración Katz. "Katz entregó mucho dinero a amigos y conocidos; dinero público", destacó Pulti en la víspera de las elecciones locales, que coincidieron con las presidenciales del 28 de octubre. Pero pocos dirán que Daniel Katz utilizaba a la popular casa de cambios local "La Moneta" (del reconocido contador local Daniel Fumaroni) para triangular dinero negro o derivado de coimas hacia una cuenta que posee en Gibraltar, el territorio británico en disputa con España y que es mundialmente conocido como centro para lavar dinero de corrupción política, narcotráfico, venta de armas y todo tipo de actividades ilícitas. Información a la que El Ojo Digital pudo acceder en exclusiva. Evidentemente, para algunos, las islas Caimán han pasado de moda.
Aunque esto ya es parte de una investigación más profunda, debe decirse también de Mar del Plata que es la ciudad que muchos han elegido para montar imperios clandestinos, muchos de ellos relacionados con el tráfico de drogas a gran escala. Este negocio casi siempre involucra a importantes nombres de la industria pesquera (recordar Operación Langostino), que luego construyen lujosos palacios en los barrios más tradicionales de la ciudad y que, sugestivamente, jamás sufren del acoso de las autoridades policiales. En Mar del Plata, recientemente se han instalado misteriosos ciudadanos colombianos que se encuentran desarrollando importantes negocios inmobiliarios. Su refinado acento caribeño destaca sobremanera en los bellos parajes marplatenses. ¿La explicación para estos negocios? Mar del Plata goza de una ubicación geográfica estratégica y su puerto es la entrada-salida obligada de muchas mercaderías (particularmente pescados) hacia Europa. Aquí se ha detectado la llegada de importantes cargamentos de precursores químicos como acetona y tolueno, materia prima y piedra basal para la síntesis de narcóticos.
Concluyendo, Mar del Plata es el centro veraniego argentino más deseado, pero a la vez esconde demasiados secretos. Frente al grave problema de la falta de seguridad, cabe preguntarse si la gestión del intendente electo Gustavo Pulti podrá estar a la altura de las circunstancias y brindar soluciones concretas a los residentes locales, históricamente abandonados por sus líderes comunales. Las respuestas solo llegarán a partir de una acción combinada del municipio con el Gobernador Daniel Scioli, su Ministro de Seguridad Carlos Stornelli, con el foco puesto en el accionar de las fuerzas policiales locales.
Por Sergio Fuks, para El Ojo Digital Sociedad.
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